Tesis de Grado de Magister en Filosofia - LA FILOSOFIA DE SIMON RODRIGUEZ - Capitulo III
Capítulo
III
Plan
de Educación Popular Para la Formación de Ciudadanos
En el Sistema
REPUBLICANO
las Costumbres que
forman una Educación Social,
producen una autoridad pública,
no una autoridad personal;
una autoridad sostenida por
la voluntad de todos,
no la voluntad de uno solo convertida en autoridad.
O de otro modo,
la autoridad se forma en
la EDUCACIÓN,
porque educar es CREAR
VOLUNTADES;
se desarrolla en las
COSTUMBRES,
que son efectos
necesarios de la EDUCACIÓN;
i vuelve a la EDUCACIÓN,
por la tendencia de los
Efectos a reproducir la Autoridad.
Es una circulación de la
autoridad en el Cuerpo Social,
como la de la sangre en el animal.
(So Am, OCSR, T1, 383).
Introducción.
En el Capítulo I se estudió el papel
que asigna Simón Rodríguez a la infancia en su proyecto de república, y se
concluyó que el mismo es un papel fundamental, ya que la niñez se toma como
base y fundamento de todo el edificio social, para construir sobre ella las
nuevas costumbres sociales requeridas para la construcción de la futura
sociedad republicana, y dichos fines se pretenden lograr tomando como medio
idóneo a la educación ilustrada para la formación de los niños como ciudadanos
activos.
Se estudiaron igualmente en el primer
capítulo los diferentes modelos de gobierno y los autores antiguos y modernos
que pudieron haber influido en su pensamiento, e igualmente se estudió su idea
y proyecto de república, y se concluyó que dicho proyecto consta de tres fases
o etapas; la primera es la de constituir el gobierno provisional que se
requiere para llevar adelante el plan de educación popular; la segunda es la
ejecución de dicho plan en todo el país durante un tiempo suficiente y en unas
condiciones políticas y sociales específicas; y la tercera es la instalación de
la definitiva sociedad republicana con los ciudadanos que se formaron en la
segunda fase a partir de la infancia.
Así mismo, en el segundo capítulo se
estudiaron las condiciones políticas y sociales específicas que se requieren
para llevar adelante el plan de educación popular. Para ello, se tomó en cuenta
que Simón Rodríguez respalda y defiende la propuesta de gobierno provisional
vitalicio y hereditario propuesta por Simón Bolívar, y a los fines de entender
dicha propuesta se estudiaron diversos documentos donde El Libertador expuso
dichas ideas; igualmente se estudiaron las diversas estructuras de gobierno que
resultan de dicha propuesta, en especial el cuarto poder o poder moral, como
órgano específicamente encargado de llevar adelante el plan de educación
popular.
Se verificó en el mismo segundo
capítulo que Rodríguez propone una estructura social específica en esa etapa
para llevar adelante el plan de educación, constituyendo colonias con los
propios habitantes, por un lado, y por el otro una acción especial en las
poblaciones ya existentes para poder luchar contra las arraigadas costumbres ya
existentes, a los fines de que no afecten, o afecten lo mínimo posible, la
formación de los niños en proceso de educación social en dichos lugares.
Ahora, en este capítulo final, nos
proponemos estudiar el propio plan de educación popular en sí mismo, mediante
el cual se realizará la instrucción y educación de los niños, para lo cual se
divide en tres puntos, contentivos de la instrucción o formación para la vida individual,
la educación o formación para la vida social, y la realización del individuo en
la vida social.
La
educación ilustrada como idea introductoria.
En la fase histórica de la modernidad surgió
la idea del avance progresivo de la sociedad mediante la ilustración, de tal
manera que ya no fuesen necesarias las cruentas revoluciones para lograr los
mismos y hasta mayores objetivos que los planteados en las revoluciones;
sustituyendo las guerras donde los más fuertes se imponen sobre los más
débiles de manera natural y salvaje, y
en vez de ello asumir acuerdos o pactos sociales donde cada quien renunciara a
los derechos y beneficios que la naturaleza les permitía, para entrar a un
nuevo plano de existencia de tipo social o civil.
Este nuevo plano social ya no es natural sino
cultural, donde se imponen los intereses sociales o comunes en beneficio
general, por encima de los de tipo individual o personal, pero que a la vez
sirven de garantía para el ejercicio de los derechos individuales que este
nuevo estado social otorgaría. Tales eran los atractivos de las novedosas y
diversas teorías del contrato, que de tales pensamientos ilustrados surgieron,
especialmente la de Rousseau[1].
Según el plan de la modernidad,
debería ser el lento y progresivo avance de la ilustración el que permitiera
que cada quien se atreviera a pensar por sí mismo haciendo uso de su razón,
pudiendo explorar al máximo sus propias potencialidades individuales y formarse
de acuerdo a los conocimientos disponibles
de las artes, la técnica y la ciencia, primero que todo en beneficio del
interés general planteado en el contrato social, pero además, supletoriamente,
podía lograr su beneficio personal o individual, según los nuevos derechos
individuales otorgados por el estado social, siempre y cuando no fuesen
contrarios al interés general. Sin embargo, por otro lado, existía el
planteamiento liberal, de que podían obtenerse los intereses generales o
comunes, siempre y cuando no entraran en conflicto con los derechos
individuales o el interés personal[2].
Para llegar a ese estado social de
interés general se plantearon diferentes
posibilidades, como la idea de entregar todo el poder de forma voluntaria y
personal, de manera ficticia, a un órgano que absorbiera en sí mismo la
soberanía que residía de manera natural en cada uno de los integrantes del
contrato, pero que de allí en adelante lo ejercería de manera artificial un
ente de poder tan amplio que parecía monstruoso, y así fue concebido por Thomas
Hobbes, a la manera del monstruo bíblico denominado El Leviatán, representando la figura del nuevo estado social,
poseedor o depositario de la voluntad de todos para el ejercicio de la
soberanía en interés general[3].
Este nuevo estado social, a cuya
concepción se llegó en la modernidad desde múltiples y diferentes enfoques,
debía garantizar el progreso y desarrollo social a niveles que hasta ese
momento eran desconocidos, teóricamente sin la existencia de guerras,
revoluciones ni violencia entre los
individuos, pues toda la fuerza y violencia quedarían consignados en manos del
estado en virtud del pacto social, y por ello el mismo estado debía garantizar
la realización social y personal de cada uno de sus integrantes, siempre en
beneficio del interés general.
En ese sentido, surgieron diferentes
propuestas políticas y filosóficas para que, desde el poder consignado en ese
nuevo estado social, se llegara a la satisfacción de todas las expectativas
puestas en el mismo, y así se concretaron las ideas de la ilustración, el
enciclopedismo y la educación, como medios idóneos para el logro de los fines
sociales del contrato social, siempre desde la visión del estado como garante.
Haciendo un esfuerzo enorme de
abstracción, por tener que dejar por fuera a muchos otros autores, se destacan
entre dichas propuestas las de Rousseau[4], Locke[5] y Kant[6], debido a que plantearon la
importancia de hacer llegar a todos los individuos las ideas de la ilustración
haciendo uso de la educación, como el medio más idóneo para el logro de los
fines planteados.
En ese orden de ideas, fueron
influyentes las obras que en torno a la educación escribieron cada uno de estos autores, como Pensamientos sobre la educación de Locke[7], El Emilio o de la Educación de Rousseau[8] y Pedagogía de Kant[9]; se perciben diferencias
entre estas obras en el sentido de que
Locke se dirigía principalmente a la educación privada o individualista
de las clases aristocráticas en Inglaterra, mientras que la de Rousseau estaba
enfocada a la educación de las personas en general, y la de Kant enfocada sobre
todo a la educación racional, aunque se dice que cada una recibió influencia de
la anterior, en el orden dado.
Se hace este breve recuento de la
educación en la época de la modernidad y la ilustración a manera de
introducción al plan de educación popular de Simón Rodríguez, pues al igual que
los filósofos europeos, Rodríguez escribió sus ideas acerca del uso de la
educación como un medio para el logro de los fines racionales y políticos de la
ilustración, cada uno adaptado a su propia realidad y a sus propios objetivos.
En ese sentido, el filósofo caraqueño
escribió sus ideas educativas con el fin de exponer el plan de ilustración del
populacho de las naciones americanas recién independizadas del yugo español,
para formar los ciudadanos inexistentes que él consideraba necesarios para
poder emprender el proyecto de sociedad republicana que creía aplicable a
dichas naciones.
Lo que se pretende mostrar entonces
con esta introducción, es que el plan de educación de Rodríguez no era otra cosa que otro
proyecto educativo de la ilustración, adaptado a las condiciones de los pueblos
de la América española, producto de la inventiva de un maestro de escuela que
se metió a pensar en grande como filósofo ilustrado, después de una intensa
temporada de vida en el corazón de la Europa ilustrada, en medio de las grandes
transformaciones políticas y sociales que estaban ocurriendo en ese momento, y
conforme a los conocimientos e ideales que entonces tenían vigencia en el
mundo, aunque en Venezuela y en la América española en general aún no llegaran
a comprenderse, por no haber ni siquiera salido de la forma de vida que se
arrastraba en las colonias españolas desde la edad media.
Desde ese punto de vista, se postula
que el plan de educación popular de Simón Rodríguez representaba, además, un
intento desesperado por salir de la etapa medieval en la cual todavía estaba
inmersa la América española, para intentar entrar a la modernidad de manera
rápida y artificial (etológica), sin pasar por ningún renacimiento, guerras
religiosas, procesos de monarquía constitucional o despotismo ilustrado,
revoluciones sangrientas y largos siglos de asimilación progresiva de la
ilustración.
No era solamente educar a los niños
lo que se pretendía en la filosofía de Simón Rodríguez, no era realmente un
maestro de escuela queriendo enseñar un nuevo método para aprender a leer y
escribir, a la semblanza de Lancaster; era más bien todo un filósofo político
queriendo estremecer lo más profundo de la estructura de su sociedad, para
intentar lograr en una vida lo que a otras sociedades les había costado muchos
siglos de guerras, luchas y sufrimientos. Creo que así es como hay que enfocar
el estudio del plan de educación popular rodriguista.
Por lo tanto, en este capítulo se
expone el contenido específico de la educación que debe ser impartida a la
infancia de manera privilegiada, y al populacho en general, para lograr convertirlos en ciudadanos
activos en el corto lapso de una o pocas generaciones; consistiendo en las
tareas de formación diaria y continua que debe ejercitar el maestro republicano
sobre el alumno-ciudadano, y el alumno sobre sí mismo, para lograr asimilar lo
que es vivir en sociedad con deberes y derechos igualitarios.
Desde ese punto de vista, del estudio
de toda la obra de Simón Rodríguez se logra obtener una serie de pasos
educativos, que después de ser analizados de manera global se sintetizan y
reorganizan de una manera específica, al arbitrio del investigador, por parecer
la manera más lógica o razonable, pero tomando en consideración la forma en que
investigadores previos también lo han hecho, dejando en claro que no fue ese el
orden o la forma específica expuesta por el autor investigado.
En ese sentido, hay que dejar en
claro que no es lo mismo el contenido propuesto por Simón Rodríguez para la educación
en la Escuela de Primeras Letras, en su condición de maestro, tal como lo
expone Carlos Jorge en su obre La Escuela
de Simón Rodríguez[10],
para la adecuada formación de los niños, que el propuesto para el Plan de
Educación Popular, en su condición de filósofo político, para la construcción
de repúblicas, tal como lo expone Juan Rosales en su obre La República de Simón Rodríguez[11].
En este trabajo es admitido que se ha
tomado la segunda opción, sin despreciar la primera; es decir, se ha enfrentado
el estudio de Rodríguez desde su visión de filósofo político, que usa a la
educación como un medio para el logro de los fines de la república, y no para
la simple formación primaria de los alumnos escolares. Por lo tanto, se expone
en esta parte el posible contenido del Plan de Educación Popular para la
formación de los niños como los ciudadanos que se requieren para constituir
repúblicas, no solo para enseñarlos a leer y escribir.
Lo anterior se fundamente además en
el comentario que hace Carlos Jorge en el Capítulo VI de su ya mencionada obra La Escuela de Simón Rodríguez, donde
hace notar la diferencia entre el concepto de educación existente entre la
primera obra de Rodríguez, Reflexiones
sobre el estado actual de la escuela, de 1794, y el Extracto sucinto de mi obra sobre la educación republicana, de
1849, donde asumimos que en la primera habla más como maestro de escuela, y en
la segunda más como filósofo político.
No parece exagerado afirmar que las preocupaciones
pedagógicas tienen larga vida en la teoría y en la práctica como maestro de
Simón Rodríguez. Para justificar lo que se afirma basta echarle una ojeada a su
primer escrito, Reflexiones sobre el estado actual de la escuela, de
1794, y al Extracto sucinto de mi obra sobre la educación republicana,
de 1849, última publicación en vida del filósofo. (Esto, por otro lado, lo
vieron muy claramente los editores de las Obras Completas de Simón
Rodríguez en la publicación en dos tomos hecha por la UNESR en 1975, pues
imprimieron una a continuación de la otra, a pesar de que entre ambas hay una
sima de más de 53 años. En otro lado hemos criticado este criterio editorial
porque el concepto de ‘educación’ en tan largo trecho ha variado. “En el
escrito de 1794 -escribí en 1999-, prácticamente, se confunde con ‘instrucción’
para los niños blancos, aunque el filósofo la recomienda para ‘los niños pardos
y morenos’. En la obra de 1849 ‘Educar es... CREAR VOLUNTADES’ que sostengan el
régimen republicano que América se ha dado” (JORGE, 1999:39). [12]
De tal manera, resulta evidente que
en el estudio de Simón Rodríguez hay que diferenciar sus dos etapas claramente
definidas, la primera, en su condición de maestro de escuela, antes de su
partida de Venezuela hacia otros países americanos y europeos, cuando escribe
especialmente con miras a la reforma de la escuela ya existente; la segunda, en
su condición de pensador filosófico, después de su retorno a América y después de
profundas vivencias en el proceso de la construcción de los países recién
libertados del colonialismo español, cuando escribe con miras a la construcción
de la sociedad republicana en América.
En ese orden de ideas, en este
capítulo se desarrolla el posible contenido del plan de educación popular para
la formación de los ciudadanos que se requieren para construcción de
repúblicas, el cual se expone en tres
puntos separados; el primero, recoge los aspectos relativos a la instrucción o
formación para la vida individual; el segundo punto, recoge el componente
relacionado con la educación o formación para la vida en sociedad; y el
tercero, es una prolongación del segundo, figurada como la realización del
individuo en la sociedad una vez que ha logrado su formación ciudadana. Este conjunto de contenidos del plan de
educación popular se toma de acuerdo a lo expuesto por el autor Juan Rosales en
su obra La República de Simón Rodríguez[13].
1.
Instrucción
o Formación Para la Vida Individual
En esta parte del plan de educación
popular se prevé la formación del individuo para su propia realización
personal, como ser humano, su preparación en cuanto a las primeras letras en la
infancia, su formación física o corporal, la práctica diaria de oficios o
ejercicios útiles para la vida, la obtención de un oficio técnico o artesanal
primero que todo, y abrir el camino para su posterior desarrollo en estudios de
juventud, que permitan ampliar su formación técnica y científica.
Esta Escuela es de
primera necesidad, porque en ella se dan medios de comunicar y se indican los
de adquirir… los medios de comunicación que se dan en la educación: calcular,
hablar, raciocinar, escribir y leer, porque sin cálculo no se raciocina: se
habla para raciocinar, se raciocina para persuadir y convencerse, y para
persuadir y convencer a otro, y porque la escritura sirve para calcular, para
acordarse, para comunicar a distancia, para instruir y para salvar del olvido
los hechos interesantes… Este es el estudio propio de la Instrucción… (Ex Sus,
OCSR, T1, 236-237)
Es notable que la importancia de las
primeras letras se relaciona con la comunicación y el razonamiento con los
demás, para persuadir y convencerse a sí mismo y a los demás, para dejar
constancia escrita para la historia y para llegar a los que están distantes; en
fin, su importancia no es tanto personal sino social. Pero, además, en esta
misma etapa se hace mención del inicio paralelo de la formación social y
ciudadana, de tal manera que el niño estaría siendo preparado en el aspecto
individual y social a la vez.
No se puede negar que es
inhumanidad , el privar a un hombre
de los conocimientos que necesita, para entenderse con sus semejantes,, puesto
que, sin ellos, sus existencia es precaria
i su vida… miserable. La instrucción es, para el espíritu. Lo que, para el
cuerpo, el Pan… [no de solo pan vive el hombre]: i así como, no se tiene a un
hombre muerto de hambre, porque es de
poco comer,, no se le ha de condenar a la ignorancia,
porque es de pocos alcances. (So Am, OCSR, T1, 325).
Así
pues, la instrucción es el pan del espíritu y ante su carencia el hombre muere
socialmente de ignorancia, como físicamente se moriría de hambre si no come, y
tal alimento no puede ser negado. En consecuencia, la escuela de primeras
letras provee los primeros alimentos maternales al espíritu, y por ello hay que
escoger dichos alimentos de tal manera que sirvan para el crecimiento
individual y social desde propio inicio de la educación.
En
tal sentido, la educación individual en la filosofía rodriguista tiene una
semblanza con la paideia griega, la
cual no perseguía solamente la instrucción en un oficio o la formación
profesional, “sino la que le inculca la virtud de desear convenirse en un
perfecto ciudadano con saber suficiente para gobernar y ser gobernado en
justicia (Arist. Pol. 1253a)… una serie de costumbres, técnicas, normas e ideas
mediante la cual la sociedad incorporaba al individuo a la vida común…”[14]. Es
así que la formación individual sólo tiene sentido dentro de la visión de
formación del ciudadano para la vida en comunidad.
Es
en este aspecto donde entra la contradicción de Rodríguez con el método de
Lancaster, pues resulta que lo importante en dicho método era solamente que los
niños aprendieran a leer y
escribir, las operaciones
matemáticas iniciales, y en general los conocimientos impartidos en la escuela
de primeras letras, de la manera más
rápida y efectiva posible, en el cual un pequeño grupo de maestros enseñaba u una
considerable cantidad de alumnos,
tomando a los niños más avanzados como instructores o monitores de los
más retrasados[15] [16].
Sin
embargo, dicho método a pesar de que pudiera ser de alguna manera efectivo, no
tomaba en cuenta la función social de la educación según lo requerido por
Rodríguez, la cual en este caso sólo es garantizada por el maestro
adecuadamente preparado.
Por
otro lado, la instrucción individual está enmarcada dentro de lo que debe ser
la divisa de las repúblicas, veamos:
Erudición i Habilidades
Profesiones y Oficios,
en tumulto,
Herencias, Privilejios y
Usurpaciones =
es
la divisa de las Monarquías
La
de las Repúblicas debe ser
Educación Popular
Destinación a Ejercicios
útiles
Aspiración fundada a la
propiedad
(So Am, OCSR, T1, 370).
En
esta cita se hace una interesante analogía, línea por línea, entre la “divisa
de las Monarquías” y “la de las Repúblicas”, lo cual permite intuir el
significado de los conceptos de educación popular, destinación a ejercicios
útiles y aspiración fundada a la propiedad. En ese sentido se dan las
siguientes correspondencias: La erudición y habilidades de las monarquías, se
contrasta con la educación popular en las repúblicas; las profesiones y oficios
en tumulto, con la destinación a ejercicios útiles; las herencias, privilegios
y usurpaciones, con la aspiración fundada a la propiedad.
En
consecuencia, la educación popular constituye en las repúblicas el conjunto de
conocimientos del pueblo que han venido
a sustituir los que en las monarquías estaban en manos de algunos eruditos o
personas hábiles en algunas artes o ciencias, quienes brillaban y sobresalían
del resto de los súbditos por sus especiales conocimientos; pero se diferencia
en las repúblicas en el hecho de que ahora su posesión no está en manos de un
grupo selecto y privilegiado de miembros de la aristocracia y la realeza, sino
que se pone masivamente este conocimiento en manos de los ciudadanos a través
de la educación popular, para el logro del interés general de la sociedad
republicana.
Así
mismo, la destinación a ejercicios útiles corresponde en las repúblicas a lo
que eran las profesiones y oficios en tumulto que se generaban en las
monarquías; lo que significa que los ejercicios útiles son profesiones y
oficios que no se dan en tumulto, que no las tiene cada quien porque esa es su
voluntad o capricho personal, sino que se corresponden con la utilidad
requerida por la sociedad. Es su utilidad lo que las diferencia de las
anteriores, es el fin práctico y utilitario de las profesiones y oficios su
característica distintiva, y esto se corresponde con lo que la sociedad
necesita, no con lo que el individuo que lo practica quiere o desea.
En
ese mismo orden de ideas, la aspiración fundada a la propiedad en las
repúblicas sustituye a lo que en las monarquías se correspondía con las
herencias, privilegios y usurpaciones. Efectivamente, si una persona no tenía
el derecho a una herencia, o no gozaba de los privilegios de la aristocracia,
la realeza o el clero, o no tenía la
fuerza para usurpar a otro su propio derecho, entonces no podía aspirar
fundadamente a la propiedad; en tal caso, si tenía esa aspiración sin poseer
tales características personales, entonces esa aspiración era infundada, no
tenía razones válidas para su existencia.
Sin
embargo, en las repúblicas sí debe existir una aspiración válida a la propiedad
aún sin estar en posesión de las mencionadas características personales, pues
ello es una garantía que debe otorgarle el estado a cada uno de sus ciudadanos,
en beneficio del interés general.
Instrucción
corporal.
El primer aspecto de la formación
individual en las repúblicas tienen que ver con la preparación física o
desarrollo corporal de cada ciudadano; no se deja este aspecto a la voluntad o
arbitrio personal de cada quien, sino que el estado físico de las personas pasa
a formar parte del interés general, como una de las cuatro especies de
conocimiento que cada ciudadano debe recibir en su primera y segunda edad para
ser considerados como tales.
… los hombres deben prepararse
al goce de la ciudadanía,
con 4 especies de
conocimientos:
por consiguiente que han
de recibir 4 especies de instrucciones
en su 1ª y 2ª edad.
Instrucción social, para
hacer una nación prudente;
corporal, para hacerla
fuerte,
técnica, para hacerla
experta,
científica, para hacerla
pensadora.
Con estos conocimientos
prueba el hombre que es animal racional:
sin ellos es un animal,
diferente de los demás
seres vivientes, sólo por la superioridad de su instinto.
(Luc Vir, OCSR, T2, 130)
De tal manera, cada ciudadano recibe
instrucción corporal para hacer fuerte a la nación, no sólo para hacer fuerte
al individuo en sí mismo; no es por el mero fin estético de la belleza y fuerza
corporal de la persona, como pudiéramos deducirlo de la areté de la cultura ateniense, cuyo fin era producir un hombre
bello y bueno (Kalos Kai agatós)[17];
sino más bien este concepto de instrucción corporal hay que buscarlo en la agogé de la educación espartana[18],
que perseguía “… endurecerlos físicamente por medio de la lucha y el atletismo,
aprender el manejo de las armas, marchar en formación y obedecer ciegamente a
sus superiores por el bien de la ciudad” [19].
Además de la anterior comparación con
la areté de Atenas y la agogé de Esparta, es preciso en este
punto mencionar también la extraordinaria similitud del plan educativo
propuesto por Rodríguez, con la paideia,
propuesta educativa hecha por Platón en diferentes obras como República y La Leyes, ante la decadencia de la cultura ateniense y su dominio
militar por Esparta, proponiendo específicamente una adaptación de la agogé espartana para ser aplicada sin el
componente militarista de la niñez, pero con igual sometimiento a los
superiores jerárquicos. En este respecto
el ya citado Alberto Gonzáles García hace el siguiente comentario:
Al igual que en Esparta, recibir la educación se
convertía en conditio sine qua non para ser ciudadano: el niño debía ser
arrancado de la familia para hacerlo vivir en comunidad, aceptar sus
responsabilidades, convertirlo en prudente y respetuoso hacia las leyes, y, en
suma, lograr que antepusiera el bienestar del grupo a sus ventajas personales.
El ejemplo lacedemonio siempre está presente en la
República platónica. Mientras que en Esparta todos los esfuerzos se dirigían a
la preparación militar, lo que el filósofo buscaba era la educación moral.
Platón aspiraba a que sus politeis fueran virtuosos convencidos, pero
esa virtud era sospechosamente idéntica a la obediencia a todo trance a los
superiores jerárquicos que buscaba Esparta...
El gobierno platónico, a ejemplo del espartano, tenía algo de democracia,
aristocracia, monarquía y tiranía. [20]
En el anterior aspecto de la paideia, propuesta por Platón como plan
educativo a cargo del estado para la obtención de los fines políticos de
Atenas, tomando como modelo a Esparta, se percibe un paralelismo respecto a la propuesta educativa de Simón
Rodríguez, aunque dadas las limitaciones
de este trabajo de grado resulta imposible asumir el estudio de dicha
comparación, sin embargo, pensamos que no es aventurado decir que, tanto la
propuesta de Bolívar como la de Rodríguez, parecen estar muy afectadas por el
enfoque platónico acerca de la república y la educación.
Por otro lado, se verifica que, en
las teorías educativas ya mencionadas de la modernidad, también se daba
importancia a la instrucción corporal, y por ejemplo en la propuesta de John Locke
se concebía que existían tres áreas que llenar en la educación, a saber, la
educación física, la educación moral y la educación intelectual, y a decir de
la autora Luz Elena Gallo Cadavid, ya previamente citada, la educación física
en Locke está concebida con el fin de “Mejorar las facultades del cuerpo. El
fin de esta educación es la salud. Conservar el cuerpo fuerte y vigoroso para
que pueda obedecer y ejecutar las órdenes del espíritu. Es un complemento de la
educación intelectual.”[21]
Por su parte, también el autor René
González Boto hace referencia a la obra El
Emilio de Rousseau, para destacar la importancia de los ejercicios
corporales, y expresa:
También encontramos
otros autores como D. Kornegay (2003) quien nos remite a varios pasajes del
texto para resaltar la importancia que tiene para Emilio la enseñanza práctica
de las cosas o de aquellos contenidos que por su naturaleza especulativa o
teórica son de difícil entendimiento para el niño. Por tanto, la actividad
física vuelve a jugar un papel decisivo en la formación del educando no sólo
como herramienta para su desarrollo físico o psicológico, sino para llegar a
comprender la naturaleza de las ciencias biológicas, naturales, físico-químicas
o matemáticas que se instruyen por medio de representaciones teóricas de los
conceptos.
Otros estudios como
el de S. Smith-B (1989) han analizado la relación entre juego y deporte
existente en El Emilio discutiendo sobre la naturaleza
deportiva o no de sus propuestas y cómo este juego se ha ido transformando con
el transcurso del tiempo en deporte.[22]
Como podemos observar, también en El Emilio se plantea la importancia de la instrucción corporal,
pero “… como herramienta para su desarrollo físico o psicológico… para llegar a
comprender la naturaleza de las ciencias biológicas, naturales, físico-químicas
o matemáticas… naturaleza deportiva…”, todo lo cual tiene que ver con el
interés individual de la persona que recibe esta instrucción.
Sin embargo, es evidente que los anteriores fines
contrastan con el planteado por Simón Rodríguez en su plan de educación
popular, pues Rodríguez pretende obtener
“Instrucción social, para hacer una nación prudente; corporal, para
hacerla fuerte, técnica, para hacerla experta, científica, para hacerla
pensadora…” (Luc Vir, OCSR, T2, 130), de donde se desprende que la finalidad no
está puesta en el individuo, sino en la nación.
Igualmente, María Isabel Lafuente
expresa que Kant en su obra Pedagogía
también se refiere a la instrucción corporal, cuando clasifica a la educación
en dos aspectos, educación física, la cual define como “cuidados”, y
educación práctica, la cual define como
“moral”, y considera de los cuidados que sirven para “formar el carácter” del
individuo, y al respecto dice
textualmente:
La educación es un
arte, el de lograr el mejor desarrollo posible de la naturaleza
“humana,”20 por lo que tiene que depender de un plan trazado de forma
razonada y razonable, siendo el que Kant propone comenzar con el cuidado,
proseguir instalando en el individuo mecanismos de respuesta respecto de
lo útil o perjudicial, hasta alcanzar el nivel de comprensión, aplicación
y formulación de conceptos… Ahora bien, en tanto que para Kant lo físico
comprende tanto el cuerpo como el espíritu, la educación de ambos siempre tiene
que estar precedida y guiada por el cuidado (Wartung), por lo que puede decirse
que el cuidado constituye la primera conexión entre ambos, lo corporal y lo
espiritual, pero de forma físico-mecánica. Si se pretende educar, el cuidado no
puede fundarse en el mimo, ni buscar la comodidad, sino que tiene que fundarse
en la disciplina, que es la base para lograr convertir la animalidad en
humanidad, y el salvajismo (o barbarie) en cultura, es decir, intentar que sea
posible alcanzar la mejor formación e ilustración del ser humano.[23]
Por
lo tanto, de estas notas pude deducirse que también en Kant la educación estaba
centrada en el propio individuo, para el logro de los fines personales de su
mejor formación e ilustración, mientras que para Rodríguez ese aspecto no es el
prioritario o fundamental, pues sus fines están relacionados con formar
adecuadamente a los ciudadanos para la nación, para hacer una nación prudente,
fuerte, experta y pensadora.
Instrucción
técnica y científica.
Ya vimos en el punto anterior que
Rodríguez pretende dar a los ciudadanos una instrucción técnica y científica
con el fin de obtener una nación experta y pensadora, no simplemente para que
el ciudadano obtenga una profesión que garantice su sustento o su realización
personal. Todo el esfuerzo educativo está colocado en los fines de la nación,
no del individuo.
En ese sentido, las disciplinas
técnicas y científicas que deben enseñarse son aquellas que concuerden con el
interés general, que es el de la república o la nación; por ello se opone a que
el estado acometa la enseñanza de aquellas disciplinas que tan sólo están en el
interés de los padres para la mejor educación de sus hijos conforme a su propia
opinión.
Si, en el Colejio se
enseñaran Ciencias Exactas i de Observación, los Jóvenes aprenderían a apreciar
lo que PISAN, i se abrirían MUCHAS CARRERAS […] Con Conocimientos de Historia
Natural, apoyados en los de Física i Química, serían AGRICULTORES INSTRUÍDOS […]
Conociendo los Minerales, podrían aprender los Cateos de Metales más ÚTILES que
el ORO i que la PLATA, como HIERRO, PLOMO, ESTAÑO, COBRE, ZINC, MANGANESA i
otros […] de la industria a la haz de la Tierra vienen las RIQUEZAS DURABLES…
(Csj Amg, OCSR, T2, 44-45).
Se
puede apreciar que las disciplinas técnicas y científicas que propone
concuerdan con el plan de industrialización del país que debería estarse
llevando a cabo en las colonias de adultos, y por ello es en las mismas donde
deben enfocarse los esfuerzos de la educación popular.
El Colejio de Latacunga
se distinguiría:
Asegurando sus fondos en
Fincas Rurales (a mi 1° llegada a Latacunga, el año 44 di el mismo Consejo).
Poniendo… Una cátedra de Castellano y otra de Quichúa… en lugar de Latín; una
de Física, otra de Química y otra de Historia Natural, en lugar de Teolojía,
Derecho y Medicina (esto se enseña en Quito).
Estableciendo 2
Fábricas, una de Loza y otra de Vidrio, i creando una MAESTRANZA… de
Albañilería, de Carpintería y de Herrería.
Un CONSEJO! llamado a
ser ….. UNIVERSIDAD!
Enseñando a hablar la
lengua de los Bárbaros, i haciendo platos, botellas, tapias, silletas y
clavos!!!!
Que MENGUA! (dirán los
Doctores de antaño) -que honor! (dirán
los de hogaño).
Más cuenta nos tiene
entender a UN INDIO que a OVIDIO.
Nosotros tendríamos
quien nos haga lo que NECESITAMOS…
bien-hecho, barato, a
tiempo, i sin TRAMPAS.
(Csj Amg, OCSR, T2, 35).
A mi entender, lo que se puede decir de
esta cita es que resulta ¡genial! la visión de este filósofo caraqueño, pues en
medio de un retraso gigante de la América española respecto a Europa, visualiza
los conocimientos necesarios para sacar a estos pueblos de su infancia social y
colocarlos a la altura de la modernidad, ilustración e industrialización conocidas
por el Robinson venezolano en sus periplos por el mundo de su época.
Si un plan educativo como ese se hubiera
realizado en su oportunidad, tras doscientos años de desarrollo las naciones
americanas seguramente tendrían un nivel de desarrollo muy diferente al
alcanzado hasta este momento, y si se aplicara en toda su intensidad en este
momento, sería muy esperanzador el futuro inmediato y a largo plazo. Al menos
como opinión personal creo que es valedero este comentario.
Destinación
a ejercicios útiles desde la infancia.
Ya
vimos en una cita anterior que la destinación
a ejercicios útiles en las
repúblicas, se corresponde en sentido inverso con las profesiones y oficios en tumulto en las monarquías (So Am, OCSR, T1, 370);
por lo tanto, el llamado educativo es a concentrar la dedicación de los niños
en la práctica o encauzamiento desde la escuela de primeras letras, en aquellas profesiones y oficios que sean
útiles para la república, y no en cualquier otra que por simple gusto, deseo o
vanidad quiera emprender la persona. Siempre lo importante sigue siendo la
nación y no el individuo.
Si
no quieres ser jente,
[decía un Caballero a uno de sus hijos, que no quería ser abogado], te haré aprender un oficio. ¿Qué idea se
formaría de los oficios el Joven?
(So
Am, OCSR, T1, 366)
En
este fragmento se percibe la queja de Rodríguez en contra de los estudios
profesionales por pura vanidad aristocrática y el desprecio de los oficios
utilitarios o manuales, propio de la aristocracia medieval, pero contrario al
espíritu de la producción burguesa de la modernidad; y además tal actitud es
también contraria al espíritu de la sociabilidad republicana, que requiere ser
útil a los demás y no solamente a sí mismo.
Para ser Sociable, es
menester ser ÚTIL a sus CONSOCIOS, í para ser ÚTIL es menester haber aprendido
a serlo. Persona INÚTIL es CARGA de la
Sociedad, i si hace MAL, o se opone al BIEN, es ENEMIGA.
(Csj Amg, OCSR, T2,
15-16).
Tal es el espíritu de la educación
popular, hacer que las personas sean útiles a sus consocios, porque de lo
contrario sería como un enemigo de la sociedad republicana y una carga para los
demás. Resulta así evidente el utilitarismo en la filosofía de Simón Rodríguez,
y no lo oculta ni él ni su alumno Libertador, incluso es conocida la relación
de Bolívar con Jeremías Bentham, célebre promotor de las ideas utilitaristas de
la modernidad.
… empezando por la ECONOMÍA social, con una EDUCACIÓN POPULAR,
reduciendo la DISCIPLINA propia de la economía a 2 principios, destinación a
ejercicios ÚTILES, i aspiración fundada a la propiedad i deduciendo de la
disciplina el DOGMA, lo que no es JENERAL no es PÚBLICO, lo que no es PÚBLICO
no es social.
(So Am, OCSR, T1, 299).
No
es posible más claridad, lo que persigue la destinación a ejercicios útiles es
el bien público, el interés general, el bien de la nación, y por ello es de
interés de la república que todos los niños, tanto varones como hembras,
empiecen lo más pronto posible a adquirir los hábitos y costumbres relacionados
con los oficios o ejercicios útiles.
Los varones debían
aprender los tres oficios principales, Albañilería, Carpintería y Herrería
porque con tierras, maderas y metales se hacen las cosas que son más
necesarias, y porque las operaciones de las artes mecánicas secundarias,
dependen del conocimiento de las primeras.
Las hembras aprendían los oficios propios de
su sexo, considerando sus fuerzas –se quitaban, por consiguiente, á los
hombres, muchos ejercicios que usurpan á las mujeres.
(Dfs Blv, OCSR, T2, 235-
236-237).
Es
evidente que sin un gobierno “etológico” que impusiera el aprendizaje de estos
oficios a todos los niños, como el estudiado en el segundo capítulo de este
trabajo, sin diferenciar en clases ni orígenes sociales, resultaría imposible
que la aristocracia y la “nobleza criolla” de la época hubiera aceptado que sus
hijos fuesen sometidos a tales humillaciones de aprender esos oficios manuales[24].
Se
puede presumir que en la ejecución de este plan educativo los niños estarían
efectuando especies de exploraciones prácticas de confección de objetos y
construcciones útiles, haciendo juegos con herramientas de albañilería,
carpintería y herrería adaptadas a su edad,
aplicando el principio de que “más aprende un niño en un rato labrando
un palito”:
TRATAR CON LAS COSAS
es
la primera parte de la Educación
I TRATAR CON QUIEN LAS
TIENE es la segunda
Tómese, de paso, por
máxima, según este principio,
que más aprende un niño en un rato, labrando un palito,
que en
días enteros, conversando con un Maestro
que le habla de
abstracciones superiores a su experiencia.
(So Am, OCSR, T1, 356).
De
manera que esta propuesta de dedicación a ejercicios útiles desde la infancia,
forma parte del fondo de la filosofía pedagógica de Rodríguez, la cual parece
concordar con la propuesta de Rousseau en El
Emilio cundo dice: “No me pararé a probar extensamente la utilidad de los
trabajos manuales y los ejercicios corporales para fortalecer la salud y el
temperamento, este punto nadie lo disputa…”[25]. Resulta evidente que la
práctica de los oficios o ejercicios útiles de Rodríguez, puede concordar con
la crianza y educación expuesto a los rigores de la naturaleza, con todos beneficios
que Rousseau le atribuía.
Por
otra parte, la dedicación a ejercicios útiles forma parte de las condiciones y
aptitudes que debe tener el pueblo en la república, y por ello debe comenzar su
práctica desde la más temprana edad a los efectos de que se convierta en una
costumbre o hábito nuevo, en contraposición a las arraigadas costumbres
coloniales.
Condiciones y aptitudes
del Pueblo.
Condiciones.
1ª Continuamente
instruyéndose en sus deberes
2ª Continuamente ocupado
en cosas útiles
3ª Siempre sometido a
las leyes
(Dfs Blv, OCSR, T2, 352)
De la anterior cita se percibe sin
lugar a dudas que lo importante en el aspecto que estamos tratando es que el
pueblo esté “continuamente ocupado en cosas útiles”, no simplemente que los
individuos aprendan cosas útiles para su interés personal. Esta es la nota
característica de Rodríguez respecto a los demás autores de la época que
estamos referenciando, pues Locke, Rousseau y Kant de alguna manera se refieren
a la importancia de la educación para el individuo, mientras que Rodríguez lo
piensa respecto a la república, más a la manera de la educación espartana.
En ese sentido, aunque esta parte de
la educación analizada en este punto se refiere a la instrucción o formación
para la vida individual, en sus aspectos de instrucción corporal, instrucción
técnica y científica y destinación a ejercicios útiles desde la infancia, se
puede constatar que a pesar de ser fundamentalmente beneficiosa para el
individuo, se enfoca siempre por Rodríguez desde el punto de vista de la nación
o de la república. Es por ello que el estado debe asumir su enseñanza en todo
el pueblo de forma obligatoria, y de manera preferencial en la infancia.
2.
Educación
o Formación Para la Vida Social
Toda la filosofía de Simón Rodríguez
gira en torno a este momento en el cual se hará efectiva la Educación Social
propiamente dicha, según su concepto, pues esta es la formación para la vida en
la sociedad republicana, sin la cual no existen ciudadanos, y por lo tanto
tampoco repúblicas.
Si algo justifica en sí mismo la
existencia del plan de educación popular, ello es la formación para la vida
social; si algo justifica el terrible gobierno provisional absoluto y
hereditario, ello es la formación para la vida social; si algo justifica todos
sus esfuerzos y sacrificios personales como educador y filósofo, ello es la
formación para la vida social.
El objeto de la
INSTRUCCIÓN es la SOCIABILIDAD,
i el… de la Sociabilidad
es hacer menos penosa la vida.
(Csj Amg, OCSR, T2, 13).
De tal manera, este no es un punto
más o de relleno en el estudio de las ideas del filósofo caraqueño del siglo
XIX, sino que es el corazón de toda su propuesta, y es lo que hemos venido
exponiendo a lo largo de todo este trabajo desde diferentes y múltiples
enfoques. Llegar a individualizar la formación para la vida social como un
punto aislado dentro del plan de educación popular no es más que el formal
cumplimiento de un afán sintético y metodológico, pero no es realmente un
compartimiento estanco dentro de dicho plan.
Es así que todo el plan, toda la
filosofía, toda la argumentación, toda la persuasión ejercida por Rodríguez en
torno a su proyecto republicano, tiene que ver con la formación para la vida
social. Por ello, al llegar a este punto sólo se me ocurre compararlo con una
operación de corazón abierto para la cual tanto el paciente como todo el equipo
de médicos se han venido preparando durante mucho tiempo y con muchas
precauciones, y llegado el momento de la operación, por fin el cirujano se
prepara a dar el corte final sobre el mismísimo músculo cardíaco, del cual
depende todo el éxito o fracaso de la operación, y la vida del paciente. Y ello
puede durar apenas unos minutos, y luego el cierre de la herida.
Es así como en este punto diremos
algunos comentarios muy breves y seguiremos nuestro trabajo hasta llegar a su
fin, pero conscientes de estar pasando por el corazón de todo el sistema. Así
es como enfrentamos los comentarios en este punto.
De esa forma, es mi sentir que la siguiente
cita ya varias veces mencionada constituye, si no el propio corazón o centro al
que vengo haciendo analogía, al menos debe estar muy cerca del mismo, y así lo
tomaré en esta parte:
En el Sistema
REPUBLICANO las Costumbres que forma una Educación Social, producen una
autoridad pública, no una autoridad personal; una autoridad sostenida por la voluntad de todos, no la voluntad de uno solo convertida en
autoridad.
O de otro modo, la autoridad se forma en la EDUCACIÓN, porque
educar es CREAR VOLUNTADES; se desarrolla en las COSTUMBRES, que son efectos
necesarios de la EDUCACIÓN; i vuelve a la EDUCACIÓN, por la tendencia de los
Efectos a reproducir la Autoridad. Es una circulación de la autoridad en el Cuerpo Social, como la
de la sangre en el animal.
No habrá jamás verdadera sociedad, sin Educación, ni autoridad Razonable, sin costumbres liberales.
Los defensores del
Republicanismo Bastardo, no advierten que su Sociedad representa un Cono en
posición inversa = LAS COSTUMBRES sobre la autoridad; en la verdadera
República, LA AUTORIDAD sobre las costumbres. (So Am, OCSR, T1, 383).
Sólo es posible entender toda la
complejidad de este texto habiendo digerido previamente toda la obra del
Sócrates caraqueño; veamos todos los conceptos que en tan corto espacio gramatical
se encierran:
SISTEMA REPUBLICANO
REPUBLICANISMO BASTARDO
VERDADERA REPUBLICA
COSTUMBRES
COSTUMBRES LIBERALES
EDUCACION
EDUCACION
SOCIAL
AUTORIDAD
AUTORIDAD PÚBLICA
AUTORIDAD PERSONAL
AUTORIDAD RAZONABLE
CIRCULACIÓN DE LA AUTORIDAD
VOLUNTAD
VOLUNTAD DE TODOS
VOLUNTAD DE UNO
CREAR VOLUNTADES
EFECTOS
CUERPO SOCIAL
SOCIEDAD
Resulta tal la complejidad de los
conceptos allí expresados, que apenas para intentar captar todo su contenido
sería necesario tomar todo el listado y
utilizarlo como el esquema general de una nueva investigación en la que nos
embarcaríamos, para llegar a un nuevo
puerto que no hemos definido dentro de los objetivos de este trabajo, el cual
creo que es la palabra marcada en negrillas “educación social”. Es posible que
se requieran investigaciones posteriores para profundizar en este aspecto, pero
en este punto nos sirve para remarcar la importancia concedida por el maestro
caraqueño a este concepto de formación para la vida social.
Instrucción
social.
La instrucción social debería
consistir, a mi entender, en una serie de enseñanzas concretas que
permitan asumir las nuevas costumbres que se requieren para constituir
felizmente la nueva sociedad republicana, pero esa tabla de contenidos sociales
no está dada en ninguna parte específica del plan de educación popular, sino
que más bien habría que extraerla del contenido de toda la obra de Rodríguez, y
eso es lo que intentaremos hacer en esta parte, a manera de captación de cortos
aforismos dentro de textos mayores, muchos de ellos ya comentados. Veamos.
Tener un común sentir de
lo que conviene a todos.
… La mayor fatalidad del
hombre, en el estado social, es no tener, con sus semejantes, un común sentir
de lo que conviene a todos… (So Am, OCSR, T1, 365).
Este
sentimiento común de lo que conviene a todos no es otra cosa que el interés
general, el cual una vez que es descubierto permite pasar del grupo por
agregación a la sociedad organizada. Ya
no estarían los hombres reunidos solamente para facilitar que cada uno obtenga
su propio interés, garantizando de ese modo su propia y personal sobrevivencia;
por el contrario, al descubrir lo que conviene a todos además se garantiza la
sobrevivencia del grupo y es ello lo que permite la existencia de la sociedad.
Aquí
se percibe la idea de sistema social orgánico que enfocaremos más adelante, a
semejanza de un sistema biológico, de un ser vivo completo, cuyas partes y
sistemas individuales existen en función del cuerpo orgánico entero, donde cada
célula individual forma parte de un tejido orgánico que trabaja siempre con
miras al sostenimiento del organismo completo y así cada uno garantiza su
propia existencia individual. Es entendido que, si alguna célula o tejido
orgánico no funciona en concordancia con todo el cuerpo, entonces estas células
o tejidos se convierten en enemigos del cuerpo entero, pasando a estar en
condición de enfermos y deben ser curados o eliminados. De manera equivalente
funcionaría el tejido social, como veremos más adelante.
Pensar
cada uno en todos, para que todos piensen en él.
SOCIAL.
No es hacer cada uno su negocio, i pierda el que
no esté alerta,
sino pensar cada uno en todos, para que todos
piensen en él.
Los hombres no están en
el mundo para entredestruirse
sino para entreayudarse.
Servirse del nombre de
Dios, para respaldar injusticias,
es
BLASFEMIA.
(So Am, OCSR, T1, 325-
326).
Pudiera
afirmarse que esta es la regla de oro en el estado social para Simón Rodríguez,
y su posesión es el indicativo sin lugar a dudas de que la persona ha aprendido
a vivir en sociedad, así como no poseerlo es el indicativo de lo contrario. Por
ello, la práctica diaria y permanente de la ayuda mutua y la cooperación entre
las personas, estando cada uno pendiente del beneficio del otro constantemente
a la vez que piensa en el beneficio propio, es lo que en definitiva se
convertiría en costumbre social desde el punto de vista etológico, es decir,
que se convertirá en hábito y se cumplirá de manera espontánea sin tener que
pensar en ello, pues ya oportunamente se habría pensado y aceptado como
razonable.
Moderar
el sentimiento de que yo solo soy, y solo soy para mí (egoísmo).
Yo solo soi y solo para
mi
Son ideas de Niño
El hombre que atraviesa
la vida con ellas,
muere en la Infancia,
aunque haya vivido cien
años.
Sin moderar este
sentimiento el hombre no es sociable
–los Sentimientos se
moderan rectificando las Ideas…
(So Am, OCSR, T1, 356).
Según
Rodríguez esta es la manera de pensar que ha hecho que los pueblos permanezcan
en la infancia social y es una de las causas que impiden que el hombre sea
sociable. En consecuencia, hay que promover el sentimiento contrario de “yo no
soy solo, y no soy solamente para mí”, o como lo diría de otra manera el
expósito caraqueño “cuidar de todos, para que todos cuiden de mí”.
Inculcar
temprano la doctrina social.
… los niños se vacunan,
como se circuncidaba antiguamente…muy temprano: ¿por qué no se tiene igual
cuidado en injerirles la doctrina social; antes que recojan, en las calles, las
que exhalan los mercados y las tiendas? (Luc Vir, OCSR, T2, 126).
Principios viejos, en
Libros y en Bocas. ¿en obras..? ni se han visto, ni se ven. Se verán, si se
inculcan en la Infancia, por una EDUCACIÓN SOCIAL. (So Am, OCSR, T1, 382).
Este
principio de comenzar la doctrina social en la infancia antes de que se
infesten en las calles con las arraigadas costumbres y opiniones, constituye
precisamente el enfoque especial dado a este trabajo de investigación. La única
manera de garantizar desde el punto de vista etológico, es decir, de la
creación de nuevas costumbres libres de la influencia dañina de las antiguas,
es comenzar su formación desde lo más temprano posible en la niñez, aislando a
la infancia de las fuentes de contaminación; es ello precisamente lo que
justifica la existencia de las colonias de niños, donde se educarían aislados
del resto del ambiente social infeccioso, y expuestos constantemente a las
nuevas costumbres sociales.
Aprender
a ver compatriotas en los que lo rodean.
Usted responderá… porque
me conoce… que el Seños Simón es COSMOPOLITA, no Egoísta… como el vulgo
interpreta la palabra,
sino un hombre
EMINENTEMENTE! Sociable, porque ve su Patria donde se halla, i COMPATRIOTAS en
los que lo rodean. (Csj Amg, OCSR, T2, 62) [...] porque veo, en cada PRÓJIMO,
un INFELIZ, como YO (64).
Este
es un aprendizaje muy especial, que permite comenzar a ver a los demás como
iguales, y esto a partir de un aspecto en el cual ni siquiera la ilustración y
el utilitarismo se habían enfocado en ese momento, esto es, en ver la
infelicidad del otro y compararla con mi propia infelicidad y a partir de ello
llegar a la conclusión de que ambos somos iguales debido a que ambos somos
infelices.
Entonces, el plan que nos hará unir no es el
del utilitarismo ilustrado de “buscar la mayor suma de felicidad para el mayor
número posible de personas”, sino un nuevo plan que alcanza inclusive a
aquellos que quedan fuera de cualquier felicidad, y que su expresión
lingüística sería más o menos “la menor suma de infelicidad para el mayor
número posible”. Sería como dejar de buscar la igualación por arriba, o sea en
el rango de la mayor felicidad, y buscarla por debajo, en el rango de la menor
infelicidad posible para todos los que más sufren[26].
Aprender
el lenguaje social.
No tener con quien comunicarse socialmente
es una de las graves dificultades que nuestro filósofo consigue para enfrentar
el proyecto de república, pues simplemente si no hay ciudadanos republicanos
que sepan el lenguaje social, no hay con quien hablar acerca de las cosas
sociales, para poder persuadir y persuadirse mutuamente a cerca de lo que
conviene a todos; pero sin lenguaje social no es posible emprender nada en ese
sentido.
Es muy difícil persuadir
a un pueblo que no entiende el lenguaje social, y sin una iniciativa en la idea
de su bienestar ¿cómo se le convencerá? Todos saben mandar y exijir –persuadir
es un talento – y sólo podrá convencer el que encuentre al sujeto dispuesto á
convenir en lo que sabe o siente. (Dfs
Blv, OCSR, T2, 349)
En
ese sentido, adquirir el lenguaje social significa adquirir el conocimiento de
lo que es vivir en una sociedad, tener deberes y derechos sociales, que limitan
los propios derechos individuales concedidos por la naturaleza, donde, según
Rodríguez; prevalece el principio de “cada quien para sí mismo y
Dios para todos”, el cual debe ceder paso en beneficio de los derechos comunes
e intereses generales que surgen al vivir en sociedad, donde prevalece el
principio de “pensar cada uno en todos, para que todos piensen en él”.
De
esta manera, entender el leguaje social es ver en el otro a un igual, a un
compatriota, y saber comunicarse con él desde el sufrimiento mutuo de las
mismas condiciones de infelicidad y dureza de la vida, y entender que se
necesitan mutuamente para “entreayudarse” en ese estado de infelicidad, para el
logro de la menor suma de infelicidad posible para todos.
Eliminar
las malas tradiciones.
… en costumbres, la tradición es un gran mal: deberían
perderse algunas buenas, por no conservar, con ellas, las malas… (So Am, OCSR, T2, 112).
Aquí
se manifiesta la batalla contra las arraigadas costumbres y opiniones, por lo
que la tradición deja de ser un motivo de admiración y de emulación de los
antiguos y ancestros, y pasan más bien a ser considerados como los malos
ejemplos a vencer. Desde ese punto de vista, por muy hermosa o familiar que
parezca una tradición, si en ella están contenidos principios contrarios a la
sociedad y al bien común, es preferible perder lo bello y bueno que
adicionalmente venga anexo a dicha tradición.
Por
ello, en la educación social y gobierno etológico, debe existir una institución
como el Poder Moral, que tenga la suficiente autoridad y poder como para
descubrir las costumbres y tradiciones contrarias a la sociedad republicana, y
prohibirlas o erradicarlas de quienes ya las conocen o practican, e impedir que
lleguen al conocimiento de los niños que están en proceso de educación popular.
Este es un aspecto de actuación negativa de la educación social.
Aprender
que saben lo que dicen.
… cuando grandes, han de
creer que saben lo que dicen… Cuantos
males no puede hacer un Jefe, que cree saber lo que no ha aprendido! (So Am, OCSR, T1, 399-400)
… no es culpable un
hombre porque ignora- (poco es lo que puede saber) pero lo será, si se encarga
de hacer lo que no sabe. (So Am, OCSR, T1, 329).
Este
es un principio social que parece venir directamente de Sócrates, o más bien de
Platón en sus diálogos socráticos, en el cual mediante la mayéutica el
interlocutor de Sócrates lega a la conclusión de que en realidad no sabe lo que
está diciendo, y sólo está repitiendo de manera mecánica lo que ha escuchado en
el entorno sin haber razonado al respecto.
En ese sentido, es un primer paso importante
llegar simplemente a saber que no sabe lo que está diciendo, y dejar de
argumentar sin conocer, a la manera de la doxa
griega, y llega entonces al epísteme,
con el que puedo llegar a saber que no sé, cuando realmente no sé, y ese sería
el primer gran conocimiento; y luego a la manera cartesiana, poder establecer
pequeños conocimientos sobre los cuales se van construyendo conocimientos cada
vez mayores, en los cuales existe la seguridad de que sé algo, porque así lo
dicen la razón y la experiencia, y no simplemente porque todos lo dicen, como
en las arraigadas costumbres y opiniones.
Aprender
a dar y recibir razones.
¡Enseñen a los Niños a
ser PREGUNTONES!
Para que, pidiendo el
PORQUÉ, de lo que se les manda hacer,
se acostumbren a
obedecer… a la RAZÓN!
no a la autoridad, como
los LIMITADOS
ni a la COSTUMBRE, como
los ESTÚPIDOS.
(Csj Amg, OCSR, T2, 27).
Aceptar
lo que es razonable, porque sólo la razón impone hábitos a la voluntad, ese es
el fundamento de la educación social, puesto que la educación es crear
voluntades; de tal manera, la razón es la fuente y el fundamento de toda
actuación en la vida social, y por ello debe existir el hábito de dar y pedir razones,
y saber hacerlo, para ello es que se requiere el lenguaje social.
Hay
que recordar que la razón es el centro en el cual se apoya la doctrina de la
ilustración y la modernidad, y sin ella la ilustración y la educación dejan de
tener sentido. Por ello siempre es necesario dar y recibir razones, y no
simplemente dar órdenes y cumplirlas.
Preceptos
sociales o enseñanza de la virtud.
Respecto
a la instrucción social, desarrolla Carlos Jorge un capítulo completo en su
obra “La escuela de Simón Rodríguez”, y entre otros aspectos que respaldamos a
plenitud y que muchos de ellos ya hemos comentado en diferentes partes de este
trabajo, pues como ya hemos dicho, la instrucción social consiste en el corazón
y la médula de toda la filosofía del maestro de Bolívar; observamos que Carlos
Jorge destaca la existencia de
“preceptos sociales o la enseñanza de la virtud”, y dice textualmente:
Digamos, entonces, en
primer lugar algo de los “preceptos sociales! Objeto principal de la escuela!”
(ib.), esto es, de la enseñanza de la virtud. Simón Rodríguez es inusualmente
específico en este punto, pues señala las catorce lecciones de que dispone el
maestro “para dar una cada día, insistiendo siempre sobre la Confraternidad”.
Dice el filósofo
respecto de la enseñanza de la virtud:
acostúmbrese al niño a
ser
VERAZ CONSECUENTE
FIEL JENEROSO
SERVICIAL AMABLE
COMEDIDO DILIJENTE
BENÉFICO CUIDADOSO
AGRADECIDO ASEADO
a respetar la reputación
i a cumplir con lo que
promete (ib.).
Mucho habría que decir
en torno de esta lista de virtudes -volveremos sobre la “reputación” y las
promesas en este mismo capítulo-, pero fijemos la atención, por ahora, en el
término con el que principia el pasaje: “acostúmbrese”. [27]
Si la educación popular es capaz de
producir por lo menos una generación de ciudadanos con tales virtudes y
costumbres sociales, ya eso sería suficiente para intentar arrancar y continuar
el proyecto de sociedad republicana, y se justificarían de alguna manera todos
los esfuerzos y sacrificios de la etapa provisional de gobierno etológico.
Claro que parece utópico, pero eso ya se ha discutido.
Conciliar
los intereses particulares con el interés general.
El conflicto entre el interés particular
de cada uno de los miembros de la sociedad debe resolverse mediante la
conciliación y no mediante el litigio, lo cual, a los oídos de un abogado, como
es el caso de este investigador, significa que las partes interesadas deben
limitar o deponer sus pretensiones y ceder mutuamente una parte de sus
aspiraciones en beneficio del interés común, que beneficia a todas las partes.
Siendo el caso de una república, el interés común es el que puede llegar a
beneficiar a todos los ciudadanos, y no solamente a algunas partes específicas,
sean minorías o mayorías; es aquello que puede llegar a unirlos a todos en un
mismo sentir, es lo que se denomina el interés general.
… los hombres se reúnen
por sus intereses, que buscando cada uno su conveniencia sin consultar la de
otro, yerran todos el fin de la unión, porque los intereses se chocan, que este
es el motivo de todas las desavenencias y estas, las causas de las guerras; que
las luces que se adquieren con la experiencia han hecho pensar –que pensando se
ha descubierto, que el único medio de establecer la buena inteligencia, es
hacer que TODOS PIENSEN en el bien común y que este bien común es la REPÚBLICA.
(Luc Vir, OCSR, T2, 179-180).
Analizando
la anterior cita, comenzamos por observar que “los hombres se reúnen por sus
intereses”, lo cual para Rodríguez significa que este es el resorte o causa
natural por la cual los seres humanos tienden a reunirse en sociedad civil, buscando
cada uno la solución de sus necesidades o gustos personales, entendiendo que
por sí solos no es posible lograrlo. De esa manera constituyen familias,
tribus, clanes, poblados, ciudades y naciones: siempre buscando la unión, pero
pensando en sus intereses personales.
Sin
embargo, agrega Rodríguez que una vez reunidos cada uno busca su conveniencia
sin consultar al otro; esto es, que viven juntos en el mismo sitio, pero no se
consultan para determinar si el bien que persiguen concuerda con el del otro,
para ayudarse mutuamente a conseguir dicho beneficio y compartir el resultado
obtenido; sino que, por el contrario,
estando juntos en el mismo sitio apenas se benefician del aprovechamiento del
territorio, o de la fuerza intimidatoria que el grupo representaría frente al
peligro natural de la acechanza de fieras, por ejemplo, o de otros enemigos
naturales o de grupos contrarios.
El
resultado de la anterior conducta es que los intereses de cada uno chocan con
el interés de los demás, lo que causa
desavenencias, divisiones y guerras, lo que es la característica del estado de
naturaleza, de guerra de todos contra todos; lo que llevaría finalmente o a la
destrucción mutua, o a tomar conciencia de la necesidad de unirse por el bien
común, renunciando cada uno a su propio interés en procura del interés que los
beneficie a todos, surgiendo así el estado social, o sociedad civil. Esta
situación fue planteada en la modernidad en las diversas teorías del contrato,
resultando diversas soluciones.
Continúa
Rodríguez afirmando que “las luces de la experiencia han hecho pensar… y
pensando se ha descubierto”, con lo cual hace entender que, de manera natural a
través de la experiencia, y de manera racional a través del pensamiento, se ha
llegado a hacer descubrimientos. Esto es algo así como la síntesis entre el
pensamiento racional francés y el utilitarismo experimental inglés, al cual
llegó Kant, para intentar equilibrar las diferencias entre ambos enfoques de la
ciencia moderna, llegando a concluir que el conocimiento científico sólo es
posible mediante los dictados de la lógica y la razón verificados por la
experiencia; así mismo, en el caso de
las ciencias aplicadas a la solución de los problemas sociales, se ha llegado a
soluciones mediante la experiencia y el pensamiento racional.
En
ese sentido, concluye nuestro filósofo que la solución a las diferencias entre
los intereses individuales es “que todos piensen en el bien común, y que este
bien es la República”, de esa manera todos dejarían de pensar en su propio beneficio
para pensar en lo que conviene a todos, y dentro del mismo cada uno hallará su
propio interés.
Sociedad significa Unión
ÍNTIMA
República [significa]
Conveniencia JENERAL
i JENERAL [significa] lo
que conviene a TODOS.
Por consiguiente,
SOCIEDAD REPUBLICANA es lo que se compone de hombres INTIMAMENTE UNIDOS, por un
común sentir de lo que conviene a TODOS,
-viendo cada uno en lo
que hace por conveniencia propia,
una parte de la
conveniencia JENERAL.
(So Am, OCSR, T1,
381-382).
Es este “común sentir de lo que conviene a
todos, viendo cada uno en lo que hace por conveniencia propia, una parte de la
conveniencia general”, es lo que constituye la clave para conciliar los
intereses particulares con el interés general, pues al descubrir el interés
general cada uno debe buscar realizar su propio interés dentro del mismo, o en
concordancia con él.
… consultar el INTERÉS
JENERAL, que es lo que constituye la Civilización
Social… (So Am, OCSR, T1, 344)
Salgan, júntense, rodeen
al Gobierno, traten con EL del bien común, i hallará cada uno lo suyo. (So Am, OCSR, T1, 380).
Para
descubrir cuál es el interés general deben los ciudadanos consultarse
mutuamente entre ellos y con el gobierno, de tal manera que una vez establecido
dicho interés, cada uno pueda hallar el suyo dentro del mismo, y es por ello
que su aprendizaje desde el inicio de las primeras letras constituye una parte
clave de la educación social.
Aspiración
fundada a la propiedad.
Volvamos a una de las citas
fundamentales dadas al principio de este capítulo, con el fin de volver a
captar la visión relacionada con la aspiración a la propiedad:
Erudición i Habilidades
Profesiones y Oficios,
en tumulto,
Herencias,
Privilejios y Usurpaciones =
es
la divisa de las Monarquías
La
de las Repúblicas debe ser
Educación Popular
Destinación a Ejercicios
útiles
Aspiración
fundada a la propiedad
(So Am, OCSR, T1, 370).
(Negritas agregadas).
De estas frases se puede ver
claramente cómo la propiedad obtenida en las monarquías mediante herencias,
privilegios y usurpaciones, se equipara en sentido inverso en las repúblicas
con una aspiración fundada a la propiedad; sin embargo, no se menciona en que
se fundamenta esta aspiración, por lo cual tendremos que investigarlo en otras
partes de las obras de Rodríguez.
El hombre menos instruido, en
asuntos civiles, conoce que no tiene derecho para apropiarse un lugar que otro
necesita, i que él no puede ocupar.
Una mediana ilustración basta para
saber que, en los países más poblados, cabrían los habitantes que emigran por
falta de subsistencia,, si en la destinación de las personas, i en el uso de
los medios de subsistir hubiera orden.
Acostumbrados los Emigrantes, los
unos a extenderse i los otros a estrecharse en su país, vendrán a la América a
hacer lo mismo, i al cabo de algún tiempo, se verán en peor condición, por el
abuso que los fuertes harán de los débiles, al repartirse las tierras i los
auxilios que les den para cultivarlas.
Ya no hai más suelo grande i habitable que la América, i por
casualidad se halla VACÍO, a tiempo
en que la experiencia [que llamamos
Luces del Siglo] enseña lo que debe hacerse, para que los hombres gocen de las
comodidades de la vida, sin deber
destruirse para proporcionárselas. (So Am, OCSR, T1, 388).
Se extiende el filósofo caraqueño en
consideraciones para hacer notar que el problema de la propiedad de la tierra
no ha sido la falta de ella, ni siquiera en los lugares de origen de los
colonos americanos, y mucho menos en América ya que casualmente se encuentra
vacía, sino la inadecuada distribución de la misma por falta de orden;
argumenta que esa falta de orden hace que unos se extiendan demasiado y otros
se estrechen, pero entonces afirma que eso es debido al abuso de los fuertes
sobre los débiles, y por causa de los auxilios para cultivar la tierra.
Se deduce entonces que el orden que
hay que poner es sobre la repartición de la tierra, para que los más fuertes no
abusen de los débiles, y en la asignación de los auxilios o recursos para
cultivarla. Esta repartición de tierras y asignación de recursos fue prevista
mediante la creación de las colonias con los propios habitantes.
… instruir, y acostumbrar al
trabajo, para hacer hombres útiles –asignarles tierras y auxiliarlos en su
establecimiento… era colonizar el país
con sus propios habitantes.
(Dfs Blv, OCSR, T2, 357).
Ya vimos que este proyecto de
colonización se justifica y se instrumenta mediante un proyecto de ley que da
los detalles acerca de su conformación:
PROYECTO DE LEI […] considerando;
en 4° lugar, que los Campos de América
están en gran parte despoblados,, i los pocos habitantes que tiene, apiñados,
en desorden, alrededor de los templos, esperando de la Providencia lo que no
les ha prometido,, miserables en medio de la abundancia,, i sin esperanzas de
ocupar su imajinaria propiedad, en
muchos siglos,, por falta de dirección
-que lo que hace horrorosa la Soledad, es la inhabilidad de hacerla
habitable, para vivir en ella,, i que la Industria es un compañero que infunde
valor, al más apocado. […] Artículo 1°. Colonícese el país con sus propios
habitantes […] Artículo 7°. Las Colonias ocuparán en, propiedad, las tierras
baldías que el Estado les adjudique… (So Am, OCSR, T1, 409-411).
Aquí
ya podemos ver perfectamente que la aspiración a la propiedad se fundamenta en
que las colonias ocuparán en propiedad las tierras baldías que el estado les
adjudique. Se abre de esa forma una esperanza justificada de los ciudadanos de
obtener la propiedad de las tierras que necesiten para garantizar su sustento,
instruyéndose y acostumbrándose a trabajarla, en el entendido de que “…no tiene
derecho para apropiarse un lugar que otro necesita, i que él no puede ocupar…”.
Este sería un principio fundamental del ejercicio de la propiedad dentro de las
colonias. Pero además agrega Rodríguez:
A
ninguno le es permitido exentar a otros, del trabajo necesario a su
subsistencia.
Ninguno tiene derecho á la
propiedad ni á los servicios de otro, sino en común.
No hay legados ni herencia por
sucesión. (Dfs Blv, OCSR, T2, 352).
Esto abre las puertas a otro tipo de
propiedad en las colonias, y finalmente en toda la nueva república. ¿Se proscriben
la propiedad individual, los legados y la herencia por sucesión, y en su lugar
se promueve la propiedad comunal? ¡¿Es ésta finalmente la aspiración fundada a
la propiedad!?
Al parecer es con esta fórmula de
propiedad comunitaria, cómo en el proyecto de sociedad republicana se pretende
eliminar la divisa de las monarquías
de “… herencias, privilejios y usurpaciones…”, para dar paso a la aspiración a
la propiedad en las repúblicas, fundada en el comunitarismo y la eliminación de
las demás formas de propiedad.
Es menester volver a repetir en este
punto que lo que se plantea en esta parte es más una incógnita que una
respuesta, dado que los objetivos planteados en este trabajo no permiten
abordar con mayor profundidad en este aspecto, por lo que se toma
provisionalmente como válida esta respuesta, mientras otros trabajos de
investigación puedan ratificar o desvirtuar su contenido.
3.
Realización
del Individuo en la Vida Social
En este último punto de este capítulo
se concentra la parte de la educación social que tiene que ver con la práctica
de las virtudes que efectivamente se van logrando en el plan de educación
popular, constituyendo en sí mismo la concreción de las nuevas costumbres, el
logro tangible del gobierno etológico, la verificación práctica de la
existencia de ciudadanos capaces de ser utilizados para la construcción de la
sociedad republicana.
Es entendido que aún esa práctica de
lo social forma parte del plan de educación popular, que es materia de la
función docente ejercida por los maestros en esta fase provisional de la
república estudiada en el capítulo anterior, pero que constituye algo así como
una materia avanzada, una práctica de vivencia en sociedad que permite ir
logrando la realización del individuo dentro de las estructuras sociales ya
existentes o de las que estén en formación.
Sin embargo, finalmente esta práctica
o enseñanza avanzada de educación social debe formar parte de la vida normal de
los ciudadanos en la sociedad republicana, y es por ello que en este trabajo se
deja como parte final, pues lógicamente sólo es posible su ejercicio por los
estudiantes más avanzados del plan de educación popular, es decir, los que ya
estén en vísperas de su graduación como ciudadanos activos.
Participación
activa de los individuos en las cosas públicas.
Aquí surge una clara línea de
diferenciación en el ejercicio de la democracia, pues en este momento la propia
democracia deja de ser representativa y pasa a ser participativa, y los
ciudadanos dejan ser pasivos y pasan a ser activos; ocurre un cambio cualitativo, para utilizar el
lenguaje del materialismo dialéctico marxista.
Una de las arraigadas costumbres que se ha combatido con el plan de educación
popular es el individualismo y egoísmo, la tendencia de cada uno a vivir su
vida dentro de las puertas de su casa, no considerar el bien común, creer que
fuera de su casa cada uno busca lo suyo a costa del que se descuide y sálvese
el que pueda; pero con la educación social se les ha hecho ver el bien común,
el interés general, las cosas públicas, y se le llama a la participación en
estos aspectos nuevos de la vida.
Viven en sus casas encerrados, murmurando:
Salgan, júntense, rodeen al Gobierno, traten con EL
del bien común, i hallará cada uno lo suyo. Dejan al Presidente solo, con
facultades para hacer lo que quiera -¿Qué hará sino lo que le parezca
conveniente?- (So Am, OCSR, T1, 380).
Lo primero que se exhorta es a salir de sus casas y juntarse entre sí,
haciendo entender que la vida personal ya no consiste en vivir dentro de sus
cuatro paredes, sino vivir dentro del ámbito de la comunidad; su propiedad ya
no es la casa donde habita, sino la comunidad donde vive; es el equivalente a
la vida en la polis griega, donde se
reunían los ciudadanos en el ágora,
espacio público en el centro de la ciudad, para discutir sobre los problemas de
la comunidad; o su equivalente en el foro
romano.
Pero no es simplemente juntarse como
esparcimiento, o para ejercer el comercio, o para la adoración de las deidades,
como también sucedía en el caso del ágora
de Atenas, por ejemplo, sino propiamente para el ejercicio de la función
política de consultarse acerca del bien común, del interés general, del
ejercicio del gobierno en su escala correspondiente.
Luego exhorta a que rodeen al
gobierno y traten con él; el gobierno deja de ser un ente extraño y lejano,
dejan de ser personas poderosas y apartadas de la comunidad y pasan a ser seres
humanos equivalentes en importancia, a quienes hay que rodear y tratar, como si
se tratase de otros vecinos con quienes compartir, con quienes juntarse para
consultarse e influirse mutuamente. Es evidente que este nuevo tipo de trato de
los ciudadanos con el gobierno requiere igualmente de un nuevo trato del
gobierno con la gente; los ciudadanos que estén en funciones de gobierno deben
tener el mismo lenguaje social que los ciudadanos activos en funciones de
comunidad participativa.
En ese sentido, el gobierno debe
estar en condiciones de dejarse rodear, de ser permeable permanentemente al
trato con los ciudadanos, de no estar tampoco encerrado el gobierno en sus
gabinetes ministeriales o en sus respectivos despachos; debería ser un
ejercicio de gobierno verdaderamente público y transparente, fundado en el
intercambio constante de ideas con los ciudadanos, un gobierno salido a la
calle, también presente en el ágora o
en el foro, y que se note el efecto
que en el mismo surten los ciudadanos por el contacto diario. Eso requiere que
los gobernantes ya hayan recibido la instrucción como ciudadanos activos.
Sigue la cita destacando que este
trato entre los ciudadanos y el gobierno es acerca del bien común; esto es muy
importante, pues la experiencia de nuestra conocida democracia representativa
es que la gente se acerca a los gobernantes para pedir prebendas personales,
para exigir o rogar acerca de sus propios intereses egoístas, para el tráfico
de influencias, para conseguir el apadrinamiento de sus propios proyectos
individuales. En este caso, los ciudadanos estarían formados para rodear al
gobierno y tratar con él, pero acerca del bien común, no del interés personal.
Sin embargo, hace notar igualmente
esta muy condensada cita, que a pesar de que los ciudadanos tratan entre ellos
y con el gobierno acerca del bien común, en el medio de este trato cado uno
conseguirá lo suyo, su propio bienestar personal. Esta parece ser la esperanza
especial de esta nueva sociedad, que cada uno encontrará su propio bienestar dentro
del bien común, aunque no quede claro como sucederá esta combinación de
beneficios comunes y personales.
Por otro lado, se advierte el peligro
de dejar solo al gobierno en el ejercicio de sus funciones, pues se corre el
riesgo de que haga lo que quiera, o lo que le parezca conveniente; por ello hay
que rodearlo y tratar con él acerca del bien común. Pero ese contacto con el
gobierno debe darse en todos los niveles y esferas sociales posibles, en todo
el tejido social.
Que formen parte
del tejido social.
Es importante la existencia de un
tejido social que una íntimamente a las personas, donde se realice y ejecute en
la práctica la conveniencia general y el bien común, diferentes instancias de
convivencia y ejercicio de la democracia participativa donde pueda hacerse
efectiva la sociedad republicana, donde estén todos íntimamente unidos para la
realización colectiva y personal.
Sociedad significa Unión ÍNTIMA
República [significa] Conveniencia JENERAL
i JENERAL [significa] lo que conviene a TODOS.
Por consiguiente, SOCIEDAD REPUBLICANA es lo que se
compone de hombres INTIMAMENTE UNIDOS, por un común sentir de lo que conviene a
TODOS, -viendo cada uno en lo que hace por conveniencia propia, una parte de la
conveniencia JENERAL. (So Am, OCSR, T1, 381-382).
… en TODO¡ han de
Gobernar la PRINCIPIOS SOCIALES… EN TÓDO!
La Escuela Primaria dará
REGLAS de CONDUCTA… en Jeneral…
la Maestranza PONDRA en
PRÁCTICA… las que le TOQUEN,
i el Colejio habrá dado
en lo que NADIE! hasta aquí,
que es, en hacer ver…
que en TODA OCUPACIÓN…
EN TODA EMPRESA… ha de regir la
Idea de la SOCIABILIDAD.
(Csj Amg, OCSR, T2, 51)
En
consecuencia, el tejido social abarca toda ocupación y toda empresa, y todos
los ciudadanos activos deben formar parte de este tejido, y para ello deben ser
preparados por la escuela, la maestranza y el colegio. Ello significa que en
todas las áreas y niveles de la educación existirá una constante instrucción
para el ejercicio social, y que este ejercicio social constituirá un tejido de
participación activa en todas las ocupaciones y en todas las empresas, sean
públicas o privadas.
Ahora
bien, ¿en qué consiste este tejido social? ¿Consiste en la estructura de los
órganos del gobierno? ¿O es algún otro tipo de tejido que no es propiamente el
órgano de gobierno?
La
respuesta parece estar en la cita ya previamente analizada en la cual dice
“rodeen al gobierno” (So Am, OCSR, T1, 380), por lo tanto, no es un tejido que
constituye propiamente los órganos del gobierno, sino un tejido especial que
los rodea. Son órganos de gobierno rodeados por un tejido social especial que
al parecer los controla, sustenta y protege.
Al
investigar este tipo de tejidos desde el punto de vista biológico resulta que
eso se parece mucho al tejido que rodea todos los músculos y órganos del cuerpo
de los seres vivos y constituye propiamente un recubrimiento de sostén, soporte
y protección, como lo es el sistema de aponeurosis
de envoltura, o fascias[28].
En
consecuencia, en esta analogía que estamos planteando entre el “tejido social”,
que rodea a todos los órganos del gobierno republicano, y el “tejido fascial”,
que rodea todos los órganos del sistema biológico humano y animal, se puede
apreciar que Simón Rodríguez estaba previendo una nueva forma de participación
de la sociedad en las estructuras del gobierno.
Hasta
ese momento sólo se había planteado un tipo de gobierno en el cual los “órganos
del poder” actuaban en representación de la soberanía, bien sea que esta
recayera sobre el rey o sobre el pueblo. Pero estos órganos de poder actuaban
por sí mismos, rindiendo cuentas sólo al soberano, bien sea representado en
otros órganos superiores, o al propio rey soberano, o al pueblo soberano
mediante asambleas representativas o directas; pero no se había planteado que
estos órganos estuviesen “rodeados” constantemente por un “tejido social” que
los controlase y sustentase.
En
este sentido, la sociedad republicana de Simón Rodríguez tenía una visión
análoga a la de un sistema orgánico biológico, donde ningún órgano, ni ninguna
parte integrante del sistema existiría como un individuo separado, sino que
todos estarían unidos por una existencia común, ésta es la vida del organismo
social, equivalente al organismo biológico. Es en esta circunstancia en la cual
todos los órganos y partes individuales del sistema trabajarían en beneficio de
los demás, para que los demás trabajaran en beneficio de ellos. De lo contrario
surgiría la enfermedad, tanto biológica como social.
Es
por ello que constituye especial importancia que todos los ciudadanos formen
parte del tejido social, pues quien no lo haga, aunque sea rodeando a los
tejidos funcionales del gobierno, sería una especie de tejido canceroso, que
atacaría a los demás en su propio y único beneficio individual, degenerando
finalmente en el colapso de todo el sistema, si este tejido enfermo no es
aislado y curado, o eliminado. Ello explica también toda la actuación del
“gobierno etolójico”, como una especie de sistema inmune para la eliminación y
control de esas infecciones sociales.
De
tal manera, formar parte del tejido social tampoco es en beneficio del
individuo para garantizar su derecho a participar en la sociedad y en el
gobierno, sino para garantizar la existencia de la sociedad republicana en su
conjunto, en beneficio del bien común.
La
enseñanza del plan de educación popular a este respecto, es acostumbrar al
ciudadano desde su más temprana edad a participar en todas las instancias
posibles de este tejido social, y acostumbrar igualmente a la sociedad a
permitir y promover esta participación como algo natural y sencillo, ya que
finalmente esa será la forma de vida que todos practicarán en la nueva sociedad
republicana.
Conclusiones de este
capítulo.
Con
este brevísimo esbozo del plan de educación popular se culmina el tercer
capítulo de este trabajo, donde se ha hecho énfasis en la infancia como edad
privilegiada en el proyecto de república, pero, sin embargo, se consideró
prudente hacer un estudio completo de todo el proyecto rodriguista a manera de
análisis central en cuanto a la participación de la infancia, y a manera de
resumen colateral en cuanto al resto, para la mejor comprensión de los
argumentos esgrimidos en la parte central.
Este
tercer capítulo dedicado al plan de educación popular, por lo tanto, no
constituye la parte central de nuestro estudio, a ello ya se han dedicado otros
autores con mucha más profundidad y amplitud, pero debíamos abordarlo para
mostrar cómo la infancia constituye parte central y privilegiada dentro del
mismo, aunque se aplique a toda la población por igual en todos los aspectos
posibles.
No
pretendemos de ninguna manera haber agotado ninguno de los temas estudiados,
sino más bien haber mostrado algunos enfoques que permitan exploraciones nuevas
en la filosofía de nuestro filósofo caraqueño, que se pudieran ahondar o
ampliar en futuras investigaciones, para ratificar o contradecir las
conclusiones provisionales a las que llegamos en este trabajo.
En
tal sentido, se concluye que en los escritos de Simón Rodríguez acerca de la
educación, existe una clara diferenciación entre lo que pudiéramos llamar el Primer Rodríguez y Segundo Rodríguez, al comparar sus obras sobre la
educación Reflexiones sobre el estado
actual de la escuela, de 1794, y Extracto
sucinto de mi obra sobre la educación republicana, de 1849; esta
denominación la hacemos en analogía o parafraseando la denominación dada al
filósofo alemán Ludwig Wittgenstein, al comparar las diferencias entre sus
obras Tractatus lógico- philosophicus¸
de 1921, e Investigaciones
filosóficas, de 1953, obra póstuma del filósofo fallecido en 1951.
Concluimos
que, sólo asumiendo la existencia de esta drástica diferencia entre un primer y segundo Rodríguez, es posible
entender con calma el Plan de Educación Popular para la construcción de
repúblicas, expuesto en segundo término en condición de filósofo político; en
contraposición a la reforma de la enseñanza escolar tradicional, expuesta en
primer término en condición de maestro de escuela y pedagogo.
En consecuencia, para el estudio de la obra de
Simón Rodríguez hay que tener cuidado de diferenciar cuando está hablando como
maestro de escuela-pedagogo, para enseñar su metodología escolar con miras al
mejor aprendizaje y enseñanza de las asignaturas escolares, tomando a la
educación como un fin en sí mismo, en la cual es muy prolífico, sui
géneris y destacado: este
maestro-pedagogo fue el primero que surgió y por supuesto esta faceta se
mantuvo y evolucionó a lo largo de toda su existencia. Pero igualmente hay que
tener cuidado de diferenciar cuando está hablando como el Sócrates de Caracas,
como el filósofo político que pretende construir repúblicas, tomando a la
educación como un medio para el logro de sus fines políticos, no como un fin en
sí mismo.
Entonces,
para estudiar ambas facetas del mismo autor hay que cortar fino, como con
bisturí, cuando se están leyendo sus obras, entresacando lo que corresponde a
uno y otro, para poder llegar a organizar metódicamente ambos pensamientos. Es
así como llegamos a los contenidos que pueden corresponder al Plan de Educación
Popular para construir repúblicas.
En este sentido, se concluye que existe un
grupo de pautas o contenidos para cumplir en el mencionado Plan de Educación
Popular, entre las que pudimos destacar la
instrucción o formación para la vida individual, que comprende instrucción
corporal, instrucción técnica y científica y destinación a ejercicios útiles
desde la infancia; sin embargo, a pesar de tratarse de formación para la vida
individual, todos ellos se hacen con
miras al mejor funcionamiento de la república, para hacer una nación prudente, fuerte, experta y pensadora.
Igualmente
se destacó la existencia de la Educación
o formación para la vida social¸ la cual comprende la instrucción social
propiamente dicha, la conciliación de los intereses particulares con el interés
general y la aspiración fundada a la propiedad. Se concluye que este es el
punto más importante y vital de todo el plan de educación popular, pues es el
que específicamente provee la formación para la vida en sociedad. Queda así
separada la instrucción de la educación, según el enfoque de
Rodríguez, la primera dedicada a la preparación de la vida individua, y la
segunda para la vida social.
Finalmente,
se destacó el componente de la realización
del individuo en la vida social, el cual comprende la participación activa
del individuo en las cosas públicas y que formen parte del tejido social,
concluyéndose que tal participación en el tejido social puede ser análoga a los
tejidos de los sistemas biológicos, donde cada parte individual debe trabajar
en función de todo el organismo vivo, para garantizar la existencia de todo el
cuerpo y de cada una de sus partes.
[1] Fernando Alberto Lizarraga, “La igualdad en el contrato social
rousseauniano: Una mirada desde la justicia como equidad de John Rawls”, Tópicos [online], no. 27 (2014 [citado el
03 de abril de 2015]): 23-45, disponible en
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1666-485X2014000100002&lng=es&nrm=iso
[2] René Pedroza Flores, y Guadalupe Villalobos, “Entre la modernidad y
la postmodernidad: juventud y educación superior”, Educere [online], vol. 10, no. 34 (2006 [citado el o4 de abril de
2015]): 405-413, disponible en
http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1316-49102006000300002&lng=es&nrm=iso
[3] Oswaldo Plata Pineda, “Religión y política en El Leviatán de
Thomas Hobbes”, Prax. filos. [online], no. 23 (2006 [citado
el 03 de abril 2015]): 57-80, disponible en
<http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-46882006000200004&lng=en&nrm=iso
[4] María del mar Valenzuela Vila, “La educación en El Emilio de
Rousseau: infancia, adolescencia y mujer”, Espéculo
revista de Estudios Literarios – Universidad Complutense de Madrid,
no. 43 (2009 [citado el 03 de abril de
20015]): disponible en https://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero43/emilior.html
[5] Luz Elena Gallo Cadavid, “El pensamiento educativo de John Locke y
la atención a la educación física”, Educación
Física y Deportes – Universidad de Antioquía ( 25 de enero de 2006 [citado el 03 de abril de
20015]): 96 – 114, disponible en http://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/educacionfisicaydeporte/article/viewFile/2990/2713
[6] Fraño Paukner Nogues, “La Pedagogía de Kant. Una exégesis de su
libro Pedagogía”, A Parte Rei Revista de
Filosofía, no. 52 (julio de 2007 [citado el 04 de abril de 20015]):
disponible en http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/paukner52.pdf
[7] John Locke, Pensamientos
sobre la educación (Madrid: Editorial Akal, 1986).
[8] Jean Jacques Rousseau, Emilio o de la educación, trad. L. A.
Prado (Madrid: EDAF, 2008).
[9] Immanuel Kant,
Tratado de Pedagogía, trad. C.E.
Maldonado (Bogotá: Ediciones Rosaristas, 1985).
[10] Carlos Jorge, La Escuela de
Simón Rodríguez (Caracas: Universidad Metropolita, 2013).
[11] Juan Rosales, La República de
Simón Rodríguez, (Caracas: Fundación editorial el perro y la rana, 2007).
[12] Carlos Jorge, La Escuela de
Simón Rodríguez, 173.
[13] [13]
Juan Rosales, La República de Simón
Rodríguez, 99-105.
[14] Alberto González García, “La paideia
y la construcción de la República platónica”, Revista Historia Autónoma, no. 1 (Septiembre de 2012 [citado el 04
de abril de 2015]): 21-36, disponible en
http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4049005.pdf
[15] Ramón Jauregui, “El método Lancaster”, Educere, año 7, no 22 (julio-agosto, 2003
[citada el 04 de abril de 2015]): 225-228.
[16] Joseph Lancaster, Improvements in Education, as its respects the industrious classes of
the community (London: Darton and Harvey Grace-Church-Street, 1803),
disponible en http://www.constitution.org/lanc/improv-1803.htm
[17] Abelardo Gomes, “La
educación en la antigua Atenas”, Portal
Guaraní (15 de Noviembre de 2010
[citado el 06 de abril de 2015]): disponible en
http://portalguaraní.com/783_abelardogomes/13840_la_educacion_en_la_antigua_atenas_ensayo_de_abelardo_paula:gomes_.html
[18] Alberto González García, “La paideia
y la construcción de la República platónica”.
[19] Wikipedia, Agogé,
citando a Thomas R. Martin, “The existence of the spartan boys”, en Ancient
Greece: From Prehistoric to Hellenistic Times (New Haven: Yale University
Press, 2000), disponible en http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Perseus%3Atext%3A1999.04.0009%3Achapter%3D6%3Asection%3D9
[20] Alberto González García, “La paideia y la construcción de la
República platónica”, 32-33.
[21] Luz Elena Gallo, “El pensamiento educativo de John Locke y la
atención a la educación física”, 101.
[22] René González Boto, “El Emilio y la educación física escolar”,
Revista Digital-Buenos Aires, año 9,
no. 65, (Octubre 2003 [citado el 04 de abril de 2015]): disponible en http://www.efdeportes.com/efd65/elemilio.htm
[23] María Isabel Lafuente Guantes, “El proyecto educativo ilustrado de
Kant”, 251-252.
[24] Carlos Jorge, “La sociedad Monárquica”, en Educación
y Revolución en Simón Rodríguez, (Caracas: Monte Ávila Editores,
2000), 44-47 (facsímil digital
facilitado al investigador por el mismo autor). El autor hace un interesante estudio acerca de las características de la
sociedad colonial, donde se detallan las profesiones y oficios que se
practicaban.
[25] Juan Jacobo Rousseau, Emilio
o la educación, trad. Ricardo Viñas, (Edición digital por elaleph.com, 2000), 38, disponible en: http://escritoriodocentes.educ.ar/datos/recursos/libros/emilio.pdf
[26] Resulta impresionante la explicación que hace Carlos Jorge acerca
de la predilección de Rodríguez por los más pobres e infelices, en su obra Educación y Revolución, p. 39, donde
dice textualmente:
Simón Rodríguez aprendió en
su carne que lo único que importa saber es el dolor del otro, el dolor que se
incrustó en su cuerpo. Toda su vida fue un desclasado. Nació desclasado. Por no
tener no tuvo ni clase donde diluirse. Cuando hombre, eligió a los pobres, a
los indios, a los más despreciados (ER,I,255):
a los marginales. Esta elección no
fue gratuita. Tampoco lo fue su vivir. No fue un fracasado -como piensa A.
Mijares- ni tuvo un trágico destino. Simón Rodríguez asumió plenamente sin
caretas, sin tartufería, sin trampas, aquello que tan tempranamente se había
instalado en su carne. Si entendemos esto, podemos comprender su obra. Y aquí es, entonces, donde la
lectura de sus pensamientos se vuelve
difícil. Resucitar su dolor, su miedo, su frío, su soledad y hacerlos propios
es aceptar el miedo de uno, la soledad inmensa, el dolor olvidado. Resucitar a
Simón Rodríguez es destapar la cloaca social, el poder sometedor y represivo
que se instala en uno desde el origen. Es tan grande el miedo que infunde que
no deja ni pensar en él. Pero ahí está: la carne lo siente y lo sabe.
[27] Carlos H. Jorge, La Escuela
de Simón Rodríguez (Caracas: Universidad Metropolitana, 2003), 122.
[28] Wikipedia, “Fascias”, consultado en fecha 03/04/15, disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Fascia
“El
sistema fascial forma una completa e ininterrumpida red protectora en todo el
cuerpo. Protege cada uno de sus componentes de forma individual, así como
proporciona una protección de todas las estructuras a nivel global. Su
resistencia permite mantener la forma anatómica de diferentes segmentos
corporales, conservando su forma original… prácticamente no hay alguna parte
del cuerpo que no esté cubierto por el sistema fascial. La fascia rodea y
separa unos elementos de otros: compartimenta…
también supone un elemento de integración de todos los elementos
corporales puesto que cada capa o parte fascial está unida a otra formando así
una red continua que conecta todo el organismo… Los compartimentos formados por
el sistema fascial facilitan el trabajo muscular, permitiendo la formación de
grupos funcionales y constituyendo planos de movimiento sobre los que se
deslizan unos músculos sobre otros. También constituye un sistema de separación
y protección, evitando que se propaguen infecciones de
un compartimento a otro… constituye una
especie de red continua que reviste y conecta todos los elementos del cuerpo.
Esta configuración tiene importantes consecuencias funcionales sobre músculos y
órganos. Sobre el músculo, la fascia permite conectar músculos formando grupos
funcionales, pero a la vez también une esos grupos funcionales con otros
anatómicamente muy separados entre sí. La fascia aporta el sentido de
globalidad a todo el aparato locomotor”.
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