Tesis de Grado de Magister en Filosofia - LA FILOSOFIA DE SIMON RODRIGUEZ - Conclusiones.

 

CONCLUSIONES

 

La presente investigación trató acerca de La infancia en la filosofía de Simón Rodríguez, como edad privilegiada para la construcción de la República, la cual se dividió en tres capítulos: el primero relacionado con  el papel que asigna Rodríguez a la infancia en su proyecto de república; el segundo, relacionado con la manera cómo concibe Simón Rodríguez la formación de ciudadanos a partir de la infancia; y finalmente, en el tercero, se desarrolla el plan de educación popular para la formación de ciudadanos.

 

Conclusiones del Capítulo I.

 En el primer capítulo, que trata acerca del papel que asigna Simón Rodríguez a la infancia en su proyecto de república, se desarrollaron tres puntos que permitieron conocer los antecedentes históricos y el estado actual del tema bajo estudio, comprendiendo el primer punto la idea de infancia en Simón Rodríguez  y todo lo relacionado con la educación como individuos y como ciudadanos; el segundo punto trató acerca de la idea de república en general y en Simón Rodríguez en particular; finalmente el tercer punto trató acerca de las diferentes fases que pueden apreciarse en el proyecto de republica de Rodríguez, haciendo énfasis en el papel que juega la infancia en cada fase.

En el primer punto del primer capítulo se exploraron los conceptos e ideas introductorias  relacionados con la investigación,  tales como la definición histórica de infancia y niñez, las costumbres, los conceptos actuales de niñez y crianza, la educación escolar y la formación de ciudadanos así como la idea de república.

Igualmente se exploró la idea de la formación de los niños como futuros ciudadanos republicanos, el enfoque de filosofía de las costumbres en Simón Rodríguez, comprendiendo en el mismo el problema ético de dar formación política a la niñez; también se abordó la formación de los nuevos maestros republicanos, la visión futurista de la ideas de Rodríguez, en la cual se enfoca la imposibilidad de llevar a cabo su proyecto en su propia época, dado el estado de infancia social en que se encontraba la población, y concluye Rodríguez que de tal estado era posible salir mediante el proyecto de la educación ilustrada, especialmente adaptado a las condiciones de la América española recién libertada del colonialismo español.  

De este primer punto se pudo concluir que la infancia es una etapa del desarrollo humano que no estuvo bien diferenciada por la humanidad sino a partir del siglo XVII, tal como se desprende de los estudios realizados principalmente por Phillippe Ariés, entre otros.

 Respecto a las costumbres en la infancia se verificó que Lloyd De Mause afirma que el trato a la infancia ha cambiado a lo largo de la historia, y que su evolución ha estado relacionada con el acercamiento entre los padres y los hijos, en las cuales prevalecen ciertas costumbres  si se continúan transmitiendo de generación en generación.

Dichas ideas concuerdan con la teoría etológica de Simón Rodríguez, en el aspecto de que la sociedad transmite a los niños las arraigadas costumbres y opiniones, pero si se logra que al menos una generación sea formada sin estar expuesta a las costumbres de la generación anterior, entonces pueden ser reformadas todas las costumbres, dado el hecho de que los niños nacen con la mente en blanco, sin ninguna costumbre, tal como lo afirmaba John Locke.

Se concluye entonces que, en la crianza y educación propuesta por Rodríguez para formar ciudadanos, se requieren que los niños sean separados de la influencia nociva de las costumbres que pueden transmitir sus padres y los demás adultos, y así se concibe que el plan de educación popular, llevado a cabo por el Estado como maestro, se realice fuera de la influencia de la generación anterior, bien sea en colonias de niños o en escuelas. En este aspecto se concluye igualmente la existencia del posible riesgo de que los niños sean adoctrinados en torno a un proyecto político específico, en vez de ser formados como ciudadanos integrales.

Se concluyó igualmente que Rodríguez concebía su proyecto de manera futurista, pues en su época no existían las condiciones para llevarlo adelante por la inexistencia de ciudadanos y la falta de respaldo político para emprender su formación, por eso lo que más le importaba era dejar sus ideas escritas para futuras generaciones.

Respecto al papel de la infancia, se concluye que cumple un papel fundamental, en el sentido de que constituye el fundamento sobre el cual se construirá todo el proyecto, dado el hecho de que nacen con la mente en blanco y sobre ellos se construirá todo el nuevo conjunto de costumbres sociales requeridos para el funcionamiento de la nueva sociedad republicana.

Respecto al papel de la ilustración en la educación de la niñez, se concluye que no basta saber pensar por sí mismo, como lo planteaba Kant en su famoso artículo sobre la ilustración, sino que además se debía pensar socialmente, para salir de la minoridad social.

Respecto al segundo punto del primer capítulo, se concluye que la idea de república en Simón Rodríguez es diferente a la que estaba vigente en su época en la mayoría de los autores, pues se pensaba en la república como el gobierno de las leyes y en la separación de poderes, mientras que Rodríguez pensaba no sólo en la idea de república, sino en Sociedad Republicana, “que se compone de hombres INTIMAMENTE UNIDOS, por un común sentir de lo que conviene a TODOS, -viendo cada uno en lo que hace por conveniencia propia, una parte de la conveniencia JENERAL”.

Para llevar adelante su proyecto se plantea Rodríguez varias etapas, pues dado el hecho de la carencia de ciudadanos, se requiere constituir primero que todo una especie de república provisional, cuyo objetivo sería generar las condiciones para llevar adelante el plan de educación popular, para formar los ciudadanos que requieren en la república definitiva. Para esta primera fase, se plantea Rodríguez la creación  de un gobierno provisional vitalicio y hereditario, tal como igualmente lo planteó Simón Bolívar en diferentes escritos que se analizaron.

Una vez formalmente constituido dicho gobierno provisional vitalicio y hereditario como primera fase, comenzaría a correr la segunda etapa de la república, en la cual se estaría llevando a cabo el plan de educación popular propiamente dicho, y esta forma de gobierno se mantendría hasta que se lograran todos los objetivos de dicho plan.

 En esta etapa ejercería función protagónica especialmente el denominado Cuarto Poder o Poder Moral, que sería el encargado de llevar adelante el plan de educación popular y velar por la reforma de las costumbres y la moral en general. A este nuevo órgano y las estructuras de poder que lo acompañan se le dedicó todo el segundo capítulo y más adelante se vuelve sobre el mismo.  

Consecuentemente, una vez logrado todo lo previsto en el plan de educación popular, que se habrá mantenido en ejecución durante un tiempo suficiente como para que toda la población haya recibido formación como ciudadanos activos, se concluye que en ese momento arrancaría la tercera y definitiva etapa final de la república, cuando los ciudadanos activos tomarían las riendas del poder  de manera pacífica y sin revoluciones, terminando así la fase de gobierno vitalicio y hereditario y en su lugar surgiría la nueva sociedad republicana.

 

 

Conclusiones del Capítulo II.

En el segundo capítulo se abordó el tema de cómo concibe Simón Rodríguez la etapa de formación de ciudadanos a partir de la infancia, o segunda fase del proyecto republicano, que es la fase en la cual se aplica a toda la población y especialmente a la niñez, el plan de educación popular, una vez formalmente constituido el gobierno provisional vitalicio y hereditario.

De esa forma se desarrollaron tres puntos; en el primero se exploró el modelo provisional de república para instaurar el plan de educación popular, con poder absoluto centralizado, presidencia vitalicia, vicepresidencia nombrada por el presidente y heredera de la presidencia, un senado con una cámara alta también hereditaria y una cámara baja de representación popular y colegios electorales que garanticen dicha representación.

Se concluye así, que este modelo provisional de república se justifica en la idea de que en esta etapa no existe pueblo, no hay ciudadanos con los cuales se pueda constituir la sociedad republicana, sino populacho, constituido sobre todo por personas con costumbres y opiniones contrarias a la idea de república, sino más bien favorables a la idea de monarquía, por haber sido formados con dichas costumbres durante más de trecientos años de colonialismo español.

Por ello, todos los órganos de poder constituidos como primera etapa de la república, sólo tienen vigencia durante esta segunda etapa, con el único de fin de aplicar el plan de educación popular para la formación de ciudadanos, y una vez logrados los objetivos de dicho plan, se debe traspasar de manera pacífica y sin revoluciones todo el poder al nuevo pueblo, con ciudadanos activos recién formados, para constituir así la tercera y definitiva etapa final de la sociedad republicana.

Seguidamente, en el segundo punto del segundo capítulo, se abordó el estudio del cuarto poder o poder moral, también llamado cámara de censores, el cuál sería específicamente el órgano del poder público encargado de llevar adelante el plan de educación popular en esta segunda etapa de la república; se estudió así mismo la estructura y funciones de dicho poder, su historia y filosofía, en la cual se destaca su similitud con el areópago de Atenas, los establecimientos de Esparta y los Censores Romanos.

Se concluye en este punto que el cuarto poder o poder moral sería el verdadero órgano encargado de la aplicación del gobierno etológico, planteado por Simón Rodríguez como el gobierno de tipo absoluto encargado de reformar las viejas costumbres y opiniones, para formar las nuevas costumbres sociales requeridas en la futura sociedad republicana. Se concluye además que dicho órgano estaría constituido como una especie de consejo del areópago de Atenas, o los éforos de Esparta, o los censores de Roma, formado teóricamente por los ciudadanos más ilustres y respetados de la sociedad, con poderes plenos sobre la educación, la moral ciudadana, la niñez y todo lo relacionado con las costumbres.

Seguidamente, en el tercer punto del Capítulo II, se abordó lo relativo a la organización de la sociedad durante la etapa del gobierno provisional vitalicio y hereditario para llevar adelante el plan de educación popular, y se concluyó que efectivamente el filósofo caraqueño propone colonizar el país con los propios habitantes, organizándose las colonias de niños o párvulos, colonias de adultos y las milicias, donde se llevaría a cabo el plan de educación popular de manera aislada respecto a las poblaciones tradicionales.

 Este aislamiento garantiza el aspecto etológico, es decir, que se puedan formar las nuevas costumbres en los niños, como nuevos ciudadanos activos, sin que de ninguna manera puedan ser influidos por las viejas y arraigadas costumbres y opiniones que aún estarían vigentes en las poblaciones, donde aún existe el populacho.

De estas primeras camadas de nuevos ciudadanos activos, saldrían los nuevos maestros que se irían incorporando a las nuevas colonias, hasta que todas las poblaciones tengan sus colonias propias, y se deduce que las poblaciones incluso serían absorbidas por las colonias, a medida que de manera natural y biológica vaya muriendo el viejo populacho, y sustituido igualmente de manera natural por sus hijos, ya formados como nuevos ciudadanos activos.

Por otra parte, se concluyó que en las poblaciones ya existentes también continuarían funcionando las viejas escuelas, pero con nuevos maestros especialmente formados para aplicar el plan de educación popular, quienes también irían surgiendo a partir de las colonias. Se concluye igualmente, que en estas poblaciones existiría el conflicto entre las nuevas costumbres que se están formando en las escuelas, y las costumbres que existen en los hogares y en el ambiente social en general.

Se deduce, por lo tanto, que en virtud de tal conflicto existiría una especial actuación del poder moral en su condición de censores, para imponer censuras y castigos morales contra todas aquellas costumbres que pretenden ser eliminadas, y premiar las nuevas que están surgiendo, a manera de ejemplo para los niños que se estarían formando en ese ambiente de las escuelas en las poblaciones. Por ello igualmente se producirían fuertes limitaciones a las potestades de crianza de los padres, siendo igualmente supervisados por el poder moral.

Se concluye, además, que tanto en las colonias como en las escuelas de los poblados se estaría aplicando tanto la instrucción para la satisfacción de las necesidades individuales, como la educación para las necesidades sociales, tal como se profundiza en el siguiente capítulo.

 

Conclusiones del Capítulo III.

En el tercer capítulo se analizó específicamente el plan de educación popular, por lo tanto, no constituye la parte central de nuestro estudio, pues a ello ya se han dedicado otros autores con mucha más profundidad y amplitud, pero debíamos abordarlo para mostrar cómo la infancia constituye parte central y privilegiada dentro del mismo, aunque se aplique a toda la población por igual en todos los aspectos posibles.

No pretendemos de ninguna manera haber agotado ninguno de los temas estudiados, sino, más bien haber mostrado algunos enfoques que permitan exploraciones nuevas en la filosofía de nuestra maestro caraqueño, que se pudieran ahondar o ampliar en futuras investigaciones, para ratificar o contradecir las conclusiones provisionales a las que llegamos en este trabajo.

En tal sentido, se concluye que en los escritos de Simón Rodríguez acerca de la educación existe una clara diferenciación entre lo que pudiéramos llamar el Primer y Segundo  Rodríguez, al comparar sus obras sobre la educación Reflexiones sobre el estado actual de la escuela, de 1794, y Extracto sucinto de mi obra sobre la educación republicana, de 1849; esta denominación la hacemos en analogía o parafraseando la denominación dada al filósofo alemán Ludwig Wittgenstein, mutatis mutandi,  al comparar las diferencias entre sus obras Tractatus lógico- philosophicus¸ de 1921,  e Investigaciones filosóficas, de 1953, obra póstuma del filósofo fallecido en 1951.

Concluimos que, sólo asumiendo la existencia de esta drástica diferencia entre un primer y segundo Rodríguez, es posible entender con calma el Plan de Educación Popular para la construcción de repúblicas, expuesto en segundo término en condición de filósofo político; en contraposición a la reforma de la enseñanza escolar tradicional, expuesta en primer término, en condición de maestro de escuela y pedagogo.

 En consecuencia, para el estudio de la obra de Simón Rodríguez hay que tener cuidado de diferenciar cuando esté hablando como maestro de escuela-pedagogo, para enseñar su metodología escolar con miras al mejor aprendizaje y enseñanza de las asignaturas escolares, tomando a la educación como un fin en sí mismo, en la cual es muy prolífico, sui géneris y destacado.

Ese maestro-pedagogo fue el primero que surgió en Simón Rodríguez, y por supuesto esa faceta se mantuvo y evolucionó a lo largo de toda su existencia. Pero igualmente hay que tener cuidado en diferenciar cuando esté hablando como el Sócrates de Caracas, como el filósofo político que pretende construir repúblicas tomando a la educación como un medio para el logro de sus fines políticos, no como un fin en sí mismo.

Entonces, para estudiar ambas facetas del mismo autor hay que cortar fino, como con bisturí, cuando se están leyendo sus obras, entresacando lo que corresponde a uno y a otro, para llegar a organizar metódicamente ambos pensamientos. Es así como llegamos a los contenidos que pueden corresponder al Plan de Educación Popular para construir repúblicas.

 En ese sentido, se concluye que existe un grupo de pautas o contenidos para cumplir en el mencionado Plan de Educación Popular, entre las que pudimos destacar la instrucción o formación para la vida individual, que comprende instrucción corporal, instrucción técnica y científica y destinación a ejercicios útiles desde la infancia; sin embargo, a pesar de tratarse de formación para la vida individual,   todos ellos se hacen con miras al mejor funcionamiento de la república, para hacer una nación  prudente, fuerte, experta y pensadora.

Igualmente se destacó la existencia de la Educación o formación para la vida social¸ la cual comprende la instrucción social propiamente dicha, la conciliación de los intereses particulares con el interés general y la aspiración fundada a la propiedad. Se concluye que este es el punto más importante y vital de todo el plan de educación popular, pues es el que específicamente provee la formación para la vida en sociedad. Queda así separada la instrucción de la educación, según el enfoque de Rodríguez, la primera dedicada a la preparación de la vida individual, y la segunda para la vida social.

Finalmente se destacó el componente de la realización del individuo en la vida social, el cual comprende la participación activa del individuo en las cosas públicas y que formen parte del tejido social, concluyéndose que tal participación en el tejido social es análoga a los tejidos de los sistemas biológicos, donde cada parte individual debe trabajar en función de todo el organismo vivo, para garantizar la existencia de todo el cuerpo y de cada una de sus partes.

 

Conclusiones generales.

Una vez finalizado el estudio que nos propusimos acerca de la infancia en la filosofía de Simón Rodríguez, como edad privilegia para la construcción de la república, podemos afirmar que efectivamente se llegó a las siguientes conclusiones generales.

Primero: Se concluye que el papel asignado a la infancia en la filosofía de Simón Rodríguez es fundamental y privilegiado, puesto que quedó demostrado que Rodríguez pretende utilizar a la infancia como la piedra fundamental. Ese papel surge del hecho de que para poder construir la república se requieren ciudadanos que conozcan el lenguaje social, y los tales no existen, en vez de ellos lo que hay es populacho.

Este populacho es una categoría social que sustituye a la idea de pueblo, por causa de la ignorancia de lo que es vivir en sociedad con deberes y derechos y estar afectados de la enfermedad social de las arraigadas costumbres y opiniones. Por ello estas costumbres deben ser reformadas de manera etológica, mediante un gobierno que sea capaz de aplicar un plan de educación popular para crear nuevas costumbres y formar de esa manera los ciudadanos que se requieren para constituir la república.

Sin embargo, Rodríguez  argumenta que es imposible erradicar de la mente del populacho las arraigadas costumbres y opiniones, debido al largo tiempo de múltiples generaciones en las cuales se han formado, creando una predisposición desde la propia niñez para repetir el esquema social que ya conocen y las ideas que lo respaldan, y que la única forma de erradicar dichas costumbres y opiniones, es que los niños que vienen naciendo sean formados de manera aislada de las viejas generaciones para que no puedan “inficionarse” con lo viejo, aprovechando la cualidad de la niñez argumentada por John Locke, de que nacen con la mente en blanco, o tábula rasa, de tal manera que son solamente los niños quienes pueden formarse de manera etológica.

  Segundo: Para poder llevar adelante un plan de educación popular que sea capaz de reformar etológicamente las costumbres sociales a partir de la niñez, se requiere una organización especial de la sociedad en colonias de niños, colonias de adultos y milicia, fuera de los poblados ya existentes, para poder garantizar la separación de las nuevas generaciones de la influencia dañina de las arraigadas costumbres y opiniones que ya existen en las viejas generaciones. Es lo que Rodríguez denominó como colonizar el país con sus propios habitantes.

Los niños comenzarían su formación desde muy temprana edad en las colonias de niños, donde permanecerían aislados del resto de la población en una especie de vida comunitaria, a la manera de los niños que recibían la agogé en la antigua Esparta, pero sin los rigores de la vida militar. Allí permanecerían hasta la edad adulta y hasta formarse como ciudadanos activos, recibiendo el plan de educación popular para obtener preparación para vida individual y social.

Al salir de las colonias de niños pasarían a las colonias de adultos, donde pondrían en práctica todo lo aprendido, desarrollando allí un plan de industrialización del país mediante nuevos principios de vida y de producción basados en el interés general, al cual debe adaptarse el interés individual de cada uno de los nuevos ciudadanos.

  Por otro lado, en caso de no querer pasar al ejercicio de la vida civil en las colonias de adultos, los nuevos ciudadanos pueden escoger su incorporación a las milicias, el cual es en cuerpo militar-ciudadano que guarda similitud con los hoplitas de la antigua recia, debido a que no son propiamente militares o soldados profesionales, sino ciudadanos con entrenamiento para la actividad militar. La función de estas milicias sería la defensa ciudadana de las colonias, y pasar a formar parte de la defensa de la nación cuando así sea requerido por las autoridades centrales.

El mencionado plan de educación popular que se estaría aplicando de manera privilegia a la niñez en las colonias de niños, también debe aplicarse en los poblados ya existentes, a la población en general, mediante diversas estrategias educativas, pero también debe aplicarse en las escuelas ya existentes privilegiadamente a todos los niños de los poblados que no hayan podido ser incorporados a las colonias. 

Tercero: Se concluye que, para poder llevar adelante las ideas anteriores, se requiere que la república se organice en varias fases o etapas, pues resulta imposible constituir de una vez la definitiva sociedad republicana, debido a la inexistencia de ciudadanos, quienes deben ser formados mediante la aplicación del el plan de educación popular tanto en las colonias como los poblados ya existentes.

Para ello se requiere de una primera etapa de la república, en la cual se constituya un gobierno etológico, con las características de ser provisional, vitalicio y hereditario, el cual ejercería sus funciones mediante un tiempo indeterminado durante el cual se estaría aplicando el plan de educación popular.

Una vez formalmente constituido dicho gobierno vitalicio y hereditario, arrancaría la segunda etapa de la república, la cual consistiría precisamente del período histórico durante el cual todos los individuos sin excepción deben formarse desde la niñez como ciudadanos activos, y hasta que todos estén formados, y que  de manera natural hayan  desaparecido todas las viejas generaciones portadoras de las antiguas y arraigadas costumbres y opiniones.

Finalmente, a partir del momento  en el cual ya todos los individuos estén formados como ciudadanos activos, esto es, que sepan lo que es vivir con deberes y derechos en sociedad,  comenzaría la definitiva y tercera fase de la república, pues se comenzaría a transmitir todo el poder a los nuevos ciudadanos activos, para la constitución pacífica y sin revoluciones de la nueva sociedad republicana.

Cuarto: Se concluye que durante la segunda etapa de la república, dedicada de manera especial a la educación popular, existirá una estructura especial de gobierno con poderes absolutos y centralizados, con potestades suficientes para instaurar tanto la estructura social provisional para llevar adelante el plan de educación popular, como para enfrentar las posibles reacciones de las viejas generaciones que pudieran pretender el regreso a las viejas formas de vida, por casusa de las arraigadas costumbres y opiniones.

Existiría especialmente un nuevo poder denominado cuarto poder o poder moral, el cual sería el órgano del poder público encargado de reformar las costumbres y llevar adelante el plan de educación popular. Este órgano tendría características semejantes a las antiguas instituciones del areópago de Atenas, los éforos de Esparta y los censores de Roma, de acuerdo a lo argumentado por Simón Bolívar en diversos documentos, tales como el Discurso ante el Congreso de Angostura, y otros.

Quinto: Se concluye que para el logro de todos los objetivos planteados en el proyecto de república de Simón Rodríguez, debe aplicarse de manera efectiva el plan de educación popular, con un contenido que no consta en ninguna parte específica de las obras de nuestro filósofo caraqueño, sino que hay obtenerlo a manera de síntesis, después de haber analizado toda su obra, entresacando en diversas partes lo que propone en calidad de filósofo educador de ciudadanos para la república, separándolo de todo aquello que inicialmente y a lo largo de su vida predicó como maestro para educación de niños en las escuelas en su función de pedagogo.

De la síntesis antes mencionada se obtiene que el plan de educación popular consiste al menos de tres componentes o partes integrantes: un componente de instrucción o formación para la vida individual; un componente para la educación o formación para la vida social; y un componente para  la realización del individuo en la vida social.

De esta manera, el componente de instrucción individual quedaría integrado por la instrucción corporal, la instrucción técnica y científica, y la destinación a ejercicios útiles desde la infancia, cuyo objetivo sería hacer una nación prudente, fuerte, experta y pensadora.

Igualmente, el componente de educación social estaría compuesto a su vez por la instrucción social, la conciliación de los intereses particulares con el interés general y la aspiración fundada a la propiedad. De esa forma, la instrucción social estaría integrada por diversos entrenamientos específicos que llevarían a la formación de las nuevas costumbres sociales por su repetición constante en la vida diaria de los niños hasta su madurez. Aprenderían igualmente que sólo es posible la existencia de su interés particular, en la medida en que este concuerde con el interés general, de todos los miembros de la sociedad.

Respecto a la aspiración fundada a la propiedad, se concluye que esta aspiración sólo tendría cabida de manera colectiva dentro de las colonias, y finalmente dentro de toda la sociedad, mediante la eliminación de las herencias, privilegios y usurpaciones, en una especie de propiedad comunitaria, muy parecida a las planteadas en las tesis socialistas del siglo XX.

Finalmente, se concluye que los individuos se prepararían para realizarse socialmente mediante la participación activa de los individuos en las cosas públicas y que formen parten del tejido social.

Recomendaciones.

La recomendación no puede ser otra que continuar estudiando, profundizando y sistematizando desde el punto de vista académico, las ideas de nuestro filósofo caraqueño del siglo XIX. Toda sociedad se merece el estudio y ampliación de las ideas de aquellas personas que se dedicaron a pensarla, que dedicaron su vida a imaginar y luchar por una forma de llevar adelante y a buen término la vida de toda una sociedad, aun cuando uno pudiera no estar totalmente de acuerdo con sus ideas.

Del estudio de Rodríguez creo que quedan más cabos sueltos que los pocos que uno haya podido atar con su modesto esfuerzo; pienso que se requiere un esfuerzo más en serio de toda la comunidad académica filosófica venezolana, por el estudio de nuestros propios filósofos, como una contribución a la construcción de nuestra propia identidad como nación, y en la búsqueda del proyecto de república que de común acuerdo nos toque llevar adelante.

En ese sentido, Rodríguez es una voz más que clama en el desierto, se deja sentir su angustia ciudadana al proclamar que hay que copiar lo que sea factible de las demás sociedades y filosofías, y para aquello que no podamos entonces hay que inventar. Procedamos entonces a los inventos.

En la idea personal de este investigador quedaron pendientes muchos cabos sueltos en este trabajo; de inicio, la propia idea del estudio de las costumbres desde el punto de vista etológico, y no solamente ético. Queda la impresión de que apenas se ha tocado levemente este filón de investigación y es mucho más lo que queda por explorar y desarrollar.

Igualmente, queda mucho que explorar acerca de la posible forma de enseñanza mediante las colonias de niños; acerca del plan de industrialización del país a partir de una fuerte instrucción técnica y artesanal de toda la población desde la primera escuela, de tal forma que la educación primaria produzca artesanos y la educación media produzca técnicos en diferentes áreas del conocimiento, y no solamente una dudosa cultura general.

     Además, queda por explorar que tipo de gobierno provisional sería el aplicable como primera etapa del plan de república, dado el hecho de que ya no están los militares libertadores del proceso de independencia como los pretendidos únicos capaces de tomar las riendas del poder, mientras se lleva adelante el plan de educación popular.

En definitiva, queda mucho por investigar en la filosofía de Simón Rodríguez, y la recomendación es seguir haciéndolo. Fin.

 

 

 

 

 

 

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