Tesis de Grado de Magister - LA FILOSOFIA DE SIMON RODRIGUEZ - Capitulo I,
Capítulo
I
Papel
que Asigna Simón Rodríguez a La Infancia en su Proyecto Republicano
Este capítulo se desarrolla en tres
puntos, el primero relacionado con la idea de infancia en Simón Rodríguez, en
el cual se explora la definición histórica y actual de la infancia, así como lo
relacionado con su educación, formación como ciudadanos, la visión futurista
del proyecto de república y las ideas de la ilustración.
Seguidamente, en el segundo punto se
estudia la idea de república en la filosofía de Simón Rodríguez, revisando los
diferentes modelos de república y los diversos autores contemporáneos o
antiguos que pudieron haber influido en el mismo.
Finalmente en el tercer punto se
exploran las diferentes fases o etapas que componen el proyecto republicano del
autor bajo estudio, postulándose la existencia de una primera etapa en la cual
se instalaría un gobierno provisional vitalicio y hereditario, mientras se
crean las condiciones para la instalación definitiva de la sociedad
republicana; luego una segunda fase, donde estaría vigente la primera fase ya
instalada, cuyo objetivo sería llevar a cabo el plan de educación popular para
la formación de ciudadanos, sin los cuales sería imposible instalar la
definitiva sociedad republicana; luego, en la tercera etapa de la república se
instalaría la definitiva sociedad republicana, con los ciudadanos ya formados
en la fase anterior.
1.
La
Idea de Infancia en Simón Rodríguez
En este primer punto se abordan
primero que todo las ideas introductorias acerca de la definición histórica y
teórica de la niñez, así coma la manera en la cual las costumbres han afectado
las ideas acerca de la niñez, los conceptos actuales de niñez y crianza, la
educación en relación a la educación de la niñez y la formación de ciudadanos y
el concepto general de república y lo que Rodríguez concibe como tal.
Luego se analiza la idea de la
formación de niños como futuros ciudadanos republicanos, a partir de su
asilamiento respecto de las costumbres ya arraigadas en la sociedad, para crear
la oportunidad de formar las nuevas costumbres sociales requeridas en la futura
república; se analiza el problema ético de dar formación política a la niñez en
una edad en la cual aún pudieran no tener capacidad para entender tales ideas,
resultando el posible riesgo de exponerlos simplemente a una ideologización
respecto a las ideas que más convengan a quienes lleven las riendas del estado
en ese momento.
Seguidamente se presenta la idea de
visión futurista de la filosofía de Simón Rodríguez, en la cual se exponen los
conceptos de infancia de la sociedad y del ser humano, la forma cómo las
teorías de la ilustración planteaban la salida del estado de infancia social, y
cómo Simón Rodríguez planteaba la salida
de dicho estado de infancia social a partir del estado de infancia del ser
humano, usando como medio idóneo a la educación.
Ideas
introductorias.
En esta parte se exploran de manera
inicial algunos conceptos e ideas básicas que se manejan a lo largo del
trabajo, y que en cada oportunidad se ampliarán o ajustarán de acuerdo a las
circunstancias concretas y según lo que se deduzca de lo expuesto por el autor
investigado o los diversos autores con los cuales se amplíe o contrasten dichas
ideas.
En ese sentido, se exponen a
continuación las ideas previas acerca de la infancia y niñez desde el punto de
vista histórico, las costumbres, los conceptos actuales de niñez y crianza, la
educación, formación de ciudadanos y la idea de república.
Definición de infancia y
niñez.
En este trabajo se parte de la idea
de que Simón Rodríguez asigna una importancia privilegiada a la etapa infantil
del desarrollo humano para llevar adelante su proyecto de República en las
naciones recién independizadas del dominio colonial español, a partir de la
crianza y educación de la niñez para la formación de los ciudadanos que se
requieren para constituir las nuevas repúblicas.
En ese sentido, es
necesario definir de entrada la idea general acerca de la niñez o infancia, a los fines de tener
claridad acerca del grupo social al cual se refería el autor bajo estudio; es así
que la infancia se concibe como una de las etapas del desarrollo del ser humano,
y al respecto dice el mismo Simón Rodríguez:
La Vida tiene 4 Épocas, o Paradas,
La Infantil, la Juvenil, la Viril i la Senil
I en todas hay motivos de la Sociabilidad.
(Csj Amg, OCSR, T2, 54)
La Infancia y la
Puericia, hacen la cuarta parte de la VIDA:
Perdida ésta, o mal
empleada,
tendrá, el que quiera
instruirse, con Perfección,
que detenerse, en la
juventud, a hacer estudios de Niño.
¡Cuántos, en sí mismos,
son una prueba de esta observación!
(Csj Amg, OCSR, T2, 15).
Esta etapa de
infancia puede variar en su duración de acuerdo a diferentes autores y de acuerdo
a diferentes puntos de vista[1];
así mismo, es necesario destacar que históricamente tampoco se ha considerado
esta etapa del ser humano de manera homogénea
en diferentes épocas y lugares[2], por lo que
resulta un concepto complejo y en consecuencia es necesario estudiar un poco
estas diferentes concepciones de la infancia antes de entrar al desarrollo
propio de este trabajo.
En torno a este
tema, Philippe Ariés[3]
investigó la historia de la niñez
durante el Antiguo Régimen o período
previo a la Revolución Francesa, y de su lectura se infiere que hasta
determinado momento histórico no existió una percepción de los niños como
tales, sino que eran concebidos como adultos en pequeño, y así se les trataba,
casi sin ninguna diferencia respecto a los adultos; este autor concluye
que no había una forma de diferenciar a
los niños por sus vestimentas, pues mediante el estudio de obras de arte
pictóricas de diferentes épocas,
determinó que siempre aparecían los niños vestidos igual que los adultos y
apenas se diferenciaban por su tamaño,
hasta que comenzaron a aparecer con vestimenta diferente y apropiada a
su edad a partir del siglo XVII.
Por otra parte, de
la lectura de Caldeiro se infiere que es a partir de la modernidad
cuando se construye el concepto de niño y comienza efectivamente a
diferenciarse la niñez del resto de los adultos[4]; en consecuencia, se concibe que es a
alrededor de los siglos XV y XVI cuando se inicia dicho proceso, considerando a
los niños como seres con diferente percepción y comprensión de las cosas y con
necesidades materiales y emocionales distintas respecto a los adultos.
Las Costumbres.
En virtud de lo planteado en el punto anterior, se toma en cuenta la
propuesta de clasificación histórica de la niñez realizada por Lloyd De Mause[5],
quien realiza un
exhaustivo análisis acerca de la forma de trato a la niñez a lo largo de la
historia aplicando su método psico - histórico, y acerca del
mismo la investigadora mexicana Zoila Zantiago, expresa:
… estipula que la fuerza
central del cambio histórico de la infancia no es la tecnología ni la economía,
sino los cambios psicogénicos de la personalidad resultado de las interacciones
entre padres e hijos… Está teoría psicogénica es importante porque plantea que
las características de la sociedad en cierta época son el resultado de este
acercamiento (padres e hijos), que ciertas costumbres prevalecerán si se
continúan transmitiendo de generación a generación o, en todo caso, pueden
desaparecer si dejan de transmitirse…[6]
Este enfoque hace notar la importancia
de la transmisión de costumbres de una generación a la siguiente en el
desarrollo de la niñez, lo cual se concreta en los seres humanos de forma
individual y en la sociedad en general, y así mismo lo destaca Simón Rodríguez en
su propuesta de “Gobierno Etolójico”, en los siguientes términos:
La fuerza de la
COSTUMBRE, se ha comparado… mui bien… con la fuerza de un Torrente. Ambas,
arrastran lo que encuentran, i vuelcan lo que se les opone.
La vida no es más que
hábitos y costumbres:
los hábitos dominan el
CUERPO, y las costumbre la MENTE.
Todos los movimientos,
todos los actos, vienen a ser… con el tiempo…
INSTINTIVOS.
I la prueba del
número… incontestable,
al “TODOS LO HACEN” no
hay razón que resista.
No obstante,
como NADA es CONSTANTE,
en el mundo sino la VARIACIÓN,
puede esperarse, de
ella, una MUDANZA favorable a la vida SOCIAL,
entendiéndose sobre todo
el modo de proceder, para conseguirla.
Si los hombres fueran
ETERNOS,
(como TODOS lo quisieran…
y YO el primero)
sus costumbres serían
invariables.
PERO,
UNOS MUEREN Y OTROS
NACEN
i los que NACEN no traen
COSTUMBRES.
Empiécese con ellos, a
hacer UNAS, DIFERENTES…
de las que dominaban a
sus Abuelos,
i de las que dominan a
sus Padres
[…] … No habrá jamás!
verdadera Sociedad, sin
Educación Social,
ni
Autoridad constante, sin
Costumbres Liberales… [7]
El Gobierno ha de ser
ETOLÓJICO
Y el Jefe……….ETNARCA. [8]
Como se puede apreciar, al examinar
con detenimiento la propuesta de Rodríguez
se consigue concordancia entre el planteamiento hecho por De Mause
acerca de la importancia de la transmisión de costumbres. En ese sentido, el
“Gobierno Etolójico” se refiere a aquel que gobierna sobre las costumbres de
sus súbditos, y que, por el contrario, no es gobernado por ellas[9].
Al respecto hay que aclarar que en la actualidad la etología como ciencia se refiere al estudio de las costumbres en los
animales y en los seres humanos, que pueden influir sobre su comportamiento y
su conducta, y la posibilidad de que dicho comportamiento pueda ser heredado[10]
[11].
Sin embargo, resulta que esta última
afirmación de que el comportamiento podía ser heredado parece ser negado por
Rodríguez, pues, como se verá más adelante, concebía que la mente del niño
venía al mundo como una página en blanco[12],
tal como a su vez lo concebía Locke[13].
Por otra parte, expresaba Rodríguez acerca del gobierno “etolójico”:
Un Gobierno Etolójico,
esto es, fundado en las costumbres.
En él serán felices todos los que sean capaces de seguir un nuevo plan de
vida. Los niños lo pueden. Los jóvenes… lo quieren. Los hombres… lo desean.
Y algunos viejos… lo adoptarán por conveniencia, como adoptan las modas de sus
biznietos, cuando las hayan más cómodas que las de su tiempo… ¿por qué no habrá
viejos verdes en política como los hay en amores?...[14]
(Subrayado añadido).
Por lo tanto, este gobierno se
constituye en el formador de nuevas costumbres en la sociedad para llevar
adelante un nuevo plan de vida, en el que todas las personas serán felices al
seguir el nuevo plan, o al menos así lo creía Rodríguez.
En consecuencia, todo el objeto de la
filosofía rodriguista consiste en la reforma de las costumbres sociales, o más
bien, la formación de nuevas costumbres, y para lograrlo postula la posibilidad
de crearlas a partir de la educación de la niñez, aprovechando la certeza o
creencia de que la mente del niño viene en blanco al nacer, es decir, sin
costumbres, pero que se contamina rápidamente con las arraigadas costumbres y
opiniones sociales, por lo que para lograr el objetivo de formar las nuevas
costumbres se requiere de un gobierno especialmente creado para tales fines,
este es el gobierno etolójico, y de un líder o jefe que dirija el gobierno
con esa visión, y este sería el etnarca.
Conceptos actuales de
niñez y crianza.
Por otra parte, para conceptualizar a
la niñez en la actualidad, se tiende a utilizar la definición dada por la
Convención Internacional de Los Derechos del Niño (CIDN)[15], la cual establece en su
artículo uno que “… se entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho
años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya
alcanzado antes la mayoría de edad…”, resultando que en Venezuela este lapso
coincide con los dieciocho años de edad. Pero en realidad ésta es tan sólo una
de las posibles definiciones, como ya se ha visto.
Así mismo, para enfrentar la idea de
formación de la infancia, hay que tomar en cuenta no solamente la educación
formal en la escuela, sino también la “educación hogareña”[16], esta es la crianza, y se
refiere al ejercicio de determinadas responsabilidades
y deberes de parte de los padres sobre sus hijos, estando legalmente regulada
en la actualidad en Venezuela por la Ley Orgánica de Protección del Niño, Niña
y del Adolescente (LOPNNA)[17], en
su artículo 358, el cual dice que la crianza “… comprende el deber y derecho compartido, igual e
irrenunciable del padre y de la madre de amar, criar, formar, educar,
custodiar, vigilar, mantener y asistir material, moral y afectivamente a sus
hijos e hijas, así como la facultad de aplicar correctivos adecuados que no
vulneren su dignidad, derechos, garantías o desarrollo integral”. Lógicamente,
esto no ha sido siempre así, tal como lo exponen los ya citados autores De
Mause y San Román.
En consecuencia,
la educación hogareña o crianza consiste en la conducción de la vida del niño
por sus padres hasta la mayoría de edad, o educación
familiar, la cual en este trabajo hay que colocar frente a la educación social,
que se postula en la filosofía de Simón Rodríguez como parte de la educación
escolar de primeras letras, propiamente dicha, resultando que Rodríguez plantea
que tal educación familiar es contraria o contraproducente a la educación
social, pues con la primera se transmiten y reproducen las arraigadas
costumbres y opiniones, por, lo que plantea el aislamiento de los niños
respecto de la influencia dañina del entorno familiar y social durante la época
de su educación social, como ya lo veremos al estudiar el proyecto de “colonias
de niños” y el plan de educación popular.
La educación.
La educación propiamente dicha, según
diversos autores, tiene el papel de la formación de los saberes necesarios para
la supervivencia así como para la
realización y plenitud espiritual; tiene por ello la tarea de
proporcionar un mínimo de habilidades que
aseguren una capacitación laboral que permita abastecer las necesidades,
despertar interés y gusto por el conocimiento, desarrollar capacidad de
crítica, hacer contacto con las realizaciones culturales y morales de la
humanidad y saber apreciarlas, conformando así un humanismo en la educación que
pone las miras tanto en los fines individuales como en los sociales, tal como
lo concibe Jacques Maritain[18]
[19].
En ese sentido, Katya Calderón[20],
citando a Herbart[21],
afirma que la educación se fundamenta en la filosofía y la ciencia,
especialmente en la sicología, y sostiene que
“… la pedagogía, como ciencia, depende de la filosofía práctica y de la
psicología. Aquella muestra el fin de la educación; ésta el camino, los medios
y los obstáculos. Antología de Herbart; 1946:26”; de esa manera la educación
estaría dedicada a la formación tanto de
los adolescentes como de la primera infancia; afirma la autora consultada que su
propuesta fue concebida en el ámbito de la educación particular y no en la
educación pública.
Destaca además la misma autora, que
Herbart criticó duramente la educación uniforme a niños muy desiguales moral e
intelectualmente en las escuelas públicas; entendió la educación como un
proceso de instrucción moral, donde el principal resultado es moldear los
deseos y la voluntad de las personas. No le interesó que la educación
fortaleciera la democracia ni la cultura política, su interés estaba en formar
personas y no tanto ciudadanos.
Por otro lado, el método educativo
utilitarista de John Dewey, según lo expresado por Westbrook[22],
consiste en variar las condiciones todo lo que sea posible, una por una (céteris páribus), y tomar nota de lo que
ocurre cuando se elimina cada una de las condiciones dadas. Así, un hecho
demasiado tosco y demasiado extenso para ser explicado como una totalidad, se
resuelve en un conjunto de hechos menores. Cada hecho menor se sobreentiende
porque manifiesta una conexión de causa y efecto. De allí parte su utilitarismo
y así fue planteado en su oportunidad por Locke en su obra sobre la educación,
que será comentada en el punto correspondiente de este trabajo.
Por otro lado, para Rodríguez la educación ´popular consistía en la
posibilidad de dar instrucción para
la formación de las habilidades laborales requeridas por la persona, y para la
formación de las nuevas costumbres requeridas para la creación de los nuevos
ciudadanos republicanos, dándole la doble connotación individual y social al
proceso educativo.
La formación de
ciudadanos.
Al postularse la educación como un
medio para la formación de ciudadanos, es necesario tener una idea acerca de
este último concepto; en ese sentido, la ciudadanía y formación de ciudadanos
es un concepto de la filosofía política que es abordado por diversos autores,
entre ellos Marshall[23],
citado por David Held, quien distingue tres etapas en la concepción de
ciudadanía, a saber, una
"ciudadanía civil" en el siglo XVIII, relacionada a la libertad y los
derechos de propiedad; una "ciudadanía política" propia del XIX,
ligada al derecho al voto y al derecho a la organización social y política; y,
en la última mitad de siglo XX, una "ciudadanía social", relacionada
con los sistemas educativos y el estado del bienestar. Por ello, ser ciudadano
de pleno derecho implica "… desde el derecho a un mínimo bienestar y
seguridad económica hasta el compartir al máximo el patrimonio social y a vivir
la vida de acuerdo con los estándares imperantes en la sociedad…"[24].
Ahora bien, etimológicamente hablando,
el término ciudadanía tiene su origen en el concepto de ciudad, ya
que ésta era la unidad política más importante en la antigüedad, pero con el
tiempo la unidad política pasó a ser el Estado y en la actualidad se refiere a
ciudadanos y ciudadanas respecto a un Estado, como por ejemplo ciudadanos venezolanos. En ese sentido,
ciudadano es la persona titular de derechos y obligaciones personalísimos e
inalienables reconocidos al resto de los ciudadanos, bajo el principio formal
de igualdad; pero no siempre a todas las personas se les ha reconocido esta
titularidad, resultando que en el transcurso
del tiempo ha ido cambiando la concepción de ciudadanía[25].
Así mismo, acerca de la formación de
ciudadanos expresa Castillo, J. lo siguiente:
En ello se establecen no
solo relaciones entre las personas, sino las formas de ver y de comprender la
realidad en la cual se vive, es por esto que de acuerdo con lo pensado por Giroux,
(1993. p. 36), citado por Sacristán J.G. (2001. p. 155), se puede plantear
que:
“A la educación
ciudadana se la debe entender como una forma de producción cultural. Es decir,
la formación de los ciudadanos ha de verse como un proceso ideológico por medio
del cual nos experimentamos a nosotros mismos, a la vez que experimentamos
nuestras relaciones con los demás y con el mundo, dentro de un sistema complejo
y con frecuencia contradictorio de representaciones e imágenes”... “La
ciudadanía democrática es un marco político de carácter educativo que hace
posible la educación en plenitud porque libera de trabas a las personas,
proporcionando el humus estimulante para la realización de sus posibilidades.
Son marcos para poder imaginar, proyectar y decidir lo que queremos ser”. [26]
Por su parte Oraisón y Pérez
expresan:
En el mandato
fundacional de la escuela de la modernidad, la idea de formación del ciudadano
se centró en una concepción conservadora en tanto proceso normalizador de
adaptación y reproducción de un orden social vigente, que era, al mismo tiempo,
funcional a la democracia representativa y la economía de mercado… Con el
advenimiento del modelo neoliberal… la educación deja de ser un derecho
destinado a compensar desventajas, para convertirse en un bien de consumo,
obtenido en niveles compatibles con el poder de compra de los clientes… parten
de una visión atomística de la sociedad, cuyos individuos son reconocidos a
partir de sus propios intereses que operan como el principio básico articulador
de toda organización humana…[27]
Se observa en estos autores que la
formación de ciudadanos pretende educar en valores que, por un lado, llevan a
la reproducción o perpetuación de un orden social vigente, independientemente
de la orientación política de dicho sistema; mientras que, por otro lado, se
pretende formar ciudadanos para su propia realización y hasta para una posible
transformación del sistema.
Es en la anterior perspectiva en la
cual se enmarca el concepto de formación de ciudadanos: por una, parte consiste
en educar para la reproducción del orden vigente, y por otra, para la
transformación de dicho orden; esta dicotomía produce enfrentamientos en
diferentes aspectos, lo cual es abordado en el desarrollo de esta
investigación.
En contraste con la anterior
concepción de la educación ciudadana, se presenta la tesis de educación popular
de Simón Rodríguez, la cual pudiéramos llamar una filosofía de las costumbres,
pues se plantea una completa renovación de las costumbres sociales con el fin
de formar a los ciudadanos, proponiendo a su vez una manera de lograrlo desde
el ejercicio del poder del estado.
La república.
Para comprender el papel que Simón
Rodríguez asigna a la infancia en su proyecto republicano, es necesario
explorar de manera introductoria lo que se concibe como República; en este
sentido, es clásico decir que dicho concepto viene del latín res pvblica, la cosa pública, que es un
sistema político que se fundamenta en el imperio de la ley y la igualdad ante
la ley como forma de frenar los posibles
abusos de las personas que tienen mayor poder, bien sea del gobierno o de las
mayorías[28]. Así
mismo, es necesario comprender que no es lo mismo República que Democracia,
pues se alude a principios distintos; la república es el gobierno de la ley,
mientras que democracia es el gobierno del pueblo, refiriéndose a soberanía
popular[29].
Resulta así, que una característica
fundamental de la Republica es la división de poderes, lo que ya estuvo propugnado
por Montesquieu en su obra El Espíritu de
las Leyes[30];
otras características que se han considerado aplicables a la República además
de la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos, es la responsabilidad de
los gobernantes por sus actos de gobierno y la publicidad de dichos actos, que
deben ser puestos a conocimiento del público para poder ser controlados.
En este aspecto es necesario
adelantar que la idea de República en Simón Rodríguez no concuerda exactamente
con las anteriores ideas, pues plantea su propio concepto de Sociedad
Republicana, y no simplemente República, lo que se estudiará en detalle en el
punto correspondiente.
Los
niños como futuros ciudadanos republicanos.
Simón Rodríguez postuló la necesidad de formar
ciudadanos republicanos a partir de los niños, pues con los viejos ya poco o
nada se puede hacer, debido a sus “arraigadas costumbres y opiniones”, por lo que recomendaba separar a los niños de
la influencia nociva de los viejos y formarlos en escuelas públicas con
maestros suficientemente preparados, o en colonias de niños, para que reciban “instrucción” acerca de los
oficios necesarios para la vida individual y “educación” para la vida ciudadana[31].
En ese sentido, sorprende la idea de utilizar a la
infancia para formar ciudadanos republicanos como base para fundar repúblicas,
debido a que es conocido el hecho de que en esta etapa los seres humanos
carecen de suficiente desarrollo biológico que les permita entender la validez
racional de las ideas en general, sino hasta alcanzar la adecuada capacidad de
abstracción, lo cual al parecer comienza a surgir en la edad de la adolescencia[32], y
esta idea ya era expuesta por Rousseau en su obra El Emilio, tal como se expondrá más adelante en este trabajo.
En ese orden de ideas, resultaría problemático en
particular exponer a los niños las ideas políticas de república, u otra idea similar
que se le parezca o se le oponga, pues se requiere para ello una capacidad de
abstracción racional, de la cual carecen los niños en esa etapa de la vida; así
mismo, les faltaría la capacidad de consentimiento para admitir como suyas
dichas ideas, o rechazarlas, y la voluntad propia para ponerlas en práctica, o
enfrentarlas.
De acuerdo a lo anterior, se evocaría un problema
ético al visualizar que se daría
“formación política” a un ser humano que todavía no tiene la capacidad
racional para tomar partido entre diferentes posturas políticas; se vislumbra
entonces la posibilidad de que al niño se le muestre y explique solamente el “proyecto
republicano” o el ideal político de
quienes tengan en ese momento el control de las instituciones educativas
del Estado, surgiendo el riesgo de que más bien ocurriera un “adoctrinamiento”
de la infancia en torno a un proyecto ideológico específico, tal como se puede
evidenciar de lo efectivamente ocurrido en diferentes épocas y lugares [33] [34] [35] [36]
[37].
Sin embargo, todas las dudas anteriores acerca del
posible adoctrinamiento de la niñez, deben confrontarse con la posibilidad de
que en la filosofía de Simón Rodríguez se practique, por el contrario, la idea
de formación de un ciudadano integral para el ejercicio de su propia visión del
mundo, que lo capacite para elegir en el momento adecuado de su desarrollo
individual entre el sostenimiento y desarrollo de las estructuras políticas ya
existentes o el cambio y transformación
de la sociedad en la que le toque vivir, según los propios ideales que haya
decidido seguir, de acuerdo a su propia racionalidad, voluntad, conciencia y
creencias.
En tal sentido, parece importante
contrastar las ideas preponderantes al respecto en la América Española del
Siglo XIX, así como las que caracterizaban el contexto europeo del iluminismo y
las del llamado Antiguo Régimen o época previa a la Revolución Francesa, tal
como lo refleja Phillippe Ariés, quien concluye que lo importante era la
docilidad, obediencia, control, corrección, sumisión, utilidad y disciplina[38], y así
mismo lo afirma Focault, de la siguiente forma:
Es dócil un cuerpo que
puede ser sometido, que puede ser utilizado, que puede ser trasformado y
perfeccionado. Los famosos autómatas, por su parte, no eran
únicamente una manera de
ilustrar el organismo;
eran también unos muñecos políticos, unos modelos
reducidos de poder: obsesión de Federico II, rey minucioso de maquinitas, de
regimientos bien adiestrados y de prolongados ejercicios…. Pero las disciplinas
han llegado a ser en
el trascurso de
los siglos XVII
y XVIII unas fórmulas generales de dominación.
Distintas de la esclavitud, puesto que no se fundan sobre una relación de apropiación
de los cuerpos, es incluso elegancia de
la disciplina prescindir
de esa relación costosa
y violenta obteniendo
efecto de utilidad
tan grande por
lo menos. Distintas también de la domesticidad, que es
una relación de dominación constante, global, masiva, no analítica, ilimitada,
y establecida bajo la forma de la voluntad singular del amo, su
"capricho".[39]
Con dichos métodos se pretendía
formar súbditos de una monarquía o de un imperio, mientras que para fundar una
república se requeriría, según Simón Rodríguez citado por Rosales, de un pueblo
socialmente virtuoso, pensador, que concilie los intereses particulares con el
interés general, que los individuos participen activamente en las cosas
públicas y formen parte del tejido social, con instrucción social, corporal,
técnica y científica, destinación a ejercicios útiles desde la infancia,
aspiración fundada a la propiedad y otras características de un pueblo
inexistente para esa época[40].
Por lo tanto, el papel de la infancia
para la filosofía de Simón Rodríguez, consistiría en servir de materia prima pura
y original para la formación de los futuros ciudadanos de la república mediante
la educación, tal como se puede deducir de las siguientes citas de las obras de
nuestro autor:
… no hay uno que ponga
los ojos en los niños pobres. No obstante, ¡en estos está la industria que
piden, la riqueza que desean, la milicia que necesitan, en una palabra… la
Patria! y a más, una cosa en que no piensan los hombres ilustrados… ¡EL HONOR QUE PODRÍAN HACER A SUS
CONOCIMIENTOS! [41]
“CONSIDEREN”
Que no tienen pueblo, y
que pueden formar uno muy bueno, con los Niños y con los Jóvenes que se pierden
en las calles… [42]
Es probable que nunca se
llegue a conocer exactamente el conjunto de agentes, acciones y circunstancias,
que hace estallar una misma epidemia en tal lugar y no en otro….ni el por qué los mismos remedios obran
eficazmente en unos casos, y pierden su eficacia en otros; PERO! No es así con
las Revoluciones: -se conoce la causa que es la ignorancia de unas cosas que
todos pueden saber distinguir –y se conoce el remedio que es la Instrucción
Social, dada en todas las épocas de la vida, especialmente en la primera. [43]
(Subrayado añadido).
Es
“la Instrucción Social, dada en todas las épocas de la vida, especialmente en
la primera”, una de las frases que nos hicieron pensar en el papel específico
dado por el filósofo caraqueño a la infancia en su proyecto de república: la
infancia es la portadora de la edad
privilegiada para el ejercicio de la instrucción social, en la cual se
pueden instaurar pacífica y progresivamente las nuevas costumbres requeridas
para fundar la república, y prevenir así la aparición de revoluciones cruentas.
Además, los niños contarían con la característica muy especial de que su mente
aún no estaría contaminada con las “arraigadas costumbres y opiniones”.
Arbolito, Tabla Rasa y
Pan de Cera.
son comparaciones tan
antiguas como bien hechas,
pero, los Padres, en
general
tuercen el Arbolito en
lugar de enderezarlo, o lo dejan crecer a su voluntad.
En la Tabla graban
Arabescos, i de la Cera hacen Mamarrachos. [44]
En
esta cita ya queda plasmado el criterio de “Tabla Rasa” o página en blanco que
representaba la niñez en la filosofía rodriguista; resulta de esta manera que
no todo estaba perdido para la república, pues, aunque no existieran pueblos
formados como ciudadanos, aunque todos los adultos estuvieran ya infectados de
las viejas costumbres y opiniones, esto no era así respecto de los niños que
venían naciendo, pues ellos vendrían con la mente en limpio. A pesar de lo
anterior, no es menos cierto que Rodríguez reconocía que los niños eran
rápidamente dañados por sus propios padres y la sociedad en general, al
infectarlos con las viejas costumbres y opiniones, las cuales califica de torceduras, arabescos y mamarrachos.
Pero
no ve solamente la enfermedad social antes descrita, sino que también medita
acerca del posible remedio:
… los niños se vacunan,
como se circuncidaba antiguamente…muy temprano: ¿por qué no se tiene igual
cuidado en injerirles la doctrina social; antes que recojan, en las calles, las
que exhalan los mercados y las tiendas? (Luc Vir, OCSR, T2, 126).
Efectivamente,
considera nuestro filósofo que el niño nace expuesto a la enfermedad que
infecta a su entorno social, y que son las calles, los mercados y las tiendas
donde el niño se “inficiona” del mal social llamado “arraigadas costumbres y
opiniones”, por lo que propone todo un plan preventivo y curativo de dicha
enfermedad desde su filosofía de las
costumbres.
Filosofía de las Costumbres.
¡He
aquí el remedio! Si el problema social estribaba en las arraigadas costumbres y
opiniones, la solución “lógica” se deducía del mismo problema, es decir, lo que
había que hacer era desarraigar, sacar de raíz, las costumbres y opiniones. Es
por ello que el problema es etológico, está simplemente basado en las
costumbres. Por lo tanto, su solución es terriblemente lógica: hay que cambiar
las costumbres.
Empiécese el Edificio
Social, por los CIMIENTOS!
no por el TECHO .. como
aconsejan los MAS:
los niños son las
PIEDRAS.
Es largo… dirán. MAS
LARGO es no verlo NUNCA EN PIÉ.
Al cabo de 10 años…
habría una nueva jeneración,
que haría frente a lo
que quedase…[45]
Para
Rodríguez no tiene sentido comenzar por cambiar las costumbres y opiniones a
quienes ya las tienen formadas, o más bien, deformadas; no ve la necesidad de
convencer y persuadir mediante la ilustración progresiva a los ciudadanos o
pueblos ya existentes, sino que él los considera simplemente inexistentes como
tales ciudadanos y como pueblos; estos individuos serían apenas un simple grupo
por agregación, en estado de perversión social por causa de su ya establecida
manera de pensar con base en el adagio de “cada uno para sí y Dios para todos”;
con esta clase de gente ya no valdría la pena hacer nada.
A
tales efectos, las personas maduras ya existentes serían como una especie de
manzanas dañadas, cuyo único aporte al resto de los frutos es ser la fuente de
contaminación que transmite el daño, y lo mejor sería apartarlos y quedarse
solamente con los no dañados, para formar a partir de ellos la nueva sociedad;
y estos individuos no dañados no son otros más que los niños aún no expuestos a
la maldad social de los adultos.
En la vida moral del
hombre, la sociedad es el útero y la infancia el feto. Descuidos y desarreglos
durante la gestación, causan abortos o producen enclenques, inútiles o
perjudiciales…
Si el tiempo que pierden
en hacer Torres de viento, y en echar leyes como coplas de repente, lo
emplearan en hacer, con los hijos de las monarquistas, hombres para la República,
en el corto tiempo de 10 años tendrían un Pueblo Republicano… esto es… un Pueblo
que sabría lo que es COSA PÚBLICA, un pueblo que ENTENDERÍA a su Gobierno.[46]
De los viejos nada nuevo
puede esperarse. De los hombres puede esperarse algo. De los jóvenes puede
esperarse mucho. De los Niños puede esperarse todo.
Quien los guíe piden los
niños. Quien los dirija piden los jóvenes. Que los toleren piden los hombres.
Que los sostengan piden los viejos. Dese gusto a todos que es justicia.
Búsquese medios, que es obligación.[47]
De esa manera, finalmente el problema
quedaba reducido a “buscar los medios” para guiar a los niños, y que los demás
siguieran a su gusto su rumbo hasta su final biológico, dirigiendo a unos, y
tolerando o sosteniendo a otros. En este escenario, se plantearía el problema
ético del uso de los medios para el logro de los fines: ¿Es válido utilizar
cualquier medio eficaz para el logro de los fines planteados? ¿Es válido
separar a los niños de su medio familiar y social natural, para intentar formar
artificialmente nuevas costumbres y opiniones a la medida del nuevo proyecto
republicano?
La respuesta de las anteriores
preguntas no forma parte de los objetivos de la presente investigación, pero
constituyen reflexiones válidas para la comprensión del papel asignado a la
infancia en el enfoque filosófico del autor bajo estudio. En este sentido, es
posible entender que, si no existiesen en la sociedad mentes en blanco,
descontaminadas de las arraigadas costumbres y opiniones, sería imposible
llevar adelante un proyecto etológico que pretendiera formar nuevas costumbres
a partir de cero, en el cortísimo lapso de diez años, y quizás solidificarlo en
definitiva a lo largo de varias generaciones.
De la lectura de las anteriores citas
es posible deducir sin muchas dudas el papel asignado por Simón Rodríguez a la
infancia: además de la conocida
comparación de “arbolito, tabla rasa y pan de cera”, que dan la idea de materia
prima original con la cual trabajar, o papel en blanco donde escribir, el mismo autor los compara con los “cimientos
o piedras” del edificio social, “el feto en el útero” de la vida moral de la
sociedad, y aquellos de los que “puede esperarse todo”; entonces, el papel de
la niñez en la filosofía de las costumbres planteada por Rodríguez es
fundamental, en el sentido de que constituyen el fundamento sobre el cual se
construirá todo su proyecto.
El problema ético en la
formación de la niñez.
Sin embargo, a pesar de haberse
dilucidado que los niños tienen un papel fundamental para la construcción del nuevo ciudadano
republicano, persiste por ahora la duda ya mencionada acerca de si esta formación
es éticamente factible, acorde con la idea de un ciudadano integral, que tienda
a desarrollar su propia capacidad para decidir por sí mismo su propia visión
del mundo; o si por el contrario esta formación tendería al adoctrinamiento o
imposición de una visión específica del mundo.
En ese sentido, se consigue que históricamente
han existido muchas diferencias acerca de cómo debe ser la educación de la
infancia en función de su papel en la sociedad, y se pudiera postular que tales
diferencias radican en que cada sistema político-social requiere de la
formación de una mentalidad específica en sus integrantes para poder subsistir.
Así, desde la Grecia Antigua hasta nuestros días han venido desarrollándose y
adaptándose diferentes formas de gobierno y organización social en el mundo
occidental, y también han variado y se han desarrollado los mecanismos para la
formación de los miembros de dichas sociedades.
De tal manera, Simón Rodríguez propone
la formación de ciudadanos republicanos a partir de la etapa humana de la
infancia, como una filosofía propia para el mundo americano recién
independizado del poder colonial español, utilizando la escuela de primeras
letras como la base necesaria de toda la formación del ser humano racional, tal
como se expresa en el siguiente texto, citado por Rosales:
¡Enseñen a los niños a ser
preguntones! Para que pidiendo el porqué, de lo que se les mande hacer, se
acostumbren a obedecer (…) a la razón, no a la autoridad, como los limitados,
ni a la costumbre, como los estúpidos. [48]
Se vislumbra en esta cita la
oposición de Rodríguez a la obediencia irracional y ciega a la que se sometía a
los niños de la época como algo normal, argumentando que ese trato los
convierte en “limitados y estúpidos”. Por otro lado, también aduce que “es
menester ser muy severos con los niños – es menester cultivar su razón,
haciéndoles aplicar su raciocinio a los asuntos sociales de su edad”[49], lo
que exigiría severidad en el uso de la razón, mas no en el uso de la violencia
o la autoridad.
En ese orden de ideas, postula
Rodríguez que “sólo la educación impone
obligaciones a la voluntad, estas obligaciones son las que llamamos hábitos, y
la ignorancia de los principios sociales, es la causa de todos los males que el
hombre se hace y hace a otros”, y afirma de seguidas que “en el sistema
Republicano la autoridad se forma en la educación porque educar es crear
voluntades, se desarrolla en las costumbres, que son efectos necesarios de la
educación, y vuelve a la educación, por la tendencia de los efectos a
reproducirse, la autoridad” [50].
Dicha propuesta de Rodríguez
contrasta con los métodos de educación que imperaban en su época, donde era
normal el uso del látigo y toda clase de castigos físicos como métodos de ejercicio de la autoridad,
tal como fue históricamente heredado a la cultura occidental de la agogé espartana[51]; en vez de ello, Simón
Rodríguez apeló a la autoridad de la educación para crear voluntades, crear
nuevas costumbres y hábitos, mediante el cultivo de la razón en los niños,
insistiendo reiteradamente que era con ellos con quienes se podía lograr el cambio
de hábitos y costumbres egoístas de la
mentalidad colonial, para crear el nuevo ciudadano republicano que fuese capaz
de someterse a sí mismo y equilibrar sus intereses individuales con el interés
general, sin el ejercicio de la violencia o de la fuerza.
Simón Rodríguez insiste en que es en
los niños donde se podían formar los nuevos hábitos y costumbres[52], mas no así en los adultos, quienes, por estar
ya acostumbrados y habituados a lo antiguo y conocido, se resisten y ven como
malas las nuevas ideas por el simple hecho de ser nuevas, lo cual se ha confirmado
de muchas maneras en el desarrollo de los nuevos conocimientos científicos[53] [54]. En
tales concepciones Simón Rodríguez parecía tener concordancia con las ideas
expresadas por Condorcet acerca de la formación del “hombre nuevo”[55],
por lo tanto, no estaba solitario el filósofo caraqueño en esta manera de
pensar, sino que tales conclusiones formaban del pensamiento de la modernidad,
en la cual se había formado. En ese sentido decía Rodríguez expresamente:
Si los hombres fueran
ETERNOS,
(como TODOS lo quisieran…
y YO el primero)
sus costumbres serían
invariables.
PERO,
UNOS MUEREN Y OTROS
NACEN
i los que NACEN no traen
COSTUMBRES.
Empiécese con ellos, a
hacer UNAS, DIFERENTES…
de las que dominaban a
sus Abuelos,
i de las que dominan a
sus Padres.[56]
Es evidente que Rodríguez colocaba el
corazón de su proyecto en la formación de los niños, pues en los adultos
estaban ya instaladas las viejas costumbres y la resistencia al cambio[57],
por lo que había que sembrar en los niños las nuevas ideas mediante la
educación ilustrada[58].
Por otro lado, desde los filósofos de
la antigua Grecia y Roma hasta nuestros días, la formación de los ciudadanos ha
formado parte de las cavilaciones de los filósofos y pensadores, tal como ya se
comentó en el caso de Esparta; así mismo, acerca de la educación en la antigua
Atenas expresa Abelardo De Paula Gómes:
Esa educación ofrecía
dos aspectos fundamentales:
a) Normas para el trabajo, instrucciones
claras para el hacer, para producir algo, lo que los griegos llamaban técne. En
sus expresiones más simples, la técne era realizada por los trabajadores
manuales, libres o esclavos.
b) El otro aspecto eran
las normas de vida, un saber que se comunicaba para ser vivenciado por el
hombre libre y si posible noble. Un saber que se llamaba teoría (Teórein =
Contemplar). Su objetivo era propiciar el pleno desarrollo del hombre libre y
su participación en la vida ciudadana. Se buscaba en la práctica, la formación
del ser humano bello y bueno (física y mentalmente), el hombre poseedor de la
areté, palabra de gran riqueza. (Fuerza, eficiencia, coraje, prudencia), que el
latín tradujo por virtus, virtud. Hombre bello y bueno (Kalós Kai agatós). Este
hombre libre y educado representa, para la cultura ateniense, la más bella obra
de arte. La dicotomía existente entre la educación para el trabajo manual, la
técne, y la teoría, saber intelectual, continúa hasta hoy, mutatis mutandis,
como un desafío a ser enfrentado en forma conveniente. [59]
Además de los mencionados enfoques
griegos, también en la antigua Roma[60] y en el cristianismo
primitivo existió preocupación por la formación de una “nueva creatura”, acorde
con las ideas cristianas[61] y
dicho proceso continuaría a lo largo de la edad media, renacimiento y
modernidad, hasta llegar a la época y lugar de existencia de Simón Rodríguez.
Para comprender la propuesta de
Rodríguez desde el punto de vista ético, resulta especialmente relevante el análisis
de las ideas modernas acerca de la formación de
repúblicas y sistemas de gobierno diferentes a las monarquías absolutas
imperantes hasta ese momento; en ese
sentido, resulta importante la relación con las ideas de Maquiavelo,
Montesquieu, Kant, Locke, Rousseau y Hobbes, entre otros, cuyo estudio permite
la comprensión de las ideas de la Iluminación o Ilustración en el entorno de la
época.
El enfoque anterior habría que
realizarlo desde las experiencias vividas en las transformaciones sociales
ocurridas en Francia, Inglaterra, España y sus respectivas colonias americanas,
pues fue precisamente en dicha época y lugares
en los cuales se formó y existió Simón Rodríguez; se debe destacar como
antecedente importante en esta parte, las investigaciones realizadas por
Rosario Hernández de Sánchez[62],
quien hace un extenso y laborioso análisis de la influencia de las ideas
modernas en la filosofía de Simón Rodríguez.
En este sentido, no resulta pacífico
el enfoque ético desde la visión de los diferentes autores influyentes en la
modernidad; por ejemplo, en la filosofía de Maquiavelo lo preponderante es que
El Príncipe o el Estado (la República en
este caso) estarían justificados de utilizar cualquier medio para el logro de
sus fines (en este caso el bien común y el interés general), y en consecuencia
no existiría ningún problema ético en la utilización de la niñez para el logro
de tales fines, a pesar de su falta de suficiente raciocinio.
Sin embargo, en la filosofía de Kant
puede resultar diferente, pues se requiere que ninguna de las acciones
emprendidas pueda causar daño a sí mismo o a los demás en general, según los
requisitos del imperativo categórico; así mismo, se consiguen diferencias en la
comparación de cada uno de los autores de la época, tales como en el
utilitarismo de Hume o en el liberalismo de Locke.
Siguiendo los
anteriores razonamientos, para comprender el enfoque ético seguido por Simón
Rodríguez en la educación de la infancia se toman en cuenta las ideas de
Rousseau en El Emilio [63],
donde propone o postula la forma de educar al ciudadano ideal, incluyendo
consejos de cómo educar a los niños, por lo que algunos autores han considerado
esta obra como el primer tratado de filosofía de la educación en el mundo
occidental; la misma contrasta con las ideas de Locke en su obra Algunos pensamientos sobre la educación,
la cual fue asimilada rápidamente por la sociedad, mientras que la de Rousseau
fue quemada en público, destacándose que la obra de Locke se dirigía a la formación de los caballeros miembros de las clases altas, en tanto que la de Rousseau pretendía formar buenos ciudadanos[64].
En ese sentido,
Rodríguez consideraba permisible que el niño fuese educado de manera aislada de
la influencia dañina del resto de la sociedad, en escuelas bajo la tutela del
estado o en colonias de niños, separados por lo tanto de la crianza en el hogar
y de la tutela de sus padres, con el fin de mantenerlos fuera de la influencia
de las arraigadas costumbres y opiniones, mientras se llevaba a cabo el plan
social de educación popular, con miras a formar ciudadanos para la futura
sociedad republicana. No resulta muy difícil sospechar la existencia en este enfoque
de la consigna de Nicolás Maquiavelo de que el fin justifica los medios, junto
con la de otros autores modernos, lo cual es estudiado en el punto
correspondiente de este trabajo.
Por otro lado, se
considera importante mencionar en este punto que en algunos sistemas políticos
posteriores a la época de Simón Rodríguez se llevaron a cabo ideas para la
formación de ciudadanos adaptados a las nuevas formas de gobierno,
especialmente en el siglo XX, algunas de ellas ya mencionadas en este trabajo;
así podemos conseguir experimentos de
formación de la niñez con fines relacionados al Estado, en el fascismo italiano
(la Opera Balilla)[65],
en el nacional socialismo alemán (las Juventudes Hitlerianas)[66],
en el socialismo o comunismo soviético (los Pioneros Leninistas)[67],
y otros similares, que pretendieron formar un “hombre nuevo” o
“superhombre”, mediante métodos que
hacen desconfiar de la eticidad de la aplicación de ideas políticas en la
educación de la niñez.
En comparación con el anterior punto
de vista, se puede afirmar que Simón Rodríguez aspiraba a un reinicio de la
sociedad, con un nuevo proyecto de república a partir de la infancia, lo cual
no podía hacerse con los viejos o adultos ya existentes, ya que las arraigadas
costumbres y opiniones les impedían adquirir una visión diferente de la que
venían arrastrando durante cientos de años de mentalidad monárquica y colonial.
Por ello, justificaba la enseñanza de los nuevos valores republicanos desde la
niñez, aunque en esa etapa los seres humanos aún no contaran con la
racionalidad suficiente para tener ideas políticas propias.
En ese sentido, reconocía el filósofo
caraqueño que nadie nace con costumbres y opiniones ya establecidas[68],
y que la forma de producir un ciudadano con una nueva mentalidad sería
solamente a través de personas que aún no tuvieran ni costumbres ni opiniones
arraigadas, que pudieran formarse desde el inicio de su vida con nuevas
costumbres sociales, y esto sólo era posible desde la etapa infantil de los
seres humanos.
Formación
de nuevos maestros republicanos.
La teórica posibilidad de formar a
los nuevos ciudadanos republicanos con nuevas costumbres sociales desde la
infancia, chocaba con el hecho de que quienes iban a formarlos eran a su vez personas
que ya estarían arraigados en la vieja mentalidad colonial, ya estaban educados
en las viejas costumbres y opiniones.
Este hecho se hacía más evidente
cuando se trataba de maestros de escuela sin ninguna preparación especial,
quienes asumían la educación de los niños en la escuela de primeras letras sin
estar formados para ello; aduce nuestro filósofo que éstos no eran sino
carpinteros, bodegueros, artesanos y de otras ocupaciones manuales que sólo
daban algún tipo de instrucción relacionada con algún oficio[69],
hasta cierta edad, y que repetían todas las costumbres y hábitos sin ningún razonamiento
nuevo. Cuando salían de estas “escuelas” ya los infantes tenían arraigadas las
viejas costumbres y opiniones.
Ese mismo proceso ocurriría con la
crianza en el hogar, los padres y demás familiares o miembros del entorno
hogareño se encargarían de sembrar constantemente en la nueva generación todas
las viejas costumbres y opiniones; todo estaba simplemente organizado para
repetirse, la infancia era la página en blanco en donde todos escribirían el
mismo libreto que ya conocían las generaciones anteriores, y así era estimulado
por las instituciones familiares, sociales y del Estado; no había aparente
escapatoria a este repetir y repetir de lo que ya existía en los hábitos,
costumbres y opiniones.
De esa forma, el papel tradicional de
la niñez no sería otro que recibir y repetir pasivamente el libreto que los
viejos escribían en su mente; a menos que se escribiera un nuevo libreto y que
existieran nuevos maestros que conocieran y enseñaran ese nuevo libreto[70];
y que los padres, adultos y ancianos dejaran de transmitir sus viejos contenidos;
que toda la sociedad dejara de escribir en la mente de los niños las viejas
costumbres y opiniones, para liquidarse a sí misma y producir un nuevo
ciudadano y una nueva sociedad republicana; y que los niños asumieran el papel
de la recepción, desarrollo y transmisión del nuevo libreto social para el
futuro.
La anterior era una tarea nada fácil,
compleja, desafiante, casi que imposible y utópica: ¿Cómo se podía formar
nuevos maestros libres de la mentalidad colonial anterior y con claridad en el
nuevo proyecto republicano, si los iba a formar la misma sociedad desde su
nacimiento? ¿Cómo hacer que los padres y demás familiares dejaran de influir en
la mentalidad de sus propios hijos? ¿Cómo hacer que toda la mentalidad colonial
aceptara auto liquidarse para producir una nueva mentalidad republicana? ¿Cómo
hacer que los miembros y dirigentes de la sociedad de entonces aceptaran
pacíficamente su proceso de auto destrucción?
Si dichas preguntas lograban resolverse satisfactoriamente, entonces
surgiría un nuevo papel para la infancia: cambiar todas las estructuras de la
familia, la sociedad y el Estado a partir del cambio de costumbres y opiniones,
que se generarían a través de la educación popular, formándose así los
ciudadanos que se requerían para las nuevas repúblicas.
Visión
futurista del proyecto de república.
Nada de lo que podía preverse para el
proyecto de república de Simón Rodríguez era aplicable a su momento, por el
simple hecho de que las incógnitas planteadas no estaban ni remotamente
resueltas. Sólo se podía hablar y escribir acerca de dichas ideas con el fin de
intentar abrirles paso hacia un futuro incierto, para la posibilidad de que en
algún momento fuese factible su aplicación.
Los Conocimientos son
PROPIEDAD PÚBLICA.
Puede renunciarla una
jeneración
pero no privar de ella a
las siguientes.
No lea; pero no oculte ni destruya.
Porque la casa no se me
humedezca, no debo obstruir el canal que lleva el agua a los vecinos –y a mí no
me toca decidir si el agua es buena o mala –ni si les hará bien o mal el
beberla. Dé V. su parecer… (a gritos
si quiere) me dirá el vecindario, pero déjela
correr.[71]
De tal manera, lo que parecía
importante para Simón Rodríguez en ese momento era que la sociedad “dejara
correr” sus ideas para que llegaran al futuro, aunque la sociedad del presente
se ofendiera y hasta se sintiera amenazada. En ese sentido, sólo se podía
hablar de ello corriendo el riesgo de que la sociedad y el estado imperantes se
le vinieran encima, pues tales ideas podían considerase como subversivas en
contra del estado de cosas establecido.
… unos
pueblos echados al mundo a granel por la Providencia […] Viviendo cada uno para
sí a costa del que se descuida […] Semejantes Pueblos, transformados de repente
¡¡en Repúblicas!! […] ¿Será juicioso emprender todo con ellos y nada con sus
hijos?... ¿Será razonable despreciar unos renuevos que están prometiendo fruto,
por cuidar troncos viejos que corren a su fin, y que entretanto estorban, contrarían e inficionan su descendencia con
su ejemplo? [72]
En tal sentido, el filósofo caraqueño
estaba consciente de estar hablando a pueblos con los cuales nada se podía
hacer, pero eran ellos los interlocutores con quienes les correspondería hablar
en ese momento, pero sólo lo hacía a manera de intermediarios para poder llegar
a sus verdaderos destinatarios.
El autor CAPTA LA VENIA
a la Sociedad presente para pasar a entenderse con la futura: ofreciéndose a pagar, por derecho de tránsito la PACIENCIA que le
pidan para oír ó leer el mal que quieran decir de su proyecto.[73]
En consecuencia, no escribía para
ellos, sino para sus hijos, con quienes en realidad quería entenderse, a
sabiendas de que tendría que sufrir algunas consecuencias, ese derecho de
tránsito o peaje que le impondría la sociedad por estar diciendo ideas
incómodas para ellos; pero lo cierto era que ni él quería escribir para ellos,
ni ellos querían escucharlo a él.
ESCRIBAMOS
PARA NUESTROS HIJOS
antes
de llegar al doloroso trance de
despedirnos
de ellos, y de nosotros mismos,
para
siempre. (…)
Se
complace el hombre sensible, figurándose
su
existencia proyectada en el interminable
espacio
de los tiempos = como se complace
en
ver, desde una altura, sucederse
los
valles, los bosques y los montes
más
allá de un horizonte sin fin.
IDEAS,
sin duda, y nada más que IDEAS;
pero
la vida espiritual se sostiene con ellas.[74]
Escribir para los hijos era el plan
del presente; nada que ver con los pueblos existentes, con ellos no era el
proyecto, sino con sus hijos, o los hijos de sus hijos; en definitiva, con el
futuro. El riesgo estaba en que los habitantes del presente le permitieran
escribir y transmitir sus ideas. El riesgo antes planteado fue lo que se le
vino encima a Simón Rodríguez, pues sus ideas no estaban siendo comprendidas ni
aceptadas en su momento y, en vez de captar adeptos o seguidores, parecía que
más bien sumaba detractores.
Sin embargo, el filósofo caraqueño
estaba convencido de la aplicabilidad de sus pensamientos en otros tiempos y otras
circunstancias, por ello reclamaba que se permitiera el fluir de sus ideas
hacia el futuro, tal como se debe permitir el flujo de las aguas de los ríos en
beneficio de todos los ribereños, sin represarlas en beneficio de alguno en
particular.
Para lograr el anterior objetivo confiaba
en que sus ideas llegarían hasta el futuro a través de la imprenta y que en
algún momento se implantarían mediante la educación popular para el progreso
social, tal como lo hacían las ideas de la modernidad y la ilustración en ese
momento en otros lugares del mundo, ideas que tanto influyeron en su propia
formación.
En ese sentido, cuando Rodríguez
escribió su obra Sociedades Americanas en
1828 una cosa que más le preocupaba era que quedara establecido que él
había sido el primero en escribir al respecto; lo importante no era tanto que
se leyera en ese momento, sino que cuando se leyeran esas ideas en el futuro se supiera que él había sido el
primero en hablar acerca de ellas.
… solo pido a mis
contemporáneos, una declaración, que me recomiende a la posteridad, como el
primero que propuso, en su tiempo, medios seguros de reformar las costumbres,
para evitar revoluciones… [75]
Es así que nuestro filósofo estaba
convencido de que en el presente muy poco o nada se podía hacer para llevar a
cabo sus ideas, por ello se postula en este trabajo que el autor estaba
intentando llegar al futuro, trabajaba para el futuro y escribía para el
futuro, aun cuando el presente se le viniera encima y estuviera en su contra;
veía que la puerta del futuro ante sus ojos eran la imprenta para la escritura
de sus ideas en el papel, y la infancia para intentar escribir en ella las
ideas que pudiera mediante la educación; ambas puertas las veía como medios
para llegar a las sociedades del futuro, no para obtener resultados en el presente.
… el proyecto de esta
obra SE DEDICA. A los que conocen ya la sociedad –a los que tienen costumbres
formadas para vivir bien bajo el
Gobierno monárquico en que nacieron…. Pero SE DIRIJE. A los que entran en una
sociedad que no conocen –a los que necesitan formar costumbres de otra especie,
para vivir bajo un Gobierno diferente del que tuvieron sus padres. La
jeneración que pasa debe leer esta obra para criticarla. La que empieza su
carrera, debe hacerse cargo del plan para ejecutarlo en calidad de ensayo.[76]
Estar convencido de que en el
presente nada se podía hacer sería algo muy duro de aceptar; sería una utopía en
ese momento y hasta podía ser utópico en el futuro; solo sueños personales que quizás
no existirían ni en ese momento ni nunca, en ninguna parte de la realidad,
sueño del cual quizás nunca logre despertar; resolver los gravísimos problemas
y conflictos sociales mediante la educación de la infancia, evitando así las
guerras y revoluciones sangrientas que hasta ese momento habían predominado, sólo
un sabio filósofo o un loco podían pensarlo. Pero jugó su apuesta a escribir sus
ideas en el presente adverso para intentar llegar a un futuro incierto, como
cualquier filósofo visionario, creyente de la iluminación y del progreso.
La novedad de estas
observaciones como la originalidad de pretender que no debe haber… POPULACHO en las REPÚBLICAS Hacen pasar al autor de
este tratado por LOCO
Déjeselo transmitir sus
LOCURAS a los Padres que están por nacer.
Ellos las leerán y juzgarán
lo que quieran sin preguntar quién lo escribió.
Los Padres actuales que
tengan ya su plan instruyan a sus hijos en él, y escríbanlo paraque no se les
olvide ponerlo en práctica, hagan mas
búrlense de los
desatinos del LOCO para que sus descendientes los desprecien.
Ellos harán lo que les
parezca…. Para ellos será, tal vez, CUERDO el loco
O
ni de LOCOS ni de
CUERDOS harán caso y harán
(como nosotros estamos haciendo)
lo que les dé su mui sobrada gana.[77]
La infancia de la sociedad y la infancia del ser
humano.
La infancia del ser humano parecía la
puerta de entrada al futuro, si se la educaba adecuadamente en los
conocimientos útiles, los valores y las virtudes requeridos para la formación
de los ciudadanos que hacían falta para el proyecto de república; pero a ello
se le oponía la infancia de la sociedad, tal como había sido promulgado por las
ideas de la modernidad y que magistralmente expuso Immanuel Kant en su artículo
sobre la Ilustración[78].
Así como el ser humano pasa por una
etapa infantil de la cual debe salir para convertirse en un adulto
desarrollado, de la misma forma la sociedad toda sufriría del paso por una etapa
de infancia donde dependería de personas notables, instituciones sociales o del
Estado para que les explicaran el cómo y el porqué de las cosas, sin tener que
razonar o pensar por sí mismos; la
sociedad toda se sometería a esos tutores, tal como un niño lo haría con sus
propios representantes, cuidadores o tutores;
por ejemplo, la sociedad toda estaría en una etapa de infancia profunda en la
época medieval, debido a que nadie podía pensar por sí mismo y actuar en
consecuencia, sino que requería de la constante orientación de la iglesia y del
Estado; así mismo, en la modernidad estarían en el proceso de salir de esa
infancia, aprendiendo a pensar por sí mismos, tal como lo diría Immanuel Kant
en su famoso artículo acerca de la ilustración, ya mencionado.
¡Sapere Aude!, grito de batalla de la Ilustración.
Esta fue la expresión utilizada por
Immanuel Kant en su artículo ¿Qué es la Ilustración?, el cual comienza con las
siguientes afirmaciones:
La ilustración es la
liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad
de servirse de su inteligencia sin la guía de otro. Esta incapacidad es
culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión
y valor para servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro. ¡Sapere aude!
¡Ten el valor de servirte de tu propia razón!: he aquí el lema de la
ilustración.
La pereza y la cobardía
son causa de que una tan gran parte de los hombres continúe a
gusto en su estado de
pupilo, a pesar de que hace tiempo la Naturaleza los liberó de ajena
tutela (naturaliter
majorennes); también lo son que se haga tan fácil para otros erigirse en
tutores. ¡Es tan cómodo
no estar emancipado! [79]
Se
hace visible en este artículo el estado de infancia en el que se encuentra la humanidad
por la comodidad de no servirse de su propia razón, sino, en vez de ello, estar
sometidos de manera culpable y voluntaria a la tutela y guía de otro a quien se
considera superior, y no por falta de inteligencia, sino por pereza y cobardía.
Dicha
situación a su vez haría que aparezcan tutores sociales, como el paternalismo
del Estado, o la cómoda moral que provee la iglesia que permite enfrentar la
vida sin tener que pensar demasiado en sus convicciones propias; seguir a
líderes mesiánicos que proveerían la liberación política o espiritual sin
demasiado compromiso personal; la comodidad de que otros piensen y actúen a
nombre de los pueblos en vez de que éstos lo hagan por sí mismos.
¡Piensa por ti mismo, utiliza tu
propia razón! Ese es el mensaje que la ilustración pretendió transmitir a la
sociedad como fórmula para la salida progresiva del estado de infancia social,
el progreso que llevaría a la futura emancipación de los falsos tutores. Ese es
el proyecto de la razón ilustrada según Kant, y se confía en la capacidad y
libertad de razonar para ir progresivamente logrando el avance social; de ese
modo ya no serían necesarios los tutores, los salvadores mesiánicos ni las
revoluciones, para resolver los grandes conflictos de la humanidad.
Siendo ello así, sólo faltaría saber cómo
la razón haría ese trabajo progresivo en una sociedad de mentalidad colonial y
servil como la formada durante varios siglos en la América española, por lo que
resulta plausible que Simón Rodríguez, al estar formado en la época y lugares
donde afloraron dichas ideas, tomara como válido el proyecto de la ilustración,
aunque adaptándolo a las necesidades de la americana española.
En consecuencia, dicho proyecto
ilustrado debía adaptarse a las circunstancias propias del clima y el suelo de
la región, tal como lo propugnaba otro de los destacados ilustrados de la
modernidad, Charles Louis de Secondat Barón de Montesquieu, en su obra El Espíritu de las Leyes[80].
De tal manera, Rodríguez concibió, como ya vimos, la salida de la infancia
social a partir de la formación de nuevas costumbres en la infancia de los
individuos, pero también planteó la existencia de una infancia social.
Yo solo soi, y solo para
mí. Son ideas de Niño.
El hombre que atraviesa
la vida con ellas, muere en la Infancia, aunque haya vivido cien años. Sin
moderar este sentimiento el hombre no es sociable… [81]
De
tal manera, la infancia social está constituida por el sentimiento egoísta e
individualista generalizado, lo cual debe moderarse para poder ser sociable o
adquirir la mayoridad social. No basta saber pensar por sí mismo, como lo
planteaba Kant, sino que además debía pensar socialmente, para salir de la
minoridad.
… unos pueblos echados
al mundo a granel por la Providencia […] Viviendo cada uno para sí a costa del
que se descuida […] Semejantes Pueblos, transformados de repente ¡¡en
Repúblicas!! […] ¿Será juicioso emprender todo con ellos y nada con sus
hijos?... ¿Será razonable despreciar unos renuevos que están prometiendo fruto,
por cuidar troncos viejos que corren a su fin, y que entretanto estorban,
contrarían e inficionan su descendencia con su ejemplo? [82]
Estos pueblos en bruto o a granel estaban en una fase
de minoridad social:
Los Pueblos están en la
minoridad –es menester hacerles bien sin consultarlos; pero no se les puede
declarar, sin injusticia, eternamente inhábiles para la Representación. Son
menores, no dementes, como los Reyes los consideran. [83]
En ese sentido, la consecuencia
política y filosófica planteada por Rodríguez suena tremendamente lógica,
racional y moderna: ¡es menester hacerles bien sin consultarlos! Son menores de
edad y como tales necesitan tutela, aunque no para siempre.
Esta afirmación ya perfila y da las
bases teóricas y prácticas para el proyecto de república: No hay que consultar
a los pueblos, sino educarlos en la infancia para transformarlos con miras al
futuro; ¿y mientras se educan qué tipo
de gobierno tendrán? ¿será algún tipo de democracia, monarquía, república,
anarquía, absolutismo? Esa no es la pregunta que se pretende responder en este
trabajo, pero tendremos que afrontarla, aunque sea de manera exploratoria, y lo
haremos más adelante al entrar a evaluar el proyecto de república, y será el
objeto del capítulo II de este trabajo.
La infancia del ser
humano como puerta de salida de la infancia social.
Siendo la infancia social el problema
que hay que superar, había que conseguir una salida a esa situación, y
Rodríguez consiguió esa salida a través de la infancia del individuo: educando
a los niños en los conocimientos sociales antes de que aprendan las arraigadas
costumbres y opiniones, se puede hacer madurar rápidamente a la nueva sociedad;
para ello hay que separar a los niños de los adultos en su proceso de formación,
para poder hacerlo rápido y hasta en una misma generación.
En ese sentido, los niños son el futuro
y el resto de la sociedad son el presente. El método al parecer consistiría en
separar el futuro del presente; e ir formando el futuro a medida que el
presente desaparece de manera natural, por su propia cuenta. Es “etolojía”
aplicada a la sociedad, formando a la niñez y desentendiéndose simplemente del
resto del populacho, bajo la premisa de que ese resto de la sociedad ya está
contaminado con las arraigadas costumbres y opiniones y sólo hay que dejarlo
estar allí de manera pasiva, y compasiva, mientras se forman los nuevos
ciudadanos activos del futuro.
As así que, de alguna manera, la
sociedad consentiría en separarse voluntariamente de sus niños para dedicarlos
a la construcción del futuro. ¿O
existiría la posibilidad de que ello ocurriera incluso sin la voluntad y consentimiento
de la sociedad? Esta es otra parte del problema ético que hemos venido
planteando desde el principio y que intentaremos explorar, aunque sea
brevemente al analizar el proyecto de república.
Entonces, la muerte natural del
presente, representado en la natural muerte biológica de los viejos miembros de
la sociedad actual, y la formación progresiva del futuro, representado en la
niñez, significarían una puerta de salida de la infancia social de manera
etológica, mediante la formación de nuevas costumbres en los niños; de esa
manera se eliminaría la ya conocida e indeseable puerta de las revoluciones,
tal como la cruel Revolución Francesa muy bien conocida por Rodríguez. Ese era
un punto primordial: progreso social sin revoluciones, mediante la educación
ilustrada de la infancia y muerte natural de la vieja sociedad. ¿Utopía?
2.
Idea
de República en Simón Rodríguez.
En este segundo punto del primer capítulo
se exponen dos sub - puntos, el primero relacionado con diferentes modelos de
gobierno previos a Simón Rodríguez, donde se explora la experiencia o conocimientos
de nuestro autor acerca de dichos sistemas de gobierno, y los diversos autores
que pudieron haber influido en su pensamiento.
Seguidamente, el segundo sub - punto
tiene que ver con la definición del concepto de república que específicamente maneja
el autor investigado, donde se analiza además la inexistencia o carencia de los
ciudadanos que Rodríguez considera necesarios para llevar adelante su proyecto,
por lo que plantea la necesidad de la educación popular para formar dichos
ciudadanos, y la necesidad de un gobierno provisional, vitalicio y hereditario
que lleve adelante el plan de educación popular.
Diferentes
modelos de gobierno previos a Simón Rodríguez.
Para formarse adecuadamente la idea
del papel de la infancia en el proyecto de república de Simón Rodríguez, hay
que tener igualmente una idea acerca de dicho proyecto, y es precisamente lo
que intentaremos exponer sucintamente en esta parte.
En ese sentido, antes de entrar
propiamente en las ideas republicanas de nuestro filósofo, es prudente realizar
una breve revisión de los diferentes modelos de gobierno o de organización del
Estado que fueron conocidos por Rodríguez y que pudieron haber influido en su
pensamiento y que nos permita comprender el origen y formación de sus ideas, según
sus estudios o experiencia de vida.
Experiencia republicana
en la vida de Simón Rodríguez.
Resulta difícil adquirir una idea
general objetiva acerca de la vida del autor estudiado, ya que, a juicio de
este investigador, y según el criterio verificado en otros autores, en muchos
casos se ha idealizado o distorsionado positiva o negativamente tanto la
historia como la imagen de Rodríguez, por lo que resulta muy subjetivo intentar
dicho estudio, pero se hace el esfuerzo filosófico de objetividad, o al menos
de racionalidad.
A tales efectos, se consulta, entre
otros trabajos biográficos, el artículo publicado por Ramón M. Jáuregui, del cual impresionan algunas
de sus frases, pues coinciden de alguna manera con el enfoque general que se ha
tomado en esta investigación:
En América se dedica a enseñar, o, mejor, a formar repúblicas enseñando,
porque Rodríguez más que un maestro es un político democrático, republicano,
a quien la misma política le hace ser educador. Esta unión política educativa,
va a guiarle en su peregrinar por Colombia, Bolivia, Chile y Perú… Su idea
principal, su verdadera preocupación era la de crear Repúblicas democráticas,
idea compartida, al menos en teoría, por sus conciudadanos. Lo original era y
aún es, el medio por el que deseaba llegar a este fin: la educación ciudadana… Es,
en fin, un filósofo-político o un político-filósofo como se prefiera, pero
siempre educador. Si se preguntara cuál es su filosofía de la
educación, habría que responder que la formación de ciudadanos libres, en
Repúblicas igualmente libres y, por consiguiente, democráticas. Para lograr
este fin, hay que educar al joven en lo personal y en lo social. (Subrayado añadido). [84]
Efectivamente, en nuestro enfoque se
considera que esta investigación tiene mucho más que ver con la Filosofía
Política que con la Filosofía de la Educación, pues Rodríguez parece utilizar
la educación apenas como un medio idóneo para el logro de fines políticos, y así
se postula en este trabajo.
Por otro lado, en términos generales
es aceptado, aunque con ciertas dudas, que Simón Rodríguez nació en Caracas entre
la noche del día 28 y la madrugada del 29 de octubre de 1769, según consta del acta
de bautismo que tuvo lugar el día 14 de noviembre, en la cual se lo registra
como "expósito", con el nombre de Simón Narciso Jesús Rodríguez; pero
Jauregui afirma que no está totalmente demostrado que dicha acta se refiera a
Simón Rodríguez y no a algún otro ciudadano con el mismo nombre. Sin embargo,
Rodríguez se refiere a sí mismo como “expósito” en su acta de matrimonio.
A pesar de ello, el ya citado autor Jauregui
afirma que “Ateniéndonos a los datos que nos deja en sus obras, su lugar de
nacimiento es múltiple: Caracas, en América en general, en Filadelfia o en San
Lucas de Barrameda (España). Si, además, hacemos caso al testimonio de Flora
Tristán, hija de una amiga suya en París, no es nativo de Hispanoamérica…”.
Sin embargo, expresa el mismo autor
que al salir de Caracas en 1797 Rodríguez cambia de nombre y decide
identificarse como Samuel Robinson, en un intento de ocultar de las autoridades
españolas sus verdaderos datos de identidad, y pudiera concluirse que, por esas
mismas razones, o por otras, también haya ocultado sus verdaderos datos de
nacimiento.
Lo que no es de dudar, es que vivió
en diferentes lugares y países, tales como Kingston, Jamaica, entre 1797 y
1800; dice Jauregui que “… pasando por Kingston, llega a Baltimore donde vive
casi cuatro años y de allí, por Cádiz, atravesando toda España, llega a Bayona
(Francia) a fines del siglo XVIII”[85];
luego reside en Inglaterra; más tarde en París, Francia, en 1803; se sabe que
se reúne con Bolívar en París en 1804, quien venía procedente de Madrid; junto
con Bolívar viaja por diferentes sitios europeos como Milán, Venecia, Ferrara,
Bolonia, Florencia, Perusa y Roma, donde
permanecerán una temporada. Se sabe que en 1821 Rodríguez se encuentra en
Londres, donde se entrevista con Andrés Bello; a finales 1822 o principios de
1823, parte para Cartagena y no regresará nuevamente a Europa.
Por otra parte, la biblioteca online
Wikipedia refiere que:
Entre 1806 y 1823,
mientras se libraba gran parte de la Guerra de Independencia en su natal
Venezuela, Rodríguez se hospeda en Italia, Alemania, Rusia, Prusia, y Holanda.
Luego daría su opinión sobre este periodo de tiempo diciendo:
Permanecí en Europa por
más de 20 años; trabajé en un laboratorio de química industrial […]; concurrí a
juntas secretas de carácter socialista […]. Estudié un poco de literatura,
aprendí lenguas y regenté una escuela de primeras letras en un pueblecito de
Rusia.[86]
Diversos autores que
pudieron influir en su modelo de república.
De tal manera, es evidente que
Rodríguez vivió y viajó intensamente por Europa en una época de alta ebullición
de las ideas de la Ilustración y la modernidad, donde es previsible que tuvo la
oportunidad de ponerse en conocimiento de los autores más relevantes de la
época, como Rousseau, Locke, Kant, Hume, Maquiavelo, Montesquieu y otros, y que así mismo absorbió los ideales
relacionados con la Revolución Francesa, la independencia norteamericana, la
revolución de Inglaterra (la llamada Revolución Gloriosa) y la tradición liberal
inglesa, así como la tradición de la historia europea, del Imperio Romano y de la
antigüedad clásica griega. Es previsible que sus inquietudes de ciudadano
universal lo llevaran al estudio y conocimiento de estos autores, culturas y
tradiciones, de donde se ilustró en cada oportunidad para formar sus propios
criterios.[87]
Las anteriores afirmaciones se
corroboran en la lectura de las obras de Rodríguez, pues hace mención directa
en diversas oportunidades de algunos de los referidos autores europeos, y en
otras hace ver que sus ideas proceden de autores conocidos, aunque no los
mencione, pero que los eruditos sabrán reconocerlos. Hay que concluir, pues,
que, aunque no se tenga conocimiento de que Simón Rodríguez haya recibido una
formación académica universitaria, su pensamiento es producto de la ilustración
y modernidad europea, donde vivió y se formó en la práctica, y como tal hay que
estudiarlo, bien sea para respaldarlo o refutarlo.
Definición
del concepto de república.
Por otro lado, para Rodríguez la idea
de República implicaba de manera directa la “Conveniencia Jeneral”, es decir,
lo que conviene a todos en un común sentir, y que la conveniencia propia sea
parte del interés general. De otra forma no sería ni república, ni sociedad,
sino un simple conjunto por agregación, aunque pretenda llevar tal nombre de
república.
Sociedad significa Unión
ÍNTIMA
República, Conveniencia
JENERAL
i JENERAL, lo que
conviene a TODOS.
Por consiguiente,
SOCIEDAD REPUBLICANA es lo que se compone de hombres INTIMAMENTE UNIDOS, por un
común sentir de lo que conviene a TODOS, -viendo cada uno en lo que hace por
conveniencia propia, una parte de la conveniencia JENERAL. [88]
La
unión íntima no es simple retórica, sino fundamento esencial de la idea; realmente
implica la unión de cada uno con el otro en beneficio del interés común, de tal
manera que los intereses individuales no choquen, sino que se complementen
mutuamente; para ello deben consultarse mutuamente para establecer cuál es el
interés común; pero no el simple interés de dos o más personas, o de un grupo,
o de la mayoría, sino el interés que corresponde a todos. Por lo tanto, solamente
cuando se ha establecido el interés de todos es cuando se conoce el interés
general, y sólo de allí surge la república. Esta idea la detalló tan claramente
en su pensamiento, que fue capaz de llevarla a una fórmula matemática:
La idea de República es
el resultado de muchas combinaciones:
es la más simple expresión a que el estudio
del hombre, ha reducido todas las Relaciones
Sociales.
Su fórmula es:
PUEBLO {intereses
particulares/intereses particulares}=1=REPÚBLICA
A los que no entienden
cálculo será menester decirles cómo se lee esta fórmula –y se lee así: PUEBLO, multiplicado por Intereses particulares
y dividido por
Intereses particulares, igual a uno, igual REPÚBLICA.
Y
para aquellos a quienes el lenguaje les parezca oscuro se amplificará el
discurso diciendo, que los hombres se reúnen por sus intereses, que buscando
cada uno su conveniencia sin consultar la de otro, yerran todos el fin de la unión, porque los
intereses se chocan, que este es el motivo de todas las desavenencias y estas,
las causas de las guerras; que las luces que se adquieren con la experiencia
han hecho pensar –que pensando se ha descubierto, que el único medio de
establecer la buena inteligencia, es hacer que TODOS PIENSEN en el bien común y
que este bien común es la REPÚBLICA. [89]
Al
parecer, no significa la inexistencia de intereses particulares, sino que la
república está constituida es por el interés general, que no es igual a la
simple suma de los intereses particulares. Sólo cuando el interés particular
concuerda con el interés general es relevante para la república; en caso
contrario estará solamente en el ámbito de las relaciones privadas; de esa
manera, el interés general constituye el interés público, la cosa pública, la res pública. De allí viene el nombre de publicistas, y se refería en ese momento
a quienes estudiaban lo relacionado con lo que es público; y cuando el interés
general se da en unión íntima, entonces es social,
de donde deriva el vocablo socialistas,
que se refería para ese momento, al menos en la obra de Rodríguez, a los que estudiaban las cosas sociales.
La
idea de unión íntima es central, fundamental, definitoria del concepto de
sociedad republicana de Rodríguez; no quiere simplemente república, en los
términos de gobierno de la ley y división de poderes, tal como lo propugnó
Montesquieu; sino más bien, primero sociedad, y después república, más parecido
a los términos del contrato social de Rousseau, para llegar luego a la sociedad
republicana.
Hoi se piensa, como nunca se había pensado-
Se
oyen cosas,
que nunca se habían oído-
Se
escribe,
como nunca se había escrito-
i esto va formando opinión en favor de una reforma, que nunca se había intentado =
LA DE LA SOCIEDAD. [90]
SOCIAL.
No es hacer cada uno su negocio, i pierda el que
no esté alerta, sino pensar cada uno
en todos, para que todos piensen en él. Los hombres no están en el mundo
para entredestruirse sino para entreayudarse.[91]
Por
ese concepto de unión íntima, en sociedad, incita a las gentes a salir de sus
casas y juntarse entre ellos y con el gobierno, practicar la convivencia para
poder consultarse acerca del bien común, insta a la participación en las cosas
públicas: “… consultar el INTERÉS JENERAL, que es lo que constituye la Civilización Social…” [92]. Pero
la realidad era que en la sociedad existente había todo lo contrario:
Viven en sus casas
encerrados, murmurando:
Salgan, júntense, rodeen
al Gobierno, traten con EL del bien común, i hallará cada uno lo suyo. Dejan al
Presidente solo, con facultades para hacer lo que quiera -¿Qué hará sino lo que
le parezca conveniente? [93]
Carencia
de ciudadanos.
Entonces
había un grave problema, y el problema era que no había pueblo, ni ciudadanos
con los cuales contar para construir esas ideas, sino lo que había era
“populacho”, una especie de deformación de la idea de pueblo que impedía el
desarrollo del proyecto de república, por lo que no veía otra salida que educar
a ese populacho para sacar, a partir de ellos, un pueblo, con ciudadanos para
la república.
¿Dónde
está el Soberano?
¿¡En las calles
retozando cuando niño!?
¿¡disipando todo el
tiempo de su juventud en placeres?!
¿¡Calculando
incertidumbres en su virilidad!?
¿¡Viviendo de una escasa
renta, o llorando su miseria cuando viejo!?
Este Soberano, no
aprendió a mandar, ni manda… y el que manda a su nombre lo gobierna…… lo
domina….. lo esclaviza…… y lo inmola a sus caprichos cuando es menester.[94]
Este es un reclamo angustioso, se
topa con la realidad de que no hay con quien trabajar para llevar adelante sus
ideas, es reconocer que en ese momento está arando en el mar, que no tiene
interlocutores, que no existe ningún pueblo
soberano con el cual iniciar su proyecto, por bueno o malo que sea. Pero no
se queda de brazos cruzados, si no hay pueblo ¡entonces hay que fabricarlo!: “Nada
importa tanto como tener pueblo. Formarlo
debe ser la única ocupación de los que se apersonan por la causa social.” [95]
Tener pueblo se convierte entonces en
la primera parte del proyecto republicano, y conseguir cómo formarlo es la
única preocupación inicial, de allí arrancarían todas las ideas más conocidas
de nuestro autor; desde ese punto de vista, concluye que la educación social, o
educación republicana, es lo primero que hay que emprender para llegar a tener
pueblo.
Si los padres de la
actual jeneración Americana quieren que sus hijos les hagan honor en la carrera
social, envíenlos a la Escuela Republicana… desde temprano, y… por fuerza… Así
lo hacen para estudios importantes, y no se creen déspotas. [96]
¿Escuela
Republicana? ¿Dónde existía eso? En ese instante comenzó a hablar de cosas
inexistentes en la América Española recién independizada, cosas que la gente no
podía entender a menos que se involucrasen en los ideales y fundamentos de su
muy particular proyecto de república; había que pasar por sus angustias y
preocupaciones de no tener pueblo con quien hablar, para entender la necesidad
de una Escuela Republicana que los formara, para después entenderse con ellos.
….no es sueño,
ni delirio, sino filosofía….; ni el lugar donde esto se haga será imaginario,
como el que se figuró el Canciller Tomás Morus: su Utopía será, en realidad, la
América. [97]
¡Eureka! Aquí él mismo filósofo ve su
propia Utopía, ¡pero la niega! No es Utopía, ¡es filosofía! Pues a filosofar
entonces. Yo vislumbro, en mi propio proceso de filosofar, que a partir de ese
momento arrancaría la ebullición de las ideas para intentar parir, al estilo
socrático, la solución filosófica completa que le permitiera plasmar el esquema
o plan de su proyecto, para luego escribirlo y buscar publicación. Creo que eso
es lo que hacen los filósofos académicos, y los no académicos también. Y así lo
hizo Rodríguez.
La necesidad de educación
popular.
Sin duda que lo que parió su mente en
su proceso mayéutico fue la necesidad
de educar a ese populacho para
convertirlo en pueblo; pero ¿cómo
hacerlo?
La mayor fatalidad del
hombre, en el estado social, es no tener, con sus semejantes, un común sentir
de lo que conviene a todos. La EDUCACIÓN SOCIAL remediaría este mal; pero nos
entendemos poco sobre el sentido de la palabra,, i se oponen al establecimiento
de la Educación dificultades que un poco de reflexión haría desaparecer. [98]
Es
indudable que la educación fue la respuesta que surgió, bien se llame
republicana, social o popular; pero el
otro problema era que había que entenderse inicialmente en el significado de
dichas palabras, y le dedicó mucho
tiempo a tal entendimiento, desarrollando toda una interesante teoría acerca de
la educación para formar ciudadanos, la cual estudiaremos con detenimiento en
el tercer capítulo de este trabajo, por ahora sólo la mencionamos como parte de
las ideas iniciales del proyecto republicano de Rodríguez. ¿Pero cómo hacer esa
educación popular y con quiénes?
DÉNSEME LOS MUCHACHOS
POBRES,
o DÉNSEME LOS QUE LOS
HACENDADOS declaran libres al nacer, o no pueden enseñar, o abandonan por
rudos. O dénseme los que la Inclusa bota porque ya están grandes, o porque ya
no puede mantenerlos, o porque son hijos lejítimos. (…)
… dejen dar ideas sociales a la Jente Pobre, i
tendrán en quien depositar su confianza, con quien emprender lo que quieran,
quien los sirva con esmero i quien cuide de sus intereses, i contarán con lo
que sea suyo, con la palabra que les den, con los informes que les pidan i con el
respeto que les deban, en fin: tendrán JENTE con quien tratar, i contarán con
AMIGOS. [99]
… en vida de Bolívar
pude ser lo que hubiera querido, sin salir de la esfera de mis aptitudes. Lo
único que le pedí fue que se me entregaran, de los Cholos los más pobres, los
más despreciados, para irme con ellos a los desiertos del Alto-Perú –con el
loco intento de probar, que los hombres pueden vivir como Dios les manda que
vivan- porque Dios, antes de hacerlos sabía, que habían de ser frágiles, que
habían de tener pasiones, que serían de carne y hueso, que estarían vestidos de
mala carne, que el demonio les había de tentar. El Redentor pedía Párvulos para
enseñarlos: porque quiso hacer ver al mundo que de judíos viejos, poco o nada
bueno se podía esperar, y para probarlo les encargó que lo martirizaran. Los
muchachos no lo habrían hecho. [100]
Evidentemente,
pensó inicialmente comenzar su idea con los muchachos pobres, los despreciados,
los que nadie quería, incluidos aquellos que ni siquiera los orfanatos
(Inclusas) querían, con la convicción de que con la educación social podía
convertirlos en pueblo, y a partir de allí, en ciudadanos. Hasta tuvo la
oportunidad de intentar hacerlo desde la posición de gobierno que ocupó con
Simón Bolívar en Bolivia, pero no tuvo éxito.
El Plan de Educación Popular, de destinación a Ejercicios útiles y de aspiración fundada a la propiedad, lo mandó ejecutar Bolívar en Chuquisaca…
La intención no era
(como se pensó) llenar el país de artesanos rivales ó miserables, sino
instruir, y acostumbrar al trabajo, para hacer hombres útiles –asignarles
tierras y auxiliarlos en su establecimiento… era colonizar el país con sus propios habitantes…
Denunciado por sus
vicios y ridiculeces [al Director, que era Simón Rodríguez], se le despreció
como merecía y el Gobierno lo declaró por loco –mandó echar á la calle a los
niños, porque los más eran cholos, ladrones los machos y putas las hembras
(según informe de un sujeto muy respetable, que á la sazón era Prefecto del
Departamento)…[101]
Lo
intentó, pero no hubo éxito, no fue comprendido en su momento, sino más bien
rechazado y ridiculizado. Sin embargo, para un proyecto filosófico eso no era
problema, simplemente se trataba de una dificultad de tiempo y lugar, pues en
otros tiempos, en otros lugares y de otra forma quizás pudiera funcionar, o al
menos así lo visualizaba. Para ese instante estaba pensando en la nueva idea de
colonizar al país con sus propios
habitantes.
Ya
esto no era lo mismo que educar socialmente nada más que a los muchachos pobres
y despreciados; la mente seguía pariendo, tal como Sócrates lo mandaba en su mayéutica: parió la idea de “COLONIZAR el país con…
SUS PROPIOS HABITANTES, y para tener COLONOS DECENTES, INSTRUIRLOS en la niñez.”
[102]
Esta
era una idea totalmente diferente, que abarcaba a todos los habitantes del país
organizados en colonias, instruyéndolos desde la niñez. ¿Otra idea utópica?
Pues no lo era para Rodríguez, sino que hasta propuso un proyecto de ley para
llevarlo a cabo[103].
Y además la instrucción social debería ser general sin excepción[104].
Sin
embargo, aunque ahora tenía la idea de una educación social sin excepción,
seguía siendo dirigida privilegiadamente a la infancia, pues el plan era formar
ciudadanos a partir de aquellas mentes que aún no estuvieran “inficionadas” por
las arraigadas costumbres y opiniones; comenzó pensándolo sólo para aquellos
niños pobres y rechazados, a quienes vio como el germen de la nueva sociedad;
pero ahora lo veía respecto de todos los niños, sin excepción.
Necesidad
de un gobierno provisional vitalicio y hereditario.
Para
llevar adelante el plan de educación popular se necesitaba que existiese un
tipo de gobierno provisional que asumiera ese deber general de educar a la niñez,
para luego crear la nueva sociedad republicana, como una fase previa a la
verdadera república.
La Misión de un
Gobernante liberal… LIBERAL se
entiende… es cuidar de todos los
hombres, en la Infancia… de TODOS, de TODOS, sin excepción,, para que cuiden de
sí mismos después, i cuiden de su Gobierno. (So Am, OCSR, T1, 333).
Es un alivio para el que
habla, y una adquisición para el diccionario el poder llamar hoy, liberal, al que aboga por la Libertad –y
liberalismo el conjunto de ideas
opuestas a la servidumbre, sea la que fuere. (Dfs Blv, OCSR, T2, 229).
LOS GOBIERNOS LIBERALES
Sea cual fuere su
denominación, deben ver en la Primera Escuela, el Fundamento! del Saber ¡i la
Palanca! del primer jénero con que han de LEVANTAR los PUEBLOS al Grado de
CIVILIZACIÓN! que pide el Siglo. […] El objeto de la INSTRUCCIÓN es la
SOCIABILIDAD, i el… de la Sociabilidad es hacer menos penosa la vida.
(Csj Amg, OCSR, T2, 13).
En el Sistema
Republicano
el Gobierno forma las
costumbres,
porque enseña a
formarlas.
En los demás, sean
cuales fueren,
Las costumbres forman el
Gobierno
Porque cada uno hace de
sus hijos lo que quiere.
(So Am, OCSR, T1, 371).
Escuelas políticas
cubiertas con el pretexto de la religión, disfrazadas con el título seductor de
Educación Popular, las hay en las monarquías mitigadas… En las Repúblicas la Escuela debe ser
política también, pero sin pretextos ni disfraces. En la sana política no
entran mañas, tretas ni ardides. La política de las Repúblicas, en punto de
instrucción, es formar hombres para la sociedad. (Ex Sus, OCSR, T1, 235-236).
Se
puede apreciar en múltiples citas que el filósofo caraqueño promueve
abiertamente la existencia de un gobierno liberal, o de cualquier denominación,
pero que abogue por la libertad y que tienda hacía un sistema republicano, que
asuma la misión de dar instrucción social en la primera escuela, o en las
colonias, para formar las costumbres que se requieren para la vida social
republicana; y lo asume como una misión política, sin pretextos ni disfraces.
3.
Proyecto
de República propuesto por Simón Rodríguez.
En
este tercer punto del primer capítulo se explora la idea específica de
república en la filosofía de Simón Rodríguez, la cual se compara con la idea
correspondiente propuesta por Simón Bolívar en diferentes documentos, y se hace
de esta manera debido a que el mismo Rodríguez declara que asume la defensa del
proyecto de Bolívar y de sus compañeros de armas en su obra Defensa de Bolívar.
En
esta exposición se postula que el proyecto republicano de Simón Rodríguez se
divide en tres etapas diferentes, a saber: la primera etapa, que consiste en el
establecimiento de un gobierno provisional vitalicio y hereditario, cuya
función sería llevar a cabo el plan de educación popular; luego una segunda
etapa, que consiste en el período durante el cual se estaría llevando a cabo el
mencionado plan de educación popular; y finalmente una tercera etapa, en la
cual se constituiría la definitiva sociedad republicana, a partir de los
ciudadanos que se formaron mediante la
educación de la infancia en la segunda etapa.
Primera etapa del
Proyecto Republicano: gobierno vitalicio y hereditario.
Rodríguez
reconoce que el tipo de gobierno inicial de arrancada de su proyecto no era la
obra final de la República, sino una forma provisional, como un “sistema de
puntales” para la construcción de la república.
En
ese sentido, en su obra Defensa de
Bolívar propone la idea de “Gobierno y gobernantes vitalicios y Congreso de
Filósofos”, cuya misión sería hacer que el pueblo sea republicano a través de
la “educación popular”, con una “Constitución Vitalicia”, como un baluarte
contra la monarquía, un gobierno absoluto provisional entretanto que la
educación popular se prepara para abolirlo (Dfs Blv, OCSR, T2, 345-349).
En
realidad, en ese aspecto Rodríguez defiende la idea de Bolívar respecto a
“Gobierno y gobernantes vitalicios”, mediante una “Constitución Vitalicia”, la
cual fue expuesta por Simón Bolívar tanto en la Carta de Jamaica, como en su
Discurso ante el Congreso de Angostura y en el Congreso Constituyente de
Bolivia[105],
en los cuales recomienda el estudio y aplicación de la constitución británica
como modelo, al mismo tiempo que insistía en una estructura republicana
centralizada.
Esta
propuesta de Bolívar contaba con un Presidente Vitalicio que podía escoger su
sucesor en el cargo de Vicepresidente, un senado hereditario escogido entre los
militares libertadores y un poder ejecutivo fuerte en forma de triunvirato; propuso
además un cuarto Poder, el Poder Moral, que controlaría la Educación Popular,
el cual sería “el cuidado primogénito del amor paternal del Congreso”, con
jurisdicción sobre “la infancia y el corazón de los hombres, el espíritu
público, las buenas costumbres, y la moral republicana”.
Para
justificar tal propuesta Bolívar alegaba que “Un Pueblo pervertido si alcanza
la libertad, muy pronto vuelve a perderla… Ángeles, no hombres pueden
únicamente existir libres, tranquilos, y dichosos, ejerciendo todos la Potestad
Soberana… se evitan las elecciones, que producen el grande azote de las
repúblicas, la anarquía, que es el lujo de la tiranía, y el peligro más
inmediato y más terrible de los gobiernos populares”.
Respecto
a estas propuestas de Bolívar, sigue diciendo el mismo autor Franceschi[106],
que el autor Victor A. Belaunde afirma que “Bolívar quiso lograr el milagro de
unir las ventajas de todos los sistemas y en realidad lo que logró fue reunir
todos sus defectos: el absolutismo de la Presidencia Vitalicia, la demagógica
agitación de las Asambleas electorales y las desventajas del centralismo y la
federación” [107].
Tal era la propuesta que en su oportunidad estaba defendiendo Simón Rodríguez.
En
el panorama planteado, resulta que existía la propuesta de un tipo de gobierno
provisional que tomaría las riendas del poder, mientras se llevara adelante la
formación de la base popular ciudadana mediante la educación popular, la cual
en definitiva sustituirá esa forma de gobierno provisoria por la Sociedad Republicana
definitiva. Esta forma provisoria de gobierno se trataría de una especie de
híbrido que contendría, según Bolívar, lo mejor de los gobiernos conocidos, y
según sus opositores, lo peor. Así quedaban planteadas las cosas.
De
todo lo anterior, lo interesante para este trabajo es identificar cuál era la
postura defendida por Rodríguez en su proyecto republicano y cuál era el papel
asignado en el mismo a la infancia. Aclarado esto, continuamos con nuestro
desarrollo. En ese sentido, es indiscutible que Rodríguez siguió y defendió la
postura favorable a Simón Bolívar, pero no lo hizo por simple adulancia al
héroe Libertador, sino que esgrimió argumentos de orden filosófico político.
La revolución de América
fue una conmoción de la de Francia = y aquella fue obra de las circunstancias. Grandes talentos aparecieron en ella,
pero sólo el Abate Sieyes dio un plan de
reforma adaptable a la Francia. Bonaparte lo DESPRECIÓ por ponerse en lugar de las cosas, no advirtió que sólo la RAZÓN
obra en las mudanzas ÚTILES, porque es la expresión de la necesidad, y por
expresión de la necesidad debe entenderse, Presentarse las cosas en un Estado,
y exigir, lo que su naturaleza manda
que se haga con ellas, no lo que la voluntad del hombre puede pretender. (Luc
Vir, OCSR, T2, 177).
En
el anterior fragmento, aparte de insinuarse como seguidor de las posturas de
Sieyés, Rodríguez plantea el argumento de “un plan de reforma adaptable a la
Francia”, y en este caso se presume que adaptable a la América. Y lo de “adaptable”
pasó a formar parte importante de toda la argumentación de su proyecto.
La América está llamada
(SI LOS QUE LA GOBIERNAN LO ENTIENDEN) a ser el modelo de la buena sociedad,
sin más trabajo que adaptar. Todo
está hecho (en Europa especialmente). Tomen lo bueno –dejen lo malo –imiten con
juicio –y por lo que les falte INVENTEN. (Dfs Blv, OCSR, T2, 292).
Es
indudable que Bolívar y Rodríguez estaban adaptando, imitando e inventando, y,
según su propio criterio, tomando lo bueno de cada uno de los sistemas
conocidos y dejando por fuera lo malo. Pero en ese proceso es indiscutible que
había mucho espacio para la subjetividad, para lo que cada uno podía aportar
según sus propias consideraciones personales, las cuales por supuesto chocarían
con las demás subjetividades, resultando en los consecuentes enfrentamientos.
Por
otro lado, no todo sería el resultado de la interpretación personal de Bolívar
y Rodríguez, sino que objetivamente ya existirían ideas planteadas por otros
autores a las cuales se estarían acogiendo, por lo que es importante analizar
las que el mismo Rodríguez refiere en el caso la del Abate Sieyés, quien
propuso en el proceso de la Revolución Francesa el modelo de gobierno
representativo, y acerca del mismo Joel Flores Rentería expresa:
Para Sieyés, el gobierno
representativo es producto de la evolución histórica de los Estados modernos:
no es una democracia pero tampoco es incompatible con ella ni constituye su
negación; es un gobierno mixto donde confluyen instituciones oligárquicas y
democráticas.[108]
Relata
el citado autor Flores Rentería, que Sieyés propuso efectivamente un sistema de
representación de los grupos sociales de poder que existían en la realidad
francesa, tales como lo eran el Rey por un lado, como soberano, y por el otro, la Nobleza, el Clero y el
pueblo (este último denominado Tercer estado o Estado Llano), que a su vez
incluía a los burgueses y campesinos.
El
argumento fundamental era que en la práctica todo el poder era ejercido por el Rey,
el Clero y la Nobleza, quienes eran la minoría, con poca o ninguna representación
del Tercer Estado, quienes eran la mayoría. En ese sentido, lo que se reclamaba
era la representación proporcional de todos los estamentos sociales realmente
existentes, lo cual no fue aceptado por la minoría gobernante, lo que al
parecer terminó siendo la mecha que prendió el polvorín de la Revolución.
En
ese sentido, es razonable lo dicho por Rodríguez de que la propuesta de Sieyés
era adaptable a la Francia. Igualmente, la propuesta de Bolívar y Rodríguez era
vista por ellos mismos como adaptable a la América; en dicha propuesta existía
la confluencia de diversas instituciones oligárquicas y democráticas, pues era
oligárquico el hecho de tener una Presidencia Vitalicia y Senado Hereditario, aunque
existieran en el marco democrático de una república en proceso de formación. Además,
alrededor de la Presidencia y el Senado tendería a formarse una clase social
privilegiada, con honores y privilegios especiales que nada tendrían que
envidiarle a la nobleza aristocrática.
Del
mismo modo, por ser gobernantes inamovibles, su forma de gobernar sería como la
de una monarquía con funcionarios cortesanos, y probablemente con poderes absolutistas,
a menos que existiera una constitución como la británica, tal como lo postulaba
Bolívar y también lo propugnaba Sieyés, que tendiera a equilibrar los poderes
absolutos del Rey (Presidente Vitalicio en este caso), con los de la Nobleza y Clero (Senado Hereditario en este caso) y
el resto del pueblo (Estado Llano, en el caso de la propuesta de Sieyés).
Por
otro lado, refiere el mismo autor Flores Rentería que en el marco inicial de la
Revolución Francesa no se planteaba la existencia de una democracia al estilo
de la antigüedad Griega, sino solamente el ya referido gobierno representativo,
e incluso menciona la oposición del mismo Rousseau a la democracia, en los
siguientes términos:
La democracia, separada
de la oligarquía o en su forma pura como suele decirse, fue vista como un
gobierno que sólo pudo existir en la antigüedad, anacrónica e inapropiada para
los Estados modernos. Ni siquiera Rousseau concibió a la democracia como un
gobierno posible:
[...] jamás ha existido
verdadera democracia, y no existirá jamás. Va contra el orden natural que el
mayor número gobierne y el menor sea gobernado [...] Si hubiera un pueblo de
dioses, se gobernaría democráticamente. Un gobierno tan perfecto no conviene a
los hombres.[109]
No
es posible tener dudas de que este es el origen de la frase emitida por Bolívar,
ya mencionada: “Ángeles, no hombres pueden únicamente existir libres, tranquilos,
y dichosos, ejerciendo todos la Potestad Soberana”. Por lo tanto, es evidente
la influencia de Rousseau y Sieyés en la propuesta Bolivariana y Rodriguista. Por
otro lado, continuando con la propuesta republicana de Simón Rodríguez, es
destacable la siguiente cita:
El Pueblo no tiene LUCES
Represéntenlo los que la tengan
sin decir que el Pueblo los ha
elegido
porque, en realidad de verdad NO
ES ASI.
(Luc Vir, OCSR, T2, 183)
Vuelve
a poner el dedo en la llaga con esta afirmación, pues a pesar de estar de
acuerdo en que el pueblo sea representado, esto parece ser justificado en el
hecho de que el pueblo no tiene luces. Al ser interpretado en sentido inverso,
esto significaría que cuando el pueblo tenga luces ya no necesitaría ser
representado. Es la falta de luces lo que justificaría ser representado. Además,
igualmente se percibe el argumento de que tal representación debe ser ejercida
por quien tenga las luces, no porque haya sido elegido por el pueblo, sino
porque tiene las luces. Es tener luces lo que justifica asumir la
representación.
Así
mismo, en esta cita se percibe que no tiene ninguna importancia el hecho de que
el gobierno no haya sido elegido para ejercer la representación, “porque en
realidad no es así”; reconoce que realmente quienes ejercerían la
representación no necesitarían ser elegidos, lo que resultaría necesario realmente
es ser ilustrado. Es algo así como el “Gobierno de Filósofos”. En consecuencia,
la justificación de un gobierno vitalicio que no ha sido elegido por nadie es
que sus integrantes son los poseedores de la iluminación, de la cual el pueblo
carece. Cuando el pueblo sea iluminado ya no hará falta dicho gobierno.
GOBIERNO VITALICIO Y CONTRIBUCIONES INDIRECTAS
es lo que conviene a los pueblos presentes (porque se componen de muchísimos
Colonos, de muchos Realistas, y de pocos Liberales) entretanto se forman
Pueblos Republicanos para lo venidero. (Dfs Blv, OCSR, T2, 350).
… Las necesidades del Estado establecen la contribución, y la
representación nacional la impone. Un
Gobierno absoluto no se detiene en formalidades: personas… bienes raíces,
muebles e industriales… puertas, ventanas, coches, caballos, perros… todo paga;
y millares de guardas (especie de ratas o hurones) diseminados en el país,
obstruyen todos los pasajes: en estos
hacen de cirujanos –abren, rompen, aprietan, meten la tienta y la cuchilla
–rejistran botas, corbatas, faltriqueras, y como cualquier bulto es sospechoso,
toda mujer es contrabandista a sus ojos, y le es permitido averiguarlo con las
manos.
El proceder no es nada decente; pero es el que
la República debe continuar protejiendo, entretanto que una educación popular
prepara á abolirlo… (Dfs Blv, OCSR, T2, 349)
Sólo bajo un Réjimen Vitalicio podrán los
hombres públicos ocuparse, con suceso, en la creación de una sociedad perfecta
–en continuas mudanzas se desvanece la autoridad, y todo se hace ilusorio. Los
Ajentes han de permanecer en sus puestos, seria y continuamente ocupados en
formar hombres desde la infancia… (Dfs Blv, OCSR, T2, 352).
El
autor expresa de manera directa y sin disimulos la necesidad de un gobierno
absoluto y vitalicio aunque el proceder no sea decente, contribuciones
indirectas exigidas a todo el mundo por todos los medios a la discreción del
gobierno, sin elecciones de ninguna
clase para que no existan cambios de
gobierno que impidan el éxito a los gobernantes, todo ello mientras se educa a
la infancia y se pueda instaurar la verdadera sociedad republicana perfecta ¡¿Es
eso lo que quieren decir estas citas?! ¡Esa posibilidad produce tanto o más
asombro que la que motivó inicialmente esta investigación!
Se
toman como ciertas sin más debate las anteriores afirmaciones, dado el hecho de
que ponerse a debatirlas abriría un filón de investigación que escapa a los
objetivos propuestos en este trabajo, como ya se ha declarado, pero que por
ahora parece ser la honesta y verdadera propuesta de inicio del proyecto de
república de Simón Rodríguez, la cual no entramos a valorar por las razones
señaladas.
Ahora
bien, en este punto resulta relevante preguntarse ¿quiénes serán esas personas
ilustradas que ejercerán la representación mediante el gobierno absoluto
vitalicio que regirá en esta primera
etapa mientras la infancia se educa? Veamos lo que dice el propio Sócrates de
Caracas:
Los militares sensatos no
pretenden usar de la fuerza para subyugar a sus compatriotas, sino para
mantener el órden, entretanto se instituye el Gobierno –y para llevar su
empresa hasta el cabo, quieren conservarse en estado de protejerla.
La independencia de América se
debe a las armas… con ellas se ha de sostener:
Los que han podido tomarlas han trabajado bajo
su protección ó vivido á su sombra –debe reconocerse el Patriotismo activo por EL UNIFORME, y buscar alrededor del Cuerpo
Militar, los verdaderos amigos de la causa social.
¿Quién tendrá más derechos a la
confianza del Pueblo, que los que abrazaron su causa sin misión? … ¿que los que
dieron la idea de un bien que no conocía? Los militares han transformado una Colonia en NACIÓN y llaman a Consejo
para constituir la nación en REPÚBLICA…
y no pretenden, por ello, vincular honores en sus familias, sino dejar una
honrosa memoria de sus nombres, a la posteridad Americana.
Prescindiendo del deber de
gratitud que es sagrado –prescindiendo de todo sentimiento de consideración y
respeto… por cálculo, deben los Pueblos declarar inamovibles los cargos que
desempeñan hoy los Padres de la Patria. (Dfs Blv, OCSR, T2, 353-354).
¡MILITARES!
Acordaos que un filósofo los
llamó los PERROS DE LA NACIÓN, por vuestra fidelidad, vigilancia, docilidad,
valor, y sobre todo por vuestra devoción al que os cuida –de todas estas
cualidades habéis dado pruebas.
NO MORDER AL AMO (a), AUNQUE
RABIÉIS
es lo sólo que os recomienda un
compatriota, que siente no poder ser MILITAR.
(Dfs Blv, OCSR, T2, 355).
Finalmente
queda clara como sería la arrancada del proyecto: en ese momento serían los
militares libertadores de la patria quienes deberían asumir el poder absoluto y
vitalicio, mientras se aplicaba el plan de educación popular para que desde la
niñez se formara a los futuros ciudadanos de la nueva sociedad republicana
perfecta.
Sin
embargo, quedaría pendiente por resolver otra pregunta importante: dado el
hecho de que no fue posible instaurar ese régimen de gobierno provisional en el
momento posterior a la independencia, resultando que en definitiva los
militares libertadores no asumieron las riendas del poder absoluto para iniciar
la propuesta de Rodríguez, entonces, si en algún momento del futuro llegara a
instaurarse tal régimen de la filosofía de Rodríguez, siendo que ya no estarían
presentes los militares libertadores, sino que en su lugar estarían otros
ciudadanos cualesquiera que asumieron la carrera militar como profesión, sin
haber dado ninguna de las muestras de patriotismo lealtad, heroísmo, etc., que
se le atribuyeron a los libertadores, entonces:
¿Quiénes asumirían en su lugar las riendas del poder? ¿Los militares
profesionales, como naturales herederos del ejército libertador? ¿Otras personas? ¿Quiénes?
Veamos
que la propuesta original parece ser:
El Pueblo no tiene LUCES
Represéntenlo los que la tengan
(Luc Vir, OCSR, T2, 183)
Entonces,
lo fundamental no parece ser el hecho de ser militar, sino que en ese momento
quienes habían demostrado en el campo de batalla que tenían las virtudes
ciudadanas necesarias eran los militares, aunque quizás no tuvieran todas las
luces; pero, además, parecía que muchos de ellos también contaban con las luces
necesarias para tomar las riendas, como era el caso del Libertador.
En
consecuencia, si ya estaban suficientemente probados como poseedores de luces y
virtudes los militares libertadores, era natural que fuesen ellos los
iniciadores del proyecto. Pero en otra época futura no tendría que ser así,
pues lo relevante sería demostrar que se tienen las luces.
Por
lo tanto, en un futuro se iniciaría el proyecto de república con los poseedores
de las luces, no con los militares por el simple hecho de serlo, sino que entre
ellos también se buscaría a los más ilustres, por ser ilustres, pero no por ser
herederos de los libertadores, esa herencia no existe: “Sólo los hombres sensatos e ILUSTRADOS ven las cosas como
son en sí y trabajan por mantenerlas en su ser” (Luc Vir, OCSR, T2, 141).
Segunda etapa del
proyecto republicano: la educación popular.
Para
que esta etapa tenga sentido hay que presumir que se encuentra instalada
adecuadamente la primera etapa del proyecto, tal como se expuso anteriormente,
lo que significa que existe un gobierno provisional, con autoridades vitalicias
y poderes absolutos para llevar adelante el programa de educación popular.
Esta
etapa se instrumentaría mediante un proyecto de ley (So Am, OCSR, T1, 409- 412),
que reglamentaría el plan de colonizar el país con sus propios habitantes (Luc
Vir, OCSR, T2, 113), con el cual se haría efectiva la instrucción social
obligatoria:
… los hombres deben
prepararse al goce de la ciudadanía, con 4 especies de conocimientos: por
consiguiente que han de recibir 4 especies de instrucciones en su 1ª y 2ª edad.
Instrucción social, para hacer una nación prudente; corporal, para hacerla
fuerte, técnica, para hacerla experta, científica, para hacerla pensadora.
Con estos conocimientos
prueba el hombre que es animal racional:
sin ellos es un animal, diferente de
los demás seres vivientes, sólo por la superioridad de su instinto. (Luc Vir,
OCSR, T2, 130).
En
ese sentido, esta fase consiste en una etapa de preparación de la infancia con
las cuatro especies de conocimientos que serán requeridos para la instalación
de la sociedad republicana en la siguiente etapa del proyecto. Por ahora sólo
se pretende sacar a los futuros ciudadanos de la ignorancia en la cual había
estado sumergida la sociedad hasta ese momento.
La Ignorancia es la
causa de todos los males que el hombre se hace y hace a otros, i esto es
inevitable,, porque la omnisciencia no cabe en un hombre: puede caber, hasta
cierto punto, en una sociedad –(por el más y por el menos se distingue una de
otra..) no es culpable un hombre porque ignora- (poco es lo que puede saber)
pero lo será, si se encarga de hacer lo que no sabe. (So Am, OCSR, T1, 329).
Se pretende entonces sustituir la
ignorancia por la omnisciencia, la cual constituye el cúmulo del conocimiento
humano, bajo el entendido de que el mismo no cabe en una sola persona, pero
puede caber en toda la sociedad, mediante la formación en las cuatro especies
de conocimientos ya señalados. Este es un plan ambicioso que se propone lograr
lo que en ninguna otra parte del mundo se había hecho, pasar suavemente y sin
revoluciones, de una etapa de absoluta ignorancia a otra de absoluto
conocimiento social.
Pero aún subsiste un problema grave
que impide el avance del proyecto, el cual es que no hay maestros formados en
las nuevas costumbres y opiniones, ni en las cuatro especies de conocimientos.
Por lo tanto, se necesita primero que todo formar a estos maestros: “… formar
maestros antes de abrir escuelas”. (Ex Sus, OCSR, T1, 243).
Establézcase una NUEVA
enseñanza, con Maestros NUEVOS:
sin excluir de los
actuales, a los que quieran sujetarse a un
NUEVO Reglamento.
(Csj Amg, OCSR, T2, 19).
De
tal manera, no hay duda de la importancia de la formación de los nuevos
maestros en el inicio de esta etapa, quienes deben estar dispuestos a
prepararse en las nuevas condiciones y
características especiales de los maestros de educación popular.
El MAJISTERIO es una
PROFESIÓN. El que reemplaza a los Padres de Familia, ejerce las Funciones
de… PADRE COMÚN, por consiguiente debe
ser elejido por sus aptitudes… que son… ser dueño de la materia que promete
Enseñar, conocer el ARTE de Enseñar, que consiste en… saber LLAMAR, CAPTAR i
FIJAR, la ATENCIÓN.
Estas aptitudes no
bastarán, si no tiene JENIO para INSINUARSE, e INJENIO para crearse medios de
conseguir los fines que se propone, en cada Ramo de Enseñanza. (Csj Amg, OCSR,
T2, 17).
Es
presumible que en esta etapa la profesión de maestro será muy importante y
reconocida socialmente, pues en sus manos reposaría la formación de los futuros
ciudadanos, con quienes en definitiva se concretaría la ejecución del proyecto
de nueva república. Por ello es comprensible que, al convocarse la creación de
las colonias con los mismos pobladores, la primera función de las mismas y de
todo el sistema educativo existente sería la formación de los nuevos maestros.
A
los efectos de la formación de dichos maestros debe preverse además que no sean
expuestos a las arraigadas costumbres y opiniones, es decir, que se formen fuera
del contacto con la población ya afectada de dicho daño. En consecuencia, es
presumible que todo el proceso de formación debe realizarse en las colonias, en
aislamiento del resto de las ciudades tradicionales, con instructores o
maestros especiales que ya sean poseedores de las luces y virtudes que
pretenden implantarse, en un ambiente que permita el ejercicio de la vida
diaria conforme a tales luces y virtudes. ¿Pero quienes serán estos maestros de
maestros?
El Gobierno debe ser
maestro, y para formar el pueblo á la República necesita cuando más cinco años.
(Dfs Blv, OCSR, T2, 329).
Tiene lógica este planteamiento, pues los únicos
poseedores probados de las luces y virtudes se encuentran en ese momento en el
ejercicio del gobierno: estos son los militares libertadores acompañados de
probados poseedores de las luces.
En consecuencia, serían estos mismos
militares libertadores quienes asumirían, en una especie de misión militar especial,
la formación de las primeras camadas de niños para constituir un creciente
contingente de maestros con la educación e instrucción necesaria, y la disciplina
y obediencia militar para llevar adelante el plan de educación popular, que es
el verdadero corazón de esta etapa del proyecto republicano.
Mucho hay que trabajar y
muchas contrariedades que sufrir, sin fruto, en la empresa Republicana, tal
cual se ha concebido en América, -en la que puede realizar un Gobierno
Vitalicio, el trabajo sería agradable, porque, al fin de cada acto, verá un
resultado feliz.
Las contrariedades no
serán parte de los niños que se eduquen, sino creadas (como siempre) por un
corto número de hombres preocupados de lo viejo, ó prevenidos contra toda
novedad –un Gobierno respetable y Constante, tiene demasiados medios para
vencer dificultades tan pequeñas. (Dfs Blv, OCSR, T2, 352).
Es
entendido que sería mucho el trabajo del gobierno en esta etapa de transición,
pero reconoce Rodríguez que con un gobierno con las potestades absolutas como
el de ese momento, no habría obstáculos que no pudieran ser vencidos. Además.
se destaca la importancia de la educación y formación de la niñez, que de por
sí es ella el centro de todo el trabajo, pero no es en ella donde se
presentarían las mayores dificultades, sino en quienes ya tenían arraigadas las
viejas costumbres. Ese sería el trabajo que de manera efectiva y rutinaria se
estaría realizando en esa etapa, hasta su culminación.
No consiste en el tiempo
sino en los medios; y si estos se ponen a la DISPOSICIÓN del que manda (aun con
la mayor reserva) pronto estarán a su DISCRECIÓN. Por más que velen los
Liberales sobre la conducta del Jefe Supremo, los Servicios que puede hacer con
distinciones y con gracias de toda especie, las excederán en número y en
influencia, y con las armas en la mano, les impondrán silencio. No hay sino un
solo recurso, y por fortuna muy fácil… hacer
que el pueblo sea Republicano, y esto se consigue:
con
una Educación Popular
destinando
a las jentes a ejercicios ÚTILES, y
haciendo
que aspiren FUNDADAMENTE a la propiedad.
…distíngase con
atenciones a todo el que se muestre adicto al sistema –hónrese y protéjase a
los que sirvieron, y con especialidad a los que padecieron, y a los que
arrostraron peligros cuando no había esperanzas, rodéese el gobierno de estos
sujetos… (Dfs Blv, OCSR, T2, 346- 347)
Resulta
evidente la practicidad con la cual Rodríguez toma el ejercicio de las
funciones de gobierno en esta etapa, todo depende de los medios y de su
discrecionalidad de parte del Jefe Supremo, llegando a imponerse incluso por las
armas en contra de los opositores; sin embargo, por otro lado, se favorece
abiertamente a los adictos al sistema. Todo ello concuerda perfectamente con
las características ya señaladas del ejercicio absoluto y vitalicio del poder
en esta etapa, con miras a preparar el camino para la futura sociedad
republicana.
Además, dentro de ese gobierno vitalicio
ya en funciones, existiría un órgano especializado en las funciones y
competencias para llevar adelante el plan de educación popular, en la niñez de
manera preferencial y la reforma de las costumbres y opiniones en toda la
población en general. Este es el Cuarto Poder, o Poder Moral, mencionado por Simón Bolívar en el Discurso ante el Congreso de Angostura
en 1819 y en el Discurso ante el Congreso
Constituyente de Bolivia en 1826, entre otros documentos.
El análisis y discusión de las funciones
de este nuevo cuarto poder, enmarcado dentro de las demás estructuras del
gobierno provisional vitalicio, y su forma de llevar adelante el plan de
educación popular en el país, constituye el contenido del Capítulo II de este
trabajo, por ahora solamente lo mencionamos a manera de marcar la secuencia de
las diferentes etapas del proyecto de república.
Tercera
etapa del proyecto republicano: la nueva Sociedad Republicana.
Ya llevado a cabo el plan de educación
popular al menos durante unos diez años, se tendrían los primeros resultados de
jóvenes que entraron al plan teniendo logrados los primeros objetivos
propuestos. Ellos pasarían a ser los primeros “ciudadanos activos”, con todos
los derechos para el ejercicio de la ciudadanía, y precisamente con ellos
comenzaría el proceso de construcción de la república definitiva. El resto de
los ciudadanos serían considerados como “ciudadanos pasivos”, sin derecho al
ejercicio de las funciones de representación popular.
[Aprobar] Los Exámenes
de las Escuelas […] El Congreso debería declarar [… que] fuera condición
indispensable, para gozar de derecho de Ciudadanía: no porque los Niños
supiesen LEER, sino por haber hecho ver que sabían, lo que es derecho y deber,
en Sociedad. (Csj Amg, OCSR, T2, 22).
Esta tercera etapa se iría logrando de
manera progresiva, a medida que toda la población vaya culminando su proceso de
educación popular, y terminaría definitivamente cuando ya no existiera ningún
poblador adulto que no hubiera logrado la aprobación de dicho proceso. Esto
implicaría que ya hubiera transcurrido el tiempo y la cantidad de generaciones
suficientes como para que las viejas generaciones poseedoras de las antiguas y
arraigadas costumbres y opiniones hubieran desaparecido de manera natural, y
sólo hubiera en proceso la formación escolar normal de los nuevos niños, cuyos
padres ya serían adultos con la condición de ciudadanos activos.
En ese momento deberían comenzar a cesar
en sus funciones todos los gobernantes vitalicios y hereditarios que hasta entonces
habían gobernado, comenzando a ser sustituidos por la elección popular de los
ciudadanos para el ejercicio de las diferentes magistraturas, en vez del
ejercicio de dichos cargos por herencia o por designación de las autoridades
vitalicias, que era la característica de la fase anterior. Tal proceso
terminaría cuando ya hubiesen culminado en el ejercicio de sus cargos de manera
natural todos los que venían ejerciendo funciones vitalicias, pues ya sus hijos
no tendrían el derecho hereditario de ocupar dichos cargos, y ni siquiera el
Presidente Vitalicio podría nombrar a su sucesor en la Vicepresidencia.
En ese sentido, se presume que todos
miembros de la sociedad, incluidos los gobernantes provenientes de la fase
anterior, estarían preparados mediante la educación ilustrada para enfrentar
suavemente, de manera progresiva y sin contratiempos, el tremendo cambio de
poder que significaría la sustitución de la antigua aristocracia hereditaria
provisional, ejercida por los herederos de los militares libertadores durante
un tiempo relativamente largo, quizás de unos cien años, para lograr la
culminación biológica del anterior populacho, y todo ello sin ninguna
revolución.
La
propiedad de las VERDADERAS Luces es progresar lentamente. La aparición no es repentina sino para el que no
observa el horizonte social. (Luc
Vir, OCSR, T2, 176).
En
este punto ya las luces habrán producido su benéfico progreso para la lenta
formación de una nueva sociedad, con nuevas costumbres y opiniones
republicanas, pero continuarían a partir de ese momento iluminando la
construcción del nuevo edificio social, cuyo liderazgo pasa de manera
voluntaria al pueblo.
Los militares sensatos
no pretenden usar de la fuerza para subyugar a sus compatriotas, sino para
mantener el órden, entretanto se instituye el Gobierno –y para llevar su
empresa hasta el cabo, quieren conservarse en estado de protejerla. (Dfs Blv,
OCSR, T2, 353).
El
Gobierno vitalicio no es la obra final de la República –su necesidad es
provisional: considérese como el sistema de puntales, conque se sostiene un
edificio que se va a cimentar bajo de obra. (Dfs Blv, OCSR, T2, 345).
De
tal manera, ya estarían cumplidos todos los objetivos del gobierno provisional
absoluto, vitalicio y hereditario, pudiendo concretarse la entrega de su
mandato al nuevo pueblo ya formado, pues los nuevos principios sociales
estarían rigiendo en todas las costumbres y opiniones.
… en TODO¡ han de
Gobernar la PRINCIPIOS SOCIALES… EN TÓDO!
La Escuela Primaria dará
REGLAS de CONDUCTA… en Jeneral…
la Maestranza PONDRA en
PRÁCTICA… las que le TOQUEN,
i el Colejio habrá dado
en lo que NADIE! hasta aquí,
que es, en hacer ver…
que en TODA OCUPACIÓN…
EN TODA EMPRESA… ha de regir la
Idea de la SOCIABILIDAD.
(Csj Amg, OCSR, T2, 51)
En consecuencia, es claro que se habrán
cumplido todas las fases del proyecto republicano, y estaría definitivamente
instalada la república perfecta, según el enfoque de Simón Rodríguez.
Para ampliar todo lo visto en este primer
capítulo, en el Capítulo II se estudian los detalles y características de la
segunda fase republicana ya explicada someramente, en la cual se estaría
llevando a cabo el plan de educación popular y se trata específicamente lo
relativo a las instituciones políticas y de gobierno que regirían dicho proceso
y las condiciones en las cuales se encontraría la sociedad en esa etapa
provisional; en el Capítulo III se analiza el Plan de Educación Popular en sí
mismo, su contenido y forma de aplicación en las escuelas y colonias.
[1] María Victoria Alzate Piedrahíta, “Concepciones e imágenes de la
infancia”, Revista de Ciencias Humanas,
N° 28 (diciembre, 2001): disponible en http://www.utp.edu.co/~chumanas/revistas/revistas/rev28/alzate.htm
[2] Rosa Julia Guzmán, ed., Cátedra
abierta pedagogía e infancia, Grupo de Investigación Infancia (Bogotá:
Universidad de la Sabana-Facultad de Educación, 2010): disponible en http://www.unisabana.edu.co/fileadmin/Documentos/Pedagogia_Infantil/pedagogia_infancia.pdf.
Estos investigadores exponen un resumen de la evolución histórica de
las concepciones acerca de la infancia desde el punto de vista de la pedagogía,
haciendo énfasis en su aplicación en
Colombia. Resulta interesante ver cómo plantean en un amplio y rápido vistazo
toda la complejidad que ha significado para la humanidad la comprensión de la
etapa de la niñez.
[3] Phillippe Ariés, El
niño y la vida familiar en el antiguo régimen (Madrid: Taurus, 1987).
[4] Graciela Paula Caldeiro, “La
infancia, una construcción de la modernidad”, Idóneos-Revista Digital (2005
[citado el 04 de julio de 2011]): disponible en
http://educacion.idoneos.com/index.php/119539
[5] Lloyd De Mause, The Evolution of Childhood
(New York: The Psychohistory Press, 1974).
[6] Zoila Zantiago, “Los niños en la historia. Los enfoques historiográficos
de la infancia” Takwá, Núms.
11-12, (Primavera-Otoño 2007 [citado el 15 de noviembre del 2014]
Universidad Autónoma de México): 31-50, p.33-34, disponible en http://148.202.18.157/sitios/publicacionesite/pperiod/takwa/Takwa1112/zoila_santiago.pdf
[7] SR, (Csj Amg,
OCSR, T2, 33).
[8] SR, (Luc Vir,
OCSR, T2, 179).
[9] SR, (So Am, OCSR, T1, 383). “No
habrá jamás verdadera sociedad, sin Educación, ni autoridad Razonable, sin costumbres liberales. Los defensores del
Republicanismo Bastardo, no advierten que su Sociedad representa un Cono en
posición inversa = LAS COSTUMBRES sobre la autoridad; en la verdadera
República, LA AUTORIDAD sobre las costumbres.”
[10] Plínio Marco De Toni, Caroline Guisantes De Salvo, Marcos
César Marins, y Lidia Natalia
Dobrianskyj Weber, “Etologia humana: o exemplo do apego”, Psico-USF
9, no.1 (Enero-Junio 2004 [citado el 28 de enero de 2015]): 99-104,
disponible en <http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1413-82712004000100012&lng=en&nrm=iso>.
ISSN 1413-8271. http://dx.doi.org/10.1590/S1413-82712004000100012.
[11] Adolfo Perinat, “Contribuciones de la etología al estudio del
desarrollo humano y socialización”, Revista
El Basilisco, Núm. 11 (noviembre-diciembre 1980), disponible en: http://www.fgbueno.es/bas/pdf/bas11104.pdf.
[12] SR, (Csj Amg, OCSR,
T2, 54), (So Am, OCSR, T1, 366).
[13] María Estela Barrionuevo, “John Locke, su vida, su obra y
pensamiento”, Revista Iberoamericana de
Educación, ISSN 1681 – 565 (SF [citado el 10 de enero de 20015]): disponible en http://www.rieoei.org/deloslectores/887Barrionuevo.PDF,
refiriéndose a la obra de Locke “Ensayo sobre el entendimiento humano”, (1690),
donde el autor expuso su teoría acerca de la mente del ser humano al nacer,
como una página en blanco o tábula rasa.
[14] SR, (So Am, OCSR, T1, 269).
[15] Organización de las Naciones Unidas, Convención Internacional de
los Derechos del Niño, resolución 44/25 (New York: ONU, 1989).
[16] Sonsoles San Román Gago, “La maestra española de la tradición a la
modernidad”, Revista Educação &
Sociedade, ano XXI, N° 72 (Agosto 2000 [citada el 12 de enero de 2015]):
disponible en http://www.scielo.br/pdf/es/v21n72/4196.pdf.
A manera de crítica la autora señala la opinión de Kant y Rousseau acerca de la educación hogareña, a quienes
tacha de afirmar que “… En la misma línea de Kant, Rousseau juzga que los
estudios de la mujer no deben ser teóricos. En su formación tendrían que
conformarse con aplicar los principios hallados por el hombre – Kant llegará a
afirmar que la mujer, por su función social de dependencia, "debe conocer
más a los hombres que a los libros". Las madres deben intervenir sirviendo
de ejemplo para que sus hijas desarrollen sus disposiciones naturales, su
comportamiento ha de ser irreprochable. De esta manera, cada generación
trasmitirá a la otra sus conocimientos y experiencias" (Kant 1990, p. 105
y p. 34) con lo cual el estado de analfabetismo queda asegurado.” (p.113). En
ese sentido, se justifica la educación en el hogar a los efectos de la
transmisión de los hábitos y costumbres necesarios para la permanencia del
sistema de vida imperante y su correspondiente cultura.
[17] Asamblea Nacional de la República Bolivariana Venezuela, Ley
Orgánica de Protección del Niño, Niña y del Adolescente (Caracas: Gaceta
Oficial N° 5859, 2007).
[18] Jacques Maritain, “Los fines de la educación”, En Oeuvres complètes de Jacques et Raissa Maritain (Fribourg-Suisse:
Éditions Universitaires, (1982-1999)), artículo disponible en
http://www.jacquesmaritain.com/pdf/10_EDU/01_ED_FinEdu.pdf
[19] Juan Jesús Álvarez, “Una filosofía verdaderamente humanista para
una educación personalista: la visión de Jacques Maritain”, Comunicación y Hombre, no. 3 (2007,
Universidad Francisco de Vitoria, Pozuelo de Alarcón, España): 51-60.
[20] Katya Calderón,
La didáctica hoy: concepciones y aplicaciones (San José de Costa Rica:
Euned - Editorial de la Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica, 2002):
25-27.
[21] Johann
Friedrich Herbart (Oldenburg, 4 de mayo de 1776 - Gotinga, 14 de agosto de 1841), filósofo,
psicólogo y pedagogo alemán, fue profesor en las universidades de Gotinga y de
Königsberg, en la que sucedió a Kant. Es autor de Pedagogía general (1806), La
psicología como ciencia (1824-1825) y Metafísica general (1828-1829).
[22] Robert Westbrook, “John
Dewey”, Perspectivas, revista trimestral de educación comparada, vol. XXIII, nos. 1-2 (1993 [citado el
14 de enero de 2015], ed. Oficina Internacional de Educación - UNESCO): 289-305,
disponible en http://www.educar.org/articulos/JohnDewey.asp
John
Dewey, filósofo, pedagogo y psicólogo estadounidense, escribió tratados sobre
arte, lógica, ética y democracia; su postura se basaba en que sólo se podría
alcanzar la plena democracia a través de la educación y la sociedad
civil. Es considerado precursor inspirador de los reformadores partidarios de
una enseñanza centrada en el niño.
[23] Thomas
Humphrey Marshall (1893-1981), sociólogo inglés, escribió un ensayo fundamental
sobre ciudadanía, titulado Ciudadanía y Clase Social, publicado en 1950.
[24] David Held,
“Ciudadanía e autonomía”, Perspectivas 22,
(1999 [citado el 15 de enero de 20015], trad. Agnaldo de Souza Barbosa): 201 –
231, disponible en http://seer.fclar.unesp.br/perspectivas/article/viewFile/2081/1703
[25] Eduardo Andrades Rivas, “La Ciudadanía Romana bajo los
Julio-Claudios”, Rev. estud. hist.-juríd. [online], no. 9 (2007
[citado 05 de enero de 2015]): 165-208, disponible en <http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0716-54552007000100003&lng=es&nrm=iso>.
ISSN 0716-5455. http://dx.doi.org/10.4067/S0716-54552007000100003.
[26] José Castillo, “La formación de ciudadanos en la escuela: un
escenario posible”, Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y
Juventud 1, no. 2 (Julio - Dic.
2003): 115-143, disponible en
http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1692-715X2003000200005&lng=en&tlng=es
[27] Mercedes Oraisón y Ana Pérez, “Escuela y participación: el difícil
camino de la construcción de ciudadanía”, Revista Iberoamericana de
Educación, N° 42 (Setiembre-Diciembre
2006): 15-29, disponible en http://www.rieoei.org/rie42a01.pdf
[28] José Javier Blanco, “El lenguaje republicano en Sièyes y Rousseau”,
Politeia [online], vol.32, n.43 (2009
[citado el 05 de enero de 2015]): 127-164,
disponible en http://www2.scielo.org.ve/scielo.php?script =sci_arttext&pid=S0303-97572009000200006&lng=es&nrm=iso
[29] Augusto Bolívar Espinoza y Óscar Cuellar
Saavedra, “La república legítima y el orden político en Rousseau:
principios de composición e imagen del estado de equilibrio”, Polis [online],
vol.7, n.20 (2008 [citado el 05 de enero de 2015]): 239-260, disponible en
http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-65682008000100013&lng=es&nrm=iso,
http://dx.doi.org/10.4067/S0718-65682008000100013
[30] Montesquieu, Del
Espíritu de las Leyes, trad. Mercedes Blásquez y Pedro Vega (Madrid:
Alianza Editorial, 2003).
[31] Carlos Paladines, “Simón Rodríguez: El proyecto de una educación
social”, Educere [online], vol.12, no. 40 (2008, [citado el 05 de
enero de 2015]): 159-169, disponible en
http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1316-49102008000100020&lng=es&nrm=iso
[32] Absalón Jiménez, “La tardía instalación de la teoría de Jean Piaget
en Colombia, 1968-2006”, Revista
Colombiana de Educación, N° 60, (primer semestre 2011): 123-140, disponible
en http://www.scielo.org.co/pdf/rcde/n60/n60a8.pdf
En la página 128 este autor expone textualmente las fases de la
clásica teoría del desarrollo evolutivo de la infancia en los siguientes
términos: De acuerdo a la teoría de desarrollo infantil de Piaget, la
inteligencia se desarrolla desde lo puramente lógico hasta lo más abstracto,
reconociéndose tres periodos sucesivos: a. Periodo de la inteligencia
sensomotora. Se inicia con una completa indiferenciación del yo y del mundo
exterior y termina cuando el niño adquiere una organización relativamente
coherente de las acciones sensorio-motoras entre su ambiente inmediato. Esa
coherencia y su organización son prácticas sin conceptualización alguna. b.
Periodo de las operaciones concretas. Se inicia con simbolizaciones elementales
que se presentan al final del periodo anterior, y concluye con los comienzos
del pensamiento formal durante los primeros años de la adolescencia. c. Periodo
de las operaciones formales. Se produce una reorganización definitiva, con
nuevas estructuras. El adolescente puede enfrentarse no solo a la experiencia
concreta directa, sino a problemas y realidades que exijan una mayor
abstracción.
[33] Alexander Mosquera, “El discurso de la manipulación mediática en
torno al “adoctrinamiento” por parte del Estado venezolano”, Espacio Abierto [online], vol.17, n.3 (2008
[citado el 06 de enero de 2015]): 499-513, disponible en
http://www2.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-00062008000300007&lng=es&nrm=iso
Este autor termina su artículo afirmando de manera descarnadamente
sincera, que “… no es descabellado
afirmar que los ciudadanos de cualquier sociedad están condenados a vivir bajo
ese adoctrinamiento que se presenta como parte de la cotidianidad,
independientemente del sistema social en el cual habiten... No hay escapatoria.
Sólo un cambio de símbolos o de violencia simbólica con la misma
finalidad: el adoctrinamiento con miras a que se auto-reproduzca y se legitime
un determinado sistema.”
[34] Gabriel Andrade, “Dawkins, Richard: The God Delusion”, Revista de Filosofía [online], vol.25,
no. 56 (2007, [citado el 06 de enero de 2015]): 173-178, disponible en
http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0798-11712007000200008&lng=en&nrm=iso
El autor de la resención hace referencia a la ideologización
religiosa en la infancia, señalando que ante la preocupación de la gente por
el “… posible adoctrinamiento de los
niños en los liceos públicos deben preguntarse qué exige más adoctrinamiento:
¿creer que el comunismo es el mejor sistema social posible, o que una mujer
virgen parió a un hombre que, después de muerto, resucitó? Bien vale seguir la
recomendación de Dawkins: no debemos enseñar tanto qué pensar,
sino cómo pensar.”
[35] Sebastián Perrupato, “Historiografía y educación peronista: un
estado de la cuestión sobre historia de la educación durante el primer
peronismo”, Rev. Esc. Hist. [online], vol.11, n.2 (2012 [citado el
05 de enero de 2015]): disponible en http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1669-90412012000200002&lng=es&nrm=iso
Este autor afirma que en la implementación de las Escuelas de
educación técnica o industrial durante el peronismo en argentina “…la creación
de nuevas instituciones cumplió una triple función: política, económica y
cultural. Se daba así no sólo un proceso de politización de la pedagogía sino
de pedagogización de la política, construyendo un "sistema global de
resocialización… la introducción y enseñanza obligatoria en los distintos
niveles del sistema (sobre todo a partir de 1949) de contenidos de corte político-partidario.”
[36] Gabriel Pautasso, “El Estado Fascista en Italia”, Diario Pampero Cordubensis (05 de
noviembre de 2011 [citado el 19 de enero de 2015]): disponible en http://diariopamperoarchivos.blogspot.com/2011/11/el-estado-fascista-en-italia.html
El autor
expone la formación política y militar dada a los niños y jóvenes durante el
gobierno fascista en Italia, en el cual se organizaron las llamadas Opere Balilla, que incluía a niños desde
los 4 hasta los 18 años de edad, como preparación previa para entrar al partido
fascista.
[37] United States Holocaust Memorial Museum, “Propaganda: Construcción
del futuro: Adoctrinamiento de los jóvenes”, Enciclopedia del Holocausto[online], (SF[ citada el 20 de enero de
2015]): disponible en http://www.ushmm.org/wlc/es/article.php?ModuleId=10007833
En este artículo se destaca el adoctrinamiento de los niños y
jóvenes alemanes por su participación obligatoria en las Juventudes Hitlerianas,
para inculcarles la visión nacionalsocialista del mundo, penetrando además en
las escuelas estadales a través de la eliminación de los maestros que no
tuvieran una mentalidad favorable al régimen nazi, y la preferencia de los
maestros pertenecientes al partido nazi, para producir “… ciudadanos alemanes
conscientes de su raza, obedientes y capaces de sacrificarse, dispuestos a
morir por el Führer y por la Patria…Mientras los censores
eliminaban algunos libros de las aulas, los educadores alemanes introducían
nuevos libros de texto que enseñaban a los estudiantes el amor a Hitler, la
obediencia a la autoridad del Estado, el militarismo, el racismo y el
antisemitismo… Los juguetes también se utilizaban como medio de propaganda para
inculcar el militarismo en los niños… a abandonar su individualidad en favor de
los objetivos del colectivo ario… las autoridades de ocupación aliadas
exigieron a los alemanes jóvenes que se sometieran al proceso de
“desnazificación” y formación para la democracia destinado a contrarrestar los
efectos de doce años de propaganda nazi.”
[38] Phillippe
Ariés, El niño y la vida familiar en el
antiguo régimen (Madrid: Taurus, 1987).
[39] Michell
Foucault, Vigilar y castigar, trad. Aurelio
Garzón Del Camino (Paris: Gallimard, 1975), 83.
[40] Juan Rosales, La República de Simón Rodríguez (Caracas:
Fundación editorial el perro y la rana, 2007), 99-105.
[41]SR, (Dfs Blv, OCSR, T2, 350).
[42] SR, (Dfs Blv, OCSR, T2, 331).
[43] SR, (Luc Vir, OCSR, T2, 126).
[44] SR, (Csj Amg, OCSR, T2, 54).
[45] SR, (Csj Amg, OCSR, T2, 32).
[46] SR, (Ex Sus, OCSR, T1, 230).
[47] SR, (Ex Sus, OCSR, T1, 239).
[48] Rosales, La República de Simón Rodríguez, 66.
[49] Rosales, La República de Simón Rodríguez, 65.
[50] Rosales, La República de Simón Rodríguez, 45.
[51] Agogé, o
educación espartana, fue el rasgo más característico y definitorio de la
sociedad de Esparta desde los siglos VIII al VII a. C., los jóvenes espartanos
no debían buscar ya, como en los siglos anteriores, su gloria personal (ideal
homérico), sino la colectiva, la victoria de la ciudad. El poeta Tirteo plasma
bien esta novedad ética: “es bello morir, en primera línea, como valiente que
lucha por su patria”. Se define por la militarización de toda la vida privada y
colectiva y el radical rechazo del individualismo. A los siete años, los niños
abandonaban su casa y pasaban a la autoridad de un tutor que supervisaba la
educación, integrados a una agelé,
especie de unidad militar infantil, bajo el mando de un muchacho mayor de
diecinueve años. Aprendían a leer y a escribir, pero según Plutarco, este
aspecto se reducía al mínimo indispensable, así mismo aprendían cantos de
marcha, pero lo esencial consistía en endurecerlos físicamente por medio de la
lucha y el atletismo, aprender el manejo de las armas, marchar en formación y
obedecer ciegamente a sus superiores por el bien de la ciudad. Plutarco lo
expresa así: "Licurgo acostumbró a los ciudadanos a no saber vivir solos,
a estar siempre, como las abejas, unidos por el bien público en torno a sus
jefes" (Vida de Licurgo). El Estado asume la tutela hasta los veinte años.
Durante la infancia, todo el énfasis se pone en el rigor y la disciplina. (http://es.wikipedia.org/wiki/Educaci%C3%B3n_espartana). En este
sentido, Simón Rodríguez propone también la separación del niño del entorno de
los adultos, para ser educado por docentes adecuadamente formados, bajo la
responsabilidad del Estado, pero su rígida disciplina tiene que ver con la
formación de la capacidad de razonar, no de la capacidad física ni con los
castigos.
[52] Alirio Pérez
Lo Presti, “Psicología en educación: Una visión contemporánea”, Educere [online], vol. 11, no. 39 (2007,
[citado el 06 de enero de 2015]): 623-628, disponible en
http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1316-49102007000400006&lng=es&nrm=iso
El autor
expresa en el punto número 3, relativo a las relaciones entre filosofía y
psicología, que de acuerdo a diferentes posturas entre las que se encuentra la de
Locke, “… La criatura nace escindida entre dos visiones
filosóficas que condicionan un paralelismo perfecto sin potenciales puntos de
encuentro. Por un lado, los que rechazan la posibilidad de que el hombre nazca
con elementos de lo que podrían ser considerados inherentes a su bagaje
cognoscitivo, expresado como lo señala Locke en la metáfora de la Tabula rasa.
Por otra parte, la postura de que ya existe un bagaje de elementos que el
hombre trae consigo desde que nace. O para decirlo en términos coloquiales, en
algunos aspectos ya nace aprendido.” Tal comentario hace referencia a la obra
de John Locke, "Ensayo sobre el conocimiento humano" (Essay
Concerning Human Understanding), en el cual Locke refuta ideas propuestas por
René Descartes, quien sostenía que ciertos conceptos eran innatos en los seres
humanos; argumenta en contrario, que la mente humana era lo que él denominaba
como una "tabula rasa”, o una
"hoja en blanco". Creía que los niños no saben nada cuando
nacen, y que todos los conceptos desarrollados por los seres humanos derivan de
su experiencia en el mundo.
[53] Gustavo García
Chacón, “Herramientas para el diagnóstico de la resistencia al cambio durante
el desarrollo de proyectos mayores”, Revista
estudios Gerenciales, N° 96 (Julio-Septiembre de 2005 [citado el 06 de
enero de 2015]): disponible en:
http://www.scielo.org.co/pdf/eg/v21n96/v21n96a03.pdf
[54] Jesús Pérez y
Clotilde Nogareda, “Actitudes frente al cambio en trabajadores de edad
avanzada”, Guías de Buenas Prácticas NTP 416 del Ministerio del Trabajo y Asuntos
Sociales de España (1999 [citado el 06 de enero de 21015]): disponible en:
http://www.insht.es/InshtWeb/Contenidos/Documentacion/FichasTecnicas/NTP/Ficheros/401a500/ntp_416.pdf
[55] Araujo, Alberto. “Condorcet
y la educación: aportes para la formación de un "hombre nuevo".” Educación
y Pedagogía, vol. 12, N° 26, 2000: 77-79.
[56]SR, (Csj Amg, OCSR, T2, 33).
[57] SR, (So Am, OCSR, T1, 339). “Cuanto más vieja es la opinión
que proteje un error, más resiste a la evidencia que la condena –el amor propio
halla siempre razones para justificarla…”
[58] María Isabel Lafuente Guantes, “El proyecto educativo-ilustrado de
Kant”, Revista Rhela, Vol. 13, año,
2009, Madrid, pp. 241-264, disponible en: http://www.scielo.org.co/pdf/rhel/n13/n13a13.pdf. En este artículo la autora analiza el proyecto de educación ilustrada, tomando
como modelo paradigmático la obra de Kant dedicada a la Pedagogía, y afirma
textualmente: “La influencia de Kant es en este caso fundamental, pues no sólo
fijó de forma magistral los principios que guiaban el proyecto ilustrado en su
obra: ¿Qué es la Ilustración?, sino que en otra pequeña obra de la que vamos a
ocuparnos “Pedagogía,” expuso de forma sucinta, pero muy densa, las principales
ideas que debían servir de orientación a un proyecto educativo ilustrado,
siendo éste aquél capaz de aunar las condiciones naturales del individuo, con
el desarrollo de su conocimiento, de ideas propias, de comportamiento moral, y
con la generación de reglas del gusto. Mediante la educación de las capacidades
individuales, éste proyecto pretende alcanzar a conciliar los intereses
privados (subjetivos) con los fines universales que exige el Estado y la
humanidad, haciendo posible que el individuo sea capaz de lograr un mejor
conocimiento y comportamiento moral, que socialmente se alcance un mayor
bienestar, y que el ser humano, como partícipe de la idea de humanidad, alcance
una mayor perfección.” (p.243)
[59]Abelardo Gomes,
“La educación en la antigua Atenas”, Portal Guaraní (15 de Noviembre de
2010 [citado el 13 de enero de 2015]): disponible en http://portalguaraní.com/783_abelardogomes/13840_la_educacion_en_la_antigua_atenas_ensayo_de_abelardo_paula:gomes_.html
(último acceso: 13 de 2 de 2014).
[60] Al inicio del
imperio romano la escuela estaba regida por el calendario religioso, las clases
se daban por las mañanas y era mixta hasta los doce años. Un grammaticus era el responsable de
enseñarle a los niños los autores clásicos y la mitología, mientras que a las
niñas, consideradas adultas a los catorce años (domina, kyria), podían tener
uno que le enseñara los clásicos. La educación tenía lugar en el gymnasium o en
la palestra. En oriente, las principales materias eran Griego, Homero,
Retórica, Filosofía, Música y Deporte. En cambio, en la mitad occidental, se
enseñaba además latín, en detrimento de la música y el deporte. A los dieciséis
o diecisiete años, había una bifurcación en el camino de los jóvenes, que
tenían que decidirse por el ejército, o los estudios (cursus honorum)… Había un
sistema de educación de tres grados, las escuelas del lugi-magister, que impartían la educación elemental, las escuelas
de lo gramático, que correspondían, a lo denominado actualmente enseñanza
secundaria, y los establecimientos de educación superior que iniciaba con la
retórica seguidos de la enseñanza del derecho y
la filosofía, en una especie de universidad. Esto fue cambiando con la
expansión romana, especialmente después de la conquista de Grecia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Educaci%C3%B3n_(Roma_Antigua)
[61] Reina –
Valera, La Biblia, (New York:
American Bible Society, 1909), en el Nuevo Testamento, Segunda Epístola de
Pablo a los Corintios, Capítulo 5, versículo 17, se refiere a la formación del
cristiano, donde se expresa: “… De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas …”,
lo que da a entender la visión cristiana de formar de nuevo a la persona,
significando al parecer que no sólo había que formarse de nuevo para la vida en
este mundo, sino también para trascender a la nueva vida en el paraíso
celestial; en este punto se observa la
analogía con la formación ciudadana, en la cual se predica que no sólo hay que
formarse para el ejercicio de una profesión u oficio que permita el sustento y
el logro de los fines personales, sino que además habría que formarse como miembro
de la sociedad, con miras al logro de los fines comunes.
[62] Rosario
Hernández de Sánchez, Libertad de Opinión y Educación en el Pensamiento Político
de Simón Rodríguez (Caracas: Fondo Editorial de la Facultad de Humanidades
y Educación de la UCV, 2000). La autora realiza un estudio muy detallado de las
ideas de la ilustración en estas épocas y lugares y su posible influencia en el
pensamiento rodriguista.
[63] Jean Jacques Rousseau,
Emilio o de la educación, trad. L. A. Prado (Madrid: EDAF, 2008).
[64] Alicia Delibes, “La desaparición del pensamiento liberal en la
educación”, La Ilustración Liberal
Revista Española y Americana [online], no. 2 (Otoño 2006 [citada el 18 de
enero de 2015]): disponible en http://www.ilustracionliberal.com/29/la-desaparicion-del-pensamiento-liberal-en-la-educacion-alicia-delibes.html
[65] Marco Fincardi, “Italia: primer caso de disciplinamiento juvenil de
masas”, Hispania, Revista Española de
Historia, vol. LXVII, núm. 225 (enero-abril 2007 [citado el 18 de enero de
2015]): 43-72, disponible en http://hispania.revistas.csic.es/index.php/hispania/article/download/35/35,
ISSN: 0018-2141.
[66] Marta Kuniewicz, Nacional
Socialismo Alemán, (Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2008), 12,
disponible en http://www.martakuniewicz.com/materiales/NACIONALSOCIALISMO-ALEMAN.pdf
Afirma que “Según la Ley de Ciudadanía del
Reich, «solamente aquél que es un camarada racial puede ser un ciudadano.
Solamente el que es de sangre alemana, no importa cuál sea su fe religiosa, es
un camarada racial. En consecuencia, ningún judío puede ser un camarada racial.
El que no sea un ciudadano, solamente puede vivir en Alemania como un huésped,
y está sometido a la legislación especial para extranjeros. El derecho a
determinar la jefatura y la legislación del Estado solamente puede ser
concedido a ciudadanos. Exigimos, pues, que todo cargo público,
independientemente de cuál sea su importancia, y tanto en el Reich como en los
estados particulares, o en los municipios, sea ocupado solamente por
ciudadanos»”.
Esta
situación generaba dos tipos de ciudadanos alemanes, los ciudadanos Reich, que
eran los alemanes de raza aria, y los ciudadanos del Estado, que eran los
alemanes de otras razas no arias; los primeros gozaban de todos los derechos y
deberes, los segundos sólo tenían deberes como huéspedes del Estado alemán.
La anterior diferenciación de la ciudadanía en virtud de la raza
parecía ser similar a la observada en la antigua Esparta, donde la ciudadanía
activa dependía de los descendientes raciales de los conquistadores dorios
de lacedemonia (porción de la península
del Peloponeso), los homoioi; por
otra parte estaban los periecos, que
eran espartanos libres que no participaban del gobierno; todo ello, mientras
los descendientes de la raza conquistada de los aqueos y dominada, llamados los Ilotas,
eran esclavos del Estado espartano y siervos de los homoioi; éstos ni siquiera eran ciudadanos de segunda, y además
eran exterminados sistemáticamente por los hoplitas
espartanos en la Krypteia, como parte
de su entrenamiento militar de la agogé.
Produce asombro que un modelo análogo proponen Simón Bolívar y Simón
Rodríguez para formar a los ciudadanos de la sociedad republicana, en la cual,
según veremos oportunamente en este trabajo, se postula que en la fase de
gobierno vitalicio y hereditario existirían ciudadanos activos, que ejercerían
todos los deberes y derechos una vez formados etológicamente con las nuevas
costumbres, y ciudadanos pasivos, que no gozarían de derechos políticos por no
tener dicha formación.
Es por estas similitudes sorprendentes que se puede afirmar que en
la modernidad occidental se desarrollaron diferentes sistemas ideológicos a
partir de las mismas raíces culturales, por lo que John Gray llega a afirmar en
su obra Al Qaeda y lo que significa ser moderno (Barcelona: Paidós, 2004),
que hay formas monstruosas de ser moderno.
[67] Nadeshda Krupskaya, La
Educación de la Juventud (Madrid: Editorial Nuestra Cultura, 1978),30, artículo “El movimiento de pioneros como un
problema pedagógico”, originalmente publicado en la Revista “Uchiteskaya Gazeta” (Gaceta del Magisterio), N° 15, 8 de
abril de 1927, disponible en: http://www.gepec.ufscar.br/textos-1/teses-dissertacoes-e-tccs/la-educacion-de-la-juventud/at_download/file
Esta autora y dirigente de la juventud comunista de la ex Unión Soviética
dice textualmente:
“Si es preciso
reeducar a la población adulta en el espíritu del socialismo, con más motivo se
debe educar a la joven generación en
él. ¿Qué es la educación en el espíritu del socialismo? Vladimir Illich explicó
qué era este nuevo espíritu con palabras muy sencillas en la conferencia de
obreros y soldados sin partido: “Antes se decía: “Cada uno para sí y Dios
para todos”, cuanto dolor produjo esto. Nosotros decimos: “Cada uno para
todos y, de un modo o de otro, nos pasaremos sin Dios”. Estas palabras no
fueron dichas en torno a los problemas de la educación, pero, a mi juicio, dan
una orientación clara al problema educativo de nuestro tiempo. Hay que hacer de
los niños colectivistas. ¿Cómo conseguirlo? He ahí un serio problema
pedagógico… El movimiento de pioneros puede hacer mucho en este sentido… Ante
todo hay que dar al pionero escolar la posibilidad de sentir emociones
colectivas. El niño que vive sólo en familia y al que su solícita madre
preserva cuidadosamente de las “malas influencias” de los muchachos, no será
colectivista. ” (Subrayado añadido).
En la anterior cita resulta sorprendente que el líder comunista
fundador del partido Bolchevique hiciera un uso exacto de la misma frase
reiterativamente utilizada por Simón Rodríguez (subrayada), y por ser Rodríguez
más antiguo que Lenin, pareciera que este gran líder comunista tuvo acceso a
las mismas ideas que Rodríguez, pues no me atrevo a aventurarme en decir que
Lenin leyó las obras de Rodríguez, lo cual sería extraordinario, pues se
convertiría nuestro filósofo en uno de los precursores de la educación de la
niñez en el movimiento comunista, lo cual en sí mismo no es descabellado ya que
existe una extraordinaria similitud entre la fase de transición denominada por
los comunistas como “Dictadura del Proletariado”, con la fase republicana
propuesta por Rodríguez como “Presidencia Vitalicia y Senado Hereditario”.
[68] SR, (Csj Amg, OCSR, T2, 33), ya antes citada.
[69] Simón Rodríguez, (Csj Amg, OCSR, T2, 6). “Póngase Usted en la
puerta y pregúntele al 1er. Desarrapado, que pase, si quiere ser Maestro de
Escuela, i le dirá que sí”.
[70] SR (Ex Sus, OCSR, T1, 243), “.… formar maestros antes de abrir
escuelas”; (Ex sus, OCSR, T1, 246), “Maestro es el que enseña a aprender y
ayuda a aprender”.
[71] SR (Luc Vir, OCSR, T2, 181-182).
[72] SR (Dfs Blv, OCSR, T2, 344).
[73] SR (Luc Vir, OCSR, T2, 165).
[74] SR (Luc Vir, OCSR, 169-170).
[75] SR (So Am, OCSR, T1, 299).
[76] SR (So Am, OCSR, T1, 268).
[77] SR (Luc Vir, OCSR, T2, 161).
[78] Lisímaco Parra, “Una vez más: ¿qué (no) es ilustración?”, Episteme [online], vol.28, no. 2
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[79] Immanuel Kant, “¿Qué es la Ilustración?”, en Kant, E., Filosofía de la Historia, trad. Eugenio
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[84] Ramón Jauregui, “Don Simón Rodríguez”, Educere [online]. vol.12, no.
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[85] Jauregui, “Don Simón Rodríguez”.
[86] Wikipedia, Simón Rodríguez, consultado en fecha 31/01/2015,
disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Sim%C3%B3n_Rodr%C3%ADguez
[87] SR (Csj Amg, OCSR, T2, 62), “Usted responderá… porque me conoce…
que el Seños Simón es COSMOPOLITA, no Egoista… como el vulgo interpreta la
palabra, sino un hombre EMINENTEMENTE! Sociable, porque ve su Patria donde se
halla, i COMPATRIOTAS en los que lo rodean”.
[88] SR (So Am, OCSR, T1, 381-382).
[89] SR (Luc Vir, OCSR, T2, 179-180).
[90] SR (So Am, OCSR, T1, 376).
[91] SR (So Am, OCSR, T1, 325- 326).
[92] SR (So Am, OCSR, T1,
344).
[93] SR (So Am, OCSR, T1, 380).
[94] SR (So Am, OCSR, T1, 284).
[95] SR (So Am, OCSR, T1, 283).
[96] SR (So Am, OCSR, T1, 286).
[97] SR (Luc Vir, OCSR, T2, 131).
[98] SR (So Am, OCSR, T1, 365).
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[100] SR (Ex Sus, OCSR, T1, 256).
[101] SR (Dfs Blv, OCSR,
T2, 356-357-358).
[102] SR (Luc Vir,
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OCSR, T1, 409- 411), “PROYECTO DE LEI,” artículos 1°, 2°, 3°, 4°, 8°
[104] SR (So Am, OCSR, T1, 302).
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[109] Joel Flores Rentería, “Sieyés”.
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