Tesis de Grado de Magister en Filosofia - LA FILOSOFIA DE SIMON RODRIGUEZ - Conclusiones.
CONCLUSIONES
La
presente investigación trató acerca de La
infancia en la filosofía de Simón Rodríguez, como edad privilegiada para la
construcción de la República, la cual se dividió en tres capítulos: el
primero relacionado con el papel que
asigna Rodríguez a la infancia en su proyecto de república; el segundo,
relacionado con la manera cómo concibe Simón Rodríguez la formación de
ciudadanos a partir de la infancia; y finalmente, en el tercero, se desarrolla
el plan de educación popular para la formación de ciudadanos.
Conclusiones del Capítulo
I.
En el primer capítulo, que trata acerca del papel que asigna Simón Rodríguez a la
infancia en su proyecto de república, se desarrollaron tres puntos que
permitieron conocer los antecedentes históricos y el estado actual del tema
bajo estudio, comprendiendo el primer punto la idea de infancia en Simón
Rodríguez y todo lo relacionado con la
educación como individuos y como ciudadanos; el segundo punto trató acerca de
la idea de república en general y en Simón Rodríguez en particular; finalmente
el tercer punto trató acerca de las diferentes fases que pueden apreciarse en
el proyecto de republica de Rodríguez, haciendo énfasis en el papel que juega
la infancia en cada fase.
En
el primer punto del primer capítulo se exploraron los conceptos e ideas
introductorias relacionados con la
investigación, tales como la definición
histórica de infancia y niñez, las costumbres, los conceptos actuales de niñez
y crianza, la educación escolar y la formación de ciudadanos así como la idea
de república.
Igualmente
se exploró la idea de la formación de los niños como futuros ciudadanos
republicanos, el enfoque de filosofía de las costumbres en Simón Rodríguez,
comprendiendo en el mismo el problema ético de dar formación política a la
niñez; también se abordó la formación de los nuevos maestros republicanos, la
visión futurista de la ideas de Rodríguez, en la cual se enfoca la
imposibilidad de llevar a cabo su proyecto en su propia época, dado el estado
de infancia social en que se encontraba la población, y concluye Rodríguez que
de tal estado era posible salir mediante el proyecto de la educación ilustrada,
especialmente adaptado a las condiciones de la América española recién
libertada del colonialismo español.
De
este primer punto se pudo concluir que la infancia es una etapa del desarrollo
humano que no estuvo bien diferenciada por la humanidad sino a partir del siglo
XVII, tal como se desprende de los estudios realizados principalmente por
Phillippe Ariés, entre otros.
Respecto a las costumbres en la infancia se
verificó que Lloyd De Mause afirma que el trato a la infancia ha cambiado a lo
largo de la historia, y que su evolución ha estado relacionada con el
acercamiento entre los padres y los hijos, en las cuales prevalecen ciertas
costumbres si se continúan transmitiendo
de generación en generación.
Dichas
ideas concuerdan con la teoría etológica de Simón Rodríguez, en el aspecto de
que la sociedad transmite a los niños las arraigadas costumbres y opiniones,
pero si se logra que al menos una generación sea formada sin estar expuesta a
las costumbres de la generación anterior, entonces pueden ser reformadas todas
las costumbres, dado el hecho de que los niños nacen con la mente en blanco,
sin ninguna costumbre, tal como lo afirmaba John Locke.
Se
concluye entonces que, en la crianza y educación propuesta por Rodríguez para
formar ciudadanos, se requieren que los niños sean separados de la influencia
nociva de las costumbres que pueden transmitir sus padres y los demás adultos,
y así se concibe que el plan de educación popular, llevado a cabo por el Estado
como maestro, se realice fuera de la influencia de la generación anterior, bien
sea en colonias de niños o en escuelas. En este aspecto se concluye igualmente
la existencia del posible riesgo de que los niños sean adoctrinados en torno a
un proyecto político específico, en vez de ser formados como ciudadanos
integrales.
Se
concluyó igualmente que Rodríguez concebía su proyecto de manera futurista,
pues en su época no existían las condiciones para llevarlo adelante por la
inexistencia de ciudadanos y la falta de respaldo político para emprender su
formación, por eso lo que más le importaba era dejar sus ideas escritas para
futuras generaciones.
Respecto al papel de la infancia, se
concluye que cumple un papel fundamental, en el sentido de que constituye el
fundamento sobre el cual se construirá todo el proyecto, dado el hecho de que
nacen con la mente en blanco y sobre ellos se construirá todo el nuevo conjunto
de costumbres sociales requeridos para el funcionamiento de la nueva sociedad
republicana.
Respecto
al papel de la ilustración en la educación de la niñez, se concluye que no
basta saber pensar por sí mismo, como lo planteaba Kant en su famoso artículo
sobre la ilustración, sino que además se debía pensar socialmente, para salir
de la minoridad social.
Respecto
al segundo punto del primer capítulo, se concluye que la idea de república en
Simón Rodríguez es diferente a la que estaba vigente en su época en la mayoría
de los autores, pues se pensaba en la república como el gobierno de las leyes y
en la separación de poderes, mientras que Rodríguez pensaba no sólo en la idea
de república, sino en Sociedad
Republicana, “que se compone de hombres INTIMAMENTE UNIDOS, por un común
sentir de lo que conviene a TODOS, -viendo cada uno en lo que hace por
conveniencia propia, una parte de la conveniencia JENERAL”.
Para
llevar adelante su proyecto se plantea Rodríguez varias etapas, pues dado el
hecho de la carencia de ciudadanos, se requiere constituir primero que todo una
especie de república provisional, cuyo objetivo sería generar las condiciones
para llevar adelante el plan de educación popular, para formar los ciudadanos
que requieren en la república definitiva. Para esta primera fase, se plantea
Rodríguez la creación de un gobierno
provisional vitalicio y hereditario, tal como igualmente lo planteó Simón Bolívar
en diferentes escritos que se analizaron.
Una
vez formalmente constituido dicho gobierno provisional vitalicio y hereditario
como primera fase, comenzaría a correr la segunda etapa de la república, en la
cual se estaría llevando a cabo el plan de educación popular propiamente dicho,
y esta forma de gobierno se mantendría hasta que se lograran todos los
objetivos de dicho plan.
En esta etapa ejercería función protagónica
especialmente el denominado Cuarto Poder
o Poder Moral, que sería el encargado de llevar adelante el plan de
educación popular y velar por la reforma de las costumbres y la moral en
general. A este nuevo órgano y las estructuras de poder que lo acompañan se le
dedicó todo el segundo capítulo y más adelante se vuelve sobre el mismo.
Consecuentemente,
una vez logrado todo lo previsto en el plan de educación popular, que se habrá
mantenido en ejecución durante un tiempo suficiente como para que toda la
población haya recibido formación como ciudadanos activos, se concluye que en
ese momento arrancaría la tercera y definitiva etapa final de la república,
cuando los ciudadanos activos tomarían las riendas del poder de manera pacífica y sin revoluciones,
terminando así la fase de gobierno vitalicio y hereditario y en su lugar
surgiría la nueva sociedad republicana.
Conclusiones del Capítulo
II.
En
el segundo capítulo se abordó el tema de cómo concibe Simón Rodríguez la etapa
de formación de ciudadanos a partir de la infancia, o segunda fase del proyecto
republicano, que es la fase en la cual se aplica a toda la población y
especialmente a la niñez, el plan de educación popular, una vez formalmente
constituido el gobierno provisional vitalicio y hereditario.
De
esa forma se desarrollaron tres puntos; en el primero se exploró el modelo
provisional de república para instaurar el plan de educación popular, con poder
absoluto centralizado, presidencia vitalicia, vicepresidencia nombrada por el
presidente y heredera de la presidencia, un senado con una cámara alta también
hereditaria y una cámara baja de representación popular y colegios electorales
que garanticen dicha representación.
Se
concluye así, que este modelo provisional de república se justifica en la idea
de que en esta etapa no existe pueblo, no hay ciudadanos con los cuales se
pueda constituir la sociedad republicana, sino populacho, constituido sobre todo por personas con costumbres y
opiniones contrarias a la idea de república, sino más bien favorables a la idea
de monarquía, por haber sido formados con dichas costumbres durante más de
trecientos años de colonialismo español.
Por
ello, todos los órganos de poder constituidos como primera etapa de la
república, sólo tienen vigencia durante esta segunda etapa, con el único de fin
de aplicar el plan de educación popular para la formación de ciudadanos, y una
vez logrados los objetivos de dicho plan, se debe traspasar de manera pacífica
y sin revoluciones todo el poder al nuevo pueblo, con ciudadanos activos recién
formados, para constituir así la tercera y definitiva etapa final de la sociedad
republicana.
Seguidamente,
en el segundo punto del segundo capítulo, se abordó el estudio del cuarto poder
o poder moral, también llamado cámara de censores, el cuál sería
específicamente el órgano del poder público encargado de llevar adelante el plan
de educación popular en esta segunda etapa de la república; se estudió así
mismo la estructura y funciones de dicho poder, su historia y filosofía, en la
cual se destaca su similitud con el areópago
de Atenas, los establecimientos de Esparta y los Censores Romanos.
Se
concluye en este punto que el cuarto poder o poder moral sería el verdadero
órgano encargado de la aplicación del gobierno etológico, planteado por Simón
Rodríguez como el gobierno de tipo absoluto encargado de reformar las viejas
costumbres y opiniones, para formar las nuevas costumbres sociales requeridas
en la futura sociedad republicana. Se concluye además que dicho órgano estaría
constituido como una especie de consejo del areópago
de Atenas, o los éforos de
Esparta, o los censores de Roma,
formado teóricamente por los ciudadanos más ilustres y respetados de la
sociedad, con poderes plenos sobre la educación, la moral ciudadana, la niñez y
todo lo relacionado con las costumbres.
Seguidamente,
en el tercer punto del Capítulo II, se abordó lo relativo a la organización de
la sociedad durante la etapa del gobierno provisional vitalicio y hereditario
para llevar adelante el plan de educación popular, y se concluyó que
efectivamente el filósofo caraqueño propone colonizar el país con los propios
habitantes, organizándose las colonias de niños o párvulos, colonias de adultos
y las milicias, donde se llevaría a cabo el plan de educación popular de manera
aislada respecto a las poblaciones tradicionales.
Este aislamiento garantiza el aspecto
etológico, es decir, que se puedan formar las nuevas costumbres en los niños,
como nuevos ciudadanos activos, sin que de ninguna manera puedan ser influidos
por las viejas y arraigadas costumbres y opiniones que aún estarían vigentes en
las poblaciones, donde aún existe el populacho.
De
estas primeras camadas de nuevos ciudadanos activos, saldrían los nuevos
maestros que se irían incorporando a las nuevas colonias, hasta que todas las
poblaciones tengan sus colonias propias, y se deduce que las poblaciones
incluso serían absorbidas por las colonias, a medida que de manera natural y
biológica vaya muriendo el viejo populacho, y sustituido igualmente de manera
natural por sus hijos, ya formados como nuevos ciudadanos activos.
Por
otra parte, se concluyó que en las poblaciones ya existentes también
continuarían funcionando las viejas escuelas, pero con nuevos maestros
especialmente formados para aplicar el plan de educación popular, quienes
también irían surgiendo a partir de las colonias. Se concluye igualmente, que
en estas poblaciones existiría el conflicto entre las nuevas costumbres que se
están formando en las escuelas, y las costumbres que existen en los hogares y en
el ambiente social en general.
Se
deduce, por lo tanto, que en virtud de tal conflicto existiría una especial
actuación del poder moral en su condición de censores, para imponer censuras y
castigos morales contra todas aquellas costumbres que pretenden ser eliminadas,
y premiar las nuevas que están surgiendo, a manera de ejemplo para los niños
que se estarían formando en ese ambiente de las escuelas en las poblaciones.
Por ello igualmente se producirían fuertes limitaciones a las potestades de
crianza de los padres, siendo igualmente supervisados por el poder moral.
Se
concluye, además, que tanto en las colonias como en las escuelas de los
poblados se estaría aplicando tanto la instrucción para la satisfacción de las
necesidades individuales, como la educación para las necesidades sociales, tal
como se profundiza en el siguiente capítulo.
Conclusiones del Capítulo
III.
En
el tercer capítulo se analizó específicamente el plan de educación popular, por
lo tanto, no constituye la parte central de nuestro estudio, pues a ello ya se
han dedicado otros autores con mucha más profundidad y amplitud, pero debíamos
abordarlo para mostrar cómo la infancia constituye parte central y privilegiada
dentro del mismo, aunque se aplique a toda la población por igual en todos los
aspectos posibles.
No
pretendemos de ninguna manera haber agotado ninguno de los temas estudiados,
sino, más bien haber mostrado algunos enfoques que permitan exploraciones
nuevas en la filosofía de nuestra maestro caraqueño, que se pudieran ahondar o
ampliar en futuras investigaciones, para ratificar o contradecir las
conclusiones provisionales a las que llegamos en este trabajo.
En
tal sentido, se concluye que en los escritos de Simón Rodríguez acerca de la
educación existe una clara diferenciación entre lo que pudiéramos llamar el Primer y Segundo Rodríguez, al comparar sus obras sobre la
educación Reflexiones sobre el estado
actual de la escuela, de 1794, y Extracto
sucinto de mi obra sobre la educación republicana, de 1849; esta
denominación la hacemos en analogía o parafraseando la denominación dada al
filósofo alemán Ludwig Wittgenstein, mutatis
mutandi, al comparar las diferencias
entre sus obras Tractatus lógico-
philosophicus¸ de 1921, e Investigaciones
filosóficas, de 1953, obra póstuma del filósofo fallecido en 1951.
Concluimos
que, sólo asumiendo la existencia de esta drástica diferencia entre un primer y segundo Rodríguez, es posible
entender con calma el Plan de Educación Popular para la construcción de
repúblicas, expuesto en segundo término en condición de filósofo político; en
contraposición a la reforma de la enseñanza escolar tradicional, expuesta en
primer término, en condición de maestro de escuela y pedagogo.
En consecuencia, para el estudio de la obra de
Simón Rodríguez hay que tener cuidado de diferenciar cuando esté hablando como
maestro de escuela-pedagogo, para enseñar su metodología escolar con miras al
mejor aprendizaje y enseñanza de las asignaturas escolares, tomando a la
educación como un fin en sí mismo, en la cual es muy prolífico, sui géneris y destacado.
Ese
maestro-pedagogo fue el primero que surgió en Simón Rodríguez, y por supuesto
esa faceta se mantuvo y evolucionó a lo largo de toda su existencia. Pero
igualmente hay que tener cuidado en diferenciar cuando esté hablando como el
Sócrates de Caracas, como el filósofo político que pretende construir
repúblicas tomando a la educación como un medio para el logro de sus fines
políticos, no como un fin en sí mismo.
Entonces,
para estudiar ambas facetas del mismo autor hay que cortar fino, como con
bisturí, cuando se están leyendo sus obras, entresacando lo que corresponde a
uno y a otro, para llegar a organizar metódicamente ambos pensamientos. Es así
como llegamos a los contenidos que pueden corresponder al Plan de Educación
Popular para construir repúblicas.
En ese sentido, se concluye que existe un
grupo de pautas o contenidos para cumplir en el mencionado Plan de Educación
Popular, entre las que pudimos destacar la
instrucción o formación para la vida individual, que comprende instrucción
corporal, instrucción técnica y científica y destinación a ejercicios útiles
desde la infancia; sin embargo, a pesar de tratarse de formación para la vida
individual, todos ellos se hacen con
miras al mejor funcionamiento de la república, para hacer una nación prudente, fuerte, experta y pensadora.
Igualmente
se destacó la existencia de la Educación
o formación para la vida social¸ la cual comprende la instrucción social
propiamente dicha, la conciliación de los intereses particulares con el interés
general y la aspiración fundada a la propiedad. Se concluye que este es el
punto más importante y vital de todo el plan de educación popular, pues es el
que específicamente provee la formación para la vida en sociedad. Queda así
separada la instrucción de la educación, según el enfoque de
Rodríguez, la primera dedicada a la preparación de la vida individual, y la
segunda para la vida social.
Finalmente
se destacó el componente de la realización
del individuo en la vida social, el cual comprende la participación activa
del individuo en las cosas públicas y que formen parte del tejido social,
concluyéndose que tal participación en el tejido social es análoga a los
tejidos de los sistemas biológicos, donde cada parte individual debe trabajar
en función de todo el organismo vivo, para garantizar la existencia de todo el
cuerpo y de cada una de sus partes.
Conclusiones generales.
Una
vez finalizado el estudio que nos propusimos acerca de la infancia en la
filosofía de Simón Rodríguez, como edad privilegia para la construcción de la
república, podemos afirmar que efectivamente se llegó a las siguientes
conclusiones generales.
Primero:
Se concluye que el papel asignado a la infancia en la filosofía de Simón
Rodríguez es fundamental y privilegiado, puesto que quedó demostrado que Rodríguez
pretende utilizar a la infancia como la piedra fundamental. Ese papel surge del
hecho de que para poder construir la república se requieren ciudadanos que
conozcan el lenguaje social, y los tales no existen, en vez de ellos lo que hay
es populacho.
Este
populacho es una categoría social que
sustituye a la idea de pueblo, por
causa de la ignorancia de lo que es vivir en sociedad con deberes y derechos y
estar afectados de la enfermedad social de las arraigadas costumbres y
opiniones. Por ello estas costumbres deben ser reformadas de manera etológica, mediante un gobierno que sea
capaz de aplicar un plan de educación popular para crear nuevas costumbres y
formar de esa manera los ciudadanos que se requieren para constituir la
república.
Sin
embargo, Rodríguez argumenta que es
imposible erradicar de la mente del populacho
las arraigadas costumbres y opiniones, debido al largo tiempo de múltiples
generaciones en las cuales se han formado, creando una predisposición desde la
propia niñez para repetir el esquema social que ya conocen y las ideas que lo
respaldan, y que la única forma de erradicar dichas costumbres y opiniones, es
que los niños que vienen naciendo sean formados de manera aislada de las viejas
generaciones para que no puedan “inficionarse” con lo viejo, aprovechando la
cualidad de la niñez argumentada por John Locke, de que nacen con la mente en blanco,
o tábula rasa, de tal manera que son
solamente los niños quienes pueden formarse de manera etológica.
Segundo: Para poder llevar adelante un
plan de educación popular que sea capaz de reformar etológicamente las
costumbres sociales a partir de la niñez, se requiere una organización especial
de la sociedad en colonias de niños, colonias de adultos y milicia, fuera de
los poblados ya existentes, para poder garantizar la separación de las nuevas
generaciones de la influencia dañina de las arraigadas costumbres y opiniones
que ya existen en las viejas generaciones. Es lo que Rodríguez denominó como colonizar el país con sus propios
habitantes.
Los
niños comenzarían su formación desde muy temprana edad en las colonias de niños, donde permanecerían
aislados del resto de la población en una especie de vida comunitaria, a la
manera de los niños que recibían la agogé
en la antigua Esparta, pero sin los rigores de la vida militar. Allí
permanecerían hasta la edad adulta y hasta formarse como ciudadanos activos,
recibiendo el plan de educación popular para obtener preparación para vida
individual y social.
Al
salir de las colonias de niños pasarían a las colonias de adultos, donde
pondrían en práctica todo lo aprendido, desarrollando allí un plan de
industrialización del país mediante nuevos principios de vida y de producción
basados en el interés general, al cual debe adaptarse el interés individual de
cada uno de los nuevos ciudadanos.
Por otro lado, en caso de no querer pasar al
ejercicio de la vida civil en las colonias de adultos, los nuevos ciudadanos
pueden escoger su incorporación a las milicias,
el cual es en cuerpo militar-ciudadano que guarda similitud con los hoplitas de la antigua recia, debido a
que no son propiamente militares o soldados profesionales, sino ciudadanos con
entrenamiento para la actividad militar. La función de estas milicias sería la
defensa ciudadana de las colonias, y pasar a formar parte de la defensa de la
nación cuando así sea requerido por las autoridades centrales.
El
mencionado plan de educación popular que se estaría aplicando de manera
privilegia a la niñez en las colonias de niños, también debe aplicarse en los
poblados ya existentes, a la población en general, mediante diversas
estrategias educativas, pero también debe aplicarse en las escuelas ya
existentes privilegiadamente a todos los niños de los poblados que no hayan
podido ser incorporados a las colonias.
Tercero:
Se concluye que, para poder llevar adelante las ideas anteriores, se requiere
que la república se organice en varias fases o etapas, pues resulta imposible
constituir de una vez la definitiva sociedad republicana, debido a la
inexistencia de ciudadanos, quienes deben ser formados mediante la aplicación
del el plan de educación popular tanto en las colonias como los poblados ya
existentes.
Para
ello se requiere de una primera etapa de la república, en la cual se constituya
un gobierno etológico, con las
características de ser provisional, vitalicio y hereditario, el cual ejercería
sus funciones mediante un tiempo indeterminado durante el cual se estaría
aplicando el plan de educación popular.
Una
vez formalmente constituido dicho gobierno vitalicio y hereditario, arrancaría la
segunda etapa de la república, la cual consistiría precisamente del período
histórico durante el cual todos los individuos sin excepción deben formarse
desde la niñez como ciudadanos activos, y hasta que todos estén formados, y
que de manera natural hayan desaparecido todas las viejas generaciones
portadoras de las antiguas y arraigadas costumbres y opiniones.
Finalmente,
a partir del momento en el cual ya todos
los individuos estén formados como ciudadanos activos, esto es, que sepan lo
que es vivir con deberes y derechos en sociedad, comenzaría la definitiva y tercera fase de la
república, pues se comenzaría a transmitir todo el poder a los nuevos
ciudadanos activos, para la constitución pacífica y sin revoluciones de la
nueva sociedad republicana.
Cuarto:
Se concluye que durante la segunda etapa de la república, dedicada de manera
especial a la educación popular, existirá una estructura especial de gobierno
con poderes absolutos y centralizados, con potestades suficientes para instaurar
tanto la estructura social provisional para llevar adelante el plan de
educación popular, como para enfrentar las posibles reacciones de las viejas
generaciones que pudieran pretender el regreso a las viejas formas de vida, por
casusa de las arraigadas costumbres y opiniones.
Existiría
especialmente un nuevo poder denominado cuarto
poder o poder moral, el cual sería el órgano del poder público encargado de
reformar las costumbres y llevar adelante el plan de educación popular. Este
órgano tendría características semejantes a las antiguas instituciones del areópago de Atenas, los éforos de Esparta y los censores de Roma, de acuerdo a lo
argumentado por Simón Bolívar en diversos documentos, tales como el Discurso ante el Congreso de Angostura, y
otros.
Quinto:
Se concluye que para el logro de todos los objetivos planteados en el proyecto
de república de Simón Rodríguez, debe aplicarse de manera efectiva el plan de
educación popular, con un contenido que no consta en ninguna parte específica
de las obras de nuestro filósofo caraqueño, sino que hay obtenerlo a manera de
síntesis, después de haber analizado toda su obra, entresacando en diversas
partes lo que propone en calidad de filósofo educador de ciudadanos para la
república, separándolo de todo aquello que inicialmente y a lo largo de su vida
predicó como maestro para educación de niños en las escuelas en su función de
pedagogo.
De
la síntesis antes mencionada se obtiene que el plan de educación popular
consiste al menos de tres componentes o partes integrantes: un componente de
instrucción o formación para la vida individual; un componente para la
educación o formación para la vida social; y un componente para la realización del individuo en la vida
social.
De
esta manera, el componente de instrucción individual quedaría integrado por la
instrucción corporal, la instrucción técnica y científica, y la destinación a
ejercicios útiles desde la infancia, cuyo objetivo sería hacer una nación prudente,
fuerte, experta y pensadora.
Igualmente,
el componente de educación social estaría compuesto a su vez por la instrucción
social, la conciliación de los intereses particulares con el interés general y
la aspiración fundada a la propiedad. De esa forma, la instrucción social
estaría integrada por diversos entrenamientos específicos que llevarían a la
formación de las nuevas costumbres sociales por su repetición constante en la
vida diaria de los niños hasta su madurez. Aprenderían igualmente que sólo es
posible la existencia de su interés particular, en la medida en que este
concuerde con el interés general, de todos los miembros de la sociedad.
Respecto
a la aspiración fundada a la propiedad, se concluye que esta aspiración sólo
tendría cabida de manera colectiva dentro de las colonias, y finalmente dentro
de toda la sociedad, mediante la eliminación de las herencias, privilegios y
usurpaciones, en una especie de propiedad comunitaria, muy parecida a las
planteadas en las tesis socialistas del siglo XX.
Finalmente,
se concluye que los individuos se prepararían para realizarse socialmente
mediante la participación activa de los individuos en las cosas públicas y que
formen parten del tejido social.
Recomendaciones.
La
recomendación no puede ser otra que continuar estudiando, profundizando y
sistematizando desde el punto de vista académico, las ideas de nuestro filósofo
caraqueño del siglo XIX. Toda sociedad se merece el estudio y ampliación de las
ideas de aquellas personas que se dedicaron a pensarla, que dedicaron su vida a
imaginar y luchar por una forma de llevar adelante y a buen término la vida de
toda una sociedad, aun cuando uno pudiera no estar totalmente de acuerdo con
sus ideas.
Del
estudio de Rodríguez creo que quedan más cabos sueltos que los pocos que uno
haya podido atar con su modesto esfuerzo; pienso que se requiere un esfuerzo
más en serio de toda la comunidad académica filosófica venezolana, por el
estudio de nuestros propios filósofos, como una contribución a la construcción
de nuestra propia identidad como nación, y en la búsqueda del proyecto de
república que de común acuerdo nos toque llevar adelante.
En
ese sentido, Rodríguez es una voz más que clama en el desierto, se deja sentir
su angustia ciudadana al proclamar que hay que copiar lo que sea factible de
las demás sociedades y filosofías, y para aquello que no podamos entonces hay
que inventar. Procedamos entonces a los inventos.
En
la idea personal de este investigador quedaron pendientes muchos cabos sueltos
en este trabajo; de inicio, la propia idea del estudio de las costumbres desde
el punto de vista etológico, y no
solamente ético. Queda la impresión de que apenas se ha tocado levemente este
filón de investigación y es mucho más lo que queda por explorar y desarrollar.
Igualmente,
queda mucho que explorar acerca de la posible forma de enseñanza mediante las
colonias de niños; acerca del plan de industrialización del país a partir de
una fuerte instrucción técnica y artesanal de toda la población desde la
primera escuela, de tal forma que la educación primaria produzca artesanos y la educación media produzca técnicos en diferentes áreas del
conocimiento, y no solamente una dudosa cultura general.
Además,
queda por explorar que tipo de gobierno provisional sería el aplicable como
primera etapa del plan de república, dado el hecho de que ya no están los
militares libertadores del proceso de independencia como los pretendidos únicos
capaces de tomar las riendas del poder, mientras se lleva adelante el plan de
educación popular.
En
definitiva, queda mucho por investigar en la filosofía de Simón Rodríguez, y la
recomendación es seguir haciéndolo. Fin.
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