Tesis de Grado de Magister en Filosofia - LA FILOSOFIA DE SIMON RODRIGUEZ - Capitulo II.

 

Capítulo II

Cómo Concibe Simón Rodríguez la Formación de Ciudadanos a Partir de la Infancia: Segunda Fase del Proyecto de República.

 

Introducción.

En el primer capítulo se estudió el papel que asigna Rodríguez a la infancia en su proyecto de república, dividiéndose en tres puntos que tenían que ver con la idea de infancia, la idea de república, y las diferentes fases en que se compone el proyecto rodriguista de república.  Se verificó que la infancia cumple un papel fundamental en dicho proyecto, dado el hecho de que es precisamente a partir de la educación de los niños en la primera escuela como se obtendrán los ciudadanos activos que se requieren para la fundación de la definitiva sociedad republicana. 

Ahora bien, en este capítulo se estudian las condiciones objetivas o externas, el entorno de gobierno, político y social requerido para poder llevar adelante de manera exitosa, con suceso como se decía en esa época, el plan de educación popular propuesto por Simón Bolívar y Simón Rodríguez, según lo expresado por ambos personajes de la historia venezolana en diferentes escritos, los cuales se irán analizando a lo largo de este trabajo.

En tal sentido,  en los escritos de Bolívar se plantean, a la manera de un estadista, los requerimientos para llevar adelante la constitución de las nuevas repúblicas en los territorios recién liberados del poder colonial español, dando argumentaciones de carácter político, o quizás más que todo, con la visión de un guerrero que todavía no confía en la capacidad de los civiles para resolver de manera libre y democrática las controversias que aún quedaban pendientes del proceso independentista, exponiendo que era necesaria una etapa en la cual los militares libertadores retuvieran de manera absoluta el poder, mientras se terminaba de enfrentar, ahora en el campo político y civil, la resistencia que aún estaban dando los antiguos enemigos de armas.

En ese mismo orden de ideas, la mencionada resistencia ya no se expresaba en el levantamiento en armas contra la república, sino en los hábitos, usos, costumbres, creencias y modos generales de pensar y de ver el mundo, que fueron grabados en la sociedad y en los individuos durante más de trescientos años de dominio colonial, creando las condiciones favorables para la existencia de la monarquía, la cual, habiendo sido derrotada en el campo de batalla de las armas militares,  existía con toda su potencia en el campo de las costumbres y opiniones sociales. En ese entorno sería muy fácil para las fuerzas contrarias a la república volver a imponerse por la vía de las elecciones o de alzamientos civiles, e intentar reinstalar el control del poder español o de una monarquía criolla, para lo cual el ambiente ya estaba creado en las costumbres y opiniones.

Ahora bien, era necesario entonces dar una nueva batalla de la ilustración en contra de las viejas costumbres y opiniones arraigadas en la sociedad, y esta batalla ya no sería con las armas, sino con el poder político en acción, con potestades absolutas para mantener a raya las viejas costumbres y opiniones, mientras se creaban unas nuevas, pudiendo incluso enfrentar  con las armas si era necesario, a quienes pretendieran imponer la vieja manera de pensar.

Para enfrentar a ese nuevo enemigo había que crear unas condiciones especiales de poder, en las cuales los militares libertadores pudieran mantener aislados y sin ninguna posibilidad de poder político efectivo a dicho enemigo, que era teóricamente la vieja sociedad con sus arraigadas costumbres y opiniones,  mientras se creaba un nuevo contingente de ciudadanos republicanos con quienes  construir en definitiva la nueva república, y estos eran los niños que venían naciendo como página en blanco, sin ninguna costumbre arraigada. Había que ejercer el poder contra la vieja sociedad, mientras se utilizaba a sus hijos para crear una nueva. Por ello sería como colonizar el país con sus propios habitantes.

Ese discurso político y militar expresado por Bolívar a la manera de estadista, fue defendido por Simón Rodríguez a la manera de un filósofo político, al argumentar a favor de la propuesta republicana del Libertador, y de filósofo educativo, al argumentar a favor del plan de educación popular para formar a los nuevos ciudadanos requeridos por la república.

No era nada fácil pensar en la manera de crear republicanos con los hijos de los monarquistas, que era como tomar a los hijos para volverlos contra sus padres y justificar los medios para el logro de tales fines, y ese fue el trabajo filosófico asumido por Rodríguez.

En consecuencia, es el estudio de ese entorno político y social requerido para llevar adelante el plan de educación popular de los nuevos ciudadanos propuesto por Bolívar, y su justificación filosófica asumida por Rodríguez, lo que constituye esta parte del trabajo de investigación.

En ese sentido, en el primer punto de este capítulo se estudia el modelo provisional de república para instaurar el plan de educación popular, haciendo énfasis en la propuesta de Bolívar en torno al poder absoluto centralizado, la presidencia vitalicia con una vicepresidencia que lo hereda nombrada por el mismo presidente, el senado hereditario en la cámara alta, con una cámara baja de representación popular y colegios electorales.

Seguidamente, en el punto numero dos se estudia el principal órgano de poder relacionado con el plan de educación popular, el cual es el llamado cuarto poder o poder moral, y acerca del mismo se destaca la misión de llevar adelante el plan educativo republicano, su estructura y funciones especiales, así como la historia y filosofía relacionada con dicho poder, en especial sus similitudes con el Areópago de Atenas, los establecimientos de Esparta y los Censores de Roma, tal como lo menciona de manera textual el mismo Libertador en sus diversos escritos.

Finalmente, en el tercer punto de este capítulo se estudia la forma de organización social para llevar adelante el plan de educación popular, destacándose por un lado la colonización del país con sus propios habitantes, que conforman a su vez las colonias de niños, quienes al culminar su proceso educativo y al  lograr la adultez pasarían a las colonias de adultos o a las milicias, En estas colonias se estaría aplicando  el plan de educación popular de manera privilegiada, aislada del resto de la población, para formar el nuevo contingente de ciudadanos republicanos a partir de la infancia, con las nuevas costumbres y opiniones, bajo la tutela directa del estado.

Por otro lado, se estudia la permanencia del resto de los pobladores en las ciudades ya existentes, de donde se estarían tomando constantemente los niños para su educación en las colonias de niños; pero además en dichas ciudades se continuaría aplicando el plan de educación popular en las escuelas ya existentes, destacándose la pérdida de las facultades de los padres para determinar la crianza en el hogar, de tal manera que no intervengan, en la medida de lo posible, en la formación de las costumbres y opiniones sociales.

Hasta esta parte la propuesta se basa fundamentalmente en la obra Defensa de Bolívar de Simón Rodríguez, especialmente en el proyecto de ley que en la misma se postula, y en los discursos de Bolívar en el Manifiesto de Cartagena de 1812, la Carta de Jamaica de 1815, ante el Congreso de Angostura de 1819 y Congreso Constituyente de Bolivia de 1826.

Así mismo, se estudia la aplicación en las ciudades y pueblos tradicionales del plan de educación popular en las escuelas ya existentes, a todos los pobladores y privilegiadamente a los niños que no puedan ser incluidos inicialmente en las colonias, separándose igualmente en educación e instrucción, en escuelas bajo la responsabilidad del estado, con maestros especialmente formados en las nuevas costumbres y opiniones. Esta parte se desarrolla fundamentalmente según la propuesta de Rodríguez en su obra Consejos de Amigo al Colegio de Latacunga, entre otras. 

 

1.               Modelo Provisional de República Para Instaurar el Plan De Educación Popular

 

En este primer punto del segundo capítulo, se analiza específicamente la estructura del gobierno provisional vitalicio y hereditario que estaría llevando adelante el plan de educación popular en la segunda fase de la república, el cual consiste de una forma de poder absoluto y centralizado, dirigido por una presidencia vitalicia; contando además con una vicepresidencia cuyo titular es nombrado por el Presidente, quien hereda la presidencia; un senado compuesto por dos Cámaras, una Cámara Alta con miembros vitalicios y hereditarios, y una Cámara Baja de representación popular, elegidos mediante Colegios Electorales.

En este punto no se estudia, por cuestiones metodológicas, el llamado Cuarto Poder o Poder Moral, encargado específicamente de llevar adelante el Plan de educación Popular, pues el mismo comprenderá el segundo punto de este mismo capítulo.

 

Poder absoluto centralizado: proyecto de Bolívar.

Ya habiendo fracasado el plan de educación popular propuesto en Bolivia por Simón Bolívar, y colocado bajo la dirección de Simón Rodríguez, quedó claro que dicho plan no era factible de llevarse a cabo en las condiciones del gobierno vigente, con grandes limitaciones en el ejercicio del poder, contradicciones internas y libre actuación política de los antiguos enemigos monarquistas. 

Sin embargo, no debió ser una sorpresa ese resultado fallido para el guerrero Libertador y el Maestro filósofo, pues desde mucho antes de ese intento fracasado ya Bolívar había planteado en diferentes documentos la necesidad de un gobierno con características muy especiales para poder llevar adelante sus planes de república, lo cual no se había logrado dar, y por lo tanto tampoco era factible que se diera el plan de educación popular sin el correspondiente gobierno que lo respaldara.

Por lo tanto, es precisamente el tipo de gobierno requerido por el plan de educación popular para ser llevado a buen término, el que se estudia en este punto a partir de diversos documentos donde El Libertador plantea su necesidad, y obras de Rodríguez donde expone la justificación de dichas propuestas.

Se estudian a continuación los diferentes documentos donde Simón Bolívar expone su proyecto provisional de república, constituido por un gobierno vitalicio y hereditario con poderes absolutos; específicamente se analizan el Manifiesto de Cartagena de 1812,  La Carta de Jamaica de 1815, El Discurso ante el Congreso de Angostura de 1819  y el Discurso ante el Congreso Constituyente de Bolivia de 1826, como documentos base para la comprensión de los diversos órganos de poder que estarían vigentes en la segunda fase del proyecto republicano de Rodríguez, pues éste asume la argumentación política a favor del proyecto de Bolívar, en su obra Defensa de Bolívar,  de 1830.

 

Manifiesto de Cartagena de 1812.

Veamos el planteamiento del Libertador en este Manifiesto de Cartagena de 1812:

… todavía nuestros conciudadanos no se hallan en aptitud de ejercer por sí mismos y ampliamente sus derechos: porque carecen de las virtudes políticas que caracterizan al verdadero republicano…  es preciso que el Gobierno se identifique, por decirlo así, con el carácter de las circunstancias… [1]

 

Este fragmento habla entre líneas acerca de la incapacidad en que se encuentran los pueblos por causa de su culpable minoridad, tal como se analizó en el capítulo anterior en la obra de Kant acerca de la ilustración, pero en este documento no se incita a los pueblos a atreverse a pensar por sí mismos, sino que se reconoce que no están aptos para ejercer sus derechos de manera amplia, por lo que el gobierno debe adaptarse a esa circunstancia.

Por su parte, ya vimos que Rodríguez habla de esa circunstancia diciendo “…  Los Pueblos están en la minoridad –es menester hacerles bien sin consultarlos…”[2]; esa incapacidad y minoridad de los pueblos requería de un gobierno que se adaptara a esa circunstancia, haciéndoles bien sin consultarlos, lo que sería una especie de gobierno con poderes absolutos.

Recordemos que Simón Rodríguez asume la función de una suerte de abogado del Libertador en su obra Defensa de Bolívar, donde se hizo el planteamiento fundamental de esta etapa que estamos analizando, por lo que, pensando como abogado, en este trabajo se explora lo dicho de manera directa por el cliente defendido, conjuntamente con la argumentación realizada por el defensor, como si se tratara de una nueva revisión del caso para volver a plantearlo a manera de informe en un nuevo juicio, para luego obtener las consecuencias filosóficas, que es lo que nos interesa en este trabajo.

 

Carta de Jamaica de 1815.

Continuamos con la revisión de los planteamientos del Libertador y de su filósofo defensor para ampliar la visión planteada en el primer documento analizado, y se consiguen en la Carta de Jamaica de 1815 las siguientes afirmaciones:

… los sistemas enteramente populares, lejos de sernos favorables, temo mucho que, vengan a ser nuestra ruina…  (169)  No convengo en el sistema federal entre los populares y representativos, por ser demasiado perfecto y exigir virtudes y talentos políticos muy superiores a los nuestros; por igual razón rehúso la monarquía mixta de aristocracia y democracia, que tanta fortuna y esplendor ha procurado a la Inglaterra… Busquemos un medio entre extremos opuestos… (171)  Su gobierno podrá imitar al inglés; con la diferencia de que en lugar de un rey, habrá un poder ejecutivo electivo, cuando más vitalicio y jamás hereditario,  si se quiere, una cámara o senado legislativo hereditario, que en las tempestades se interponga entre las olas populares y los rayos del gobierno, y un cuerpo legislativo de libre elección, sin otras restricciones que las de la cámara baja de Inglaterra… (172).[3] 

 

En este documento ya se puede visualizar en más detalles qué tipo de gobierno es el que se pretende instalar en esta etapa de la república, por causa de la presunta incapacidad y minoridad del pueblo. Afirma claramente que no se propone instalar un sistema enteramente popular, ni federal, ni representativo, ni una monarquía mixta como la británica, sino un pretendido término medio entre todas ellas.

 

El poder ejecutivo propuesto en la Carta de Jamaica.

En este documento se plantea la existencia de un “… poder ejecutivo electivo, cuando más vitalicio y jamás hereditario…”; esto implica que se tendría un ejecutivo con las características similares a las de un rey, en el sentido de que gobernaría a lo largo de toda su vida una vez que sea elegido; por lo tanto, sólo se debería elegir un nuevo presidente luego del fallecimiento del anterior, pues no hay un heredero.

Sin embargo, esa falta de heredero luego es cubierta en documentos posteriores, tal como se verá más adelante, por un vicepresidente nombrado por el presidente en funciones, quien asumiría entonces la presidencia a manera de heredero designado, con lo que se eliminaría la necesidad de elecciones populares directas o indirectas para este cargo.

 

El Parlamento Ingles como modelo propuesto por Bolívar en la Carta de Jamaica.

Igualmente se plantea “una cámara o senado legislativo hereditario”, y otro “cuerpo legislativo de libre elección”, imitando de esa manera el poder legislativo de Inglaterra. Es inevitable imaginar que se estaría creando una especie de nobleza criolla a la manera de la británica Cámara de los Lores, aunque se argumentara muy fino acerca de que esa no sería una nobleza sino otra cosa, tal como lo hizo Bolívar. Estos en realidad serían los verdaderos dueños del poder en ejercicio de la soberanía, tal como terminó sucediendo en Inglaterra como resultado de la llamada Revolución Gloriosa de 1689.

Para comprender esta propuesta hay que recordar que el Bill of Rigths de 1689 fue el resultado de la llamada Revolución Gloriosa, donde se le impuso a la monarquía inglesa el reconocimiento de la potestad legislativa del parlamento y consagró las libertades públicas de los súbditos en Inglaterra[4], y acerca de este importante documento expresa la autora  María De Lezica:

 

Recordemos que la Carta o Declaración de derechos, redactada en 1689 por el Parlamento inglés fue impuesta a Guillermo de Orange con el propósito principal de recuperar y fortalecer ciertas facultades parlamentarias ya desaparecidas o notoriamente mermadas durante el reinado absolutista de los Estuardo (Carlos II y Jacobo II)…[5]

Por su parte Luis Bueno Ochoa agrega:

 

La invocación de la religión protestante y el equilibrio entre el poder real y el parlamentario -que se decanta, claramente, en favor de este último- llevan a sancionar, el trece de febrero de 1689, el famoso texto conocido como Bill of Rights que ha sido tildado de "curioso remiendo de compromiso [entre whigs y tories], falta de lógica, y buen sentido político que se llamó Ley de tolerancia de 1689".[6]

 

Dada su importancia para entender este punto, se transcribe en parte el contenido del Bill of Rights, de la siguiente manera:

 

Considerando que los Lores espirituales y temporales y los Comunes. reunidos en Westminster, representando legal, plena y libremente a todos los estamentos del pueblo de este reino, presentaron el 13 de febrero del año de NS (gracia) de 1688, a Sus Majestades, entonces conocidas con los nombres y títulos de Guillermo y María, príncipes de Orange, una declaración escrita, redactada por los mencionados Lores y Comunes en los siguientes términos:

Reclaman, piden e insisten en todas y cada una de las peticiones hechas, como libertades indiscutibles, y solicitan que las declaraciones, juicios, actos o procedimientos, que han sido enumerados y realizados en perjuicio del pueblo, no puedan, en lo sucesivo, servir de precedente o ejemplo.

Hacen esta petición de sus derechos, particularmente animados por la declaración de que S. A. R. el príncipe de Orange, que los considera el único medio de obtener completo conocimiento y garantía de los mismos respecto de la situación anteriormente existente.

Por todo ello tienen la completa confianza de que S. A. R el príncipe de Orange terminará la liberación del Reino, ya tan avanzada gracias a él, y que impedirá, en lo sucesivo, la violación de los derechos y libertades antes enumerados, así como cualquier otro ataque contra la religión, derechos y libertades.

Los mencionados Lores espirituales y temporales y los Comunes, reunidos en Westminster, resuelven que Guillermo y María, príncipe y princesa de Orange, son y sean declarados, respectivamente, rey y reina de Inglaterra, Francia. [7]

 

De tal manera, se puede concluir que el Bill of Rights  constituyó una manifestación de las luchas sociales en contra de las potestades absolutas de los reyes de Inglaterra, quienes  alegaban su soberanía de origen divino católico, mientras que por el lado contrario se reclamaba la soberanía popular representada por el parlamento, y el derecho a la igualdad religiosa, específicamente de los protestantes frente a los católicos, resultando así uno de los documentos contentivos de los primeros listados de derechos civiles que se conocen.[8]

En consecuencia, la propuesta de Bolívar de constituir el parlamento a la manera inglesa trae consigo toda la carga que significó el establecimiento de la soberanía en el senado inglés, como el reconocimiento de la imposición de las clases aristocráticas y burguesas frente al poder del rey, quienes incluso asumieron la potestad de quitar y poner a los reyes. No hay porqué ignorar entonces que este órgano tendría, o pudiera adquirir a lo largo de su evolución criolla, las mismas potestades que la británica.

Por su parte, Simón Rodríguez expresó su opinión acerca del gobierno de Inglaterra de la siguiente manera:

 

 La Inglaterra es un BARCO VARADO en las costas de Europa, después de largas borrascas: allí capituló el Capitán con sus Oficiales,, El i Ellos.. con la Tripulación: viven bien porque están A BORDO. Si un volcán submarino pusiera, en seco, el Canal de la Mancha, sucedería lo que en el mar rojo; pero.. a la inversa = cada Monarca del continente sería un Faraón que, a pie enjuto, pasaría con su ejército a sacar al Rei de cautiverio –al ruido solo, de los tambores, volaba la Constitución!

Esto lo negarán [tal vez burlándose] los que crean en la virtud de los Sistemas fundados en la asociación de interesas opuestos –los que crean que la larga duración de las Cosas, en un estado violento, es prueba de ESTABILIDAD… (So Am, OCSR, T1, 339).

 

Es evidente que Rodríguez consideraba inviable o inestable la existencia de un gobierno como el de Inglaterra, el cual califica “asociación de intereses opuestos” que mantiene un estado violento de las cosas como si eso fuera estabilidad, desconociendo así el valor de una sociedad donde existan intereses contrapuestos equilibrados en el ejercicio del poder, tal como la democracia norteamericana que ya se había instalado en ese momento.

 

Veamos a los europeos, inventando medios de reparar un edificio viejo, por no tener donde hacer uno nuevo.

Veamos a los americanos, en un país vacío, perplejos o imitando sin necesidad, lo que hacen los europeos.

Ambos perdiendo el tiempo en hacer, con palabras compuestas, nuevas composiciones, para nombrar las mismas cosas: en EUROPA monarquía constitucional o Constitución monárquica o Monarquía democrática, en AMÉRICA cansados de la República aristocrática o Aristocracia republicana quieren República Real o Real República.

Por otra parte, los Comerciantes, los Proyectistas i los Clérigos Componiendo Traficracias, Colocracias, Culticracias; para erijirlas en Trafagarquías, Colonarquías y Cultarquías; al cabo, todo viene a ser forte-piano o piano-forte. (So Am, OCSR, T1, 366).

 

Los Gobiernos de América no pueden simpatizar con los de Europa porque los Pueblos Americanos, en NADA se parecen a los Europeos. (So Am, OCSR, T1, 371).

 

La sabiduría de la Europa y la Prosperidad de los Estados-Unidos son dos enemigos de la libertad de pensar….en América…. (Luc Vir, OCSR, T2, 133).

 

De la interpretación de estas citas se puede concluir que Rodríguez era contrario a la simple copia o traslado de las instituciones británicas y norteamericanas para ser aplicadas en las repúblicas por constituirse en las naciones recién liberadas del poder colonial español. Por el contrario, creía que fijarse en ellas era contraproducente, debido a que se convertían en enemigas de la facultad de pensar acerca de un gobierno propio y adecuado a las condiciones específicas de la América española, tal como lo estaba haciendo Bolívar. Más aún, abunda en ideas Simón Rodríguez al respecto:

 

En la revolución de los Anglo-americanos, y en la de los Franceses, los Gobernantes no tuvieron que pensar en crear pueblos, sino dirijirlos. (Dfs Blv, OCSR, T2, 206).

 

En los Estados Unidos no había un hombre (excepto los esclavos de Virjinia) que no tuviese ideas de la Independencia Social; todos habían gozado de ella en Europa; y los que no, habían venido buscándola. Unos por ser Independientes, y otros por SERLO MÁS, habían venido a habitar los desiertos de América ¿Sucedía otro tanto con las Colonias Españolas? (…) En la América del Sur al más estudiado se le va la lengua y dice MI AMO…  (Dfs Blv, OCSR, T2, 321-322).

 

… los americanos hacían profesión de no pensar, el rey pensaba por ellos.

(Dfs Blv, OCSR, T2, 196, nota en píe de página).

 

Aquí se encuentra la clave de las preocupaciones políticas de Bolívar y filosóficas de Rodríguez respecto a la creación de repúblicas en la América española, y ésta era que no había pueblos, sino populachos o conjuntos por agregación como diría Rodríguez, y por lo tanto no había nadie a quien dirigir hacia la creación de una sociedad republicana independiente, sino que primero había que crear dichos pueblos, mediante la educación popular.

En resumen, en este Manifiesto de Cartagena de 1812 se vislumbra con más claridad el tipo de gobierno provisional que sería requerido para iniciar el proyecto de república en la América española, donde se detallan hasta ahora el poder ejecutivo y el legislativo a la semblanza del modelo británico, como también la estructura política que regiría mientras se llevara adelante el plan de educación popular.

Sin embargo, en dicho documento no se describe el principal órgano rector de la educación popular, como lo es el poder moral, el cual sí se describe con más claridad en el siguiente documento, el Discurso ante el Congreso de Angostura.

 

 

 

 

Discurso de Bolívar ante el Congreso de Angostura de 1819.

Para el análisis de este documento se utiliza el texto completo del mismo, publicado en la obra de Napoleón Franceschi[9], de la cual hemos venido tomando los diferentes documentos del pensamiento de Simón Bolívar, y en este caso se van haciendo extractos de las frases relevantes e  indicando en la misma cita el número de página de la obra  referenciada.

 

… Un pueblo pervertido si alcanza la libertad, muy pronto vuelve a perderla… (179)

 

Se vuelve a destacar en esta frase el hecho de la perversión del pueblo, constituida por su incapacidad para autogobernarse a la manera democrática, ya que el mismo sólo sería un gobierno para santos o ángeles, según la tesis de Rousseau y propugnada por Bolívar; por su culpable minoridad al no atreverse a pensar por sí mismo, según la tesis de Kant; y por sus arraigadas costumbres y opiniones, según la tesis de Simón Rodríguez.

Por ello, en vez de arriesgarse a constituir la república definitiva con este pueblo pervertido y correr el riesgo de perderla muy pronto, se postula de inmediato la necesidad de una forma provisoria de gobierno, mientras se corrige la perversión del pueblo mediante la educación popular.

 

Que la historia nos sirva de guía en esta carrera. Atenas, la primera, nos da el ejemplo más brillante de una democracia absoluta, y al instante, la misma Atenas nos ofrece el ejemplo más melancólico de extrema debilidad de esta especie de gobierno… (184)

 

Bolívar ve y destaca la democracia de la antigua Atenas, cuya brillantez ha sido muy estudiada y es indiscutible[10], pero concluye que la misma sólo lleva a la extrema debilidad del gobierno; especulo por mi parte que esta afirmación sólo es posible hacerla al comparar la fuerza de Atenas con la de Esparta, en cuanto a poderío o costumbres militares, como se observa en la siguiente cita:

 

La República de Esparta que parecía una invención quimérica produjo más efectos reales… (185).

 

En ese sentido, sólo es posible comprender esa afirmación al comparar los resultados de la confrontación entre ambas naciones, por ejemplo, en la Guerra del Peloponeso, donde Esparta se impuso sobre Atenas[11]; y acerca de la misma incluso se especula que dicho resultado pudo estar influido por los efectos de la plaga que cayó sobre Atenas en esa misma época[12]. 

Sólo respecto al resultado de dicha guerra es posible respaldar tales afirmaciones de Bolívar, más no  así respecto a  la brillantez de la cultura, las artes, la filosofía y demás manifestaciones de la grandeza humana registradas en el seno de Atenas; ni siquiera se puede considerar plenamente válida esa afirmación respecto a la debilidad guerrera de Atenas, cuando ésta fue la triunfadora en las Guerras Médicas, como es el caso de la batalla de Maratón en 490 a.C., en la cual Atenas se enfrentó al enemigo agresor sin la ayuda de Esparta y derrotó al poderío de Persia y su rey Darío, quien contaba con una fuerza que según los historiadores triplicaba las fuerzas de Grecia en su conjunto[13]. Y luego, la definitiva derrota naval de los persas bajo la mirada de su rey Jerjes, hijo heredero del rey Darío.

Este comentario no desmejora para nada el reconocimiento de Esparta, por ejemplo con su método educativo de la agogé, el cual se adaptaba perfectamente a los objetivos planteados por su sociedad de tipo militarista, para mantener sometidos permanentemente a los ilotas;  ni se desconoce de ninguna manera la gloria obtenida, por ejemplo, en la batalla de las Termópilas, aunque  hayan perdido dicha batalla a causa del escasísimo número de sus combatientes y de un presunto acto de traición, que más tarde fue resarcido por el triunfo ante el general Mardonio en la última batalla terrestre contra los persas en las Guerras Médicas, en Platea, sino que parece injusto desconocer la gloria que por su parte también habían acumulado los atenienses.

Más aún, luego del triunfo de Esparta sobre Atenas en la Guerra del Peloponeso, Esparta no pudo mantener su hegemonía guerrera y la perdió frente a Tebas, surgiendo posteriormente  la hegemonía de Macedonia bajo la gloria de Alejandro Magno, discípulo de Aristóteles, uno de los más destacados filósofos atenienses, imponiendo luego su imperio no sólo sobre toda Grecia, sino sobre Persia y casi toda Asia, dando así origen a la cultura helénica imperial.

Volvamos con Simón Bolívar a su Discurso de Angostura donde sigue diciendo:

 

Pisistrato, usurpador y tirano fue más saludable a Atenas que sus leyes; y Pericles, aunque también usurpador fue el más útil ciudadano… ¡Hombres patriotas, hombres virtuosos, hombres ilustrados constituyen la República!... Un gobierno monstruoso y puramente guerrero elevó a Roma al más alto esplendor y la gloria… (185)

 

Aquí parece surgir más claramente la fuente de admiración de Bolívar por la cultura de Esparta y la Roma imperial, y parece ser el espíritu guerrero de hombres patriotas, virtuosos e ilustrados, ¡aunque ejercieran el poder como tiranos y usurpadores en gobiernos monstruosos!

Eso es eso lo que por ahora se puede interpretar de este fragmento, pero en definitiva su objetiva interpretación debería ser producto de investigaciones mucho más amplias y profundas, que escapan a los objetivos de este trabajo, aunque provisionalmente continuamos analizando las ideas para intentar llegar lo más cercanamente posible al centro del argumento bolivariano.  

 

Roma y la Gran Bretaña son las naciones que más han sobresalido de las antiguas y modernas… Así Pues os recomiendo, representantes, el estudio de la Constitución Británica… solo me refiero a lo que tiene de republicanismo… si adoptásemos un Poder Legislativo semejante al Parlamento Británico… en dos cámaras… Si el Senado en lugar de ser electivo fuese hereditario, sería en mi concepto la base, el lazo, el alma de nuestra República… pararía los rayos del gobierno, rechazaría las olas populares… (186)

 

En esta cita se revela la necesidad de ese tipo de gobierno parlamentario hereditario, que a veces sería monstruoso en su proceder para defender a la república, dirigido por esa clase de hombres guerreros, patriotas y virtuosos, pues se alega que ¡deben actuar como pararrayos y rompeolas!, en circunstancias en las cuales no le deben fidelidad ni al gobierno (el poder ejecutivo) ni al pueblo, para enfrentarse a las desmedidas exigencias de cada uno, pues estos legisladores son hereditarios en el ejercicio de su poder. Si su finalidad es imponerse de manera absoluta mientras se ejecuta el plan de educación popular, parece entonces estarles permitido el uso de todos los medios a su alcance, hasta los guerreros y monstruosos.

Por otro lado, existe la posibilidad de que este poder legislativo incluso pueda nombrar y deponer a las demás autoridades de los poderes ejecutivo, judicial y moral, por lo tanto, ellos serían el verdadero poder en esta etapa.

 

Los senadores en Roma y los Lores en Londres, han sido las columnas más firmes sobre que se ha fundado el edificio de la libertad política y civil… serán elegidos la primera vez por el Congreso… educarlos en un colegio especialmente destinado para instruir aquellos tutores, legisladores futuros de la patria… desde su infancia ellos sabrían a qué carrera la Providencia los destinaba… no es una nobleza lo que pretendo establecer… es un oficio… que exige mucho saber… Todo no se debe dejar al acaso y a la ventura de las elecciones… los libertadores de Venezuela son acreedores a ocupar siempre un alto rango en la República que les debe su existencia…  conservar con gloria hasta la posteridad una raza de hombres virtuosos, prudentes y esforzados… (187) 

 

A mi entender aquí se encuentra la clave de toda la propuesta de Bolívar, pues ha venido haciendo una argumentación que lleva directamente a la justificación de la toma del poder político absoluto, vitalicio y hereditario por los militares libertadores, presuntamente portadores de las características guerreras de los espartanos y la brillantez de los atenienses, con potestades similares a las de los senadores romanos  y de los lores británicos, a quienes  habría que conservar como “… una raza de hombres virtuosos, prudentes y esforzados…”, y luego mantener a sus herederos desde la infancia  con una educación y cuidados especiales con el fin de prepararlos para el oficio que la Providencia les había destinado ¡¿no era esa una nueva nobleza?! ¡¿o una raza pretendidamente superior?!

Respecto a la conservación de la gloria de estos héroes guerreros decía Simón Rodríguez:

O! Americanos… ¿Es posible que entre los muchos hombres que se han consagrado a la causa pública en vuestro país, no haya uno digno de vuestra confianza? Iturbide en Méjico, Santander en Colombia, Rivadavia en Buenos-Aires, Ohigins en Chile, San Martín en el Perú, Sucre en Bolivia, no han recabado por todo premio de su celo sino injurias. Iturbide murió a manos de los Representantes del Pueblo Mejicano –San Martín y Ohigins viven desterrados –Rivadavia se ha condenado a un retiro –El Jeneral Sucre, vencedor de Ayacucho, y fundador del orden en Bolivia, salió gravemente herido de un motín que suscitaron, en sus tropas, los sujetos que más distinguió durante su Gobierno en Chuquisaca… lo pusieron preso en su cama… los soldados que lo guardaban y los promotores del atentado lo insultaron, y sin la menor consideración lo expulsaron del país… (Dfs Blv, OCSR, T2, 288).

Vemos que se queja Rodríguez del trato desconsiderado que se había dado a estos héroes guerreros en la América española, y llama a considerar una conducta diferente hacia ellos.

Por otro lado, es difícil admitir que en la Venezuela colonial haya existido la formación de tal “raza de hombres”  que menciona Bolívar, y que asumieron la lucha por liberarse del dominio español debido a sus singulares cualidades guerreras, similares a las de Esparta y Roma, y que a la vez fuesen especialmente virtuosos, prudentes y esforzados, como los atenienses y británicos; más bien parece que el proceso independentista de la América Española se debió a circunstancias que no dependieron de ninguna raza especial de hombres, sino de circunstancias históricas particulares, que no viene al caso analizar en este trabajo.

El anterior análisis no pretende desconocer las virtudes especiales de los guerreros libertadores, pero además hay que reconocer que la libertad fue producto de la lucha de todo un pueblo casi sin características especiales, incluso pervertido en muchos aspectos como dice Bolívar, pero fue de su seno de donde salió un Negro Primero, un Antonio José de Sucre, Manuel Piar, José Félix Ribas, José Tadeo Monagas, José Antonio Páez, Francisco de Paula Santander, y hasta Simón Bolívar, y Boves en el bando contrario, y cualquier otro que podamos mencionar. No eran guerreros profesionales y experimentados en batallas en múltiples lugares, ni reconocidos por virtudes especiales diferentes a los demás, con las excepciones que siempre pueden darse, como es el caso del Generalísimo Francisco de Miranda y otros altos líderes.

De tal manera, parece lógico que en ese momento la propuesta de Bolívar, defendida por Rodríguez, no fuese comprendida ni recibiera el respaldo que esperaban, sino que hasta fue rechazada y duramente enfrentada[14]. No era sencillo entender la propuesta de desplazar del poder soberano a todo un pueblo recién liberado de la tiranía colonial de España, para entrar en otra especie de tiranía absoluta de manera voluntaria, para que los militares libertadores tomaran las riendas del poder de forma vitalicia y hereditaria, a la manera de raza superior predestinada por la providencia, para dirigir un cambio de costumbres que llevaría a la conformación futura e incierta de una perfecta sociedad republicana.

Continuemos con el Discurso de Angostura:

 

El Poder Ejecutivo británico, está revestido de toda la autoridad soberana…. Aplíquese a Venezuela este Poder Ejecutivo en la persona de un presidente, nombrado por el pueblo o por sus representantes… (188). En la República el Ejecutivo debe ser el más fuerte… (189).

 

Que los tribunales sean reforzados por la estabilidad, y la independencia de los jueces, por el establecimiento de jurados… moderar la voluntad general y la autoridad pública… (191)

 

… división de los ciudadanos en activos y pasivos…  por…  el trabajo y el saber… primer dique a la licencia popular, evitando la concurrencia tumultuaria y ciega que en todos los tiempos ha imprimido el desacierto en las elecciones… (193)

 

… el centralismo y la reunión de todos los Estados de Venezuela en una Republica sola e indivisible… (194).[15]

 

En esta serie de citas se vislumbra con más claridad el conjunto de instituciones que constituirían el gobierno en esta fase de la república, y servirían de entorno político para llevar adelante el plan de educación popular, pues se contaría con el poder suficiente para ejecutar todas las acciones de dicho plan, y quizás por las características de esta propuesta fue que se acusó a Bolívar de promover una monarquía o una dictadura.

Sin embargo, Simón Rodríguez defiende esta propuesta expresando que, si bien se requiere un gobierno y gobernantes vitalicios y congreso de filósofos, también es cierto que ésta no es la obra final de la República, sino que se trataría de una forma provisional de sustento del poder, como un “sistema de puntales”, para hacer que en ese lapso  el pueblo se hiciera republicano  mediante la “educación popular”, con una Constitución Vitalicia como un baluarte contra la monarquía, con un gobierno absoluto provisional, entretanto que la educación popular se prepara para abolirlo (Dfs Blv, OCSR, T2, 345-349).

Por razones metodológicas no se analiza en esta parte la propuesta de cuarto poder, o poder moral, hecha por Bolívar en este Discurso de Angostura, sino que el desglose de dicha institución se hace en el punto número dos de este mismo capítulo.

Continuamos entonces con la propuesta del entorno de poder político en esta segunda fase de la república, desde la visión del Congreso Constituyente de Bolivia en 1826.

 

Discurso de Simón Bolívar ante el Congreso Constituyente de Bolivia de 1826.

En este discurso la propuesta republicana de Bolívar se encuentra más desarrollada y presenta algunas diferencias respecto a las anteriores, y a tales efectos se mencionan las siguientes citas textuales.  

 

El Proyecto de Constitución para Bolivia está dividido en cuatro Poderes Políticos, habiendo añadido uno más, sin complicar por esto la división clásica de cada uno de los otros.[16]

 

Efectivamente, Bolívar propone el Poder Electoral para encargarse de la organización de los Colegios Electorales en cada Provincia, donde cada diez ciudadanos nombran un Elector, quien debe saber leer y escribir, profesar una ciencia o un arte que asegure su alimento y ser honrado, y elegirán a los Legisladores, Magistrados, Jueces y Pastores de cada Departamento, Provincia o Cantón, a similitud de los Estados federados, según Bolívar.

Propone además un Cuerpo Legislativo compuesto por tres cámaras, la cámara de Tribunos, los Senadores y los Censores; las dos primeras a semejanza del poder legislativo británico, muy semejante a la propuesta en el Discurso de Angostura, y la tercera constituye el poder moral, con la misma semejanza.

Así mismo, propone un Poder Ejecutivo dirigido por un Presidente Vitalicio como suprema autoridad, a la manera de Haití, con facultades para elegir a su sucesor en la persona de un Vice-Presidente, lo cual califica como “la inspiración más sublime en el orden republicano”.

Propone igualmente el Poder Judicial, donde el pueblo presenta los candidatos a través de los Colegios Electorales y el Legislativo los escoge. Propone así mismo que la constitución deba “reformarse por períodos, según lo exige el movimiento del mundo moral”, lo cual a mi entender se adapta a las transformaciones que iría teniendo la república en cada una de las fases que en este trabajo estamos exponiendo, claro está que esta es una recomposición sintética posterior al análisis de toda la propuesta, y no una división específica en fases hecha por Bolívar ni por Rodríguez, pero sí sugerida y visible a lo largo del proyecto.

 

Diferentes órganos de poder que resultan del proyecto de Bolívar.

De este primer punto se puede visualizar cual es el entorno del poder político durante esta segunda fase de la república, en la cual se estará llevando adelante el plan de educación popular para la formación de los nuevos ciudadanos requeridos en la fase siguiente.

Dicho gobierno  estaría constituido por un Poder Ejecutivo, dirigido por una Presidencia Vitalicia con una Vicepresidencia que lo hereda y nombrada por el mismo presidente; un Poder Legislativo, compuesto por dos cámaras a la manera británica, con un Senado Hereditario en la Cámara Alta, compuesto por los militares libertadores y sus herederos, y una Cámara Popular, similar a la de los Comunes elegida por el pueblo mediante el Poder Electoral; un Poder Judicial;  y una tercera cámara legislativa o en su lugar un Cuarto Poder Moral, encargado de llevar adelante el plan de educación popular, entre otras funciones.

Las instituciones nombradas gozarían en esta etapa de todas las potestades de un gobierno absoluto, con el fin de enfrentar por todos los medios a su disposición y sin ninguna limitación, todas las dificultades que puedan entorpecer o impedir la ejecución del plan de educación popular para la formación de los ciudadanos activos requeridos para la fundación de la república definitiva y perfecta en la siguiente etapa, pues esa sería la única justificación de su existencia.

Como colofón de esta etapa es valedera la siguiente frase de Simón Rodríguez:

El Gobierno de un pueblo Bárbaro es GROSERO i el del Feroz es BRUTAL. En este estado, la Concordancia entre las costumbres y el Gobierno de uno y otro es perfecta; pero el Gobierno no dura, i la razón es que el bárbaro se instruye y el feroz se humaniza. (So Am, OCSR, T1, 372).

La esperanza evidentemente está puesta en que este gobierno grosero y brutal, que dirigirá en esta fase a un pueblo que es bárbaro y feroz, como concordancia perfecta entre uno y otro, no es duradero a causa de la educación popular que se le estaría impartiendo de manera intensiva, para que dentro de un breve lapso el bárbaro se instruya y el feroz se humanice, y por lo tanto ya no sea necesario ese gobierno grosero y brutal que se ha instalado. Y agrega:

 

No hay Prestijio que sostenga el Poder Absoluto:

(…) Monarca Absoluto = Pueblo Cero (Luc Vir, OCSR, T2, 178).

  

Es indudable que en esta etapa existe un poder absoluto  respecto al pueblo,  equivalente al de un monarca, donde el pueblo no ejerce ningún poder por estar constituido en su totalidad de ciudadanos pasivos, aunque dirigidos por prestigiosos individuos, los militares libertadores y sus herederos que han dado muestras de ser una  de raza especial de hombres guerreros y virtuosos, pero el filósofo está convencido de que tal prestigio no será suficiente para sostenerse en el poder, pues en definitiva el pueblo instruido y humanizado los sustituirá. Al menos esa parece que era su creencia y esperanza.

Y nuevamente es válida aquí la cita ya mencionada:

 

El Gobierno vitalicio no es la obra final de la República –su necesidad es provisional: considérese como el sistema de puntales, conque se sostiene un edificio que se va a cimentar bajo de obra. (Dfs Blv, OCSR, T2, 345)

 

Y la esperanza o puerto firme a donde pretende llegar después de pasar por un gobierno tan “grosero y brutal” es la siguiente, en la cual se concreta la última etapa del proyecto:

 

Después de tantas verdades y tantas consecuencias, es natural que LOS QUE NO SABEN pregunten, cuáles son las condiciones que ha de llenar el Gobierno, y cuáles las aptitudes  que ha de tener el Gobernante.

 

Las condiciones  del Gobierno son

1ª arreglo en las aspiraciones

2ª plan de operaciones establecido

3ª orden en el trabajo

4ª consecuencia en las providencias

5ª Respetabilidad interior y exterior, y

6ª Constancia.

 

Las aptitudes del gobernante son

1ª moralidad

2ª sentimientos sociales

3ª conocimiento práctico del Estado económico

4ª – del Estado Civil

5ª – del Estado Político

6ª – del Estado Militar

 

Condiciones y aptitudes del Pueblo.

Condiciones.

1ª Continuamente instruyéndose en sus deberes

2ª Continuamente ocupado en cosas útiles

3ª Siempre sometido a las leyes

 

Aptitudes.

1ª Dueño de un capital productivo aplicado a cosas útiles

2ª Dispuesto a auxiliar, socorrer o amparar a sus semejantes

3ª Capaz de defenderse, y dispuesto a tomar las armas.

 

Porque está instruido, obra sin violencia y con acuerdo.

Porque está ocupado adquiere.

Porque tiene, subsiste.

 

Todo lo que se hace en la sociedad, es ´por obligación.

Toda transmisión, es un pagamento.

Nadie suplica –todos exijen.

Nadie pide –todos cobran.

 

A ninguno le es permitido exentar a otros, del trabajo necesario a su subsistencia.

Ninguno tiene derecho á la propiedad ni á los servicios de otro, sino en común.

No hay legados ni herencia por sucesión.

(Dfs Blv, OCSR, T2, 351-352)

 

Esa es la esperanza por la cual considera Simón Rodríguez justificable pasar por la etapa de educación popular, con un gobierno tan contrario al que finalmente se busca, y se vislumbra en el mismo una semejanza con la misión que concedían los romanos al Cónsul a quien le era concedida la Dictadura mientras prevalecieran condiciones específicas.

 

En ese sentido, me atrevo a parafrasear el término propuesto por Vladimir Ilich Lenin para justificar su etapa de construcción de la primera fase del proyecto socialista, en la cual la clase obrera o proletariado asumía el poder absoluto para formar al nuevo hombre que se requería en la siguiente fase del proyecto socialista, y a esta etapa previa él  la llamó “Dictadura del Proletariado”, y yo la parafraseo en esta etapa del proyecto rodriguista, arriesgándome a todas las críticas, como “Dictadura de la Educación” o “Dictadura de la Ilustración”. 

 

El punto de apoyo de la palanca republicana es la ilustración.

(Dfs Blv, OCSR, T2, 337).

 

El fundamento del Sistema Republicano está en la opinión del pueblo, y ésta no se forma sino instruyéndolo […] Nadie hace bien lo que no sabe, por consiguiente nunca se hará República con jente ignorante… (Dfs Blv, OCSR, T2, 342-343).

En resumen final, del estudio de los diferentes documentos en los cuales se expone el proyecto republicano de Simón Bolívar, mediante un poder absoluto y centralizado, defendido a su vez por Simón rodríguez, se concluye que el mismo estaría compuesto por las siguientes instituciones que se mencionan a continuación.

Presidencia Vitalicia.

Vicepresidencia nombrada por el Presidente y heredera de la Presidencia.

Un Senado compuesto por dos cámaras: Cámara Alta, compuesta por militares de la guerra de independencia, con carácter vitalicio y hereditario; Cámara Baja, compuesta por representantes populares, elegidos en Colegios Electorales.

Colegios Electorales.

Queda pendiente el estudio del Cuarto Poder, o Poder Moral, el cual se analiza de inmediato en el siguiente punto.

 

2.                Cuarto Poder: el Poder Moral o Cámara de Censores

En este punto se analizan las características y funciones del Cuarto Poder, también llamado por Bolívar Poder Moral o Cámara de Censores, y se exploran sus funciones como órgano encargado de llevar adelante el plan de educación popular, así como su historia y filosofía, de acuerdo a las referencias que del mismo hace El Libertador, tomando en cuenta su semejanza con el Areópago de Atenas, los establecimientos del gobierno de Esparta y los Censores de Roma.

 

Poder encargado de llevar adelante el plan de educación popular.

En este punto corresponde analizar el órgano del poder público que sería el específicamente encargado de llevar adelante el plan de educación popular. Hay que aclarar que este no sería simplemente una especie de ministerio de educación, encargado de ejecutar y desarrollar los planes del estado relacionados con las necesidades de formación escolar y profesional de los ciudadanos, sino un verdadero poder encargado de transformar las costumbres sociales, con todas las facultades de censura y castigo moral; ello incluye por supuesto todo el programa educativo del estado, pero no solamente eso.

En ese sentido, Simón Bolívar le atribuye a este Poder Moral varias funciones específicas que intentaremos desglosar en esta parte, y en las siguientes citas se describe específicamente el nuevo órgano del poder público encargado de llevar adelante el plan de educación popular, en el mismo Discurso de Angostura.

 

La educación debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del Congreso. Moral y Luces son los polos de una República; Moral y Luces son nuestras primeras necesidades.

La jurisdicción de este tribunal verdaderamente santo, deberá ser efectiva respecto a la educación y a la instrucción y de opinión, solamente en las penas y castigos.

 

Pero sus anales, o registros donde se consignan sus actas y deliberaciones; los principios morales y las acciones de los ciudadanos, serán los libros de la virtud y del vicio. Libros que consultará el pueblo para sus elecciones, los magistrados para sus juicios.

 

Una institución semejante, que más que parezca quimérica, es infinitamente más realizable que otras que algunos legisladores antiguos y modernos han establecido con menos utilidad del género humano.[17]  

                                            

De tal manera, en esta segunda etapa del proyecto republicano la autoridad fundamental para el logro de sus fines educativos estaría concentrada en el Poder Moral, formando parte del Congreso según se evidencia en el discurso ante el congreso constituyente de Bolivia, como se cita más adelante, el cual contaría con los medios y potestades suficientes para imponerse de manera absoluta en sus áreas de competencia.

Aunque Bolívar describe en esta frase dicha institución de una manera muy romántica y paternalista, sería este órgano el verdadero portador de las facultades absolutas dictatoriales conferidas al estado en esta fase, pues este órgano debe ser el garante de la transformación etológica de la mentalidad de la sociedad, mediante la formación de las nuevas costumbres y opiniones. Por otro lado, acerca de este órgano del estado nada dice Simón Rodríguez, sin embargo, vislumbra sus funciones:

 

En la MONARQUÍA las costumbres reposan sobre la AUTORIDAD; en la REPÚBLICA la AUTORIDAD reposa sobre las costumbres… sólo por la fuerza física consigue un Rey que sus vasallos obedezcan. La fuerza de la autoridad Republicana es puramente MORAL (Ex Sus, OCSR, T1, 231).

 

En esta frase Rodríguez vislumbra la fuerza de la autoridad moral del estado, y lo que le faltó fue plasmarla o encargarle su ejecución a un órgano específico con la misión específica de ejercer autoridad sobre las costumbres mediante la educación popular.

 

Los defensores del Republicanismo Bastardo, no advierten que su Sociedad representa un cono en posición inversa = LAS COSTUMBRES sobre la autoridad; en la verdadera República, LA AUTORIDAD sobre las costumbres. (So Am, OCSR, T1, 383).

 

No tiene dudas el filósofo caraqueño de que en la república el Estado debe ejercer autoridad sobre las costumbres, independientemente de cuál sea el órgano específico encargado de ejercer dicha función, o del nombre que tenga.

 

El Gobierno debe ser maestro, y para formar el pueblo á la República necesita cuando más cinco años. (Dfs Blv, OCSR, T2, 329).

 

Resulta claro para el filósofo que para llevar adelante el proyecto de educación popular el estado mismo debe ejercer las funciones de maestro, que este papel no debe quedar en las manos de cualquiera, ni siquiera de los padres, ni de las autoridades locales o municipales, sino que debe ser una función centralizada del estado para poder garantizar la formación de los nuevos ciudadanos de una manera homogénea; y para ello resulta lógico la existencia de un órgano específico de alto nivel y de alta respetabilidad moral que deba garantizar la ejecución y vigilancia del plan.

 

Establézcase una JUNTA que se Titule Inspectora de la Instrucción Primaria […] Esa será la Policía que conviene a los niños… (Csj Amg, OCSR, T2, 12).

 

Esta especie de Policía de la Educación es lo que parecía estar en la mente de Rodríguez para garantizar la conducta de los estudiantes y la conducción del plan de educación, según lo recomendado en pequeña escala a las autoridades del Colegio de Latacunga, pero que Bolívar lo previó para toda la nación en el marco del Poder Moral. De tal manera, sólo resulta comprensible el proyecto republicano y el plan de educación popular de Rodríguez, complementado con las ideas republicanas y educativas de Simón Bolívar.

 

Estructura y funciones del Poder Moral.

En el mismo Discurso de Angostura se observa lo relativo a la estructura y funciones del Poder Moral, destacándose lo siguiente:

 

Tomemos de Atenas su Areópago, y los guardianes de las costumbres y las leyes; tomemos de Roma sus censores y sus tribunales domésticos y haciendo una santa alianza de estas instituciones Morales, renovemos en el mundo la idea de un pueblo que no se contenta con ser libre y fuerte, sino que quiere ser virtuoso.

 

Tomemos de Esparta sus austeros establecimientos, y formando de estos tres manantiales una fuente de virtud, demos a nuestra República una cuarta potestad cuyo dominio sea la infancia y el corazón de los hombres, el espíritu público, las buenas costumbres y la moral republicana.

Constituyamos este Areópago para que vele sobre la educación de los niños, sobre la instrucción nacional; para que purifique lo que haya corrompido en la República; que acuse la ingratitud, el egoísmo, la frialdad del amor a la patria, el ocio, la negligencia de los ciudadanos; que juzgue de los principios de corrupción, de los ejemplos perniciosos; debiendo corregir las costumbres con penas morales, como las leyes castigan los delitos con penas aflictivas, y no solamente lo que choca contra ellas, sino lo que las burlan; no solamente lo que las ataca, sino lo que las debilita; no solamente lo que viola la Constitución, sino lo que viola el respeto público. [18] (Subrayado agregado).

 

Como es explícita en el fragmento, esta institución toma su origen a partir de instituciones de la antigüedad griega y romana, como el Areópago de Atenas, los establecimientos de Esparta y los Censores y tribunales domésticos de Roma.

Se propone tener dominio sobre la infancia, el corazón de los hombres, el espíritu público, las buenas costumbres y la moral republicana, debiendo corregir las costumbres con penas morales. La falta de definición precisa de esta serie de conceptos genera tal amplitud de competencias que prácticamente cualquier actividad de la población quedaría sometida a su virtuoso poder.  

Toda la propuesta expresada en el Discurso de Angostura se amplía, y en algunos casos se modifica, en el Discurso ante el Congreso Constituyente de Bolivia de 1826, y por ello procedemos a analizar ambas propuestas de manera conjunta para su mejor comprensión. En ese sentido, respecto a la propuesta del poder moral en el discurso de Bolivia comenta el autor Ivan Jaksic:

 

Se trataba de un poder “moral” que tenía algún parecido con la institución romana de censores, que ejerció poderes de supervisión moral sobre la comunidad (régimen morum) por cerca de cinco siglos hasta comienzos de la era cristiana. La Constitución de Bolivia, así, consistía en un Poder Ejecutivo, un Poder Judicial y una legislatura de tres cámaras que incluía una Cámara de Tribunos, un Senado y una Cámara de Censores. Estos últimos, expresó Bolívar en su mensaje al Congreso, son “los que protegen la moral, las ciencias, las artes, la instrucción y la imprenta. La más terrible como la más augusta función pertenece a los Censores… A estos sacerdotes de las leyes he confiado la conservación de nuestras sagradas tablas, porque son ellos los que deben clamar contra sus profanadores”54. Estas propuestas recuerdan las de Rousseau en el Libro V de El contrato social, en donde el pensador francés proponía algo semejante tomando como modelo los censores de Roma y los éforos de Esparta.[19]

 

Igualmente comenta Brigitte Bernard:

Los valores morales para los cuales Bolívar pretendía que se formaran los ciudadanos, eran de naturaleza ético-social y ético-política. No se trataba de los deberes de la persona para con su conciencia, sino de las virtudes sociales y ciudadanas que propiciarían el enaltecimiento de la República. Por ello, tomaba Bolívar su modelo del Areópago griego, el cual no constituía en realidad, un Poder Moral, sino un Tribunal Supremo, pero cuya competencia abarcaba tanto el cumplimiento de las leyes como de las costumbres…  Bolívar propugnaba con su Poder Moral, la educación de la ciudadanía dentro del ideario libertario que había guiado el proceso emancipador… El Poder Moral en el pensamiento de Bolívar, se erige como una instancia pedagógica en relación con los valores que orientan la conducta del ciudadano en una sociedad en vías de liberación como lo era la sociedad colonial… Allí reside la función del Poder Moral, como es la de ejercer esa tarea educativa, esclarecedora, concientizadora, la cual irradia en torno de un concepto central como lo es el de Justicia Social.[20]

 

Es así que el Poder Moral asume similares funciones en relación con la educación, la instrucción, la moral y costumbres sociales, que las atribuidas en la antigüedad al Consejo del Areópago de Atenas y a los Censores romanos, el Éforo de Esparta y seguramente la severidad de la educación militarista de esta última, todo ello especialmente en cuanto a la implementación, vigilancia y control del plan de educación popular.  

En ese sentido, siguiendo con la propuesta de Simón Rodríguez, se hace patente que en esta segunda etapa del proyecto republicano tomaría el control del plan de educación popular el aquí descrito Poder Moral, por ello se considera necesario profundizar en su historia y filosofía.

 

Historia y filosofía del Poder Moral.

Haciendo seguimiento a las instituciones tomadas como modelo por Simón Bolívar al referirse al Poder Moral, según lo mencionado en sus diferentes escritos, conseguimos que hacía señalamiento específico respecto al Areópago de Atenas, a los establecimientos de Esparta y a los Censores romanos, por lo que en esta parte se hace una breve exploración de dichas instituciones.

 

El Areópago de Atenas.

El Areópago era un monte situado en el área del Ágora de Atenas, donde funcionaba la sede del Consejo o tribunal superior que controlaba a los magistrados, interpretaba las leyes y juzgaba a los homicidas, el cual en su origen dependía del rey y se componía únicamente de Eupátridas o bien nacidos, quienes eran la aristocracia gobernante, y se reunieron allí desde el 480 a.C. hasta el 425 d.C. [21]

Después de la reforma de Solón sus miembros eran escogidos entre los arcontes o magistrados, cuyos cargos eran inamovibles y representaban a los ricos, en oposición a los aristócratas. Con el progreso de las instituciones democráticas los arcontes perdieron su prestigio y poder político, y desde el 487 a.C.  ya no eran escogidos entre los hombres más importantes de la sociedad, sino que eran elegidos por sorteo. Efíaltes, en el 462 a. C. les retiró la custodia de la constitución, con lo que su competencia disminuyó, pero conservaron su función de tribunal para juzgar los asuntos criminales, aunque perdieron su importancia política. Acerca de la reforma de Solón el autor Roberto Rodríguez Guerra expresa:

 

La reforma de Solón establece, en primer lugar, que los arcontes habían de ser elegidos de entre los miembros de las tres primeras clases, y no sólo de entre los Eupátridas. No obstante habían de ser elegidos mediante un procedimiento que introduce dos importantes novedades en el sistema de designación. La primera de ellas es que —según afirma Aristóteles13— si bien «lo antiguo era que el Consejo del Areópago, tras haber convocado y elegido por sí mismo al apropiado para cada uno de los cargos, se lo asignara y encomendara por un año»14, ahora estos cargos son asignados «por sorteo entre candidatos que cada tribu había elegido previamente». A este fin cada una de las cuatro tribus tenía capacidad para elegir por separado diez candidatos y posteriormente se procedía a designar los nueve arcontes por sorteo.[22]

 

Por su parte el autor Carlos Trejo expresa acerca de esta institución:

En el período de Solón, eupatrida o bien nacido (patricio), era quien tenía el monopolio del mando. Dicho poder se concentraba en el Areópago, institución aristocrática de personajes inamovibles e irresponsables. Todos ellos ancianos arcontes. Tenían amplios poderes parecidos a los de la Gerusía espartana.   La llegada al poder de los demócratas significó la ruina del Areópago, que perdió sus facultades políticas y judiciales, quedándole sólo las honoríficas. Los ancianos no volvieron a tener un papel importante. Atenas, en general, permaneció fiel a la juventud.[23]

 

En tal sentido, el Consejo del Areópago era un máximo tribunal con variadas funciones, manejado por la élite aristocrática hasta que surgieron reformas que dieron mayor participación a los ricos no aristócratas, y finalmente con la democracia cualquier ciudadano podía formar parte del mismo por simple sorteo, hasta que desapareció.

La idea filosófica fundamental de este Consejo era que lo conformaban los más ancianos funcionarios que ya habían pasado por las máximas magistraturas del arcontado, y que por lo tanto se presumía que contaban con la sabiduría, honor y virtudes suficientes como para representar y corregir la conciencia moral de la sociedad e influir en sus costumbres mediante sentencias judiciales.

Además, era un hecho que los miembros del Areópago representaban las ideas de la clase social dominante, primero la aristocracia de los eupátridas y luego también la de los más ricos, garantizándose así el sostenimiento de las costumbres e ideas que garantizaban su permanencia en el poder, hasta el advenimiento de la democracia.

En conclusión, es posible que, respecto al poder moral propuesto por Bolívar, influyera el hecho de que se presumía que los miembros de este Consejo eran las personas con más respetabilidad en la sociedad, pues si ese poder iba a juzgar la moral e incluso imponer nuevas costumbres, sus miembros deberían gozar de esas características y mucho más.

 

Los establecimientos de Esparta.

Simón Bolívar no menciona específicamente a los Éforos en su propuesta del Poder Moral, sino a los “establecimientos de Esparta”, sin embargo, entre las diversas instituciones que componían dicho “establecimiento” se encontraban además la Diarquía, la Gerusía y la Apellá, pero destaca el Consejo de los cinco Éforos por ser sus funciones las más parecidas a las del cuarto poder bolivariano, así como la Gerusía, por ser la más parecida al Senado Hereditario.

En ese sentido,  da la impresión de que Bolívar estudió con detenimiento la historia, instituciones, educación y sociedad de Esparta en general, pues no oculta su admiración y preferencia por esta polis griega, sobre todo por su carácter militarista y guerrero, y que las instituciones que propone tienen alguna similitud con las de Esparta; por ello se considera necesario profundizar un poco más en el conocimiento de esta polis para poder entender el planteamiento de Bolívar, sin salirnos de los objetivos de este trabajo, hasta donde sea posible.

Continuando con esta indagación, se consigue que la organización política de Esparta dividía el gobierno en los siguientes órganos: la Diarquía, constituida por dos reyes hereditarios de familias diferentes, quienes decidían sobre las cuestiones militares y religiosas; la Gerusía o consejo de ancianos con más de 60 años, denominados los Gerontes, compuesta por 28 miembros vitalicios  y los dos reyes, quienes decidían sobre la política externa y juzgaban los crímenes; la Apellá,  asamblea de ciudadanos espartanos denominados los Homoio o iguales, con un mínimo de 30 años, quienes votaban sin debate o discusión las propuestas hechas por la Gerusía; y el Éforo, compuesto por cinco miembros llamados Éforos, quienes eran electos por la Apellá  y fiscalizaban a los reyes, la administración de la ciudad, e inclusive podían contrarrestar leyes antiguas; llego a ser el órgano más poderoso en la ciudad, al extremo de que Aristóteles se refirió a ellos como tiranos.[24]

Po otro lado, los Éforos se convirtieron en guardianes de la constitución, presidían la Apellá, controlaban a los funcionarios y a las comunidades sometidas de ilotas, recibían a los embajadores extranjeros, vigilaban la educación de los niños, supervisaban la actuación de los reyes a los que incluso podían arrestar y llevar a juicio. También actuaban como policías del pueblo, acompañaban a los reyes a la guerra y podían mandar unidades militares, eran jueces en cuestiones de derecho civil, mantenían la obediencia para con la comunidad espartana a la masa de ilotas sujeta a ella y a los periecos que no gozaban de plenos derechos.

Aparte de esta estructura del establecimiento político, se destaca en Esparta la estricta educación militar en comunas, denominada agogé, la cual ya fue referida en el primer capítulo de este trabajo; se dedicaba a la preparación de la vida militar a la cual eran sometidos todos los espartanos desde los 7 años de edad, cuando eran separados de sus familias y llevados a vivir en comunas, de donde salían entre los 18 y 21 años ya preparados como ciudadanos y hoplitas o guerreros espartanos, carrera que desarrollaban hasta los 60 años, cuando pasaban a formar parte de la aristocracia de ancianos que dirigían la polis. Es inevitable conseguir paralelismos entre estas comunas de la agogé, y las colonias de niños propuestas por Simón Rodríguez para la educación popular.

Ese tipo de educación y vida militar era necesaria en todos los espartanos, debido a que su función era mantener sometidos a los esclavos ilotas descendientes de las comunidades sometidas y esclavizadas por los invasores Dorios, de quienes eran descendientes a su vez los espartanos. Resulta que estas comunidades ilotas eran hasta seis veces superior a los espartanos en número, por lo que si su población aumentaba eran sistemáticamente invadidos y asesinados por los hoplitas, para mantener su población en una relación aceptable para garantizar la dominación ¿Monstruoso?

De tal manera, es posible deducir a manera de conclusión, que la propuesta del cuarto poder de Bolívar se asemeja a los Éforos, igual que las comunas de la agogé a las colonias de niños de Simón Rodríguez; y que la agogé en si misma tiene semejanza con el plan de educación popular, guardando las diferencias (mutatis mutandi).

Acerca de la filosofía de Esparta quizás lo que hay que decir es que no les importaba la filosofía, eso era para los “afeminados y amantes de niños” de Atenas; dominar su propio cuerpo y dominar a los demás era suficiente, sin tener que hablar tanto (lacónicos).

 

Los Censores de Roma.

Entre los cargos o magistraturas que constituía la carrera política de los ciudadanos romanos, llamada cursus honorum[25], el mayor rango que se podía alcanzar era el de Censor, después de haber ejercido necesariamente todos los demás cargos de dicha carrera, estando por encima del mismo solamente la Dictadura, que sólo se daba en tiempos muy especiales; de tal manera que eran ciudadanos reconocido por sus dotes de magistrado, y además debían ser de conducta y moral intachable.

Dicho cargo tenía un notable parecido con los Éforos de Esparta en cuanto a honor y funciones, se trataba de una magistratura colegiada de la antigua república romana formada por dos Censores elegidos cada cinco años, o anualmente según diversos autores[26], entre cuyas responsabilidades se encontraba la realización del censo, pero además supervisaba la moral pública y el adecuado manejo de las finanzas; esta magistratura comenzó en el 443 a.C., resultando que hasta el año 403 a.C. solamente podían acceder a la misma exclusivamente los patricios, pudiendo luego también ejercerla los plebeyos, y fue abolida  por el emperador Augusto con el advenimiento del imperio romano en el siglo 27 a.C. [27]

En conclusión de este segundo punto del capítulo II, se considera que, dada la similitud de funciones entre el Consejo del Areópago, los Éforos de Esparta y los Cónsules de Roma, la propuesta de Bolívar relacionada al Poder Moral se encuentra suficientemente sustentada en las mencionadas instituciones griegas y romana, pues en efecto cada una de ellas representaba a la aristocracia gobernante de manera excluyente, y entre sus funciones se encontraba la de supervisar la moral, entre otras, entendida ésta como las costumbres necesarias en los ciudadanos para el sostenimiento del sistema político vigente.

 

3.     Organización social para llevar adelante el plan de educación popular.

En este punto se estudia la manera como Simón Rodríguez concebía que debía estar organizada provisionalmente la sociedad mientras se llevaba adelante el plan de educación popular para formar a los nuevos ciudadanos a partir de la infancia, coincidente ésta con la segunda fase provisional republicana de gobierno vitalicio y hereditario.

Sólo bajo un Réjimen Vitalicio podrán los hombres públicos ocuparse, con suceso, en la creación de una sociedad perfecta –en continuas mudanzas se desvanece la autoridad, y todo se hace ilusorio. Los Ajentes han de permanecer en sus puestos, seria y continuamente ocupados en formar hombres desde la infancia…

(Dfs Blv, OCSR, T2, 352)

 

Colonizar el país con los propios habitantes.

Esta organización social provisional es necesaria desde el punto de vista etológico, es decir, para la formación de las nuevas costumbres sociales, en asilamiento de la influencia perniciosa que transmiten las viejas generaciones afectadas de la enfermedad social de “las arraigadas costumbres y opiniones”. Al respecto dice Rodríguez:

 

El modo de pensar se forma del modo de SENTIR, el de sentir del de PERCIBIR, i el de percibir, de las impresiones que hacen las cosas,, modificadas por las Ideas que nos dan de ellas los que NOS ENSEÑAN. (So Am, OCSR, T1, 366).

 

La Cartilla demuestra

La influencia de las costumbres en el gobierno

I la del gobierno en las costumbres

El punto de partida indeciso

sobre si es el gobierno el que influye

o si son las costumbres

no lo será para quien piensa

i ya muchos lo han decidido.

 

En el Sistema Republicano

el Gobierno forma las costumbres,

porque enseña a formarlas.

 

En los demás, sean cuales fueren,

Las costumbres forman el Gobierno

Porque cada uno hace de sus hijos lo que quiere.

(So Am, OCSR, T1, 371).

 

La última afirmación de la anterior cita nos hace ver que en los demás gobiernos cada uno hace de sus hijos lo que quiere, no el estado, y por ello las costumbres forman al gobierno; lo que nos lleva a interpretar en sentido inverso que en el sistema republicano el gobierno forma las costumbres porque ninguno hace de sus hijos lo que quiere, sino el estado.

La anterior afirmación resulta ser la base del “Gobierno Etolójico” propuesto por Rodríguez, y esas deben ser las competencias sobre la infancia que reclama Bolívar para el Poder Moral, por lo que la sociedad debe organizarse de acuerdo a los fines perseguidos por este principio, que no es otro que poner a los niños bajo la responsabilidad del estado para aplicarles el plan de educación popular de manera preferencial, al igual que al resto de la población en general.

En ese sentido, Simón Rodríguez propone un proyecto de ley que permite la regulación jurídica de esta nueva organización social provisional que permitirá la creación de las nuevas costumbres, de la siguiente manera:

 

PROYECTO DE LEI

Sobre las 2 atenciones de futuro: colonización i educación popular.

COLONIZACIÓN

Considerando

… considerando; en 4°  lugar, que los Campos de América están en gran parte despoblados,, i los pocos habitantes que tiene, apiñados, en desorden, alrededor de los templos, esperando de la Providencia lo que no les ha prometido,, miserables en medio de la abundancia,, i sin esperanzas de ocupar su imajinaria propiedad, en muchos siglos,, por falta de dirección  -que lo que hace horrorosa la Soledad, es la inhabilidad de hacerla habitable, para vivir en ella,, i que la Industria es un compañero que infunde valor, al más apocado… 10mo. que sólo al Gobierno toca dirijir los establecimientos Industriales, que se hagan en el territorio,, porque solo él debe considerar las conveniencias económicas, civiles, morales i políticas de la Industria, i la condición de los productores.

Considerando esto y lo más que pueda añadirse,

se propone la siguiente

LEI

Artículo 1ro. Colonícese el país con sus propios habitantes,, dividiéndolos en 2 especies de Colonos = Adultos i Párvulos.

Art. 2do. Los Adultos (jóvenes, hombres y viejos) que la Sociedad, por descuido, ha dejado caer en la miseria, serán considerados = los viejos como carga de la Sociedad = los hombres i los jóvenes serán Colonos. Se dará destino á los hombres que sepan trabajar,, i los jóvenes que no quieran ser Colonos, serán destinados a la milicia.

Art. 3ro. Las Colonias de Adultos se establecerán en las fronteras de los Indios. Los límites serán respetados.

Art. 4to. A los Colonos Adultos, se agregarán los Artesanos extranjeros, que quieran seguir la Condición de los nativos.

Art. 5to. Se asegurará la posesión de la Industria a los artesanos establecidos; no admitiendo otros que vengan a rivalizar con ellos. Si llega algún extranjero, con algo que adelante la industria establecida, se le comprará por cuenta de las Colonias: pero no se le permitirá establecerse en ellas, sino por consentimiento de la Dirección.

Art. 6to. Cada Provincia o Departamento establecerá su Colonia, con sus habitantes, a su costa,, i la dirijirá entendiéndose con la Dirección general.

Art. 7mo. Las Colonias; ocuparán, en propiedad, las tierras baldías que el Estado les adjudique –i donde no haya baldías, se arrendarán a los propietarios que las tengan sobrantes. Las Colonias no adquirirán la propiedad, sino por contrato con el propietario.

Art. 8vo. Cada Colonia tendrá su milicia urbana, sostenida a sus expensas –guardará su frontera, i no será movida por el Gobierno.

Art. 9no. Las Colonias de niños pobres se establecerán entre los adultos i los poblados,, i en ellas se admitirán los niños Europeos, que vengan recomendados por los Gobiernos de su país. No se admitirá ninguno que pase de once años, ni que tenga menos de ocho: i serán considerados como Americanos. Ni su país natal ni sus padres podrán reclamarlos, sino pagando lo que deban, según resulte de la cuenta que se ha llevado con ellos por sus gastos, i por lo que hayan devengado con su trabajo.

Art. 10mo. Al 4to. año de estar establecidas las Colonias de Adultos, empezarán a pagar una contribución directa al erario de la nación –i las de Párvulos al cabo de 5.

 

La parte disciplinal i económica de la Colonización –la especie de Instrucción que deba darse a los niños –i los arbitrios para su establecimiento, piden un tratado. Sólo advertirá, en cuanto a los arbitrios, que, en Bolivia, se creó, el año 25, un fondo de Beneficencia, de 15 millones de pesos fuertes, sin perjudicar propiedades.

 

El que no VE lo que le TOCA está ciego

el que no lo SIENTE está muerto.

(So Am, OCSR, T1, 409-412)

 

Como se puede apreciar, este proyecto de ley divide la población afectada por ella, en colonias de adultos, colonias de párvulos y milicia, con el fin de aplicar el plan de educación popular, y así mismo regula lo relacionado a su constitución y funcionamiento, pero reclama que se establezca un “tratado” o reglamento, en cuanto a los aspectos de disciplina, economía y tipo de instrucción que deba dictarse, el cual requería elaborarse adicionalmente.

Con el fin de su adecuada interpretación se procede a estudiar separadamente cada una de las instituciones mencionadas en este plan de colonización.

 

Colonias de niños.

Los Directores de los Institutos serían buenos labradores: Si en las tierras vírgenes de los desiertos sembraran la semilla que se pierde en los poblados… (los niños pobres)… harían la abundante cosecha (de hombres) que en vano esperan de los corrales y de los salones de las ciudades. Por más esmero que pongan en cultivar, en terrenos ingratos, semilla buena, al cabo verán que… en los corrales sembraron para cochinos y en los salones para pájaros. Escapará una que otra matita, y tendrán que consolarse con esperanzas de campesino agorero. “Con el tiempo…, el año que viene, si Dios es Servido…” (Ex Sus, OCSR, T1, 233)

 

En el proyecto de ley se contiene una organización especial de la sociedad para llevar adelante el plan de educación popular, respecto a aquellos niños, jóvenes, hombres y viejos que se encuentren en condiciones de miseria o abandono, o los extranjeros que al mismo quieran acogerse, asumiendo una forma comunitaria de vida que parece tener alguna semejanza con las comunas en las cuales se llevaba adelante la agogé espartana, según lo estudiado en el punto número dos de este mismo capítulo.

Es notable que dichas colonias se instalarían ocupando los terrenos desocupados que puedan encontrarse entre las ciudades y los territorios indígenas, sin mezclar a los niños con los adultos, ni las colonias en general con las ciudades ya establecidas, de tal manera que dentro de las colonias existiría el aislamiento de los niños para su educación e instrucción y la práctica en general de nuevas costumbres sociales dentro de las colonias, conforme a lo requerido para la futura sociedad republicana.

Además, estas colonias estarían estrictamente supervisadas por una autoridad denominada Dirección general, que no dependería de los Departamentos y Provincias, sino que estas autoridades departamentales y provinciales tendrían que entenderse con esta Dirección general. Es fácil suponer que esta Dirección general estaría bajo el control del Poder Moral, o constituida por dicho Poder, según la propuesta de Bolívar.

Por otro lado, es apreciable que en este proyecto de ley todavía Rodríguez piensa solamente en los niños desprotegidos y abandonados, siendo el hecho que en diversas otras citas se refiere a la aplicación del plan para “todos” los habitantes.

 

… la instrucción social debe ser general sin excepción. (So Am, OCSR, T1, 302).

      

La Misión de un Gobernante liberal… LIBERAL se entiende… es cuidar de todos los hombres, en la Infancia… de TODOS, de TODOS, sin excepción,, para que cuiden de sí mismos después, i cuiden de su Gobierno. (So Am, OCSR, T1, 333).

 

La empresa de la enseñanza debe ser general y constante. Su importancia exige que haya en ella maestros Sabios. Hábiles, Irreprensible, y con vocación para enseñar.

(Ex Sus, OCSR, T1, 249).

 

 

Entonces, se puede concluir que el plan de educación popular es para todos en general, y no solamente para los niños desamparados, miserables o abandonados; sino que en esta fase especial de la república se debe contar con los poderes suficientes para que dicha ley alcance a todos los niños sin excepción, y a todas las personas, en la medida en que los medios y los recursos lo permitan.

Por lo tanto, es presumible que con un “gobierno etolójico” ya instalado, con poderes absolutos, vitalicios y hereditarios, con las potestades suficientes para tomar todas las decisiones necesarias para cumplir cabalmente con el plan de educación popular, no deberían existir mayores dificultades para incorporar de manera progresiva a todos los niños a dicho plan, a todos en general y sin excepciones, para poder cumplir con los objetivos de esta fase de la república y pasar a la siguiente.

 

No consiste en el tiempo sino en los medios; y si estos se ponen a la DISPOSICIÓN del que manda (aun con la mayor reserva) pronto estarán a su DISCRECIÓN. Por más que velen los Liberales sobre la conducta del Jefe Supremo, los Servicios que puede hacer con distinciones y con gracias de toda especie, las excederán en número y en influencia, y con las armas en la mano, les impondrán silencio. No hay sino un solo recurso, y por fortuna muy fácil… hacer que el pueblo sea Republicano…

(Dfs Blv, OCSR, T2, 346).

 

De tal manera, no es aventurado presumir que este proyecto de ley pudiera abarcar obligatoriamente a toda la población de niños, aunque los que no puedan ser incluidos en las colonias de párvulos desde un principio pudieran entonces recibir el plan de educación popular en los poblados o ciudades ya existentes, tal como se expone más adelante en este mismo punto.

Por otro lado, en la parte final del proyecto de ley se hace referencia a que un plan similar fue decretado por Simón Bolívar para ser cumplido en Chuquisaca, Bolivia, del cual ya se hizo comentario acerca de su fracaso, pero además Simón Rodríguez da detalles de cómo fue su funcionamiento, por lo que pudiéramos deducir que en las colonias se aplicaría de forma parecida, a saber: 

 

Los niños se habían de recoger en casas cómodas y aseadas, con piezas destinadas a talleres, y estos surtidos con instrumentos, y dirijidos por buenos maestros. Los varones debían aprender los tres oficios principales, Albañilería, Carpintería y Herrería porque con tierras, maderas y metales se hacen las cosas que son más necesarias, y porque las operaciones de las artes mecánicas secundarias, dependen del conocimiento de las primeras. Las hembras aprendían los oficios propios de su sexo, considerando sus fuerzas –se quitaban, por consiguiente, á los hombres, muchos ejercicios que usurpan á las mujeres.

Todos debían estar decentemente alojados, vestidos, alimentados, curados, y recibir instrucción moral, social y relijiosa. Tenían, fuera de los maestros de cada oficio, Ajentes que cuidaban de sus personas y velaban por su conducta, y un Director que trazaba el plan de operaciones y lo hacía ejecutar.

… En cada Departamento de la República debía haber un establecimiento igual… La intención no era (como se pensó) llenar al país de artesanos rivales o miserables, sino instruir, y acostumbrar al trabajo, para hacer hombres útiles –asignarles tierras, y auxiliarlos en su establecimiento… era colonizar al país con sus propios habitantes. (Dfs Blv, OCSR, T2, 235- 236-237)

 

En tal sentido, las colonias de niños previstas en esta ley deberían tener por lo menos una organización similar a la antes señalada, y contar con el aprovisionamiento de recursos suficientes para garantizar su funcionamiento.

 

Colonias de adultos.

Por otro lado, es notable que aparte de la educación popular que se estaría desarrollando con los niños en las colonias de párvulos, se estaría llevando además un proyecto de industrialización en las colonias de adultos, con un método de producción socializado y propiedad comunitaria, que a su vez estaría preparando o ensayando una especie de plan general de industrialización futura del país, a medida que se cumpla la educación e instrucción de los niños, quienes al final de dicho proceso irían pasando a las colonias de adultos ya convertidos en ciudadanos activos, o a las milicias si esa es su elección. El resultado del proceso aplicado en las colonias sería una ciudadanía activa, una industria en desarrollo y una milicia, conforme a lo requerido por la futura sociedad republicana.

Acerca de la forma de hacer la producción e industrialización, Rodríguez hace varias referencias que resultan importantes de señalar en esta parte:

 

En cuanto a la indicación de medios de adquirir; toca a los Maestros hacer conocer a los niños el valor del trabajo, para que sepan apreciar el valor de las obras. Hacerles entender que la Industria es una propiedad que se debe respetar: por consiguiente que nadie tiene derecho de arruinar la industria ajena para establecer la suya.

Que la división de trabajos, en la confección de las obras, embrutece a los obreros, y que, si por tener tijeras superfinas y baratas hemos de reducir al estado de máquinas a los que las hacen, más valdría cortarnos las uñas con los dientes: por el contrario, que la división de trabajos en la producción es necesaria: porque la superabundancia de una misma cosa en todo en un país, abarata el producto, desaprecia el trabajo y empobrece al productor. (Ex Sus, OCSR, T1, 237).

 

Por máxima reguladora de la Economía dígase antes de emprender: Los productores se han de consultar para no producir más de lo necesario. En la producción superflua está la desgracia del hombre: por ella pierde y se empobrece: la pobreza lo somete a condiciones duras, y, al fin, la miseria lo vende al capitalista. ¡¿Cuántos descendientes de ricos hacendados no se ven hoy de mendigos o de tahúres?! Por eso no dejan los economistas de prodigar elogios a la agricultura ni de recomendar altamente al honrado labrador. Hasta los poetas toman a su cargo el hacernos creer que la gente del campo es feliz, especialmente los pastores, porque pasan casi todo el día durmiendo. Églogas, Idilios, Villancetes, para las Bibliotecas de los señores. Crasísima ignorancia, hambre y grosería en las chozas de los siervos. (Ex Sus, OCSR, T1, 240).

 

Si los americanos quieren que la revolución política que el peso de las cosas ha hecho y que las circunstancias han protegido, les traiga verdaderos bienes, hagan una revolución económica y empiécenla por los campos: de ellos pasará a los talleres, y diariamente notarán mejoras que nunca conseguirán empezando por las ciudades.

Venzan la repugnancia de asociarse para emprender y el temor de aconsejarse para proceder. Formen sociedades económicas que establezcan escuelas de agricultura y maestranzas en las capitales de provincias, y las extiendan, cuando convenga, a los lugares más poblados de cada una que designen el número de aprendices y hagan reglamentos, para que los maestros no hagan de sus discípulos sirvientes domésticos: que no consientan que el comercio asalaríe por su cuenta a los obreros, para reducirlos a la condición de esclavos: que enseñen a despreciar la manía de querer exportar lo que no existe, o lo que no se pide, o lo que no se necesita en el país: que fomenten el comercio interior con lo que produce fácilmente cada lugar, y que hagan entender a los productores que el que no tiene lo necesario no debe pensar en sobrantes: que piensen en ordenar y en dirigir antes de mandar: que no permitan errar, por el gusto de quejarse del mal que tren los yerros… en fin, que no den por imposible lo que no hayan puesto a prueba.

(Ex Sus, OCSR, T1, 241).

 

De la lectura de los anteriores fragmentos se puede especular que los principios allí señalados en torno a la producción y a la industria serán los que se estarían desarrollando en las colonias de adultos para organizar la producción popular con miras a la sociedad republicana.

Por lo tanto, las colonias de adultos recibirían a los nuevos ciudadanos activos  que  vendrían adecuadamente formados de las colonias de niños, y allí comenzarían a poner en práctica tanto los conocimientos  útiles de la instrucción, como la formación ciudadana de la educación; de esa manera, en las colonias de adultos ya se estaría comenzando a realizar el ensayo de sociedad republicana futura, mientras que en los poblados y ciudades ya existentes se estarían extinguiendo las viejas y arraigadas costumbres y opiniones, en la medida en que vaya culminando de manera natural la vida del viejo populacho. 

 

Milicias.

Se observa que formar parte de las milicias es una opción al salir de la colonia de párvulos, una vez cumplido el plan de educación popular, pues se puede optar por pasar a la colonia de adultos o a la milicia. Por ahora no estamos seguros si dentro del plan de educación popular está previsto dar entrenamiento militar a los infantes, pues Rodríguez solamente se refiere a otros aspectos de la educación, mismos que se estudiarán en el capítulo III de este trabajo. Por lo tanto, es posible que dicho entrenamiento militar sólo se dé a quienes escojan la milicia en vez de la vida civil de la colonia de adultos.

Estos milicianos presentan similitud con los hoplitas de las polis de la antigua Grecia, quienes eran ciudadanos civiles que recibían entrenamiento especial para participar en la defensa de su ciudad, movimiento que fue llamada “la revolución hoplítica”, porque dio oportunidad a las clases bajas para su participación en la política[28], pues ser parte de la milicia de caballería (hippeis) sólo estaba reservado para las clases altas que podían pagar el alto costo de entrar a la caballería, con su propio armamento, cabalgadura y protección corporal[29].

Sin embargo, al crearse la milicia hoplítica, que eran regimientos ciudadanos de infantería liviana o pesada, ya el costo del armamento y protección corporal se redujo, dando oportunidad a las clases medias de entrar a la infantería pesada, y hasta a los campesinos en la infantería liviana, dándoles así el derecho de opinar y participar en la organización de las guerras[30] [31].

Esta milicia ciudadana se comenzó a formar probablemente a partir del siglo VII a.C.,  como una forma de prevención de los ataques contra la ciudad, a excepción de los hoplitas de Esparta, que como ya se ha dicho, se entrenaban como tales desde niños y constituía la vida de todos los ciudadanos hasta los 60 años.

Los hoplitas eran ciudadanos armados para la defensa de su ciudad, los cuales contrastaban con los mercenarios, que eran individuos de cualquier otra polis, o de la propia, que luchaban a cambio de un pago para su propia supervivencia, como soldados profesionales, mientras que los hoplitas eran una milicia ciudadana.

En Roma por su parte, no se consigue una milicia similar a la de los hoplitas, sino que estaba constituido un ejército o Legión, que lo más parecido a las milicias que pudieran tener era que incluía a  legionarios de diferentes clases sociales, entre ellos la infantería ligera o velites, que eran ciudadanos que provenían de los estratos más bajos de la sociedad, o la infantería pesada, que se componía de ciudadanos que podían pagar el equipo costoso. Por ello, no se puede conseguir una similitud romana con la milicia propuesta por Simón Rodríguez.

La funciones de la milicia rodriguista eran simplemente las de guardar la frontera de su colonia, según el proyecto de ley, y seguramente dicha protección no tendría que ver con ataques provenientes de alguna parte, sino  más bien para la protección de los fines etológicos, o sea, resguardar que no se mezclaran los pobladores de los pueblos y ciudades cercanos para impedir que las nuevas costumbres ciudadanas formadas dentro de la colonia se  vieran contaminadas de las viejas costumbres en abolición.

Por otra parte, se justifica también la existencia de las milicias populares en la formación o preparación de las aptitudes requeridas en el pueblo de la futura sociedad republicana, pues Rodríguez expresa que “Debe ser capaz de defenderse, y dispuesto a tomar las armas” (Dfs Blv, OCSR, T2, 352), por lo que es plausible que se diera entrenamiento militar a todos los ciudadanos, y que una parte de ellos se dedicara de manera ordinaria a la milicia, mientras que el resto estaría preparado para incorporarse a ellas de manera extraordinaria cuando fuese necesario, a la manera de los hoplitas.

 

Educación en las ciudades ya existentes.

Es previsible que en sus inicios el plan de educación popular organizado a través del método de las colonias de niños y adultos, no sea suficiente para incorporar a todos los niños de todos los poblados y ciudades ya existentes, por lo que paralelamente a las colonias debe hacerse un esfuerzo por llevar el gobierno etológico a dichos lugares, donde debe hacerse un plan especial debido a que los niños estarían expuestos constantemente a un entorno social donde prevalecen las antiguas y enraizadas costumbres y opiniones.

En virtud de lo anterior, resultaría necesario organizar en las propias ciudades y poblaciones un ambiente social y educativo estrictamente supervisado por el Poder Moral, de tal forma que se controlen mediante censura  y se penalicen las costumbres dañinas, para evitar que los niños sean expuestos a las mismas, y que se premie y reconozca públicamente a todos aquellos que vayan asumiendo  los nuevos hábitos republicanos, con el fin de que los niños estén constantemente estimulados a emular o copiar las nuevas costumbres, y evitar o temer aquellas que son reprimidas o castigadas sistemáticamente por el Poder Moral y todas la autoridades del Estado.

Por ello, es previsible que en esta etapa existiera la aceptación social y legal del castigo escolar y familiar a los niños,  para penalizar la aparición en ellos  de los viejos hábitos y costumbres, y que se les hiciera conocer las penalizaciones y premios aplicados en general a todos los miembros de la sociedad por esa causa, así como la aplicación obligatoria, e incluso forzada, de las nuevas costumbres y principios, aunque surjan resistencias y opiniones contrarias que necesariamente deben ser reprimidas.

 

 … remover los obstáculos que oponen las costumbres a los progresos de la civilización… (Dfs Blv, OCSR, T2, 334)

 

El fundamento del Sistema Republicano está en la opinión del pueblo, y ésta no se forma sino instruyéndolo […] Nadie hace bien lo que no sabe, por consiguiente nunca se hará República con jente ignorante… (Dfs Blv, OCSR, T2, 342-343).

 

…distíngase con atenciones a todo el que se muestre adicto al sistema –hónrese y protéjase a los que sirvieron, y con especialidad a los que padecieron, y a los que arrostraron peligros cuando no había esperanzas, rodéese el gobierno de estos sujetos… (Dfs Blv, OCSR, T2, 347

 

LA CONDUCTA DE LOS NIÑOS debe estar sujeta a TRES INSPECCIONES:

A la de los Padres, en sus CASAS; a la de los Maestros, en sus ESCUELAS; i a la de la POLICÍA, en las CALLES. (Csj Amg, OCSR, T2, 11).

 

Establézcase una JUNTA que se Titule Inspectora de la Instrucción Primaria […] Esa será la Policía que conviene a los niños… (Csj Amg, OCSR, T2, 12).

 

… en costumbres, la tradición es un gran mal: deberían perderse algunas buenas, por no conservar, con ellas, las malas; puesto que con cada hombre, hay que emprender el mismo trabajo. Mas es el daño que hace, a la sociedad, un viejo ignorante, conversando con un nietecito, que el bien que promueven mil filósofos escribiendo…. Volúmenes! El muchachito es capaz de corromper la razón de todo un barrio, si alcanza a vivir 40 años –y de los libros de mil filósofos, apenas vendrá, uno que otro, entre millares, a leer algunas páginas…. por distraerse, las más veces. (So Am, OCSR, T2, 112).

 

El bien público es cosa muy sagrada: en él no deben injerirse los intereses privados. (Dfs Blv, OCSR, T2, 216).

 

… en TODO¡ han de Gobernar la PRINCIPIOS SOCIALES… EN TÓDO!

La Escuela Primaria dará REGLAS de CONDUCTA… en Jeneral…

la Maestranza PONDRA en PRÁCTICA… las que le TOQUEN,

i el Colejio habrá en lo que NADIE! hasta aquí,

que es, en hacer ver…

que en TODA OCUPACIÓN… EN TODA EMPRESA… ha de regir la

Idea de la SOCIABILIDAD.

(Csj Amg, OCSR, T2, 51)

 

Estas formas de control o condicionamiento social planteadas en este conjunto de citas, y en muchas otras que se pueden encontrar en las obras de Rodríguez, tienen su lugar y momento de aplicación precisamente en este tiempo, en el cual rige el gobierno absoluto, vitalicio y hereditario, en los espacios correspondientes a los pueblos y ciudades donde existen y han existido a plenitud las viejas y arraigadas costumbres y opiniones.

En dichos lugares aún existirían niños formándose debido a que no habrían pasado a las colonias, que probablemente resultarían infectados por la enfermedad social de las viejas costumbres. Es por ello que en estos lugares el plan de educación popular se estaría aplicando no solamente como un remedio preventivo en los niños, sino también de forma curativa tanto en niños como en adultos. 

En consecuencia,  este sería el tiempo y el espacio donde realmente estaría rigiendo la que he llamado Dictadura de la Educación o de la Ilustración, pues es lógico que en los poblados y ciudades se estaría dando el combate entre lo viejo y lo nuevo, debiendo el gobierno etológico imponerse con todos los medios a su alcance, de tal manera que puedan salvarse para la futura república la mayor cantidad de niños posibles, para que puedan convertirse en ciudadanos activos y no pasen a engrosar las viejas filas del populacho.

Por otro lado, es entendido que el destino de estos viejos pueblos y ciudades es la desaparición, en la medida en que vayan creciendo en número e importancia las colonias de niños y adultos, hasta que definitivamente sean absorbidos por las colonias cuando se complete el plan de educación popular y la transformación etológica.

 

Crianza en el hogar: No intervención de los padres en la formación de las costumbres y opiniones sociales.

 

De estas instrucciones…. verdaderas viruelas naturales….mueren o quedan estropeados mentalmente muchísimos –Se mantiene así la sociedad, creyendo que todo ha de ir como ha ido, hasta que llega el día de experimentar los efectos de la ignorancia (Luc Vir, OCSR, T2, 126)

 

Resulta muy importante controlar que los niños que quedasen en esta fase en los pueblos y ciudades existentes, y que por lo tanto no puedan pasar a las colonias, sean expuestos al mínimo posible a la influencia negativa de las viejas costumbres y opiniones, de los cuales sus padres son portadores.

En consecuencia, en esta etapa deben estar suspendidos al máximo posible los derechos y potestades paternas relativas a la responsabilidad de crianza, custodia y patria potestad, las cuales estarían estrictamente intervenidas por el estado y puestas bajo la responsabilidad del Poder Moral. Sólo así pudiera cumplirse un gobierno etológico para llevar adelante el plan de educación popular en los viejos poblados y colonias.

Por lo tanto, los padres y demás familiares pasarían a ser meros cuidadores o tenedores, debiendo someterse y rendir cuentas de dicha función a los representantes del Poder Moral que les corresponda, debiendo renunciar a transmitirles sus creencias, hábitos, costumbres y opiniones en general, siendo nada más que simples vigilantes de sus propios hijos para que cumplan el plan de instrucción y educación que se les estará impartiendo en las escuelas, y ponerlos a la disposición del estado para todas las actividades de interés educativo que sean organizadas para cumplirse en cualquier momento, a la manera de los ya mencionados grupos de entrenamiento infantil denominados Pioneros Leninistas en la ex Unión Soviética, o la Opere Balilla en la Italia Fascista,  o los Boy Scouts norteamericanos, a manera de mero ejemplo.

 

Formación escolar: Educación e Instrucción.

Por estar dándose esta parte del plan de educación popular fuera del seno de las colonias, debe llevarse a cabo en las mismas viejas escuelas existentes en los poblados y ciudades, pero con nuevos maestros y nuevos planes de estudio, según lo que se expondrá en el capítulo tercero de este trabajo, pero en este punto se toca lo relativo al entorno o ambiente en el cual se estará realizando dicho proyecto.

En ese sentido, es necesario que se aplique el plan general de  instrucción social, corporal, técnica y científica, destinación a ejercicios útiles desde la infancia,  conciliación de los intereses particulares con el interés general, aspiración fundada a la propiedad, participación de los individuos en las cosas ´públicas y que formen parte del tejido social; todo ello enseñado en escuelas ´publicas bajo la responsabilidad del estado, con maestros especialmente formados en las nuevas costumbres y opiniones sociales.

Para lograr llevar adelante este proyecto en medio de las ciudades y poblados donde imperan la viejas costumbres y opiniones, Rodríguez hizo una muy completa recomendación en su Obra “Consejos de Amigo dados al Colejio de Latacunga”, cuyas indicaciones pueden convertirse en la guía principal en estas circunstancias, así como otras reflexiones dadas en diferentes obras que sólo aplicarían aquí, y no en las colonias.

 

Las Escuelas se dividen en dos especies:

Unas para niños decentes (es decir, que pagan bien). Estas son Enciclopédicas, para hacer sabios a 10 años. Otras para la morralla – almacenes de muchachos, enseñándose unos a otros a gritar, y los Maestros… (digo mal) los PRECEPTORES, mandando (a uso de los Pilotos) la maniobra: son Escuelas de vapor, de la fuerza de 100 caballos, o ferrocarriles, que transportan en soplo millares de muchachos de la sima de la ignorancia al pináculo del SABER. (Ex Sus, OCSR, T1, 247).

Este tipo de escuelas estarían destinadas a desaparecer en esta fase, y surgiría un solo tipo de escuela con una sola metodología igual para todos, ya no habría ni escuelas enciclopédicas, ni de la morralla, ni las de vapor, sino solamente las escuelas republicanas, donde se estaría llevando adelante el plan de educación popular.

En este sentido, Rodríguez critica especialmente las escuelas donde se aplicaba el método de Lancaster, en el cual los niños mayores se convertían en instructores de los más pequeños y atrasados, a lo que el filósofo caraqueño llamaba enseñanza mutua y escuelas de vapor.

ENSEÑANZA MUTUA es un disparate, Lancaster la inventó, para hacer aprender la Biblia de MEMORIA. Los discípulos van  a la Escuela… a APRENDER¡...  No a ENSEÑAR! ni a AYUDAR a ENSEÑAR. (Csj Amg, OCSR, T2, 25).

 

Claro que era imposible que la enseñanza mutua sirviera para las escuelas de esta etapa, pues lo fundamental era la educación republicana, no simplemente la instrucción de los rudimentos necesarios para aprender a leer, escribir y demás conocimientos útiles para la vida individual; lo fundamental era aprender la vida en la sociedad republicana, y para ello se requería de maestros especialmente entrenados, no la morralla enseñando a la morralla.

 

Establézcase una NUEVA enseñanza, con Maestros NUEVOS:

sin excluir de los actuales, a los que quieran sujetarse a un NUEVO Reglamento.

(Csj Amg, OCSR, T2, 19).

 

Ya se comentó en el punto correspondiente en el primer capítulo y al inicio de este segundo, que antes de iniciar el plan de educación popular era necesario, primero que todo, formar a los maestros que conocieran a cabalidad el nuevo libreto o programa, currículo diríamos ahora, que compondría la formación  de los nuevos ciudadanos de la república.

Por ello, es imposible que a cualquiera que no estuviera cuidadosamente formado como maestro de educación popular se le permitiese asumir dichas funciones, porque se correría el enorme riesgo de estar transmitiendo las mismas viejas costumbres y opiniones que se pretenden abolir.

Además, es entendido que las viejas ciudades y poblados son el sitio de reproducción del populacho, y es allí donde se estaría librando la batalla frontal con las viejas costumbres y opiniones, y los mariscales de campo en estas batallas serían los maestros. Esa estratégica función no puede ser entregada a cualquiera que sepa leer y escribir, o a cualquier carpintero o bodeguero de la vieja escuela. Contra ellos es la lucha, y de ninguna manera se les puede asumir como ayudantes de maestros. De esa forma se entiende perfectamente la oposición de Rodríguez al método de Lancaster; no porque sea malo para aprender a leer y escribir, sino porque no sirve para formar ciudadanos. Punto.   

 

Si los padres de la actual jeneración Americana quieren que sus hijos les hagan honor en la carrera social, envíenlos a la Escuela Republicana… desde temprano, y… por fuerza… Así lo hacen para estudios menos importantes, y no se creen déspotas.

(So Am, OCSR, T1, 286).

 

¡En estas cortas frases está toda la clave de esta enseñanza en los pueblos y ciudades! Lo importante es enviar a todos los niños a la escuela republicana desde temprano y por la fuerza si es necesario; no hay nada más importante que hacer en esta etapa y en estos lugares.

Es precisamente para esa enseñanza por la fuerza, la causa por la cual Simón Rodríguez recomienda la existencia de un “Gobierno Etolójico”, que en este trabajo también lo hemos llamado “Dictadura de la Educación o de la Ilustración”, porque sus objetivos deben lograrse mediante la incorporación voluntaria de la población, o por la fuerza, haciendo uso indiscriminado de todos los medios puestos al arbitrio del estado para el logro de sus fines. Es el Príncipe de Maquiavelo en acción, o más bien el Leviatán de Hobbes, o el Soberano de Rousseau. La modernidad en acción.

Aquí vale la pena volver a traer a colación un fragmento ya previamente citado:

 

Escuelas políticas cubiertas con el pretexto de la religión, disfrazadas con el título seductor de Educación Popular, las hay en las monarquías mitigadas…  En las Repúblicas la Escuela debe ser política también, pero sin pretextos ni disfraces. En la sana política no entran mañas, tretas ni ardides. La política de las Repúblicas, en punto de instrucción, es formar hombres para la sociedad. (Ex Sus, OCSR, T1, 235-236).

 

Escuelas políticas sin pretextos ni disfraces, esa es la consigna del gobierno etológico, y eso es lo que se debe hacer en los pueblos y ciudades con todos los habitantes, y de forma privilegiada con la infancia, mientras en las colonias de niños se hace lo mismo de manera aislada y enfocada exclusivamente a la infancia.

Como resultado final del plan de educación popular en estas escuelas republicanas, se obtendrían productos más variados que los obtenidos en las colonias de niños, pues aquí es probable que una buena cantidad de niños logre absorber la educación e instrucción impartida, sin infectarse de las viejas costumbres y opiniones de su entorno, y así logre pasar el examen final que lo convertiría en Ciudadano Activo, “… no porque supiese leer, sino por haber hecho ver que sabían, lo que es derecho y deber, en Sociedad…”    (Csj Amg, OCSR, T2, 22).

Pero por otro lado es posible que salgan niños que aprobaran adecuadamente el plan de instrucción de ejercicios útiles, es decir, que aprendieron el conocimiento de primeras letras, más un oficio que les permita ganarse la vida, y quizás seguir estudios superiores en la maestranza (academia militar) o en el colegio (universidad), pero que no demuestren el conocimiento de lo que es derecho y deber en sociedad. Estos se graduarían como estudiantes regulares, pero no como ciudadanos activos para la república; en consecuencia, serían ciudadanos pasivos sin derechos políticos, sin derecho a elegir ni ser elegidos para la representación popular, ni todo aquello que signifique la ciudadanía activa.

En este mismo orden de ideas, es igualmente posible que una parte de los que ingresen a estas escuelas republicanas ni siquiera logren graduarse y que abandonen la educación, pasando así de manera directa a formar parte de la ciudadanía pasiva, del populacho o morralla enferma de las viejas costumbres y opiniones, cuyo destino final sería desaparecer de manera etológica, a menos que más adelante se les aplique alguna otra forma de educación popular curativa.

En ese sentido, es posible que estos ciudadanos pasivos adultos, que no lograron pasar el examen de la escuela republicana, puedan entrar a otras formas de educación popular para que aprendan un arte u oficio utilitario o en las artes militares, mientras se les repite la instrucción social necesaria para convertirse en ciudadanos activos.

Igualmente pudieran organizarse formas extraordinarias de instrucción social para ser aplicadas de manera sistemática en tiempos libres a todos los pobladores adultos de cualquier edad, que tengan la condición de ciudadanos pasivos, por ejemplo, en horarios nocturnos, fines de semana, o incluso en lapsos controlados dentro de su jornada laboral específica, a los fines de dar a todos la oportunidad de convertirse en ciudadanos activos, al aprobar el examen correspondiente.

 

En conclusión de este punto, se verifica que efectivamente Simón Rodríguez propone una forma especial de organización de la sociedad a los fines de llevar adelante el plan de educación popular, para cumplir con su visión de que, para poder formar las nuevas costumbres sociales requeridas para la nueva sociedad republicana, se requiere separar a las nuevas generaciones que se están formando, de la nociva influencia de las viejas generaciones, donde se encuentran instaladas las arraigadas costumbres y opiniones producidas en el sistema de servidumbre colonial.

Estas nuevas estructuras sociales existirían con motivo de su propuesta de colonizar el país con sus propios habitantes, para lo cual se constituirían en los alrededores de cada poblado o ciudad ya existente las llamadas colonias de párvulos, de adultos y milicias, donde se estaría llevando adelante el plan de educación popular de manera aislada respecto a los viejos poblados donde reside el populacho.

Pero por otra parte, también se estaría llevando a cabo dicho plan de educación popular dentro de los viejos poblados, tomando como base la estructura escolar ya existente, pero con nuevos maestros que apliquen el nuevo plan educativo; se entiende que en estos poblados existirá la exposición constante de los niños que se están formando, a las viejas y arraigadas costumbres y opiniones, por lo que se deduce que en este medio actuará con toda su potencia el órgano encargado del control de las costumbres y de la educación, como lo es el poder moral.

Como consecuencia de lo anterior, se deduce igualmente que en los poblados tanto la educación como la crianza en el hogar estarán vigiladas muy de cerca por las autoridades del poder moral, para garantizar que los padres y maestros se adapten al nuevo plan de educación popular, y se abstengan de transmitir las perniciosas tradiciones y costumbres.

Finalizado este capítulo, donde se exploraron las estructuras políticas y sociales necesarias para llevar adelante el plan de educación popular en la segunda fase republicana, o de gobierno vitalicio y hereditario, nos disponemos ahora a estudiar en el siguiente capítulo el contenido específico del plan de educación popular, como conjunto de enseñanzas imprescindibles para la formación de los ciudadanos que se requieren en la futura sociedad republicana, o tercera fase del proyecto republicano rodriguista. 

 

 

 



[1] Napoleón Franceschi, El pensamiento político, 150-151.

[2] SR (Dfs Blv, OCSR, T2, 351).

[3] Napoleón Franceschi, El pensamiento político, 169, 171, 172.

[4]Alipio Valencia Vega, Desarrollo del Constitucionalismo (La Paz: Editorial Juventud, 2ª edición, 1988), 81, citado por Ermo Quisbert, "La Constitución Política del Estado", Apuntes Jurídicos (2012 [citado el 15 de febrero de 2015]):13, disponible en http://ermoquisbert.tripod.com/pdfs/cpe.pdf

[5] María De Lezica, “Dialéctica y Derechos Humanos”, Revista de Derecho de la Universidad de Montevideo, año IX, número 18 (2010 [citado el 15 de febrero de 2015]):11-14, disponible en http://revistaderecho.um.edu.uy/wp-content/uploads/2012/12/De-Lezica-Dialectica-y-Derechos-Humanos.pdf

[6] Luis Bueno Ochoa, La filosofía política de William Godwin, Tesis Doctoral no publicada (Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2002), 24, disponible en http://biblioteca.ucm.es/tesis/der/ucm-t26073.pdf

[7] Jorge Machicado, “Texto de la Declaración de derechos inglés”, Apuntes Jurídicos, blog en internet, (SF [citado el 12 de febrero de 2015]): disponible en: http://jorgemachicado.blogspot.com/2010/07/bor.html

[8] Jesús María Andrade Alvarado, “Introducción a la idea y concepto de Constitución”, Revista Politeia, vol. 35, no. 48 (2012 [citado el 20 de enero de 2015], Instituto de Estudios Políticos y Sociales, UCV): 165. Comenta además el autor en el pie de página que “Karl Marx entiende que la glorious revolution es el nombre que da la historiografía burguesa inglesa al “golpe de Estado” de 1688, con el que se derrocó la dinastía de los estuardos y se instaura (1689) la monarquía constitucional de William Henry of Orange, régimen de compromiso entre la aristocracia propietaria de tierras y la gran burguesía (Marx, 2010:615).”

[9] Napoleón Franceschi, El pensamiento político, 176 – 197.

[10] Oscar Valles, “¿En Atenas, "la vida entera era pública"? Democracia y vida privada en la época de Pericles”, Politeia [online], vol. 26, no. 31 (2003 [citado 21 de febrero de 2015]): 1-19, disponible en http://www2.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0303-97572003000200001&lng=es&nrm=iso

[11] Tucídides, Guerra del Peloponeso, trad. Diego Gracián, (Biblioteca Clásicos Greco Latinos – online-, 2007), disponible en:  http://historicodigital.com/download/Tucidides%20-%20Guerra%20del%20Peloponeso.pdf

[12] Jorge Dagnino, “¿Qué fue la plaga de Atenas?”, Rev. chil. infectol. [online], vol. 28, no. 4 (2011 [citado el 21 de febrero de 2015], 374-380, disponible en http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0716-10182011000500013&lng=es&nrm=iso

[13] Antonio Aguilar Barajas, “Una historia épica: las Guerras Médicas”, Revista de Claseshistoria, Publicación Digital de Historia y Ciencias Sociales, artículo N° 20, (27 de junio de 2009 [citado el 21 de febrero de 2015]): disponible en:  http://www.claseshistoria.com/revista/2009/articulos/aguilar-guerrasmedicas.pdf

[14] Carlos Goedder, “Bolívar vs Santander, según Arciniegas”, El Diario Exterior, Año XII, Num. 4.039  (25 de febrero de 2013 [citado el 23 de febrero de 1015]): disponible en  http://www.eldiarioexterior.com/bolivar-vs-santander-segun-arciniegas-41867.htm

Este autor narra la dura oposición surgida en contra de la propuesta de Bolívar en la Constitución de Bolivia, y destaca la falta de confianza del Libertador  en los pueblos americanos para constituir con ellos repúblicas democráticas, y cita textualmente el fragmento de una carta de Bolívar a Sucre:

“Su fatalismo está en esta cruda carta al mariscal Sucre que cita Arciniegas, hecha a poco de redactarse la Constitución para Bolivia:

“Estamos muy lejos de los tiempos de Atenas y de Roma y a nada que sea europeo debemos compararnos; el origen más impuro es el de nuestro ser. Todo lo que nos ha precedido está envuelto en el negro manto del crimen. Nosotros somos el compuesto de esos tigres cazadores que vinieron a la América a derramarle la sangre y a encastar con las víctimas antes de sacrificarlas, para mezclar después con los frutos de esos esclavos arrancados del África. Con tales mezclas físicas, con tales elementos morales, ¿Cómo se pueden fundar leyes sobre los héroes y principios sobre los hombres?”(p. 53)”

[15]Napoleón Franceschi, El pensamiento político, 179 – 194.

[16] Napoleón Franceschi, El pensamiento político, 198.

[17] Simón Bolívar, Discurso ante el Congreso de Angostura, en Napoleón Franceschi, El Pensamiento Político, 192-193.

[18]  Simón Bolívar, Discurso ante el Congreso de Angostura, en Napoleón Franceschi, El Pensamiento Político, 192-193

[19] Iván Jaksic, “La República de orden: Simón Bolívar, Andrés Bello y las transformaciones del pensamiento político de la independencia”, Revista Historia, Instituto de Historia de la Pontífica Universidad Católica de Chile, Vol. 36 (2003):  191-218, disponible en: http://revistahistoria.uc.cl/wp-content/uploads/2010/12/art084.pdf

[20] Brigitte Bernard, “Interpretación Trimilenaria del Poder Moral en Bolívar”, Frónesis[online], vol. 15, no. 1 (2008 [citado 06 de febrero de 2015]): 42-57, disponible en http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-62682008000100006&lng=es&nrm=iso

[21] Wikipedia, “Areópago”, (consultado en fecha 01 de marzo de 2015): disponible en http://es.wikipedia.org/wiki/Are%C3%B3pago

[22] Roberto Rodríguez Guerra, “Solón, Democracia Ancestral y Equilibrio Timocrático Ii: Reformas Constitucionales, Constitución Mixta y «Equilibrio Timocrático» (En Torno A Los Orígenes De La Democracia)”, Revista Laguna (26 de marzo 2010 [citado el 03 de marzo de 2015], Universidad de La Laguna-España):, 35-51, disponible en http://publica.webs.ull.es/upload/REV%20LAGUNA/26%20-%202010/02%20Rodr%C3%ADguez.pdf

[23] Carlos Trejo Maturana, “El Viejo en la Historia”, Acta bioeth. [online], vol. 7, no. 1 (2001 [citado el 01 de marzo de 2015]): 107-119, disponible en http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1726-569X2001000100008&lng=es&nrm=iso

[24] Wikipedia, Esparta, consultado en fecha 02/03/2015, disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Esparta

[25] Wikipedia, “Cursus Honorum”, citando a Graham Speake, ed., Diccionario Akal de Historia del mundo antiguo (Madrid: Ediciones Akal 1999), 109, disponible en http://es.wikipedia.org/wiki/Cursus_honorum

Se señalan los siguientes cargos o magistraturas que constituyen esta carrera ciudadana:

Vigintivirato: 20 funciones de iniciación para jóvenes, encargados de colaborar y formarse en algunas tareas importantes para la República, a las órdenes de senadores de mayor rango. Se dividían en 10 dedicados al derecho civil (Xviri stlitibus iudicandis), 3 al derecho penal (IIIviri kapitales), 3 a la acuñación de moneda (IIIviri monetales o auro argento aere flando feriundo) y 4 a las obras públicas, sobre todo calzadas (IIIIviri viarum curandarum).

Tribuno militar: Servicio como oficial de una legión.

Cuestura: Tesorero, encargado de las finanzas y de pagar a los ejércitos; en las provincias están subordinados al gobernador. Durante las reformas de Sila en el año 81 a.C., la edad mínima para la cuestura se fijó en 20 para los patricios y 32 para los plebeyos, dando acceso automático al Senado. Antes los censores revisaban los ingresos en el Senado regularmente, pero pasaba más del año que la elección a cuestor introdujo. El número de cuestores se fijó también a 20.

Edilidad: Funciones sobre todo urbanas, de orden público, distribución de alimentos, etc. Frente a la plebeya, la edilidad curul la desempeñan sólo los senadores de origen patricio. La edad mínima era de 36 años.

Tribunado de la plebe: Cargo alternativo a la edilidad. Su misión original era de defender los derechos del pueblo romano frente a los excesos del Senado, utilizando para ello la intercessio o derecho de veto. Desde Augusto, totalmente vacío de contenido

Pretura: Funciones relacionadas sobre todo con la administración de justicia. Los pretores podían gobernar provincias menores y obtener el mando de legiones.

Consulado: Eran equivalentes a jefes de gobierno, se encargaban de convocar y presidir las sesiones del Senado, de ejecutar la política exterior y de comandar los ejércitos en campaña. Había dos cónsules anuales, llamados ordinarii u ordinarios, que daban nombre al año (epónimos), y uno o más sustitutos o suffecti.

Censura: Magistrados (eran dos) elegidos cada cinco años de entre los senadores que habían desempeñado el consulado, aunque sólo ejercían los primeros 18 meses, encargados de revisar la lista de ciudadanos y senadores y de controlar las cuentas del estado, promoviendo nuevos proyectos de obras públicas, como templos, acueductos o calzadas. Al terminar sus 18 meses efectivos de mando realizaban una ceremonia pública de purificación de la Urbs, llamada lustrum. Durante el Imperio sólo la ejercieron los emperadores, algunos con carácter perpetuo. No forma parte del Cursus Honorum

Dictador: Cargo extraordinario que se ejercía sólo en tiempos difíciles, de amenaza externa o desórdenes internos. Uno de los dos cónsules era elegido y duraba seis meses en el cargo, durante ese período tenía autoridad militar y civil absoluta para restablecer el orden. Cumplido ese plazo debía abandonar el cargo y si los problemas continuaban se nombraba a un nuevo dictador. Normalmente, no se podía ejercer dos veces en la vida ese cargo extraordinario, aunque hubo excepciones como la de Julio César, que lo fue cuatro veces y en enero de 44 a. C. fue nombrado dictator in perpetuum. No forma parte del cursus honorum.

[26] Gema Polo, “Periodicidad del Census Populi y Magistratura Censoria”, Revista Internacional de Derecho Romano,  (octubre de 2008 [citado el 03 de marzo de 2015] Universidad de Castilla-La Mancha): disponible en  http://www.ridrom.uclm.es/documentos3/Polo_imp.pdf

Esta autora dice textualmente que: “Con posterioridad al 443 a. C., posiblemente, por medio de la lex Aemilia del 434 a. C., fue expresamente regulado un término legal para el cumplimiento de las funciones atribuidas a los censores, término que, por otra parte, no habría disminuido sino aumentado el periodo de tiempo de permanencia en el cargo de un año, a año y medio, bien con posterioridad, en el supuesto de mantener las fechas dadas por la tradición o bien desde el inicio de su creación, si consideramos la postura de una parte de la doctrina romanística”.

[27] Ingrid Díaz Tolosa, “Las Magistraturas, pilar fundamental de la República Romana”, Revista Tradición y Saber, año 7, N° 7 (agosto de 2010 [citado el 03 de marzo de 2015]): disponible en https://reginaingriddiaz.files.wordpress.com/2014/11/trad_saber_2010-magistraturas-romanas.pdf

[28] Mariano Requena, “El campesinado en la Grecia antigua: Una historia de la igualdad”, Argos [online], vol.33, no.2 (2010, [citado 08 de marzo de 2015]): 138-142, disponible en http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1853-63792010000200005&lng=es&nrm=iso

El autor citado dice textualmente: “El resultado fue la consolidación de una clase de labradores propietarios de sus tierras capaces de armarse como hoplitas e integrarse plenamente en el gobierno de la ciudad. Tanto las relaciones de propiedad como el ejercicio de la guerra remiten a las condiciones de la incorporación a la política y a su vinculación con las relaciones agrarias de las que emergen. En este sentido, la guerra de infantería muestra claramente la impronta agraria y aldeana del combate, en tanto se inscribe en la defensa del territorio y de la propiedad de la tierra. Por otra parte, la posibilidad del usufructo privado de la tierra no es pensada por Gallego como una contradicción entre lo comunal y lo privado, sino como una tensión que emerge de las condiciones particulares en las que se organiza la polis. El ciudadano es propietario por su condición de miembro pleno de la comunidad, a partir de la cual puede beneficiarse de los bienes de la misma, lo que no supone un reparto igualitario de los recursos. Pero el principio de igualdad sobre el que se estableció la condición del ciudadano involucraba la posibilidad del uso de los recursos de la ciudad. De esta manera, las exigencias por repartos de tierras (y consignas similares) implicaban que los grupos que los reclamaban fueran miembros plenos de la comunidad, y esto los habilitaba para actuar políticamente. En consecuencia, el desarrollo de la ciudad sobre una base aldeana permitió la construcción de un orden político fundamentado en una percepción igualitaria que confrontó como «contra-ideal» con el «igualitarismo» elitista de la aristocracia”.

[29] Patricia Escobar, “Cambio técnico y estructura social: de los hoplitas a la flexibilidad productiva”, documento en línea (SF [citado el 08 de marzo 2015]): 5, disponible en: http://actacientifica.servicioit.cl/biblioteca/gt/GT18/GT18_EscobarP.pdf

La autora realiza un análisis del tema en clave marxista y afirma textualmente: “En el periodo arcaico, antes del advenimiento de la táctica hoplita, el aristócrata, que producto de su condición se podía permitir la propiedad de un caballo, constituía un arma formidable como jinete. En el caso de los atenienses, llegaban a participar de importantes destacamentos de caballería. Su función principal era asaltar la línea de infantería enemiga, que estaba compuesta por campesinos humildes, con escaso entrenamiento, poca disciplina, habilidades limitadas y armados pobremente. La caballería, aún sin estar en uso la silla de montar con estribos, 17 era un componente decisivo para zanjar la disputa en el campo de batalla, frente a una infantería ligera y móvil, y que carecía de formaciones tácticas para ocupar el terreno de lucha. De ese modo, el triunfo lo aseguraba un destacamento montado, que con audacia y capacidad de asaltar las líneas enemigas hasta provocar un repliegue siempre desordenado. En ese momento entraba en escena la infantería propia, asegurando el territorio que abandonaba el enemigo derrotado, mientras la caballería se dedicaba ahora a acosar al adversario en retirada. Esta disposición y uso de la fuerza propia, releva el rol táctico de la caballería en los conflictos, no sólo en términos de eficacia del esfuerzo militar, sino que en la exaltación del papel de la clase aristocrática, completando el conjunto de funciones irreemplazables para la vida en sociedad.”

[30] Marta Lesso, “Campesinos en la ciudad: Bases agrarias de la polis griega y la infantería hoplita”, Circe clás. mod. [online], no.11 (2007 [citado 08 de marzo de 2015]): 238-240, disponible en http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-17242007000100019&lng=es&nrm=iso

[31] Patricia Escobar, “Cambio técnico y estructura social…”, 8.

Dice textualmente: “Lo que se aprecia es la aparición de una innovación técnica que a la postre supondrá una transformación radical de ese mundo antiguo. La aparición de los soldados hoplitas. 27 Su nombre deriva de hoplon que se traduce como “equipamiento”. Se trata de un soldado de infantería pesada que aparece en contraposición al gimneta o al psilós que corresponden al soldado de infantería móvil y ligera. Aparecieron como estilo de combate, probablemente a finales del siglo VII A.C. provenientes de Oriente a través de Macedonia y con su llegada, el viejo estilo de enfrentamiento en el campo de batalla, fundado en el ciudadano que se armaba ligeramente para la lucha y era conducido y apoyado decisivamente por la caballería, llegó a su fin.28 El elemento más distintivo del nuevo estilo era una indumentaria que contaba con un escudo sólido de amplias proporciones (aproximadamente un metro de diámetro) que poseía dos empuñaduras, una de ellas en el antebrazo, lo cual permitía una sujeción mucho más eficaz. La mano derecha del combatiente podía empuñar una lanza o una espada corta según la conveniencia. La indumentaria se acompañaba de un casco que cubría la nariz y el mentón, una coraza para el torso y protectores para cubrir la tibia y el peroné. En formación, el cuerpo del hoplita estaba protegido en su flanco izquierdo por el escudo y el derecho por el escudo de su compañero de fila. En el extremo derecho de la fila se ubicaba el líder, que al mismo tiempo era el combatiente más diestro. Otra diferencia fundamental era que el combatiente hoplita se presentaba en el campo con una formación rígida, la falange, lo cual exigía un alto grado de disciplina y entrenamiento. Al enfrenarse dos contingentes de esas características, la lucha comenzaba cuando las dos líneas frontales se encontraban cara a cara. Allí, el empuje que realizaban quienes estaban en las líneas posteriores, determinaba la posibilidad de quebrar la línea de frente del enemigo.29 Sin embargo, lo más significativo que trajo como consecuencia la adopción de esta nueva tecnología de combate, fue la pérdida de peso relativo que mostraba la eficacia de la caballería. Un jinete sin estribos, no solo contaba con una maniobrabilidad muy limitada de su montura, sino que además no podía cargar demasiado peso por la dificultad de mantener el equilibrio.30 Una línea disciplinada de hoplitas, no debía temer el asalto de una caballería ligera en esas condiciones. Así, cuando deja de ser un factor determinante en el conflicto, su valoración social se ve afectada severamente. El efecto social de este cambio en el estilo de combate resultó trascendental. En primer lugar, el ciudadano que asumía las tareas de defensa del Estado, debía tener un entrenamiento mucho más intenso dado la disciplina que se exigía el cambio técnico producido en la táctica de combate y los nuevos instrumentos aplicados. En segundo lugar, la aristocracia (la caballería) dejó de ser la condición sine qua non para el éxito del esfuerzo militar. El papel protagónico ahora, estaba en manos de la infantería hoplita. Al perder el rol de “protectora de la Ciudad-Estado” y ser reemplazada para ese fin por los ciudadanos organizados (y armados), la legitimidad social expresada en los más distintos campos del quehacer social, comienza a resquebrajarse”.

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